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viernes, 23 de agosto de 2013
tuico que bueno es esto
La noche es mi compañera
Cuando mi farol no alumbra
Porque el sol se queda fuera
De la galería profunda
Donde nace La-Minera.
Tempranito me levanto
Como minerico bueno
Y preparo mi barreno
Mientras lo preparo canto
Y no pienso en lo que peno.
Cuando yo cobre en la mina
Te voy a comprar un refajo
Y una falda de azulina
Que te asome por debajo
Tres palmos de azulina.
Cuando Pencho Cros se muera
De luto estará La Unión
Porque en su sierra minera
Se habrá agotado el filón
De los cantes con solera.
ANÓNIMO - POPULAR
No creas que porque canto
tengo el corazón alegre;
yo soy como el pajarillo
que si no canta se muere.
Fueron los firmes puntales
del cante cartagenero
La Peñaranda y Chilares,
El Rojo el Alpargatero
y Enrique el de los Vidales
Fueron los firmes puntales
del cante cartagenero
La Peñaranda y Chilares,
El Rojo el Alpargatero
y Enrique el de los Vidales
Acaba, penita, acaba,
acaba ya de una vez,
que con el morir se acaba
la pena y el padecer.
Al salir del arrabal
le eché a mi galgo una liebre;
déjalo, que buena va;
el que la lleva la entiende
y por pies, no se me irá.
Cómo quieres que en las
olas no haya perlas a millares,
si en la orillita del mar,
te vi llorando una tarde.
Lo mejor que hay en el cante
de Levante, es Cartagena,
y si en el cante te empeñas,
escucha a la Peñaranda
cantando su malagueña.
Ni quien se acuerde de mí,
yo no tengo quien me quiera
ni quien se acuerde de mí,
que el que desgraciao nace
para qué quiere vivir.
"Si vas a San Antolín
y a la derecha te inclinas
verás en el primer camarín
a la Pastora Divina
que es vivo retrato a ti".
Los mineros son leones
que bajan enjaulados.
Trabajan en peñones,
allí mueren sepultados
dándole al rico millones“.
http://youtu.be/0uOfpI1RMKc
ESTE ES UN VIDEO DE PENCHO CROS
¿EXISTIERON ALGUNA VEZ LOS CANTES DE LAS MINAS?
(Introducción a la taranta, la cartagenera y la minera, a propósito del XLI Festival del Cante de las Minas)
Juan Vergillos
Con la taranta, la cartagenera y la minera nos alejamos de los centros cantaores tenidos
por tradicionales, introduciéndonos en una nueva geografía flamenca. Según todas
las evidencias, la taranta y la cartagenera, como la malagueña y la granaína, o
sea los llamados, precisamente por su lugar de nacimiento, cantes de levante, se
originaron por el aflamencamiento, debido a la enorme popularidad de ésta música -el flamenco- en
la segunda mitad del sigo XIX, de una serie de fandangos locales; cantes que, además, se influyeron
mutuamente. El centro geográfico de estos cantes serían las zonas mineras de Murcia (Cartagena y
La Unión), de lo cual procedería, además de por la temática de algunas de sus letras, la denominación
de cante de las minas.
Generalmente se admite la influencia de los emigrantes del este andaluz, a la busca de trabajo en
la mina, como causa de esta flamenquización. Pero lo cierto es que en las comarcas mineras
de Almería y, especialmente, de Jaén, también se canta la taranta. ¿Puede ser un efecto de
ida y vuelta? Además en Almería se canta un estilo llamado fandango de Almería, o también
taranto de Almería, que puede ser considerado como el precedente de la taranta, ya que
melódicamente es muy parecido, aunque se acompaña de un toque ajustado a compás, lo cual
le da un aire más primitivo. Algunos estudiosos del flamenco (Blas Vega, por ejemplo, o
José Luis Navarro, gran especialista en estos estilos) consideran sin embargo que el taranto
es un cante posterior : que es la proyección de la taranta al baile, ya que en el fondo se
trata de un mismo estilo, la taranta, pero con toque ajustado a compás por su mera subordinación
a la danza. De hecho las grabaciones primitivas de lo que hoy se llama taranto aparecen en disco
con el nombre de taranta, de rondeña incluso. Pero lo cierto es que la denominación actual de muchos
estilos no se impuso hasta bien entrado el siglo XX (y aún sigue siendo, a veces, problemática).
La taranta, por su parte, es un cante de estrofa similar a la malagueña y a los fandangos
locales: una cuarteta octosílaba o una quintilla. Se acompaña con toque de guitarra en tono
de mi ("por arriba" en el argot flamenco) y su interpretación es, como en la malagueña, "ad libitum",
esto es, sin un compás externo estricto, lo que da pie a un cante largo, que se presta a grandes
exhibiciones vocales, como ocurre con todos los estilos levantinos, los más elaborados del flamenco.
Debido a este grado de elaboración musical suponemos que tal estilización de los fandangos locales
la llevaron a cabo cantarores profesionales, de forma que es difícil imaginar que estoscantes de las
minas los cantaran realmente los mineros al ir o volver del trabajo, como sostiene la leyenda. Algo
parecido ocurre respecto a las letras, que, como en el resto de estilos flamencos, revelan un alto
grado de concisión y efectividad poética. De lo que no cabe duda es de que los grandes artistas que
hicieron las músicas y las letras de los cantes de las minas se inspiraron, en buena parte, en los
sentimientos y vivencias de los mineros, vivencias que muchos de estos compositores-intérpretes
habrían experimentado muy de cerca, bien en su entorno social o familiar, o en carnes propias
antes de iniciar su actividad artística, o compatibilizando en el tiempo ambas facetas. De manera
que podemos considerar legítima esta denominación de cante de las minas aunque admitiendo el carácter
legendario que dicho nombre conlleva, mitificación que no es en absoluto ajena al flamenco, como
sabemos. En todo caso el grado de composición y la fecundidad de estos cantes de las minas los alejan
definitivamente de la consideración de cantes de trabajo que de hecho tienen los cantes de labor
agrícolas (gañameras, temporeras, trilleras, pajaronas) más cercanos al folclore que al flamenco.
Algunos han propuesto la hipótesis de que la taranta procede del fandango o taranto de Almería, que
después se extendió y aclimató en las regiones mineras de Jaén y Murcia donde sería a su vez la base
de otros cantes. (Otros, como hemos dicho, opinan que el cante primitivo es la taranta).
Cantes como la cartagenera. Procedente de la taranta (en último extremo, según algunas teorías, del
taranto) representa un grado posterior de estilización, de elaboración melódica y melismática, más
alejado que la taranta de la "cadencia andaluza", y, en general, del ámbito folclórico. Su origen
habría que situarlo en la influencia de la taranta (proveniente de Almería y de Jaén, según algunos)
en canciones murcianas tradicionales, como el cante de la madrugá, dando lugar a un cante originario
(denominado cante matriz por los especialistas), llamado taranta de Cartagena, (como de hecho existe
la taranta de la Unión), que derivaría, por la acción de intérpretes profesionales, en un cante muy
estilizado: la cartagenera. Entre la nómina de estos intérpretes transformadores del cante primitivo
la tradición ha favorecido el nombre de Antonio Grau Mora, más conocido como El Rojo el Alpargatero.
La difusión de la taranta y la cartagenera murciana debió influir, a su vez, en los cantes de Almería
y de Jaén, donde se practica una taranta muy elaborada, debido, también, a la contribución de cantaores
como El Tonto Linares o Basilio. Estos cantes influyeron en algunas formas de malagueña.
En este punto debemos traer a colación el nombre egregio de Antonio Chacón, cuya impronta en todo el
cante flamenco, en especial en los estilos levantinos, es indeleble. Conocedor de los cantes murcianos
in situ por su amistad con El Rojo el Alpargatero, asume y reelabora el cante cartagenero. A él se debe
la influencia de la cartagenera en algunas malagueñas, así como una reelaboración propia, con influencia
malagueñera a su vez, de este cante.
La cartagenera suele glosar en las letras aspectos locales o biográficos de sus creadores.
Existe también un cante llamado minera que no es otra cosa sino una modalidad de taranta, casi
siempre con una interpretación más rígida. Su inspiración es dramática, centrada en la vida del
minero, de donde procede su nombre. Se considera también a El Rojo el Alpargatero su creador, aunque
sus definidores actuales han sido Antonio Piñana, Pencho Cros y Encarnación Fernández.
La gran bailaora catalana Carmen Amaya coreografió en los años cuarenta, en Nueva York el
taranto, aunque con el nombre de zambra por rondeñas, introduciendo de esta manera dicho estilo
entre los bailes flamencos, dentro de los cuales es hoy uno de las más populares. Otros tratadistas
(como el mencionado Blas Vega, por ejemplo) atribuyen la creación de este baile a Rosario, dando por
cierto lo declarado por ella misma en su autobiografía.
Juan Vergillos
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