La ciudad efímera
Yo no voy a mentir, a mi el único hielo que me gusta es el de mis Tonics,
aunque admito que en esta ocasión no me importaría pasar un poco de para
poder ver este lugar en persona. Construir una ciudad de hielo es un trabajo de
chinos, literalmente.
¿Y qué se puede hacer en el norte de China durante los meses de invierno con
temperaturas de entre 20 y 40 grados bajo cero? A parte de procrear y
multiplicarse, un buen día a algún buen señor le dio por extraer unos bloques de
hielo del río Songhua, en la ciudad de Harbin, luego los talló y le dio forma y
supongo que los exhibió en la puerta de su casa para gozo de unos y envidia de
otros, que no dudaron en hacer lo mismo. Y como una cosa lleva a la otra,
pasados unos años esto acabó por convertirse en lo que ahora se conoce como
Festival internacional del hielo y la nieve de Harbin, o Festival de los
Palacios de hielo, para los más románticos.
La cosa es que aunque llevaba muño tiempo celebrándose, el festival se hizo
oficial en 1963 y desde entonces no hace más que crecer en construcciones y
participantes año a año. La enorme plaza central de la ciudad se transforma por
completo durante los tres meses que dura el tallado de las piezas de hielo, que
conforman, con su efímera arquitectura, todo tipo de palacios y construcciones
míticas. Diseminadas por otras plazas y calles de la ciudad se pueden ver otras
tantas obras magníficas, aunque de menor envergadura que las principales.
Y si de día ya impresiona, de noche ya es la leche, ya que porrocientosmil
neones lo iluminan todo cual mastodóntico club de carretera.
Aunque en el festival se dan premios a las mejores obras y a los mejores
escultores, parece ser que en la construcción puede participar el que quiera, y
allí acuden artistas de todo tipo que se reúnen todos los años para darle al
cincel.
De modo que si a alguno le ha tocado la lotería y querías hacer un viajecito
ya sabes, Harbin es la última parada del famoso Transiberiano. Bonito viaje en
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