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El día en el que Juan de Borbón se unió a Franco en la Guerra Civil
El abuelo de Felipe VI intentó unirse al bando franquista para luchar en la columna de Somosierra
05 agosto 2015
11:21
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MADRID
// Transcurrían los primeros días del golpe de estado fascista de 1936
cuando un entusiasta Borbón de 23 años pidió permiso a su padre para
unirse al bando sublevado y luchar contra la democracia que en España
había mandado a los monarcas al exilio. Los primeros días de agosto de
aquel año, Juan de Borbón
y Battenberg, abuelo del actual rey, Felipe VI, cruzaba la frontera
para luchar en la guerra civil contra el gobierno legalmente
establecido.
Los Borbones veían con buenos ojos el alzamiento contra la república. Hacía cinco años que Alfonso XIII
había tenido que publicar en ABC su carta de abdicación tras los
resultados electorales de las municipales de 1931. Su salida por
Cartagena había dejado hondas cicatrices en las regias prerrogativas
monárquicas y el golpe de estado era su oportunidad de volver al lugar
que creían que les correspondía. La juventud y el ímpetu de Juan de
Borbón hicieron que no tuviera paciencia para esperar el desenlace de la
contienda y se uniera al bando fascista para luchar contra el gobierno
democrático de la república.
Según cuenta
Jose María Zavala, la entrada a España para unirse al bando franquista
se produjo por el paso de Dantxarinea (Baztan), acompañado por el conde
de Ruiseñada y el infante José Eugenio de Baviera. El compromiso con el
bando nacional del abuelo del Felipe VI quedó patente cuando, al llegar a
Pamplona, se puso un mono azul y la boina roja carlista con un emblema
falangista en la solapa (Juan De Borbón sentía especial aprecio por las
ideas falangistas).
La idea del entonces príncipe de Asturias
era la de unirse a la columna de Somosierra. Sin embargo, cuando el
general Mola es avisado de la presencia de Juan de Borbón en Burgos, que
bajo el nombre falso de Juan López intenta alcanzar el frente de
Madrid, da la orden directa al Borbón de que abandone el país. El
general dio un aviso a navegantes: “Díganle a esos imbéciles que han
acompañado al príncipe que no les hice matar de milagro”.
El fallido intento del padre del rey Juan
Carlos para participar en la Guerra no le hizo perder la fe. Hubo un
segundo intento más institucional. El 7 de diciembre de 1937 mandó una misiva a Franco para participar de marinero en el Crucero Baleares.
Excmo. Sr. GeneralDon Francisco Franco.Mi respetado General: En forma tal vez impremeditada, cuando la guerra de España tenía sólo el carácter de una lucha interna, he intentado tomar parte en ella. Aunque me impulsaban sentimientos bien ajenos a la política, comprendo y respeto las razones que entonces movieron a las autoridades militares a impedir mi incorporación a las tropas.Actualmente, la lucha parece tomar, cada vez más, aspecto de una guerra contra enemigos exteriores, guerra en la que todos los buenos españoles de mi edad habrán podido hallar un puesto de combate. El deseo de hallarlo yo también, y en forma que aleje toda suspicacia, me mueve a someter a la benévola atención de V.E. Mi aspiración.Según noticias de prensa, se hallará pronto listo para hacerse a la mar el crucero Baleares, en el que podría prestar algún servicio útil, ya que he realizado mis estudios en la Escuela Naval Británica, he navegado dos años y medio en el crucero Enterprise de la cuarta Escuadra, he seguido luego un curso especial de artillería en el acorazado Iron Duke, y por último, antes de abandonar la Marina inglesa con la graduación de teniente de navío estuve tres meses en el destructor Winchester.Yo me incorporaría directamente al buque, me abstendría en absoluto de desembarcar en puerto alguno español, y desde luego le empeño mi palabra de que no recibiría ni aun a mis amigos personales. Yo no sé, mi General, si al escribirle así infrinjo las normas protocolarias con que es normal dirigirse a un jefe de Estado. Le ruego, en todo caso, disculpe el que confíe a su corazón de soldado este anhelo mío de servir a España al lado de mis compañeros.Con mis votos más fervientes porque Dios le ayude en la noble empresa de salvar a España, le ruego acepte el testimonio del respeto con que se reitera a sus órdenes y muy afectuosamente e.s.m.,JUAN DE BORBÓN
La efusividad con la que la familia de
Felipe VI recibió el golpe de estado de Franco llegó a los últimos día
de la Guerra Civil. El 9 de abril de 1939, Alfonso XIII envió un
telegrama al caudillo para ponerse a su disposición: “A sus órdenes,
como siempre, para cooperar en lo que de mí dependa a esta difícil
tarea, seguro de que triunfará y de que llevará a España hasta el final
por el camino de la gloria y de la grandeza que todos anhelamos”.
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