Congreso número 13, entre Blas Infante y la Internacional
El congreso número 13 de la federacion andaluza del PSOE, hoy más independiente que nunca en sus 40 años de historia, traerá mucha cola porque todo lo ocurrido y como ha sucedido apunta al principio de algo, aunque solo sea el poner nuevamente a cero un cuentakilómetros , el de Susana Díaz, a la que todo le ha salido bordado desde que perdió las primarias. La costura por lo que se ve seguirá eternamente aparcada para mañana. Cantaron el himno de Andalucía, el que heredamos de Blas Infante a través de los albaceas políticos del PSA; la Internacional hubo que cantarla fuera y por grupos de militantes descontentos. Al igual que un día Escuredo se inventó para el PSOE lo del “nacionalismo de clase”, Susana Díaz implanta por vez primera en Andalucia el modelo de “socialismo descentralizado y respondón”. De entrada no debe parecernos malo que se defienda los intereses de Andalucia, si realmente esas son las intenciones políticas de la presienta.
Procede ocuparse en un análisis de primeras impresiones del congreso deteniéndonos especialmente en detalles y sucedidos que transmiten, de entrada, una clara división interna o si prefieren distanciamiento, falta de confianza o, en términos más políticamente correctos, distintas formas de ver las cosas por el PSOE andaluz frente a su dirección federal.
Hablamos ahora concretamente de los efectos especiales empleados para la ocasión. Pasajes de una jornada en la que, por vez primera desde las primarias socialistas de mayo, se iban a ver cara a cara Pedro Sánchez y Susana Díaz, eternos rivales y enemigos para siempre. Habia pues mucho morbo político y mediático de por medio.
También iba a ser la primera vez en la historia en la que los más veteranos cronistas políticos del lugar íbamos a levantar acta de cómo se ninguneaba a todo un Secretario General del PSOE por la más importante federación del partido, la andaluza, cuya históricalealtad perruna a Ferraz fue una constante desde la recuperación misma de la democracia hasta hace solo un mes, coincidiendo con la convocatoria de este congreso, primera señal pública del distanciamiento.
Pedro Sánchez, que anunció sin pensárselo mucho que acudiría a la clausura del congreso andaluz, siendo consciente de que le recibiría un auditorio adverso que sencillamente le desprecia porque para muchísimos pone en peligro su soldada, levantó las alertas de los organizadores del congreso con el mero anuncio de su visita. Anoten la palabra desconfianza, se usa mucho en los nuevos psoes de estos tiempos.
Sánchez ya sabía que los congresillos provinciales serían a la búlgara, logrando Susana Díaz todos los delegados, el noventa y tantos por ciento de los votos, menos una treintena de delegados de la nueva mayoría federal, los sanchistas andaluces con las caras desencajadas todo el tiempo, al menos la de Gómez de Celis. En la sede regional de San Vicente, alguno llegó a creer que el guapo bajaba a Sevilla con la caló de un 30 de julio a aguarles la fiesta, restarle protagonismo y algo más a Susana Díaz, pero bajo ningún concepto estaban dispuestos a permitir que eso sucediera. Hasta ahí podíamos llegar.
PLAN PARA AISLAR A SÁNCHEZ
El plan de aislamiento de Sánchez en Sevilla se puso en marcha sin tener que esforzarse demasiado sus promotores en dar explicaciones a nadie. Todo el mundo lo tenia clarisimo. La imagen de unidad del PSOE-A, con Susana Díaz al frente, enarbolando la blanquiverde y adueñándose del patrimonio político del 28F, no se la iba a estropear Sánchez con sus tonterías y ocurrencias; el mismo Secretario General, tranquilizaban muchos sus conciencias, que había laminado semanas antes al susanismo en la dirección federal en el 39º Congreso.
Todo estaba calculado y medido pese a que, llegado el momento, podría pasar cualquier cosa. No obstante, de todas las consignas lanzadas desde el aparato regional cuentan que la más rotunda y clara fue la de no montarle, bajo ningún concepto, ninguna pajarraca(audiovisual) a quien bajaba a clausurar el Congreso. No había que alimentar el circo mediático televisivo del lunes 31 y días posteriores. Nada de gritos, ni voces, ni zapateados, ni banderolas, ni pancartas que pudiese captar una cámara o micrófono. Quien evitaba el riesgo evitaba el peligro de un espectáculo que enturbiase la segunda entronización de Susana al frente del PSOE-A. Pero sobre todo la simbólica puesta a cero de su cuentakilómetros para un segundo intento de asalto a Ferraz el día que pueda y las circunstancias se lo permitan. (Que nadie dude que lo intentará)
El momento culminante del día no iba a ser otro que la aparición en el escenario del congreso del Secretario General del PSOE Pedro Sánchez. En ese preciso instante la organización del 13º Congreso regional del PSOE-A, según han contado fuentes de la dirección federal, había impartido una orden concreta a los servicios de acceso y seguridad.
– “Cuando Pedro empiece a hablar, podéis abrir las puertas para que la gente vaya saliendo”.
Y así sucedió según testigos presenciales, con el consiguiente murmullo y ruido al fondo, algo que no captaron las cámaras oficiales en una retransmisión claramente contaminada por la tensión ambiental y las directrices políticas. Se notaba cierto miedo en la realización al retirar con rapidez rostros y expresiones que hablaban por sí mismas mientras disertaba Sánchez desde la tribuna, caras de todo tipo menos interesadas o receptivas a los mensajes.
Fuentes del sector mayoritario del PSOE, esto es leales a Pedro Sánchez, han contado a su entorno lo alucinante que supuso empezar a escuchar el boca a boca entre muchos delegados, a modo de consigna general, de que no se aplaudiese a Sánchez, “lo justo y cuando no haya más remedio” decían.
Frente al “estás en tu casa Pedro” hay que contraponer el de “no me hagas elegir entre las dos lealtades”, la frase que mejor resume el espíritu de confrontación silenciosa y gestual que ha sobrevolado esta reunión del socialismo andaluz este fin de semana.
Superada la frialdad del arranque de su discurso, los delegados no tuvieron más remedio que aplaudir de vez en cuando al SG, entre otras cosas porque el Pedro Sánchez que este domingo le habló a la militancia andaluza del PSOE en Sevilla, se puso el traje de Secretario General y no se lo quitó ni un momento; lanzó el discurso oficial del partido y prometió respeto, aunque nadie le creyera. No cayó en ninguna de las provocaciones que antes y durante el congreso le habían arrojado a su paso. Sánchez no entró al trapo y soltó un discurso de media hora que llevaba preparado y medido. Tampoco iba a dar explicaciones imposibles sobre polémicas decisiones tomadas desde la SG y que parece que han irritado sobremanera al PSOE andaluz.
DOS NO PELEAN SI UNO NO QUIERE
Primera gran conclusión: dos no pelean si uno no quiere y Sánchez no solo no quiso entrar en las posibles diferencias que les separan, sino que en todo momento se mostró elegante, solícito y agradaor con la lideresa andaluza. ‘Como muy bien ha dicho Susana’; ‘Susana lo ha dicho con claridad’; ‘comparto lo que ha dicho Susana’; ‘Tiene razón Susana’. Era difícil adivinar oyendo a Sánchez y sus reiteradas citas a su supuesta enemiga donde estaba el problema si tan de acuerdo estaban, si en todo ponía a Susana Díaz como autoridad de referencia obligada. Incluso su gestión de gobierno y sus recientes becas universitarias fue destacado en el discurso por Sánchez, por cierto manifiestamente mejorable en las formas, abusando de muletillas cansinas como el “mirad” o el ” compañeros y compañeras” en cada punto y aparte.
Solo hubo un pasaje, al inicio del discurso del SG, donde quizás podamos interpretar un mensaje con cierta carga de profundidad en clave interna de partido. Veamos.
Susana Díaz como era de esperar se ha rodeado de la historia del partido para decirle a la sociedad dos cosas. Que ella es la heredera del PSOE del 28F y que quienes hicieron posible el progreso socialista de Andalucía en estos treinta y tantos años están hoy con ella y con su proyecto. A pesar de haber sido expulsados en su día, allí estaban Chaves y Griñán, a los que el partido ha amnistiado ayer y hoy con sus ovaciones, tras haberlos condenado sin condena judicial, cuando los iban a imputar en los Eres.
Solo faltó a la cita el ex presidente Rafael Escuredo que muy importante tiene que ser el viaje al extranjero que ha esgrimido para no haber formado parte de los efectos especiales del congreso, ocupando su silla, fundamental en la historia de la lucha del Psoe por la autonomía andaluza, ayudado desde fuera por el ex ministro de UCD Manolo Clavero.
Hubiese sido un punto importante a favor de los objetivos de imagen de esta operación blanquiverde del PSOE andaluz,el que hubiese podido estar presente en primera fila el presidente que de verdad peleó a brazo partido por la autonomía andaluza, en contra del criterio entonces de Felipe González y de Alfonso Guerra, páginas ilustres del socialismo. Sí, es correcta la afirmación, cambiaron de criterio a favor de la “vía rápida del 151”, llamada popularmente como “la autonomía de primera”, y cambiaron forzados por la presión social generada tras la huelga de hambre de Escuredo en la sede de la Junta en el Pabellón Real. Gonzalez y Guerra incumplieron estratégicamente el pacto de Estado alcanzado en materia de desarrollo autonómico con la UCD. Aquella jugada, a la postre, permitiría al PSOE hacerse con el poder en Andalucía hasta nuestros días. Mal que les pese a quienes reescriben la historia según quien les pague, la verdad es que gracias al PSA de Alejandro Rojas Marcos que se inmoló sin saberlo pactando con Martin Villa y la UCD el desbloqueo del 28F, hoy puede seguir presumiendo el PSOE-A de haber logrado una “autonomía de primera” para los andaluces.
SUSANA TAMBIÉN “ARRANCA” PÁGINAS
Y es en este contexto del reconocimiento a quienes fueron los socialistas pioneros en la lucha política por la autonomía en los años 70-80, donde adquiere relevancia el rosario de nombres y apellidos que Pedro Sánchez soltó ante los delegados al congreso.
Esa lista fue la siguiente: Pepote Rodríguez de la Borbolla, Carlos Sanjuán, Manolo Chaves, Pepe Griñán, Plácido Fernández Viagas, Rafael Escuredo, Luis Yañez, Leocadio Marín, Antonio Ojeda, Pedro Aparicio, José Enrique Moratalla, Petronila Guerrero, Rosario (Rosa) Torres, Amparo Rubiales, Micaela Navarro. Y haciendo una breve pausa valorativa mencionó finalmente a Susana, seguramente para evitar suspicacias ya que en 1980 Susana era una niña con solo seis añitos. De por qué mencionó tantos nombres es difícil dar una respuesta, salvo que recordemos que a muchos de los mencionados ni siquiera han sido invitados a este congreso y algunos cuentan que por haber estado alineados con Sánchez en las primarias de mayo.
También se puede interpretar como una forma elegante pero rebuscada de recordar al personal presente, tan sensibles ahora con lo de Alfonso en la Pablo Iglesias, que todos tienen cadáveres en los armarios y que lo de “arrancar páginas” no es exclusivo del SG por haber relevado a Alfonso Guerra de la Fundación Pablo Iglesias a sus 77 años parece que llenos de vitalidad. (Por cierto, que gran presidente de la Fundación Cajasol sería Alfonso Guerra).
Quitando ese pasaje del discurso, quizás para iniciados o para los más viejos del lugar, el resto del acto concluyó aparentemente de forma correcta, aunque desde el principio se notó a un Sánchez ausente, dejándose ir y llevar, como convencido de que no era el momento ni el lugar para desenvainar la espada; él pretendía dar apariencia de querer y fomentar la unidad, el compañerismo, ejercer para todos, pese a haber actuado con el mismo sectarismo que Susana pero a nivel federal tan solo semanas antes.
BESAMANOS AGRADECIENDO EL CARGO
Fue muy llamativo el largo desfile de los nuevos miembros de la ejecutiva regional desde que Juan Espadas, como presidente del congreso, les nombraba hasta que llegaban a la mesa ampliada del politburó socialista. Hacían dos paradas, primero besos y abrazos a quien había hecho posible en su agrupación provincial el que accediera un cargo regional en el partido. La segunda estación ante Susana Díaz que se abrazaba y besaba llena de satisfacción con la inmensa mayoría de las elegidas y elegidos, especialmente cálida y cercana con los nuevos fichajes. Resultó muy evidente comprobar como muchos ni siquiera le dieron la mano a Pedro Sánchez, sentado junto a Susana en la primera fila. Creo que solo tres mujeres se atrevieron a besar al Secretario general en ese trance de acceder a la mesa: María Jesús Serrano, Micaela Navarro y la propia Susana Díaz, quizás tres de las mujeres del PSOE-A que mejor conocen lo que simboliza y representa la figura del SG para el partido que una de ellas llegó a presidir. Algunos para salir del trance, titubeantes, le daban la mano a Sánchez con una palmada, como si jugaran en una final de baloncesto celebrando una canasta.
Fuera del salón de sesiones se desarrollaban otros acontecimientos alejados de los focos mediáticos, pendientes en esos momentos solo de los discursos de Díaz y Sánchez y que tanta expectación habían levantado. Fue cuando un grupo de militantes socialistas del PSOE de Sevilla, respaldados por delegados y delegadas al congreso, intentaron acceder a la clausura con una pancarta roja en la que podía leerse algo así como el PSOE de Sevilla con Pedro. Los servicios de seguridad no permitieron la entrada a los portadores de la pancarta, protestando todos ostensiblemente y a voces. A posteriori ni siquiera se les permitió acceder sin pancarta. El incidente ha encendido las redes a lo largo del domingo por la tarde noche.