Su padre, que era bracero, desoyendo las recomendaciones del maestro y del sacerdote del pueblo para que el niño llevase a cabo sus estudios y lo puso a trabajar a la edad de diez años en las minas de Sierra Alhamilla. Conoció el arte del trovo a los doce años, al trasladarse su familia a la cuenca minera de La Unión (Murcia) en 1884; e irrumpió en este mundillo en 1889, en el Llano del Beal, a la edad de diecisiete años. Pronto se situó entre los mejores por su prodigiosa destreza para improvisar versificando, en reñida competencia con el mítico trovero murciano José María Marín. En 1890 tuvo lugar el primer encuentro de ambos improvisadores, que formarían paraje artístico célebre a partir de entonces, si bien, mal avenido con frecuencia.
Sufrió un accidente en la mina; y su padre, otro, a consecuencia del cual falleció en 1893; como su hermano Francisco, en 1902. Luchó por abandonar el duro trabajo en la mina y probó fortuna en el campo del espectáculo teatral, para lo cual viajó en 1894 a Madrid, la mayor parte del camino a pie, con el objetivo de estrenar una obra dramática propia en verso y divulgar su arte en la capital. Sin embargo, el viaje resultó desafortunado. De vuelta a La Unión, en 1895, se reconcilió con Marín. No obstante, la adversidad le rondó de nuevo: murió su novia Adela y él sufre un intento de asesinato en Balsapintada. En 1896 se casó con Juana Escudero para librar a su hermano menor del servicio militar, un año después tienen un hijo, que murió al poco, y el matrimonio acabó separándose. Realizó una gira artística con Marín por Pechina (1897), Gérgal, La Carolina y otros lugares; actuando en teatros, casinos, círculos, etc.
En mayo de 1898 se vio envuelto en un motín obrero de carácter anarquista en La Unión; denunciado por su suegra, fue prendido junto a otros setenta implicados. Durante veintinueve meses sufrió encarcelamiento en Cartagena, Murcia y San Antón; hasta que, juzgado por un tribunal militar, fue absuelto y quedó en libertad en 1900. Reanudó, entonces, sus giras y veladas. Se juntó con Josefa Marín, con la que se casaría después y con la que tendría dos hijas. Dejó la mina y abrió una taberna en La Unión. Fue elegido presidente del sindicato minero “El Despertar” en 1901. Entre1904 y 1905 ejerció la enseñanza en Mazarrón, pero volvió a La Unión en 1906. Por resultarle cada vez más insoportable aquella vida, regresa en 1909 a Pechina, donde instaura una escuela y es nombrado secretario del Ayuntamiento por unos meses, además, una compañía de aficionados le estrenó una obra. Asediado por un cacique, en 1911 se instaló en la zona minera de Las Menas (Serón) para el resto de su vida, dando por concluida su vida trovera, no así la de escritor. Trabajó de barrenero, listero y, muy pronto, de secretario.
En 1923 escribió su libro Algo de mi vida, en el que trasluce su pesimismo por el cúmulo de sinsabores sufridos. Falleció una de sus hijas y, en 1952, su esposa. Castillo, deshecho y con ochenta años, tiene aún fuerzas para escribir su Anecdotario retrospectivo Marín-Castillo (Lorca, 1994). Murió, casi repentinamente, en 1958. Sus restos descansan en el cementerio de La Loma, hoy abandonado. Escribió muchos poemas a lo largo de su vida, publicados en periódicos comoEl Pueblo, El Renacimiento, El Faro, El Pitorro y otros, del Campo de Cartagena.
Sufrió un accidente en la mina; y su padre, otro, a consecuencia del cual falleció en 1893; como su hermano Francisco, en 1902. Luchó por abandonar el duro trabajo en la mina y probó fortuna en el campo del espectáculo teatral, para lo cual viajó en 1894 a Madrid, la mayor parte del camino a pie, con el objetivo de estrenar una obra dramática propia en verso y divulgar su arte en la capital. Sin embargo, el viaje resultó desafortunado. De vuelta a La Unión, en 1895, se reconcilió con Marín. No obstante, la adversidad le rondó de nuevo: murió su novia Adela y él sufre un intento de asesinato en Balsapintada. En 1896 se casó con Juana Escudero para librar a su hermano menor del servicio militar, un año después tienen un hijo, que murió al poco, y el matrimonio acabó separándose. Realizó una gira artística con Marín por Pechina (1897), Gérgal, La Carolina y otros lugares; actuando en teatros, casinos, círculos, etc.
En mayo de 1898 se vio envuelto en un motín obrero de carácter anarquista en La Unión; denunciado por su suegra, fue prendido junto a otros setenta implicados. Durante veintinueve meses sufrió encarcelamiento en Cartagena, Murcia y San Antón; hasta que, juzgado por un tribunal militar, fue absuelto y quedó en libertad en 1900. Reanudó, entonces, sus giras y veladas. Se juntó con Josefa Marín, con la que se casaría después y con la que tendría dos hijas. Dejó la mina y abrió una taberna en La Unión. Fue elegido presidente del sindicato minero “El Despertar” en 1901. Entre1904 y 1905 ejerció la enseñanza en Mazarrón, pero volvió a La Unión en 1906. Por resultarle cada vez más insoportable aquella vida, regresa en 1909 a Pechina, donde instaura una escuela y es nombrado secretario del Ayuntamiento por unos meses, además, una compañía de aficionados le estrenó una obra. Asediado por un cacique, en 1911 se instaló en la zona minera de Las Menas (Serón) para el resto de su vida, dando por concluida su vida trovera, no así la de escritor. Trabajó de barrenero, listero y, muy pronto, de secretario.
En 1923 escribió su libro Algo de mi vida, en el que trasluce su pesimismo por el cúmulo de sinsabores sufridos. Falleció una de sus hijas y, en 1952, su esposa. Castillo, deshecho y con ochenta años, tiene aún fuerzas para escribir su Anecdotario retrospectivo Marín-Castillo (Lorca, 1994). Murió, casi repentinamente, en 1958. Sus restos descansan en el cementerio de La Loma, hoy abandonado. Escribió muchos poemas a lo largo de su vida, publicados en periódicos comoEl Pueblo, El Renacimiento, El Faro, El Pitorro y otros, del Campo de Cartagena.
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