“El Mar Menor de Murcia no volverá a ser el mismo”
Julio Más Hernández se doctoró en Biología por la Autónoma de Madrid con una tesis titulada: “El Mar Menor. Relaciones, diferencias y afinidades entre la Laguna Costera y el Mar Mediterráneo adyacente” (1994). Es investigador titular del Instituto Español de Oceanografía y dirigió, durante más de una década, el Centro Oceanográfico de Murcia, donde actualmente es asesor científico y técnico. Investigador principal en proyectos del Plan Nacional y el convocatorias europeas relacionadas con la ecología marina, intervino en la serie “La España sumergida”, de TVE, y ha participado en más de 60 campañas oceanográficas. Coordinó los informes científicos que dieron lugar a reservas marinas como las de Cabo de Palos-Islas Hormigas, Isla de Alborán, Cabo de Gata, Mar de las Calmas, en el Hierro, etc. Es experto de la OCDE en gestión integrada de la Zona Costera, y de la Comisión Europea para la Conservación de la Biodiversidad Marina.
Adelantos: –¿Qué le pasa exactamente al Mar Menor de Murcia?
Julio Más: –La situación por la que está pasando actualmente el Mar Menor es un proceso complejo y, al mismo tiempo, es fruto de una secuencia de acontecimientos que en tiempos relativamente recientes, podríamos decir los últimos 50 años, han modificado de forma sustancial el ecosistema de la laguna. La apertura del canal de El Estacio, el cambio de la agricultura de secano a un sistema de producción intensivo en el Campo de Cartagena, la urbanización masiva del litoral y otras actividades humanas, han culminado en la situación actual.
“La rambla del Albujón vierte sales de nitrógeno y fósforo, pesticidas, etc; otras ramblas vierten residuos mineros…”
–¿Qué es lo que vierte en él la rambla del Albujón?
–Para comprender papel que representa la rambla del Albujón y el resto de los cauces que vierten a la laguna salada (Alcázares, Miranda, El Miedo, El Beal, Ponce, La Carrasquilla, y otros de menor entidad), hay que entender que al fin y al cabo el Mar Menor, es el receptor final de toda la cuenca que supone el Campo de Cartagena. Concretamente la rambla del Albujón vierte fundamentalmente residuos derivados del uso agrícola como sales de nitrógeno y fósforo (que son los usados como abono) y otros productos empleados como pesticidas y el resto de los tratamientos que dicho tipo de agricultura intensiva requiere. La problemática de otras ramblas son los residuos mineros, como es el caso de la del Miedo o la de El Beal, o los aportes terrígenos procedentes de las de Ponce y La Carrasquilla.
–El aumento de urbanizaciones, de puertos deportivos, de puntos de fondeo, de depuradoras, la acuicultura… ¿qué papel han jugado en la actual situación?
–El urbanismo desordenado y masivo, la ausencia de infraestructuras complementarias para una población flotante que hace un uso intenso en verano y en otras muy pocas veces del año, han causado un daño muy importante al entorno. No se trata solamente de La Manga, aunque, sin duda, es donde se aprecian los efectos más evidentes, como ocupaciones abusivas del dominio litoral, la pérdida de los espacios libres y sus ecosistemas asociados, inmovilización del sistema dunar, etc., por no incidir en los problemas de congestión del tráfico rodado, náutico, además de otras cuestiones que esta masificación de usos provoca.
La concentración de puertos deportivos, y últimamente los sistemas de fondeo fuera de los puertos, son otro grave problema. Desde hace muchos años, se viene reclamando un Plan de Gestión Integrada de las embarcaciones para el Mar Menor. La solución no vendrá de más puntos de amarre, o de nuevos polígonos de fondeo; es preciso establecer una capacidad de carga global para esta actividad y limitar los usos, favorecer el uso de la vela o el piragüismo, y restringir otros como el de las embarcaciones a motor, las de mayor potencial de contaminación, y la promoción de marinas secas, ya que muchas de estas embarcaciones únicamente son usadas unos pocos días al año.
“El mantenimiento de las embarcaciones a motor genera una contaminación poco tenida en cuenta: productos para retrasar la colonización biológica del casco”.
Por otra parte el mantenimiento en el agua de dichas embarcaciones genera un tipo de contaminación de el que pocas veces se tiene en cuenta, que es la difusión de las sustancias que componen las patentes o sistemas de anti-fouling que se aplican en los cascos de los barcos para retrasar la colonización biológica sobre los mismos. Son sales de derivadas del Cobre o de otros productos como el Tributilo de Estaño que tienen efectos muy perniciosos sobre el ecosistema y más aún en un sistema semi-cerrado como es el Mar Menor, con un escaso intercambio de aguas entre los dos mares.
Con respecto a las depuradoras y en general al sistema de tratamiento de aguas residuales, la situación ha mejorado notablemente en los últimos años. Quizás el problema de la fluctuación de la población, muy estacional ya comentado, la necesidad de financiación para las nuevas infraestructuras y la mejora de las ya existentes, sean las carencias más notables. Hay que tener en cuenta que la calidad de las aguas para el baño en lo que se refiere a la contaminación bacteriológica, en el caso del Mar Menor se ve favorecida por su salinidad, insolación (hoy mermada por la turbidez actual) y en el verano, su alta temperatura.
“La acuicultura no puede incluirse entre los factores que alteran este ecosistema lagunar”
Con respecto a la acuicultura, no es una actividad productiva que se realice en el Mar Menor, puede causar conflictos en el polígono de San Pedro del Pinatar en el Mediterráneo y en otros lugares, pero evidentemente no puede incluirse entre los factores que están alterando este ecosistema lagunar.
–Se dice que puede haber alrededor de 1.000 desalobradoras particulares vertiendo al Mar Menor. Sean las que sean, ¿cuál es su efecto?
–Esto es una cuestión que enlaza con la primera pregunta, Murcia está en el arco más desertizado del continente europeo y con un déficit hídrico histórico. El cambio de uso de una agricultura de secano, como la tradicional del Campo de Cartagena, a otra intensiva, con varias cosechas al año, conlleva las obligadas necesidades de caudales de agua, abonos y tratamientos para las plantaciones.
“Las desalinizadoras, incontroladas durante años, han vertido fosfatos, nitritos, nitratos, herbicidas, etc”
Este déficit de caudales, a lo que hay que añadir la peculiaridad de la mala calidad de agua en origen, obligan a esta industria al uso de las desaladoras. Esta enorme proliferación de desalinizadoras, por cierto incontroladas durante años, han vertido a los cauces naturales el producto de rechazo de la desalinización, que es básicamente la consecuencia de concentrar dichas sales no solamente de cloruro sódico, sino también los fosfatos nitritos, nitratos, herbicidas, tratamientos diversos, etc., con lo que el impacto es muchísimo más elevado.
“La agricultura, modificando el suelo, favorece la entrada masiva de residuos sólidos, algunos con alto contenido en hierro”
–¿Qué otros efectos tiene la agricultura sobre la laguna salada?
Además de la contaminación de los vertidos a los cauces naturales ya comentados, hay que reseñar la transformación y roturación de los suelos. Este tipo de agricultura, para optimizar su producción, modifica el suelo, cambia las pendientes y lo planifica en función de la eficacia de su maquinaria. Esto tiene como consecuencia que todos los mecanismos de retención del suelo tradicionales, como bancales en isolínea con la pendiente, muros de contención, pedrizas, etc., se pierdan y se transformen en un territorio plano, lo que favorece la erosión y la entrada masiva de residuos sólidos en el Mar Menor. En algunos casos también con efecto contaminante, como los limos rojos (entre los Alcázares y Mar de Cristal) con altos contenidos en Hierro.
“Aún está por evaluar el efecto de los contaminantes “emergentes”: fármacos y hormonas”
–A todo esto, se suman últimamente “contaminantes emergentes”, como fármacos y hormonas.
Efectivamente, este también es un tema que preocupa a la comunidad ambiental y científica internacional. A los contaminantes “clásicos”, como los metales pesados, orgánicos, hidrocarburos, radiactivos y otros se han unido los considerados “emergentes”, cuyos efectos están aún por determinar con exactitud en el medio marino. Entre estos últimos se encuentran los fármacos y las hormonas, que cada vez se introducen en los ecosistemas naturales en mayor proporción. A lo que habría que añadir que, ni los sistemas de depuración están preparados para su tratamiento, y que parte de ellos al proceder de procesos de síntesis no naturales, tampoco los seres vivos poseen mecanismos fisiológicos o metabólicos para su eliminación.
–La apertura del Canal del Estacio para construir el puerto “Tomás Maestre”, ¿qué consecuencias ha tenido para esta laguna salada y las especies que la habitan?
–A mediados de la década de los 60, se procedió al dragado y ampliación de la encañizada de El Estacio, para hacerla navegable, y para la construcción del puerto “Tomás Maestre”, a finales de la misma. Esta iniciativa, sin duda proporcionó ventajas considerables al desarrollo turístico del entorno del Mar Menor. Sin embargo ha tenido unas consecuencias drásticas en los cambios ambientales de la laguna. Durante un proceso de siglos el aislamiento del Mar Menor con respecto al Mediterráneo, condicionó los hábitats y las especies que eran capaces de sobrevivir en él, sobre todo por su mayor salinidad en comparación con mar abierto y sus oscilaciones anuales de temperatura, mucho más acusadas que en el mediterráneo adyacente, ya que son mucho más cálidas en el verano y más bajas en la época invernal.
La igualación progresiva de estas características oceanográficas ha condicionado al sistema ecológico que colonizaba la laguna. Esas iniciales condiciones muy restrictivas, con una masa de agua de alta salinidad y con fuertes oscilaciones térmicas entre el verano y el invierno, solo permitía la vida y la reproducción de unas pocas especies. Como ejemplo, el grupo de los peces estaba dominado por un número pequeño de especies, aunque en gran abundancia como mújoles, doradas y magres. En cuanto a la vegetación submarina, los fondos en general estaban desprovistos de ella, en donde abundaban moluscos filtradores como los berberechos.
“La apertura del Canal del Estacio ha supuesto el mayor cambio ambiental para el Mar Menor”
Años después de este proceso, la diversidad en especies no sólo de peces, sino de otros grupos taxonómicos ha aumentado notablemente, aunque a excepción de la dorada, la abundancia en el número de individuos no es tan acusada como lo fue en épocas pasadas. Esos fondos inicialmente desprovistos de vegetación hoy están cubiertos en su mayor parte en la cubeta profunda por una densa pradera de un alga verde Caulerpa prolifera (conocida por los pescadores como “oreja de liebre”). Mientras que en la parte periférica de menor profundidad y mejor iluminada, quedan formaciones relictas de fanerógamas marinas.
En conclusión la apertura del canal de El Estacio, ha supuesto el mayor cambio ambiental para el Mar Menor en tiempos históricamente recientes, no sólo de sus condiciones oceanográficas, sino también de especies, hábitats y comunidades, que lo habitaban anteriormente, con respecto a las que lo hacen actualmente.
–Una única especie de medusa (Aurelia aurita) ha sido desbancada en los últimos años por otras dos procedentes del Mediterráneo. Durante años, mucha gente ha creído que las medusas eran “el” problema del Mar Menor….
–Efectivamente, antes de la citada apertura del canal de El Estacio, la única especie de medusa descrita en el Mar Menor era Aurelia aurita. Como consecuencia de la igualación de ambos mares, comentada en la pregunta anterior, determinadas especies que en las condiciones previas no podían sobrevivir en ese medio, pudieron colonizarlo. Entre ellas dos especies de medusas Rhizostoma pulmo y Cotylorhiza tuberculata, que no es que hayan desplazado a Aurelia, ya que las máximas densidades poblacionales no coinciden en el tiempo, aunque en determinadas épocas puede existir competencia por el alimento. La cuestión es que las otras dos nuevas especies, presentan la mayor abundancia de individuos durante le época estival, con la lógica interferencia para el baño. Afortunadamente no son especies con un alto poder urticante, eso unido a la protección de las playas con redes, han permitido que se pudiesen usar las playas durante estos últimos veranos, aunque evidentemente con restricciones.
“Había una sola especie de medusa en el Mar Menor; ahora, hay tres, y menos mal que una de ellas no soporta la salinidad actual”
Hay que señalar que otra especie de menor tamaño, pero con un potencial urticante mucho más altoPelagia nocticula, también ha sido detectada en el Mar Menor, pero afortunadamente no es capaz de vivir con la salinidad actual, por lo que mueren. Si esta última especie sí que hubiese sido capaz de sobrevivir en las condiciones actuales, el problema hubiese sido mucho más grave, tanto por el potencial urticante, como por su tamaño y otras circunstancias, en cuyo caso las redes actuales, con su luz de malla, no serían eficaces.
Por otra parte en estos últimos años, como consecuencia del aumento de nutrientes procedentes de la agricultura, la producción planctónica ha aumentando enormemente dentro de la laguna, provocando problemas de eutrofización generalizada, cuyo ejemplo más evidente lo tenemos este último año, con un agua turbia de color marrón o verdoso, dependiendo de las especies planctónicas dominantes. En este sentido la presencia de organismos filtradores como Rhizostoma y Cotylorhiza, colaboran a eliminar ese exceso de producción primaria (formado por organismos unicelulares del plancton, incluso de otros más pequeños como bacterias y virus), colaborando en mantener la transparencia del agua e integrando a estas pequeñas estructuras vivientes en cuerpos más grandes, como son los de las medusas, de manera que por ejemplo las redes pueden evitar que se introduzcan en las playas.
–¿Qué otras especies colonizadoras o invasoras intervienen en esta situación?
–Como ya hemos comentado, una gran cantidad de especies han sido descritas en el Mar Menor, en tiempos relativamente recientes. Hay que señalar que este no es proceso exclusivo de la laguna, aunque en su caso tiene la peculiaridad de ser el paso de ser un ecosistema restrictivo a otro más permisivo, pero que en realidad se trata de otro de los fenómenos considerados como “globales” y que en realidad afecta a todos los océanos y mares del planeta.
Como ejemplos, se pueden citar al cangrejo azul (Callinectes sapidus), originario de las costas atlánticas de América del norte y del sur y al molusco gasterópodo (Bursatella leachii), que procedente del Mar Rojo ha colonizado progresivamente las costas mediterráneas. Este último es un ejemplo de migración Lessepsiana a través del canal de Suez, lo mismo que hacen otras atravesando el Estrecho de Gibraltar. Los cambios globales y climáticos están favoreciendo estas colonizaciones e invasiones de nuevas especies en lugares donde anteriormente no existían. Peros sin duda, en el futuro aparecerán otras, y que evidentemente tendremos que estudiar y hacerles los correspondientes seguimientos, ya que a menudo entran en competencia con las especies autóctonas, desplazándolas y contribuyendo a empobrecer la biodiversidad de nuestros ecosistemas.
–Se han “regenerado” playas que nunca existieron. ¿Con qué resultados?
–Habría que comenzar por afirmar que realmente en el Mar Menor no han existido playas como tales, salvo las de la zona interna de la Manga. De hecho, o bien eran depósitos de conchíferos con algo de arena, o un límite litoral de una laguna que, poco a poco, dejaba una ribera. Es por eso que Santiago de la Ribera tiene el nombre adecuado en ese sentido y esto es generalizable a todo el resto de zonas de la laguna a excepción, ya señalada, de la parte de La Manga.
Esta cuestión tiene que ver con la geomorfología de la laguna y su futuro natural de colmatación. Lo que se conoce como “sucesión” en ecología, son los procesos por los que una laguna litoral en este caso, debido a los aportes terrígenos del continente, va perdiendo progresivamente capacidad de embalse y de profundidad. Esta entrada de material se deposita en las zonas más litorales, formando una plataforma periférica, es por eso que las zonas de baño tengan tan poca profundidad y que para alcanzar cotas más bajas haya que adentrarse mucho en el Mar Menor. Posteriormente, con la dinámica marina y meteorológica esos sedimentos se redistribuyen, alcanzando poco a poco las zonas más profundas del interior de este pequeño mar.
“Las playas artificiales, los muros y espigones aceleran y agravan un proceso natural”
La creación de playas artificiales, con su mantenimiento de playas o “arena seca”, el aporte de toneladas extra de materiales a un proceso natural de aterramiento, las barreras artificiales como muros perimétricos o los espigones perpendiculares a la línea de costa, no solo han demostrado su ineficacia, al no retener la arena, establecer zonas de estancamiento de aguas y favorecer la aparición de lodos y cienos, sino que aceleran y agravan un proceso natural. Cuyo final es en tiempos lejanos la conversión de un área en la que la predominancia de zonas terrestres gana superficie y volumen frente a otras inundadas.
–Se ha tomado alguna medida recientemente, como el “filtro verde” en la rambla del Albujón. ¿Servirán de algo?
–Como hemos comentado, el Mar Menor arrastra un problema de décadas, y las soluciones ni serán sencillas, ni únicas y tardarán en tener efectos apreciables. Los filtros verdes han minimizado el impacto del exceso de entrada de nutrientes en otros lugares y pueden ser una alternativa. Pero no exclusivamente situándolos en la marina de El Carmolí o en otras zonas periféricas de la laguna; lo ideal sería crear, además, pequeños filtros verdes en el lugar del origen del problema, como en las propias explotaciones agrícolas y usar este tratamiento como un mosaico espacialmente distribuido desde la zona de procedencia del impacto hasta el final de la cuenca.
Otro tipo de filtros verdes han sido utilizados con éxito para la eliminación de metales pesados en los suelos, por ejemplo en el caso del vertido de Boliden en Doñana, que igualmente podría emplearse en los cauces con altos contenidos en metales pesados que desembocan en el Mar Menor.
Independientemente de lo anterior, habría que encauzar todos los vertidos de pozos que no pudiesen ser tratados “in situ” mediante un sistema de conducción hidráulico, a un centro de neutralización/depuración. Nunca vertidos directamente al Mar Mediterráneo, como se ha propuesto en alguna ocasión, eso no sería más que trasladar el problema de lugar o de ecosistema.
“Nos enfrentamos a un proceso largo, caro y complejo. No hay solución a corto plazo”
Igualmente, existe tecnología, usando reactores con altas concentraciones de determinadas algas unicelulares, y el auxilio de la energía solar, para depurar también esas aguas residuales.
Desde mi punto de vista, y teniendo en cuenta la magnitud del problema, habría que aplicar una batería de medidas, complementarias unas con las otras, lo más eficaces y veloces en sus desarrollos, que de alguna forma favoreciesen la recuperación del propio ecosistema por sus propios medios, siendo conscientes de que nos enfrentamos a un proceso, largo, caro y complejo.
–Las autoridades de la Comunidad Autónoma han dicho que, para el próximo verano, el problema estará solucionado. Como científico, ¿cree que eso es posible?
–Personalmente me encantaría estar de acuerdo, pero sinceramente, como comentamos en la pregunta anterior, este problema ni es sencillo, ni tiene una solución a corto plazo. Es mi punto de vista, y por lo tanto así lo expreso, en contra de mis deseos.
Por otra parte, creo que este es un problema global de toda la sociedad, independientemente de las responsabilidades administrativas y de determinados usos de suelo, actividades económicas, etc. (es decir agricultura, urbanismo, ordenación del territorio y otros), de alguna forma todos somos parte de este problema. Y mientras la sociedad en general no lo asuma así, independientemente de las medidas que se tomen, difícilmente tendrá solución.
“Hay que decidir si apostamos por un desarrollo sostenible o mantenemos el rumbo que conduce al actual estado del Mar Menor”
Llegados a este momento, hay que hacer un análisis profundo de todo lo ocurrido, y una prospectiva adecuada, que permita no sólo establecer los mecanismos de regeneración que hacen falta en estos momentos, sino también reflexionar y decidir qué modelo de sociedad queremos para el futuro. Es decir, si apostamos por un desarrollo sostenible, con todas sus consecuencias, o mantenemos estos rumbos que nos han llevado entre otras cosa al actual estado de degradación del Mar Menor.
–De todas las cosas que se vienen barajando (pasarelas peatonales, etc) ¿qué es, a su juicio, lo que “no” hay que hacer ahora mismo en, o con el Mar Menor?
–Por empezar por la pasarela, no me parece serio que, tras una inversión económica de la propia Comunidad Autónoma de un estudio de viabilidad, encargada a las Universidades de la Región, y cuyos resultados desaconsejaban la instalación de la misma, ahora se intente modificar esa decisión, con la argumentación de una consulta popular, por cierto realizada sin las bases técnicas de una encuesta y otras deficiencias evidentes.
“Paseos marítimos, actuaciones urbanísticas, favorecer el acceso de más embarcaciones, etc, no pueden decidirse por una encuesta a una parte sesgada de la población”
Del resto de iniciativas, mi opinión sigue siendo la misma. La planificación del territorio (paseos marítimos por ejemplo), determinadas actuaciones urbanísticas (que ocurrirá con Puerto Mayor, por ejemplo), favorecer la accesibilidad de un mayor número de embarcaciones, etc., no puede decidirse por una encuesta, no reglada, y realizada a una parte sesgada de la población (la que sufre las consecuencias, o que tiene sus opiniones legítimas de mejoras que consideran que les corresponden).
La ordenación del territorio, la distribución de usos, la compatibilidad de las actividades y la conservación de un ecosistema como el Mar Menor que posee una gran cantidad de figuras de protección legal (y que hay obligación de hacerlas cumplir), no se pueden decidir con encuestas a pie de calle.
“La financiación, venga de donde venga, no puede dedicarse a inversiones como los tanques de tormenta, sino a solucionar los graves y urgentes problemas del Mar Menor”
Y, para finalizar este punto, la financiaciones de actuaciones que puedan realizarse en el Mar Menor, vengan de donde vengan, estatales, autonómicas, locales o de la UE como el ITI y otros fondos similares, no pueden dedicarse a inversiones como los tanques de tormentas, que no es lo prioritario en estos momentos, sino dirigirlos estratégicamente a solucionar los graves y urgentes problemas que tiene el Mar Menor.
–¿En qué quedará esta laguna natural cuando empiece a notarse la elevación del nivel del mar por el cambio climático?
–Es una pregunta pertinente, ya que el Mar Menor se enfrenta a otro problema futuro, que es el calentamiento del planeta y la elevación del nivel medio del mar, que afectaría, especialmente, a la laguna al ser una costa muy baja y arenosa, con lo que, en los últimos 50 años de este siglo, podría estar en verdadero peligro. Son diferentes los horizontes temporales contemplados, en función de la eficacia y de las medidas internacionales que se tomen sobre el calentamiento global (como ejemplo se calcula que una elevación de 1mm, anegaría más de 1 metro lineal de costa, con las incertidumbres anteriormente comentadas). Un informe sobre estas cuestiones de la propia Comunidad Autónoma de la Región de Murcia documenta (con datos procedentes del propio IEO) una elevación de 12 cm del nivel medio del mar por expansión térmica en las costas de la Región entre 1944 y 2010. Algunas previsiones dan aproximadamente 50 cm. de elevación de este ciclo para los últimos 50 años del siglo, lo que conllevaría una regresión previsible del litoral en ambos sentidos de La Manga de más de 20 metros.
Con los efectos del cambio climático, el mar Mediterráneo podría romper la barrera que separa a ambos mares y el Mar Menor pasaría a ser una bahía, dejando de ser la laguna salada que conocemos con sus peculiares características y su relativo aislamiento, para intercambiar aguas, igualándose sus condiciones físico-químicas como temperatura y salinidad, y sus especies asociadas a las del Mediterráneo.
“En 1980, el Instituto Español de Oceanografía señaló los efectos que la agricultura tendría sobre la laguna”
Bien, sobre eso quería hacer una reflexión casi histórica. En 1980 el Instituto Español de Oceanografía (IEO), en su Centro de San Pedro Pinatar, organizó las Iª Jornadas sobre el Mar Menor, inauguradas por el entonces Presidente del Consejo Regional de Murcia (todavía no teníamos Estatuto de Autonomía) en la que ya se señalaban y se preveían los efectos que la agricultura tendría sobre la laguna. De esto han pasado 36 años, lo que no debemos de hacer es que si el horizonte de los problemas del cambio climático está 50 años por delante, los dejemos pasar como nos ha ocurrido con los problemas que nos ocupan actualmente.
“Yo eliminaría los vertidos y otras agresiones, y no trasladaría el problema a otro lugar vertiendo excedentes y residuos al Mediterráneo”
–Si las decisiones dependieran de usted, ¿por dónde empezaría?
–Por supuesto, la eliminación de los vertidos y del resto de agresiones ambientales que está sufriendo el Mar Menor, con un planteamiento integral de la cuenca, y no trasladando el problema de lugar, por ejemplo vertiendo los excedentes y residuos al Mediterráneo.
Entre las medidas a tomar, considero imprescindible, el vertido cero, ni ramblas, acequias y con pluviales con el máximo tratamiento, ya que no debería llegar ningún aporte externo al Mar Menor, salvo los producidos por las lluvias, pero intentando minimizar su impacto. Canalizar los residuos de las desalinizadoras a través de conducciones para que sean derivados nunca en el Mar Menor, y que pudiesen ser eliminados mediante los tratamientos adecuados, que ciertamente ya existen. Poner en marcha los filtros verdes, pero con un tratamiento integral, en las fuentes de contaminación de origen, que serían las fincas de cultivo, absorbiendo los excesos de nutrientes donde se están produciendo, además de las situadas en los mismos márgenes del Mar Menor, como en la marina de el Carmolí. Estudiar otras posibilidades de depuración a través de otras especies vegetales que son capaces de absorber los metales pesados del sedimento (ya usados en el caso de los lodos de Doñana), así como otras alternativas que nos ofrece la actual tecnología (por ejemplo el uso de tratamiento de aguas con reactores de absorción de contaminantes a través del fitoplancton y de la luz solar).
Una serie de medidas que se deben hacer de forma conjunta, tratando al Mar Menor como un ecosistema integral y lo antes posible, de tal forma que el propio Mar Menor absorbiese el exceso de nutrientes que tiene, recuperara la transparencia y comenzase un proceso de regeneración, como el que en otras ocasiones ha sido capaz de efectuar.
“El Mar Menor precisa urgentemente un sistema de monitoring y un órgano de gestión que analice rápidamente resultados para actuar en consecuencia”
–¿Y por dónde terminaría?
–Una vez puestas en marcha estas medidas urgentes, es preciso organizar un órgano de gestión único, consensuado con las diferentes administraciones, actividades industriales, expertos, etc., que diseñen un programa de futuro integral, incluyendo los modelos urbanísticos, usos agrícolas, actividades náuticas, turísticas y la incorporación de los propios usuarios a este tipo de decisiones, que evidentemente deben de estar incorporados al proceso.
A todo esto hay que añadir, que dada la situación en que se encuentra el Mar Menor, precisa, necesita urgentemente un sistema de monitoring, lo más completo posible, consolidado de forma administrativa, científica y económica, con la periodicidad adecuada y con un órgano de gestión que analice rápidamente dichos resultados, lo que le permita actuar en consecuencia.
“Europa tiene que hacer cumplir la legalidad y aprobar y hacer efectivo el Plan de Gestión Integral del Mar Menor”.
–¿Qué podría y debería hacer Europa en todo esto?
–Básicamente, hacer cumplir las fórmulas legales que las diferentes figuras legislativas tiene el Mar Menor, con eso sería suficiente. Hay que recordar que el entorno y la comarca del Mar Menor está incluida en la Directiva de Hábitats, algunos de ellos prioritarios como el 1150 (lagunas costeras, considerado como Muy Raro). Existen otras figuras como los LIC’s (Lugares de Interés Comunitario, algunos ya transformados en ZEC, Zonas de Especial Conservación), ZEPAS (Zonas de Especial Conservación Para las Aves), Espacios Naturales, y también reconocido como Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM). A los que habría que añadir la reserva marina de interés pesquero de Cabo de Palos-Islas Hormigas y la recién declarada ZEC de los Valles Submarinos del Escarpe de Mazarrón.
También sería obligado completar los compromisos que establece la Directiva Marco del Agua (DMA), la Ley de Conservación del Medio Marino, transposición a la legislación española de las Estrategias Marinas, la Directiva 91/676/CEE de 12 de diciembre relativa a la protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos procedentes de fuentes agrarias, o la Directiva 91/271/ CEE de 21 de mayo, sobre tratamiento de aguas residuales urbanas.
Y, por último, aprobar y hacer efectivo el Plan de Gestión Integral del Mar Menor, que incluyese el sistema de monitoring al que se hacía referencia en la pregunta anterior.
–Hoy por hoy, ¿se puede decir que el Mar Menor está agonizando?
–Es una pregunta complicada. Personalmente, llevo más de 40 años trabajando en uno u otros aspectos relacionados con el Mar Menor, y lo cierto es que lo hemos visto en situaciones delicadas más de una vez, pero también puedo asegurar, que como en esta ocasión, nunca.
Es cierto que el Mar Menor, en esas situaciones difíciles, este ecosistema ha sido capaz de recuperar su “resiliencia”, término procedente de la física, que según define la Real Academia: “Se trata de la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.En este sentido, es curioso que este comportamiento parezca más bien el de un individuo que el de un ecosistema complejo, pero hay que añadir que este mismo concepto se usa habitualmente en psicología o psiquiatría.
“El Mar Menor del futuro no será el que hemos conocido hasta ahora”
Como conclusión, y teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, creo que nos encontramos ante el horizonte más difícil de los que nosotros hemos vivido, aunque confío en que con las ayudas y las medidas necesarias, su recuperación, aunque exija un largo lapso de tiempo, sea posible. De todas formas da la impresión que el Mar Menor del futuro, no será exactamente igual al que hemos conocido hasta el momento.
“Es el momento de proteger el Mar Menor, de revisar la Ordenación del Territorio y los sistemas productivos para que sean compatibles”
–¿Por qué es tan interesante, científicamente hablando, el Mar Menor de Murcia ?
–El Mar Menor es un ecosistema complejo, es el fondo de una cubeta geológica, el Campo de Cartagena, al que le están entrando gran cantidad de elementos de distintos frentes a través de las ramblas o de la contaminación de los acuíferos. Un proceso al que no se le han puesto limitaciones ni soluciones, de hecho la agricultura ha ido incrementando, por ejemplo, su actividad, por lo que, en mi opinión, y teniendo en cuenta su estado actual y los problemas ambientales que presenta, es el momento de reflexionar, de proteger el Mar Menor bajo una serie de figuras reales y efectivas, de revisar la Ordenación del Territorio y de sus sistemas productivos, de manera que unos sean compatibles con los otros.
“Pueden verse afectados el turismo, el ocio, la pesca, el baño, la gastronomía….”
Pues de seguir así, el estado de la laguna puede afectar seriamente al turismo, al ocio, a la gastronomía, a la pesca y por supuesto al propio ecosistema, con lo que las condiciones del Mar Menor pueden pasar a ser mucho menos aceptables para actividades como el baño o el turismo en general, descendiendo en un porcentaje muy alto, como se observa especialmente en esta temporada.
“Nunca antes habíamos visto al Mar Menor en una situación tan extrema”
Así, la propuesta es intentar recuperar su equilibrio, pues estamos llegando prácticamente al límite, ya que va a ser un problema de tiempo, a pesar de ello, confío en la restauración del Mar Menor, que siempre ha sido capaz de regenerarse después de estados de estrés ambiental. Aunque es cierto que nunca antes lo habíamos visto en una situación tan extrema como en su estado actual.
Muy interesante,muy completo. De lo mejor que he leído sobre el tema. Conozco el Mar Menor desde hace unos 30 años, y la verdad es que es una pena cómo está ahora. ¡Y pensan que hace no mucho estaba repleto de caballitos de mar! Desgraciadamente en Murcia a los políticos les importa un pepino la ecología. Es de vergüenza.
ResponderEliminarHola, El Blog de Tuico. Somos Paco López y Diego Muñoz, artífices de “Adelantos”, la revista digital de donde has tomado, sin permiso, la entrevista con Julio Mas sobre el Mar Menor de Murcia. Celebramos que te haya gustado tanto como para ponerla ahí. Pero, para este y otros posibles casos, ¿podrías, al menos citarnos, visiblemente, como el medio donde se realizó y publicó originariamente el trabajo? Gracias. Saludos cordiales.
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