Katsushika Hokusai (1760-1849)
Hokusai es un pintor y grabador japonés del periodo
“Edo”, época en la cual Japón entra a un clima de calma que fomentó el
desarrollo artístico.
El “Periodo Edo” es una división de la historia del
Japón, que se inicia 150 años antes del nacimiento de Hokusai,
finalizando veinte años después de la muerte del artista con la
restauración del “Gobierno Imperial” bajo las manos del último “Shōgun”
Tokugawa.
El neoconfucianismo fue el motor intelectual del periodo, donde el
gobierno conserva su posición autoritaria pero de una manera más
tolerante y comprensiva hacia sus súbditos.
Súbditos que disponen de tiempo para dedicarlo al entretenimiento y la cultura dan como resultado la aparición del “Ukiyo-e”, que se traduce como tarjetas o pinturas japonesas del mundo flotante. Su temática es amplia, se pueden ver escenas de paisajes como interiores tanto en un teatro como en un dormitorio; se pueden ver famosos actores y luchadores de sumo como deliciosas cortesanas. Una temática de vida moderna, variada, caótica y sin censura.
En 1764 el grabador Suzuki Harunobu realiza la primera impresión policromática en Japón, rompiendo el clasicismo de la obra de Hishikawa Moronobu, pintada sólo con tinta india.
Las masas pueden adquirir una estampa, por el abaratamiento del costo al ser elaborado de forma masiva, dando a los habitantes de las grandes ciudades como Edo (actual Tokio), Osaka o Kyoto, la posibilidad de comprar arte con la centésima parte de lo que costaría una obra original.
Durante estos años de transición, de un arte para pocos a un arte para todos, nace Hokusai. Pintor que llegaría a ser el referente del estilo Ukiyo-e.
Referente de un estilo tan importante porque es el hombre que logra llevarlo a otro estadio, convirtiendo estas imágenes “baratas” de flores, paisajes, pájaros y peces en un estilo pictórico reconocido. Para ello utilizó herramientas poco ortodoxas para la época como huevos, botellas e incluso sus propios dedos.
Empezó su carrera imprimiendo invitaciones para el teatro “Kabuki”, quizás este acercamiento temprano al mundo del teatro puede explicar la sensación que nos deja ver estos personajes en ambientes históricos, que nos da la ausencia de perspectiva, como contemplando una escena con un telón de fondo.
Súbditos que disponen de tiempo para dedicarlo al entretenimiento y la cultura dan como resultado la aparición del “Ukiyo-e”, que se traduce como tarjetas o pinturas japonesas del mundo flotante. Su temática es amplia, se pueden ver escenas de paisajes como interiores tanto en un teatro como en un dormitorio; se pueden ver famosos actores y luchadores de sumo como deliciosas cortesanas. Una temática de vida moderna, variada, caótica y sin censura.
En 1764 el grabador Suzuki Harunobu realiza la primera impresión policromática en Japón, rompiendo el clasicismo de la obra de Hishikawa Moronobu, pintada sólo con tinta india.
Las masas pueden adquirir una estampa, por el abaratamiento del costo al ser elaborado de forma masiva, dando a los habitantes de las grandes ciudades como Edo (actual Tokio), Osaka o Kyoto, la posibilidad de comprar arte con la centésima parte de lo que costaría una obra original.
Durante estos años de transición, de un arte para pocos a un arte para todos, nace Hokusai. Pintor que llegaría a ser el referente del estilo Ukiyo-e.
Referente de un estilo tan importante porque es el hombre que logra llevarlo a otro estadio, convirtiendo estas imágenes “baratas” de flores, paisajes, pájaros y peces en un estilo pictórico reconocido. Para ello utilizó herramientas poco ortodoxas para la época como huevos, botellas e incluso sus propios dedos.
Empezó su carrera imprimiendo invitaciones para el teatro “Kabuki”, quizás este acercamiento temprano al mundo del teatro puede explicar la sensación que nos deja ver estos personajes en ambientes históricos, que nos da la ausencia de perspectiva, como contemplando una escena con un telón de fondo.
El valor de un pintor como Hokusai, hoy, lo da ver una obra
contemporánea en todo su significado: “Que pertenece al presente”. Su
apreciación no cae dentro de falsas modas históricas u oropeles baratos,
el artista trasciende con un trabajo creativo, multifacético,
adelantado a su época y entorno.
Para mí, el ver estas imágenes me lleva invariablemente a pensar en ese cine japonés de terror tan actual. Hay una conexión, sin duda, en la esencia y percepción que nos dejan estos seres tenebrosos pintados por Hokusai y los fotografiados por Hideo Nakata, dos siglos después.
Por algo artistas como Toulouse-Lautrec se fascinaron con las estampas de este “viejo” artista, presentándolo como un referente a tener en cuenta en ese París de finales del siglo XIX.
“36 Vistas al Monte Fuji” y los tres volúmenes de la obra “100 Vistas
del Fuji” son consideradas lo mejor de la pintura paisajista japonesa.
- ”A partir de mis seis años de edad, tenía la costumbre de
dibujar al natural. Me convertí en un artista, y a los cincuenta comencé
a producir obras que ganaron cierta reputación; pero nada de lo que
hacía antes de la edad de setenta era digno de atención. A los setenta y
tres años, comencé a captar las estructuras de pájaros y animales,
insectos y peces, y la manera como crecen las plantas. Si lo sigo
intentando seguramente lo voy a entender aún mejor a mis ochenta y seis,
de manera que al llegar a los noventa habré penetrado la naturaleza
esencial de los seres vivos. A los cien podré tener una comprensión
divina de ellos, mientras que a los ciento treinta, ciento cuarenta o
más, llegaré a un estadio donde cada pincelada y punto que pinto tendrá
vida. Que el cielo, que otorga una larga vida, me dé la oportunidad de
demostrar que esto no es mentira. “
Excelente biografía y una gran muestra de su obra en:
http://www.katsushikahokusai.org/
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