El Códice Voynich o Manuscrito Voynich
DATOS DEL MANUSCRITO
El llamado
Manuscrito Voynich o Códice Voynich es un misterioso libro ilustrado,
escrito hace unos 500 años por un autor anónimo en un alfabeto que hasta
ahora no ha sido identificado y que se conoce como voynichés.
Lo
interesante del manuscrito es que se trata del único documento que
hasta ahora ha resistido todos los ataques de los mejores criptógrafos y
de todos los medios informáticos que han intentado descifrarlo
incluidos los mejores especialistas estadounidenses y británicos en
descifrados de la Segunda Guerra Mundial (famosos por haber conseguido
descifrar los códigos secretos japoneses y alemanes). ¿Qué se ha
conseguido? … prácticamente nada. Tal sucesión de fracasos no ha hecho
otra cosa que alimentar la teoría opuesta: el libro no es más que un
elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin sentido alguno.
El
nombre del manuscrito se debe al especialista en libros
antiguos Wilfrid M. Voynich, quien lo adquirió en 1912. Actualmente está
catalogado como el ítem MS 408 en la Biblioteca Beinecke de libros
raros y manuscritos de la Universidad de Yale.
Descripción del manuscrito
Exterior del manuscrito Voynich
El
libro tiene unas gruesas tapas de vitela (una especie de pergamino
hecho de cuero de cordero muy trabajado y fino) aunque esta
encuadernación fue añadida posteriormente, posiblemente en el siglo
xVII. contiene un total de 116 folios, aunque la numeración de ellas,
que al parecer es posterior al texto indica que faltan otras 28. El
tamaño es de 16.2 centímetros de ancho por 23.5 de alto, además de 5cm
de grosor.
El texto está iluminado
de diferentes colores, azul, amarillo, rojo, castaño y verde y
profusamente ilustrado con acuarelas de plantas desconocidas, mujeres
desnudas y otros motivos, excepto en la última “sección” -luego veremos
cuáles son- que sólo contiene texto. Sólo 33 páginas contienen sólo
texto.
En la obra hay más de 170.000
caracteres y 40.000 palabras con un tipo de letra minúscula. Hay que
señalar que parece que en primer lugar se dibujaron las ilustraciones y
luego se añadió el texto escrito, pues en ocasiones el texto se
superponen a las ilustraciones que en todo el texto no se puede observar
ni una sola corrección, como si hubiera sido escrito conociendo
exactamente lo que se deseaba escribir , sin ningún titubeo y sin signos
de puntuación. Contiene algunas anotaciones en tapa interior realizada
por los últimos propietarios.
Los folios que
forman el manuscrito están numerados en la esquina superior derecha,
realizados claramente tras la encuadernación del libro.
El texto del Manuscrito Voynich
Texto del manuscrito Voynich
El texto (llamado voynichés) fue claramente escrito de izquierda a derecha, con un margen derecho desigual.
Las secciones más largas se encuentran partidas en párrafos, a menudo
con "viñetas" en el margen izquierdo. No hay evidencia de signos de
puntuación.
El texto es fluido, sin enmiendas ni
tachaduras como si el escriba entendiera lo que estaba escribiendo
mientras lo hacía; el manuscrito no da la impresión de que cada carácter
haya tenido que ser calculado antes de ser escrito en la página. No
sólo parece ser que el escriba estaba transcribiendo un texto sino que
además, conocía el lenguaje usado a la perfección.
Contiene
de más de 170.000 glifos, normalmente separados unos de otros por
pequeños espacios. La mayoría de los glifos están escritos con uno o dos
trazos simples. Considerando que existen disputas sobre si ciertos
glifos son distintos o no, se calcula que el alfabetoentero consta de
entre 20 y 30 glifos totales para casi todo el texto, con raras
excepciones de algunas docenas de caracteres "extraños", encontrados una
o dos veces en todo el texto.
Los espacios
más anchos dividen el texto en alrededor de 35.000 "palabras" de
longitud variada. Estas parecen seguir una cierta fonética o
reglas ortográficas de cierto tipo; por ejemplo, algunos caracteres
deben aparecer en cada palabra (como las vocales en el castellano),
algunos caracteres nunca siguen a otros, algunos pueden ser dobles pero
otros no.
Por otro lado, el "idioma" del
manuscrito Voynich, el voynichés, es distinto de los idiomas europeos en
varios aspectos. En particular no existen palabras con más de 10
"letras". Además, la distribución de letras dentro de una palabra es
algo peculiar: algunos caracteres aparecen solamente al principio de una
palabra, otros solamente al final y algunos siempre en el medio.
El
texto parece ser más repetitivo que los típicos idiomas europeos;
existen secuencias en las cuales la misma palabra común aparece hasta
tres veces consecutivas.
Datación de la obra
En
2009, investigaciones de la Universidad de Arizona (EE.UU.)
demostraron, mediante la prueba del carbono 14, y con una fiabilidad del
95%, que el pergamino del manuscrito podía datarse entre 1404 y 1438.
Por otra parte, el McCrone Research Institute de Chicago demostró que la
tinta fue aplicada no mucho después, confirmando así que el manuscrito
es un auténtico documento medieval.
Además la
tipografía es la llamada "cursiva humanista", un estilo de escritura que
estuvo en boga en Europa durante un par de décadas del siglo XV.
Por
otro lado, el estilo de los peinados que llevan las figuras femeninas
es exactamente el de los que se utilizaron entre 1480 y 1520. En algunas
ilustraciones aparecen castillos típicamente centroeuropeos y del
estilo de la Baja Edad Media.
Ilustraciones
El
libro está plagado de ilustraciones que en contra de lo que pudiera
parecer (ayudar a comprender su significado) no hace sino complicar aún
más su descifrado. Exceptuando la última sección, que contiene
únicamente texto, casi la totalidad de las páginas contienen al menos
una ilustración. Los expertos que han trabajado sobre él, coinciden en
diferenciar las ilustraciones en 6 secciones aparentemente diferenciadas
entre sí. Las secciones y sus nombres convencionales son:
- 1.
El Herbolario: La más extensa pues ocupa 130 páginas en las que se
muestran una o incluso dos plantas junto a algunos párrafos de texto,
en un formato típico de herbarios europeos de la época. La inmensa
mayoría de ellas corresponde a plantas que no existen ni han existido
nunca, o, dicho en otras palabras, a especies que no pueden ser
identificadas por ningún botánico del mundo. Algunas partes de estas
ilustraciones son copias en mayor escala y detalle de bocetos vistos en
la sección farmacéutica.
Algunas plantas si son conocidas. Así la hoja dibujada en el folio 42 verso pertenece a la variedad Rumex acetosa -conocida como acedera- una hortaliza de sabor ligeramente amargo que se come como hoja verde en ensalada. En la misma página, aparece una imagen más pequeña de una hoja perteneciente a una especie del género Oxalis Linneo. Lo único que ambas plantas tienen en común es el gusto amargo debido a que ambas contienen ácido oxálico, que en grandes dosis es sumamente tóxico.
En la hoja 100 hay un dibujo de una planta que, ha sido identificada por el botánico O´Neill como Botrychium lunaria Swartz. Su nombre común es "lunaria menor", y desde antiguo se la conoce como astringente y antidiarreica.
Distintos folios de la sección Herbolario
- 2.
Sección Astronómica: Esta sección contiene diagramas circulares,
algunos con lo que parecen ser soles, lunas y estrellas, lo que sugiere
que trata de astronomía o astrología. Existe una serie de 12 diagramas
muestra símbolos convencionales para constelaciones zodiacales (dos
peces para Piscis, un toro para Tauro, un soldado con un arco
para Sagitario, etc.). Cada símbolo está rodeado por exactamente 30
figuras de mujeres en miniatura, la mayoría de ellas desnudas, cada una
sosteniendo una estrella.
Resulta cuanto menos curioso que sean 30 en lugar de 60 (un número mucho más “exotérico” y astronómico). Además, entre las páginas perdidas se encuentras las de Acuario y Capricornio, mientras que Aries y Tauro están separados en cuatro diagramas con 15 estrellas cada uno. Algunos de estos diagramas se encuentran en páginas desplegables. Sobre las páginas que faltan hay que decir que no fueron arrancadas , sino descosidas (preceso muy laborioso) y algunos afirman que en ellas estaba la clave que permitiría descifrar el texto.
Folio de la sección astronómica
- 3. Sección Biológica: Un texto denso y continuo con figuras de pequeñas mujeres desnudas (y quizás embarazadas) tomando baños en un líquido verde dentro de una especie de balnearios o tinas interconectadas por una elaborada red de tuberías, algunas de ellas claramente en forma de órganos genitales femeninos. Algunas de las mujeres llevan coronas. Algunos autores afirman que estas conducciones de agua representan, en sentido figurado, a los vasos sanguíneos, el sistema cardiocirculatorio, el aparato digestivo y los órganos reproductivos.
Folio de la sección biológica
- 4. Sección Cosmológica: Es una sección muy oscura, repleta de diagramas circulares, pero de naturaleza desconocida con páginas desplegables. Una de ellas es bastante llamativa ya que está formada por seis páginas de largo, que contiene una especie de mapa o diagrama de lo que parecen seis islas conectadas por calzadas, castillos y lo que parece un volcán.
Folio de la sección cosmológica
- 5. Sección Farmacéutica: Esta parte contiene ilustraciones de partes de la planta, ya sea el tallo, la hoja o la raíz y pequeños fragmentos de texto, como si se estuviera describiendo la aplicación de esas plantas. Aparecen objetos similares a jarras farmacéuticas (albarelos) a lo largo de los márgenes y como hemos dicho, algunos párrafos de texto.
Distintos folios de la sección farmacéutica
- 6. Recetas: La forman muchos párrafos cortos, cada uno marcado con una "viñeta" en forma de flor (o estrella) que podrían ser pasos o instrucciones para elaborar algo (presumiblemente un producto químico o alquímico).
Distintos folios de la sección Recetas
Las cuatro cartas
Cuando
el manuscrito es “redescubierto” por Voynich en el año 1912, el libro
guardaba entre sus páginas una carta. Esta junto a otras tres conocidas
posteriormente, estaban dirigidas al mismo hombre: Athanasius Kircher.
Uno de los primeros propietarios del
Manuscrito Voynich fue Georgius Barschius o Georg Baresch, un
oscuro alquimista que vivió en Praga a comienzos del siglo XVII. Georg
Baresch, pensó en Kircher como el único hombre capaz de interpretar sus
extraños caracteres. Así, Baresch le escribió una carta en 1637, en la
que le pedía estudiara el texto y tratara de hallar una solución al
problema. Esta primera carta se ha perdido pero se sabe que no obtuvo
respuesta.
Ante el silencio de Kircher,
Baresch volvió a escribirle dos años más tarde. Esta segunda carta -que
sí se conserva- reitera el pedido de que Kircher se ocupe del
manuscrito, aprovechando el viaje de algunos religiosos amigos de
Baresch desde Praga (donde estaba Baresch) hacia Roma (donde estaba
Kircher). La carta está actualmente en los Archivos de la Pontificia
Universidad Gregoriana de Roma.
Dentro del
libro en sí, Voynich encontró una carta. También está dirigida a Kircher
y está fechada en 1666. El autor de la misiva es otro personaje
llamado Johannes Marcus Marci de Cronland, rector de la Universidad de
Praga. El original se encuentra junto al libro, en la Biblioteca
Beinecke. No fue la única carta de Marci ya que se conserva también en
los Archivos Gregorianos una carta anterior a Kircher sobre el mismo
asunto.
De todas las cartas, sin duda la que
estaba en el interior del libro se puede considerar especial, ya que
aporta datos sobre su origen. En esta carta, conocida como “Carta Marci”
dice haber heredado el libro de un amigo íntimo (que aunque no nombra,
sabemos que era Georg Baresch) y pide a Athanasius que lo traduzca
porque está convencido que es el único que podrá hacerlo.Además y esto
es lo importante, informa que el libro pertenecíó a Rodolfo II de
Bohemia -según le contó un profesor de lengua del entonces Rey de
Bohemia Fernando III- por el que pagó la gran cifra de 600 ducados (unos
45.000 euros actuales). Además “él creía que el autor era el inglés
Roger Bacon.
Athanasius Kircher:
Athanasius Kircher (1602-1680), de su libro Mundus Subterraneus, 1664
Athanasius
nació en Alemania el 2 de mayo de 1601 (ó 1602), y se le considera como
el hombre más ilustrado de su tiempo. Hijo del filósofo Johannes
Kircher, Athanasius era sacerdote de la Compañía de Jesús, matemático,
astrónomo, geógrafo, sismólogo, vulcanólogo, lingüista e inventor.
Desarrolló un instrumento para medir el campo magnético terrestre, un
eficienteanemómetro, y diversos tipos de relojes solares. Además como
lingüista experto en idiomas orientales fue el primero en traducir el
texto alquímico La Tabla Esmeralda del árabe al latín, aunque dominaba
otras lenguas como griego y hebreo. Tuvo gran fama como descifrador de
jeroglíficos, disciplinas ambas sobre las que escribió varios libros.
Fue el primer lingüista en comprender que el
copto era una lengua derivada del egipcio antiguo, y fue comisionado por
el Papa para traducir los textos de un obelisco egipcio que se llevó a
Roma (traducción que hoy sabemos era totalmente errónea).
Kircher
murió en 1680 en París, luego de haber pasado la mayor parte de su vida
convertido en una especie de superestrella o celebridad científica
internacional en numerosas ramas de la ciencia, pero especialmente en la
lingüística y la filosofía.
Pero a lo largo
de su vida, Athanasius recibió nada menos que cuatro cartas referentes a
un extraño libro. Nunca respondió a ninguna de ellas. Sin duda lo
hubiese hecho de haber sido capaz de descifrar el libro pero basta
ponerse un poco en su pellejo para entender que de no ser así, hubiese
puesto toda su fama en entredicho. Sin duda, el silencio era la
respuesta más adecuada. Tampoco parece acertado pensar que Athanasius
hubiese descartado las cartas catalogándolas de “minucias sin
importancia”, porque de hecho se interesó por la adquisición del libro.
La copias copias del libro que recibió junto a la carta del prestigioso
Rector de la Universidad de Praga y además amigo suyo, debió levantar la
curiosidad de una personalidad tan reputada e intrigada por los
misterios como era Kircher.
ESTUDIO ESTADÍSTICO DEL MANUSCRITO VOYNICH
La Ley de Zipf
La
primera prueba de que el lenguaje del manuscrito Voynich es real, es un
dato que los autores del libro no podían conocer cuando lo escribieron,
dado que fue postulado quinientos años después de su creación. Se trata
de la llamada “ley de Zipf”, ideada por el lingüista George Zipf. Zipf
explicaba que hay una frecuencia universal de palabras cortas y largas
en todas las lenguas humanas. Para que un idioma sea creíble, debe
respetar los parámetros establecidos su ley, que viene a decir que en
todas las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente
proporcional a su frecuencia de aparición (cuantas más veces aparece una
palabra en un idioma, más corta es). Esto es debido a que la
explicación a esta ley se basa en la economía lingüística: las palabras
que más utilizamos son más cortas y así requieren menos energía, por
ello es el uso de una lengua el que acaba por imponer esta ley.
El
lenguaje del manuscrito Voynich encaja perfectamente con esos
parámetros: su frecuencia de palabras cortas y largas es equivalente a
la de muchos otros idiomas que utilizamos ahora mismo. Sin embargo, esta
condición parece necesaria pero no suficiente. Podemos crear libros sin
contenido alguno que cumpla esta regla. No es sorprendente que la
cumpla hoy, lo que parece inaudito es que la cumpla un texto creado hace
500 años.
Análisis estadístico
Jorge
Estolfi hizo un estudio estadístico comparando el Voynichés con otros
lenguajes naturales como el latín o el inglés. El estudio que en el
fondo es simple, consiste en medir cuántas palabras tienen una longitud
dada. Es decir, cuántas de ellas tienen longitud 1 (entre ellas “y”,
“o”...), cuántas longitud 2 (“el”, “la”...) y así en adelante.
Ahora
usemos la herramienta estadística del “histograma”, herramienta que
hemos estudiado en nuestra tierna infancia consistente en dibujar un
rectángulo cuya altura corresponde a la cantidad de palabras que tienen
la longitud dada. Es decir, si hay 40 palabras que en castellano tienen
longitud 3, colocaríamos un rectángulo de altura 40 sobre el 3. Si
hubiese 50 palabras de longitud 4, colocaríamos un rectángulo de Podemos
unir los puntos más altos de cada rectángulo obteniendo así la figura
que vemos a la derecha. Se conoce como polígono de frecuencias.
Polígono de frecuencias
La
curva que nos queda es muy característica. En todos los idiomas
naturales, encontramos un patrón parecido. Nuestro histograma es una
curva muy plana pero distinta del Voynichés. La de este idioma tiene un
nombre muy importante en estadística y se conoce como Distribución
Normal.
¿Qué es la Distribución Normal?. Bien,
imaginemos una variable de nuestro entorno, como por ejemplo el peso de
una población, la altura, la suma del resultado de dos dados o la
longitud de la cochinilla criada en cautividad. Cojamos varios
ejemplares (por ejemplo, de la suma de los dos dados). Obtendríamos: 4,
12, 7, 8. Nada destacable. Hagamos el siguiente experimento: En un
folio, escribimos en la parte inferior los posibles resultados obtenidos
al tirar los dos dados: 2 – 3 – 4 -5 – 6 -7 -8 – 9 -10 -11 – 12 .
Gráfico que representa la frecuencia de aparición de los resultados obtenidos al tirar dos dados
Ahora
rescatamos dos dados de nuestro viejo parchís y comenzamos a tirar.
Sobre la puntuación obtenida colocamos una X. Así, si la suma es 6,
sobre el 6 dibujamos la X. Realizamos este experimento una y otra vez
(no menos de 50 tiradas). ¿Podemos obtener cualquier dibujo?. La
respuesta es NO. Es más, de no ser así no hay dudas que el dado está
trucado. Las leyes del azar están ahí y por tanto, nuestro dibujo será
muy parecido al siguiente:
La figura obtenida
es la llamada “campana de Gauss” asociada a la distribución Normal.
Cualquier variable, repetido el experimento un número “importante” de
veces podemos suponer que sigue esa campana.
Volviendo
a nuestro “Voynichés”, vemos que es “Normal” en cuanto a que la
longitud de las palabras de ese idioma siguen exactamente esa curva. ¿Es
ello un dato que nos permita suponer que el lenguaje tiene un sentido o
es una superchería?. La respuesta no es fácil, pero lo que ya podemos
decir es que si se trata de una broma pesada o una estafa, el engaño
está profundamente elaborado. Hay que recordar que en el siglo XV la
estadística no existía más que tres o cuatro pinceladas perdidas en
algún libro de aritmética. Sin duda, su inventor, no sabía nada de esta
ciencia. Si pedimos a alguien que simule la tirada de dos dados,
empezará a decir resultados al azar. Si conoce las leyes estadísticas,
intentará mencionar el 7 en más ocasiones que los demás, seguido del 6 y
el 8, el 5 y el 9, etc. En el primer caso, será imposible que los
resultados obtenidos se asemejen a los reales. En el segundo, podrá
acercarse en función de lo meticuloso que haya sido en su exposición. En
todo caso, hacerlo en un todo un libro es imposible.
De ser un idioma real, este patrón revela la
existencia de algo “artificial” asociado a las leyes del azar. Sin duda
en su codificación se han utilizado elementos que han introducido
aleatoriedad al proceso. Lo explico con un ejemplo sencillo.
Supongamos
que queremos codificar un texto. Por ejemplo, los primeros párrafos de
la Institvcion de la Academia Real de Mathematica, de Juan Herrera
(Madrid 1584). Los primero es cambiar los espacios por “X” para no
confundirnos. El texto sería el siguiente:
Don
Phelippe, por la gracia de Dios. Rey de Castilla, de Leon, de Aragon,
de las dos Sicilias, de Ierusalem, de Portugal, de Nauarra, de Granada,
de Toledo, de Valencia, de Galizia, de Mallorcas, de Seuilla, de
Cerdeña, de Cordoua, de Corcega, de Murcia, de Iaen, de los Algarues, de
Algezira, de Gibraltar, de las Islas de Canarias, de las Indias
Occidentales, Islas y tierra fierme del Mar Oceano, Archiduque de
Austria, Duque de Borgoña, de Brauante y Milan, Conde de Abspurg de
Flandes, y del Tirol, y de Barcelona, Señor de Vizcaya, y de Molina ,
&c. Por quanto por parte de vos Iuan de Herrera nuestro aposentador
de Palacio, nos fue fecha relacion, que auiendo nos mandado que en esta
nuestra Corte, se leyessen las licencias Mathematicas y en vn breue
volumen declarauades el fin para que se haze, y los libros que conforme a
la profession de cada vno se han de leer. Supplicandonos os mandassemos
dar licencia para que se imprima, pues es vtil y prouechoso, para cada
vno que quisiere oyrlas, el saber el fructo que della se puede sacar, y
los autores que en cada qual deue seguir, o como la nuestra merced
fuesse.
Ahora tomemos dos dados y lancémoslos.
Supongamos que obtenemos un 2. La primera palabra codificada sería la
formada por los dos primeros caracteres: Do. Tiremos los dados de nuevo:
un 4. La siguiente palabra sería nXPh, y así sucesivamente. La longitud
de las palabras de nuestro idioma seguirían exactamente el mismo patrón
que el Voynichés.
No obstante, el mismo
resultado podría obtenerse eligiendo las palabras de un texto en
cualquier posición y aunque cumpla el patrón de normalidad, no tendría
sentido ninguno.
También tenemos que
preguntarnos: ¿Siguen el resto de lenguajes naturales la distribución
Normal?. La respuesta es no. La curva es similar aunque no igual, ya que
en los lenguajes naturales la longitud de las palabras de más uso se
concentran en aquellas de seis, siete u ocho palabras para ir
disminuyendo paulativamente en un descenso suave, no siendo por tanto
simétrica como se puede contemplar en el siguiente gráfico:
Por
otro lado, la entropía (el grado de desorden de un sistema) es similar a
aquella de textos en latín. Algunas palabras aparecen exclusivamente en
ciertas secciones, o sólo en algunas páginas; otras son frecuentes en
todo el manuscrito. Existen muy pocas repeticiones entre las miles de
"leyendas" adjuntas a las ilustraciones. En la sección herbario, la
primera palabra de cada página aparece solamente en esa página, pudiendo
representar el nombre de la planta.
HISTORIA DEL MANUSCRITO VOYNICH
El
primer dueño confirmado del manuscrito fue un cierto Georgius
Barschius, un oscuro alquimista que vivió en Praga a comienzos del siglo
XVII. Por las cartas encontradas sabemos que Barschius (o Baresch) se
encontraba tan confundido con respecto al libro como nos encontramos en
la actualidad. La carta enviada a Kircher de la que ya hemos hablado, es
la mención más antigua del manuscrito hallada hasta la fecha.
Se desconoce si Kircher respondió al pedido,
pero aparentemente se encontraba lo suficientemente interesado como para
intentar adquirir el libro, que Barschius rehusó vender. Tras la muerte
de Barschius el manuscrito pasó a manos de su amigo Johannes Marcus
Marci, en aquel entonces rector de la Universidad Carolina de Praga,
quien rápidamente envió el libro a Kircher, su amigo corresponsal. La
carta de Marci (1665) se encuentra aún adjunta al manuscrito. En esta
carta le ofrece el manuscrito para su descifrado y menciona que fue
adquirido por el emperador Rodolfo II de Bohemia (1552-1612) por
600 ducados de oro. La carta menciona luego que en la corte de Rodolfo
II se creía que el autor del manuscrito era el famoso Roger Bacon(el
fraile franciscano que vivió entre 1214 y 1294).
Rodolfo II. (1552-1612)
El
reinado de Rodolfo II es importante en la historia y en la ciencia. Fue
el soberano que no supo impedir la nefasta Guerra de los Treinta Años.
Si bien, la ciencia lo recuerda con respeto y agradecimiento, ya que fue
este soberano quien ejerció el mecenazgo sobre Tycho Brahe y Johannes
Kepler, y todos los historiadores de la ciencia están de acuerdo en que
ninguno de ellos hubiese logrado lo que logró sin el apoyo político y
económico de Rodolfo II.
Rodolfo II se
interesó por la magia, la alquimia, la brujería, el exoterismo y sobre
todo por los objetos y libros extraños. Su castillo de Praga se
convirtió en el centro de reunión científicos serios como Tycho y Kepler
y otros menos serios como Giordano Bruno (luego quemado por hereje),
John Dee (considerado como un mago negro) y aventureros-estafadores como
Edward Kelley.
Rodolfo II tenía una enorme
habitación llena de libros y manuscritos de magia, alquimia y
astrología, pues estos temas eran tanto su pasión como su pasatiempo. La
colección que reunió sobre estos temas eran de las mejores y más
completas de la historia.
No se encuentran menciones del libro en los
dos siglos siguientes, aunque muy probablemente fuera conservado, junto
con la correspondencia de Kircher, en la biblioteca del Collegio
Romano (actualmente la Universidad Pontificia Gregoriana). Allí
permaneció probablemente hasta que las tropas de Víctor Manuel II de
Italia conquistaron la ciudad en 1870, anexionando los Estados
Pontificios al nuevo Estado italiano. El nuevo Gobierno italiano decidió
confiscar muchas de las propiedades de la Iglesia, incluyendo la
biblioteca del Collegio. De acuerdo con las investigaciones de Xavier
Ceccaldi y otros, justo después de este acontecimiento muchos de los
libros de la biblioteca de la universidad fueron transferidos
precipitadamente a las bibliotecas personales de su facultad, donde
quedaban a salvo de la confiscación. La correspondencia de Kircher,
incluyendo el manuscrito, se encontraba entre estos libros.
Wilfryd
Michal Habdank-Wojnicz nace el 31 de octubre de 1865 en Kaunas,
Lituania. Químico y farmacéutico, estudió en las Universidades de
Varsovia y San Petersburgo, doctorándose en su especialidad por la
Universidad de Moscú. Encarcelado por problemas políticos en Siberia
huye hasta llegar a Hamburgo donde vende su abrigo y anteojos para
comprar un arenque ahumado, un trozo de pan y un pasaje de tercera clase
en un barco de carga que transportaba fruta a Londres. En esta ciudad
rehace su vida y se casa con la quinta hija del matemático y filósofo
George Boole.
Retrato de Wilfrid M. Voynich
Wojnicz
(que a esta alturas ya firmaba como "Voynich"), comenzó a interesarse
por los libros, manuscritos y catálogos antiguos. En esta tarea
prosperó, y pronto estableció un importante comercio de libros raros en
Soho Square N° 1, Londres, a donde acudían todos los coleccionistas
deseosos de adquirir un ejemplar largamente soñado.
Parece
ser que alrededor del año 1912 el Collegio Romano se encontraba en una
situación económica precaria y decidió vender, discretamente, algunas de
sus propiedades. Así fue cómo Wilfrid Voynich adquirió 30 manuscritos,
entre ellos el que nos ocupa en un viaje realizado exclusivamente para
adquirir libros antiguos.
Revisando un arcón que contenía los libros
que los curas deseaban vender, le llamó la atención un volumen en cuarto
escrito en unos extraños caracteres que Voynich no pudo identificar.
Los
sacerdotes se mostraron de acuerdo en vender a Voynich el manuscrito y
la carta que encontró en su interior, y éste los llevó a su negocio
londinense. Confundido por los extraños símbolos que cubrían las
páginas, Voynich decidió fotografiar cada una de las 246 páginas tanto
por el anverso como por el reverso , y envió las copias a los más
reputados lingüistas de su tiempo: ninguno de ellos fue capaz de
identificar la lengua, como tampoco el juego de caracteres con el que el
libro está escrito.
Voynich se muda a Nueva
York en 1914, dedicando el resto de su vida a intentar descifrar su
querido libro. En 1961, tras fallecer Voynich, su viuda vendió
(sorprendentemente) el libro a otro marchante de libros antiguos,
llamado H. P. Kraus. No pudiendo encontrar un comprador, Kraus donó el
manuscrito a la Universidad de Yale en 1969.
EL AUTOR DEL MANUSCRITO VOYNICH
Roger Bacon
Estatua de Roger Bacon en el Museo de Historia Natural (Universidad de Oxford)
Roger
Bacon nació en Ilchester, Somerset, Inglaterra, en 1214, y murió en
Oxford en 1292. A la edad de trece años ingresa en la Universidad de
Oxford donde destacó en gramática, lógica, retórica, geometría,
aritmética, música y astronomía. Acabados los estudios, continúa en la
misma universidad como profesor. El joven Bacon llegó a ser en la mayor
autoridad sobre Aristóteles, y, cuando fue llamado para enseñar en la
Universidad de París, introdujo la aristotélica como ciencia central
dando interminables clases que comenzaban a las 6 de la mañana.
La
carta, adjunta al manuscrito, de Marci a Kircher (1665), dice que,
según su último amigo Raphael Mnishovsky, el Emperador Rodolfo II de
Bohemia (1552-1612) habría comprado el libro por 600 ducados (unos
50.000 dólares en moneda contemporánea). Según la carta, Rodolfo (o tal
vez Raphael) creían que el autor era el fraile y polígrafo
franciscano Roger Bacon (1214-1294).
A pesar de que Marci dijo que "no opinaba" acerca
de la anterior afirmación, Voynich la tomó bastante en serio e hizo
todo lo posible por confirmarla. Su convicción influyó poderosamente en
la mayoría de los intentos de desciframiento durante los 80 años
siguientes. Sin embargo, los estudiosos que han visto el manuscrito y
están familiarizados con la obra de Bacon han negado rotundamente tal
posibilidad. También hay que advertir que Raphael murió en 1644, y la
compra debió ocurrir antes de la abdicación de Rodolfo, en 1611 —al
menos 55 años antes de la carta de Marci—.
¿Escribió
Roger Bacon el manuscrito?. Las fechas no concuerdan (Bacon-> siglo
XIII, manuscrito->siglo XV). La única y remota posibilidad sería que
fuese una copia de una obra suya.
John Dee
Retrato de John Dee
La
hipótesis de la autoría de Roger Bacon condujo a Voynich a concluir que
la única persona que pudo vender el manuscrito a Rodolfo fue John Dee.
John
Dee (1527 -1609) fue un
notorio matemático, astrónomo, astrólogo, ocultista,navegante, y consultor de
la reina Isabel I. Dedicó gran parte de su vida al estudio de
la alquimia, la adivinación y la filosofía hermética.
Dedicó
mucho tiempo y esfuerzo en los últimos treinta años de su vida a tratar
de comunicarse con los ángeles a fin de aprender el lenguaje universal
de la creación y lograr la unidad de preapocalíptica de la humanidad.
Dee
no dibujó distinciones entre su investigación matemática y su estudio
de la magia hermética, la invocación de ángeles y la adivinación.
Consideró sin embargo que todas sus actividades constituían diferentes
facetas de la misma búsqueda: la indagación de una comprensión
trascendente de las formas divinas que subyacen al mundo visible, que
Dee llamó "verdades puras".
El alto estatus de Dee como erudito también le
permitió desempeñar un papel en la política isabelina. Sirvió como
asesor ocasional y tutor de Isabel I y cultivó relaciones con sus
ministros Francis Walsingham y William Cecil.
Pero
además de todo ello, Dee era conocido por ser propietario de una gran
colección de manuscritos de Bacon. Dee y su scrier (ayudante "medium")
Edward Kelley vivieron varios años en Bohemia, donde habían esperado
ofrecer sus servicios al Emperador. Sin embargo, los minuciosos diarios
de Dee no mencionan esta venta, lo que la hace improbable. De todas
formas, si el autor no fuera Bacon, la relación de Dee con el manuscrito
simplemente desaparece. Por otra parte, el propio Dee lo podría haber
escrito, y luego propagó el rumor de que era una obra original de Bacon,
con la esperanza de venderlo posteriormente. Otros afirman que se lo
regaló el Duque de Northumberland tras haberlo encontrado en uno de los
monasterios expliados por él.
Edward Talbot “Kelley”
Retrato de Edward Kelley (1555 -1597)
Edward
Kelley (1555 -1597), alquimista y ocultista inglés es conocido sobre
todo por sus viajes junto a John Dee, su trabajo como medium y el
supuesto poder transmutar el cobre en oro gracias a un polvo secreto que
había extraído de la tumba de un obispo en Gales..Algunos dicen que fue
un charlatán que se aprovechó de John Dee, pero otros aseguran que
ayudo a Dee a iniciarse en los secretos de la sabiduría arcana. De
nombre Edward Talbot, usaba el alias de “Kelley” para ocultar su
identidad. Detenido en Lancaster como estafador y falsificador de
documentos de propiedad. Condenado y expatriado se asoció al doctor Dee
convirtiéndose en su medium ya que a través de su bola de cristal era
capaz de mantener conversaciones con los ángeles (sin duda, ayudado por
sus dotes de ventrílocuo). Al lenguaje de los ángeles lo llamaba
"enoquiano", derivado de Enoc, el padre de Matusalén; según el apócrifo
"Libro de Enoc". Con Dee recorrió Europa haciendo creer a las gentes
sencillas que habían descubierto la piedra filosofal y el elixir de la
larga vida.
Ya en Praga, sede de la Corte, se instalaron
en el domicilio de Taddeus Hajeck, astrónomo, botánico, alquimista y
médico del emperador —también conocido por su apellido latinizado
Háyek—, donde algunos afirman pudo haber conseguido el manuscrito
Voynich. Las actividades que desarrollaron en Praga no son demasiado
bien conocidas, ya que una parte del diario personal del doctor se ha
perdido.
Dee y Kelley se mudan a Praga en para
ponerse al servicio de Rodolfo II. Para ser admitido entre los
alquimistas de la corte tuvo que someterse a un examen ante la máxima
autoridad en este terreno que no era otro que el doctor Hájek: su
actuación durante el examen fue impresionante y según un testigo
presencial (el médico y alquimista francés Nicolás Barnaud) vertió una
gota de un aceite color carmesí sobre medio kilo de mercurio y lo
transmutó en oro.
En febrero de 1590 Rodolfo
II le otorgó un título nobiliario (Eques auratus, equivalente al Sir
inglés), pero poco tiempo después lo arrojó a las mazmorras del castillo
de Krivoklát. Las razones de su encarcelamiento varían según la
versión. Una reza que fue para que confesara las estafas cometidas a dos
joyeros de Colonia, otra que fue para que revelase al emperador el
secreto en exclusiva de la preparación de su precioso elixir evitando su
huida a Inglaterra; otra que fue encarcelado para obligarle a traducir
el manuscrito Voynich que según había comunicado a Rodolfo II, era capaz
de descifrar. Sea como fuere se le condenó por un delito de Lesa
Majestad y encontró la muerte al intentar evadirse bajando por una
escala elaborada con la ropa de su cama: una vez que Kelley se separó
del doctor Dee cesaron las visitas de los "espíritus" para siempre.
Además
de varios poemas, dos de ellos publicados en el Theatrum Chemicum
Britanicum, de Ahsmole, se le deben las obras Fragmenta (publicada en
Geismar, en 1647),Epistolas y De Lapide Philosophorum (escrita en la
cárcel, publicada en Hamburgo en 1676) así como los breves La Vía
húmeda (en referencia a uno de los dos métodos para obtener los polvos
de proyección) y 'Teatro de Astronomía Terrestre'.
En Praga se han conservado hasta la actualidad
dos casas relacionadas con las estancias de Edward Kelley: la llamada
casa de Fausto que el alquimista adquirió en 1590, y la denominada casa
del Asno en la Cuna; en la esquina de esta última casa se alza una vieja
torre de la que se disfruta un hermoso panorama del Barrio Pequeño y de
la Ciudad Vieja de Praga: precisamente en dicha torre fue donde Kelley
tenía su famoso laboratorio de alquimista.
Algunos
han sugerido que, igual que Kelley inventó el "enoquiano" para engañar a
Dee, podría haber creado el manuscrito Voynich para estafar al
Emperador (quien además pagaba a Kelley por sus presuntos conocimientos
alquímicos). Sin embargo, si Roger Bacon no es el autor del manuscrito,
la relación de Kelley con el mismo es tan improbable como la de Dee.
Simón Bakalar
Simon
Baccalaureus Pragensis no es más que el nombre latinizado del
padre del doctor Hájek, Simón Bakalar de Praga (1485-1551), cuyo
verdadero nombre era Simón Hájek, famoso por el taller alquímico
que desde 1518, mantenía en su casa y que contaba con la ayuda y
colaboración de jóvenes aprendices de alquimista.
Como
dijimos anteriormente John Dee, se alojó en su camino a Polonia, en
la casa de Simón Hájek médico del emperador, erudito, astrónomo y
autor de varios trabajos sobre la estrella nova del año 1572, el
cometa de 1577, efemérides astronómicas y otros estudios científicos
gracias a los cuales trabó amistad con el mismo doctor Dee. Allí Hájek
les cedió un "estudio" o gabinete de trabajo que había pertenecido a su
padre y ayudantes, cuyas paredes, estaban cubiertas de todo tipo de
signos, jeroglíficos y motivos alquímicos, alegóricos y mágicos
grabados en costosas letras de oro y plata .
En
este estado de cosas, la visita de su amigo inglés Dee pudo ser
aprovechada por Hájek para darle a conocer un "libro" que su
padre escribió en algún momento entre 1518 y 1525 y que
posiblemente heredara tras su muerte y que ni él mismo era capaz de
descifrar. Así solicitó ayuda a John Dee, erudito y criptógrafo de
reconocido prestigio. De esta época data el comentario de
Arthur Dee (1579-1651) quien dice que durante su viaje por Europa
vio a su padre intentando traducir un libro "que sólo contenía
jeroglíficos", quizá el mismo documento que hoy llamamos Manuscrito
Voynich y que, a modo de "Diario de Trabajo", contenía los
experimentos, hallazgos y errores alquímicos transcritos por Simón
Bakalar, sus ayudantes y aprendices* durante sus años como
alquimista. Es posible que ni Dee fuese capaz de traducirlo por lo cual,
vencido y sin esperanza de encontrar una solución (una vez
perdida para siempre la clave con la muerte de su padre), el
doctor Hájek terminó por regalárselo o vendérselo al emperador con
la esperanza de que alguno de sus expertos alquimistas y magos
pudiese encontrarle algún sentido.
Ramon Llull
Retrato de Ramon Llull (c. 1232 - 29 de junio de 1315)
Ramon
Llull (c. 1232 - 29 de junio de 1315), también conocido
como Raimundus o Raymundus Lullusen latín, fue un laico próximo a los
franciscanos (pudo haber pertenecido a la Orden Tercera de los frailes
Menores), filósofo, poeta, místico, teólogo , novelista, alquimista,
clérigo, mujeriego, viajero, comerciante e y misionero catalán
del siglo XIII, predicando el cristianismo por el norte de África.
Fue
uno de los primeros en usar una lengua neolatina para expresar
conocimientos filosóficos, científicos y técnicos, además de textos
novelísticos. Se le atribuye la invención de la rosa de los vientos y
del nocturlabio.
Llull se dedicó a diseñar y
construir una máquina lógica. De naturaleza mecánica, en ella las
teorías, los sujetos y los predicados teológicos estaban organizados en
figuras geométricas de las consideradas "perfectas" (por ejemplo
círculos, cuadrados y triángulos). Al operar unos diales y palancas,
girando manivelas y dando vueltas a un volante, las proposiciones y
tesis se movían a lo largo de unas guías y se detenían frente a la
postura positiva (certeza) o negativa (error) según correspondiese.
Según Llull, la máquina podía probar por sí misma la verdad o mentira de
un postulado.
El religioso bautizó a su
instrumento con el nombre de Ars Generalis Ultima ("Última arte
general") o Ars Magna ("Gran arte"), aunque hoy se la conoce a veces
como Ars Magna et Ultima. El ingenio fue tan importante para él que
dedicó la mayor parte de su ingente obra a describirlo y explicarlo.
Ramón
Llull fue una figura misteriosa, extravagante y que bien pudiera haber
sido el autor del manuscrito Voynich. No en vano, algunas figuras que
aparecen en él recuerda a la obra del mallorquín. En su contra estaría
que aparentemente el manuscrito es posterior a la fecha de su muerte por
lo que en todo caso, se trataría de alguna copia realizada con
posterioridad de algún escrito oculto de Ramón Llull o sus seguidores.
Jacobus Sinapius
Retrato de Jacobus Sinapius
Una
reproducción fotostática de la primera página del manuscrito Voynich,
hecha por Voynich en algún momento anterior a 1921, mostraba el rastro
débil de unas palabras que habían sido borradas. Con la ayuda de algunos
productos químicos, se pudo leer que el texto decía "Jacobj `a
Tepenece": es decir, Jakub Horcicky de Tepenec, en latín Jacobus
Sinapius, un especialista en hierbas medicinales, médico personal de
Rodolfo II y encargado de sus jardines botánicos. Voynich, y muchos
otros después, dedujeron de esta "firma" que Jacobus poseía el
manuscrito Voynich antes que Baresh, y vio en ello una confirmación de
la historia de Raphael. Otros han sugerido que el propio Jacobus pudo
ser el autor.
Sin embargo, la caligrafía de las palabras
difuminadas no coincide con la de la firma de Jacobus, que aparece en un
documento recientemente localizado por Jan Hurich. Por ello es posible
que la escritura de la primera página fuera añadida posteriormente por
un dueño o librero, y sería sólo la hipótesis de esta persona acerca del
autor del manuscrito. En los libros de historia de los jesuitas de los
que disponía Kircher, Jacobus era el único alquimista o médico de la
corte de Rodolfo que merece una entrada de una página completa mientras
que, por ejemplo, apenas si mencionan a Tycho Brahe. Además los
productos químicos aplicados por Voynich han deteriorado tanto el
pergamino que actualmente apenas si se puede ver rastro de la escritura,
así que también existe la sospecha de que la firma fuera falsificada
por Voynich para contribuir al fortalecimiento de la hipótesis de la
autoría de Roger Bacon.
Johannes Marcus Marci
Retrato de Johannes Marcus Marci
Johannes
Marcus Marci conoció a Kircher cuando encabezaba una delegación de la
Universidad Carolina de Praga a Roma en 1638, y en los 27 años
siguientes los dos eruditos intercambiaron correspondencia sobre una
gran variedad de disciplinas científicas. La misión de Marci formaba
parte de la lucha continua de la facción secularista de la Universidad
para mantener su independencia respecto a los jesuitas, quienes dirigían
el Colegio Clementinum de Praga, rival de la Universidad. A pesar de
esos esfuerzos, las dos universidades se fusionaron en 1654 bajo control
de los jesuitas. Por tanto, se ha especulado que la animosidad política
contra los jesuitas llevó a Marci a "fabricar" la carta de Baresch, y
más tarde el manuscrito Voynich, en un intento de desacreditar a su
"estrella" Kircher.
La personalidad y
conocimientos de Marci parecen adecuados para llevar a cabo esta tarea, y
Kircher, un "Doctor Sabelotodo", era una presa fácil, pues se le
recuerda más por sus errores espectaculares que por logros genuinos.
Incluso la carta de Baresch guarda cierto parecido con un fraude que el
orientalista Andreas Mueller hizo al propio Kircher: Mueller elaboró un
manuscrito ininteligible y se lo envió a Kircher, con una nota adjunta
que explicaba que procedía de Egipto. Pidió a Kircher una traducción, y
se sabe que Kircher hizo una inmediatamente.
Merece la pena señalar que las únicas pruebas
de la existencia de Georg Baresch son tres cartas enviadas a Kircher:
una remitida por Baresch (1639) y dos por Marci (como un año después).
También es curioso que la correspondencia entre Marci y Kircher acaba en
1665, precisamente con la carta adjunta al manuscrito Voynich. Sin
embargo, el resentimiento secreto de Marci contra los jesuitas es pura
conjetura: era un católico devoto, él mismo había estudiado para hacerse
jesuita, y poco después de su muerte en 1667 le fue concedida la
pertenencia honorífica a la Orden.
Raphael Missowsky
Raphael
Missowsky, amigo de Marci al que se atribuye la historia de Bacon,
era criptógrafo entre otras muchas cosas, y parece que inventó un
cifrado presuntamente indescifrable. Esto ha llevado a la hipótesis de
que elaboró el manuscrito Voynich como una demostración práctica de
dicho cifrado, y convirtió al pobre Baresh en un involuntario conejillo
de Indias. La hipótesis sigue con que después de que Kircher publicase
su libro sobre el copto, Raphael pensó que engañar a éste sería un
trofeo mucho más jugoso que engañar a Baresch, y convenció al alquimista
para que pidiera ayuda al jesuita. Habría inventado la historia de
Roger Bacon para motivar más a Barech. El hecho de que se abstuviera de
dar su opinión en la carta adjunta al manuscrito Voynich puede
significar que Marci sospechaba que era una mentira. Sin embargo, no hay
pruebas definitivas de esta teoría.
Anthony Ascham
El
doctor Leonell Strong, investigador del cáncer y criptógrafo
aficionado, intentó descifrar el manuscrito Voynich. Strong dijo que la
solución era "un peculiar sistema doble de progresiones aritméticas de
un alfabeto múltiple". Strong defendía que el texto revelaba que el
autor del manuscrito Voynich era el autor inglés del siglo XVI Anthony
Ascham, cuya obra incluía A Little Herbal ("Un pequeño herbario"),
publicado en 1550. Aunque el manuscrito Voynich contiene secciones
parecidas al herbario, el principal argumento contra esta hipótesis es
que se desconoce dónde habría obtenido este autor los conocimientos
literarios y criptográficos necesarios.
TEORÍAS ACERCA DE SU PROPÓSITO
Herbario medieval
La
primera sección del libro es casi seguro un herbario, pero han
fracasado completamente todos los intentos para identificar las plantas,
ya sea con especies existentes o con los dibujos estilizados de los
herbarios contemporáneos. Algunos autores afirman que no corresponden a
especies terrestres y que las ilustraciones, examinadas bajo el
microscopio, lucen no como dibujos sino como células, muestras de tejido
vegetal de la planta. Sólo se pueden identificar con alguna certidumbre
un par de plantas, entre las que se incluyen elpensamiento silvestre,
la acedera y el helecho "culantrillo" o "cabello de Venus". Los dibujos
del herbario que se asemejan a los bocetos "farmacológicos" parecen ser
"copias en limpio" de éstos, salvo que se completaron las partes que
faltaban con detalles inverosímiles. De hecho, muchas de las plantas
parecen ser compuestas (jocosamente se les ha llamado "frankenplantas"):
se juntan las raíces de una especie con las hojas de otra y las flores
de una tercera; en ocasiones las raíces han sido adornadas con "ojos",
zarpas o incluso garras: se desconoce qué significan estos adornos
(salvo que fuesen claves o pistas visuales de algún tipo).
Brumbaugh
cree que una ilustración representa un girasol del Nuevo Mundo, lo que
ayudaría a fechar el manuscrito y abriría posibilidades intrigantes
acerca de su origen. Sin embargo, la semejanza es escasa, sobre todo si
se la compara con la especie silvestre original; y puesto que se
desconoce la escala del dibujo, la planta podría representar un ejemplar
de una amplia familia botánica, compuesta por muchas especies
(margarita, camomila,...) y extendida por todo el mundo.
Obra alquimica
Los
recipientes y tubos de la sección "biológica" podrían indicar una
relación con la alquimia, lo que sería relevante si el libro contuviera
instrucciones para la preparación de compuestos médicos. Sin embargo los
libros alquímicos del periodo comparten un lenguaje visual común, en el
que se representan los procesos e ingredientes por medio de imágenes
específicas (el águila, el sapo, un hombre en una tumba, una pareja en
la cama, el sol, etc.) o símbolos textuales convencionales (un círculo
con una cruz, etc.); no se identifica ninguno de ellos en el manuscrito.
Herbario alquímico
Sergio
Toresella, experto en herbarios antiguos, señaló que el manuscrito
Voynich podría ser un herbario alquímico, que de hecho no tiene nada que
ver con la alquimia. Se trata de un herbario ficticio con dibujos
inventados, con el que los curanderos cargaban para impresionar a sus
clientes. Parece que existió una pequeña industria doméstica de tales
libros en alguna parte de Italia Septentrional, justo en esa época. Sin
embargo, esos libros eran muy diferentes del manuscrito Voynich en
estilo y diseño, y siempre estaban escritos en lenguaje normal.
Diario de laboratorio
Algunos autores
sostienen que el Manuscrito Voynich no es más que un "diario de
laboratorio", puede que incompleto, alterado ex-profeso o recopilado
apresuradamente escrito en Praga por los ayudantes del alquimista
Simón Bakalar Hájek con posterioridad al año 1518.
Herbario astrológico
Las
consideraciones astrológicas siempre tuvieron un papel importante en la
recolección de hierbas medicinales, sangrías y otros procedimientos
médicos comunes en la época más probable de elaboración del manuscrito
(ver, por ejemplo, los libros de Nicholas Culpeper). Sin embargo, aparte
de los obvios signos zodiacales, y un diagrama que parece mostrar
losplanetas clásicos, nadie ha sido capaz de interpretar las
ilustraciones dentro de las tradiciones astrológicas conocidas (sean
europeas o de otros lugares).
Obra astronómica
Un
dibujo circular en la sección "astronómica" (folio 68 vuelto, sección
3) representa un objeto de forma irregular con ocho brazos curvados y
estrellas amarillas y azules en su interior; algunos lo han interpretado
como el dibujo de una galaxia, que sólo se puede observar con un
telescopio e incluso se ha insinuado que el propio Roger Bacon pudo
fabricar uno con un espejo cóncavo: sin embargo incluso con los mayores
telescopios actuales ninguna galaxia presenta ese aspecto salvo que se
utilice la fotografía; la Galaxia de Andrómeda aparece bastante de canto
y no de frente como la que se aprecia en el manuscrito. El parecido es
muy discutible: en una inspección ocular el centro de la "galaxia" se
asemeja más bien a un estanque de agua mientras que los
presuntos brazos son líneas espirales con texto, no con estrellas
amarillas o azules.
Se han interpretado otros
dibujos como células vistas a través del microscopio: ello implicaría un
origen moderno del manuscrito (siglo XVII), más que medieval.
Estudio de energía nuclear
Jacques
Bergier, en su obra Les livres maudits (editorial J' ai Lu,
París, 1971), traducida al español como Los libros condenados (Plaza
& Janés, 1973), propone una interesante y casi horripilante
hipótesis: el autor del Manuscrito Voynich poseía conocimientos
extraordinariamente avanzados y demasiado peligrosos para el mundo
moderno, por ejemplo el secreto de las estrellas novas, por lo cual los
ocultó para evitar nuestra propia autodestrucción.
No
hay pruebas de tales conocimientos avanzadísimos en el manuscrito,
salvo algunos diseños "astronómicos" (por ejemplo estrellas que parecen
"explotar" en los folios 68 anverso y 69 reverso, aunque pueden
representar cualquier otra cosa).
Autores múltiples
Prescott
Currier, un criptógrafo de la Marina de los Estados Unidos, que trabajó
con el manuscrito en los 70, observó que se podían separar las páginas
de la sección "herbario" en dos conjuntos, las manos A y B, con
propiedades estadísticas distintas y caligrafías diversas. Concluyó que
el manuscrito Voynich era la obra de dos o más autores con diferentes
dialectos y convenciones ortográficas. Sin embargo, estudios recientes
han puesto en duda esta conclusión. Un experto en caligrafía que examinó
el libro opinó que una sola mano había redactado el manuscrito entero.
Además, cuando se examinan todas las secciones, se ve una transición más
gradual, con el herbario A y el herbario B en los extremos opuestos.
Así, las observaciones de Prescott podrían ser tan sólo la consecuencia
de que las secciones del herbario hubieran sido escritas en dos épocas
muy separadas en el tiempo; también cabe la posibilidad de que el
manuscrito actual haya sido cosido a partir de secciones que,
originalmente, tenían otra disposición.
TEORÍAS ACERCA DE LA LENGUA (VOYNICHÉS)
INTENTOS DE DESCIFRADO DEL MANUSCRITO VOYNICH
Se
han avanzado muchas hipótesis acerca de la naturaleza de la lengua del
manuscrito Voynich, tantos como intentos ha habido en descifrarlo. Sigue
una lista no exhaustiva:
Texto griego
El
primer intento serio de descifrarlo ocurrió en 1921, debido al Profesor
Newbold de la Universidad de Pennsylvania. Newbold observó que en cada
caracter había unos pequeños trazos sólo visibles con potentes lupas o
microscopio electrónico. Newbold creyó identificar esos trazos como
caracteres griegos, y concluyó que había otro texto griego oculto.
Newbold afirmó que el texto griego microscópico era el verdadero
contenido del Manuscrito Voynich, que databa del siglo XIII y que su
autor era Roger Bacon. Años más tarde, la teoría era desestimada. Lo que
el académico creyó que eran "trazos griegos" no son más, en realidad,
que grietas microscópicas en la capa de tinta de los caracteres,
provocados por el mero paso del tiempo.
Cifrado de sustitución
En
1940 los criptógrafos aficionados Joseph M. Feely y Leonell C. Strong,
intentaron aplicar la técnica llamada "cifrado de sustitución", que no
es más que una vieja técnica usada desde la época romana que consiste en
asignar a cada caracter del texto una letra del alfabeto latino. De
hecho, lograron traducir todo el manuscrito. Por desgracia, carente de
sentido.
Texto en ucraniano
En 1978 el
filólogo aficionado John Stokjo aseguró que el texto estaba escrito en
ucraniano pero sin las vocales. Su traducción, estaba llena de frases
sin sentido que nada tiene que ver con las ilustraciones y mucho menos
con cualquier aspecto relacionado con Ucrania.
Cifrado de letras
Según esta teoría, el
manuscrito Voynich contiene texto, con significado en alguna lengua
europea, que se hizo oscuro a propósito convirtiendo las letras mediante
algún sistema de cifrado: un algoritmo que operaba sobre letras
individuales.
Ha sido la hipótesis de trabajo
en la mayoría de intentos de desciframiento durante el siglo XX,
incluido un equipo de criptógrafos de la NSA (Agencia de Seguridad
Nacional de EE. UU.) dirigido por William F. Friedman, a principios de
los años cincuenta. Primero agrupó el First Study Group (1944-1946) y
luego el Second Study Group. Se descartaron los cifrados de sustitución
simple, porque son muy fáciles de descifrar. Por eso los esfuerzos se
han dirigido en general hacia los cifrados polialfabéticos, inventados
por Leon Alberti hacia 1460. Este tipo incluye el popular cifrado de
Vigenère, tal vez reforzado por el uso de símbolos vacíos o
equivalentes, reordenación de letras, rupturas falsas de palabra, etc.
Algunos autores suponen que se eliminaron las vocales antes del cifrado.
Algunos han pretendido el éxito en el desciframiento siguiendo estos
supuestos, pero ninguno ha sido ampliamente aceptado, principalmente
porque los algoritmos de desciframiento propuestos dependen de tantas
suposiciones por parte del lector que se podría obtener un texto con
significado de cualquier serie aleatoria de símbolos.
El
principal argumento para esta teoría es que el uso de un alfabeto
extraño por un autor europeo no es muy explicable, salvo como un intento
de ocultar información. Lo cierto es que Roger Bacon sabía de cifrados,
y la fecha estimada para el manuscrito apenas coincide con el
nacimiento de la criptografía como disciplina sistemática. Contra esta
teoría está el argumento de que un cifrado polialfabético normalmente
destruiría las características estadísticas "naturales", que se observan
en el manuscrito, tales como la Ley de Zipf. Además, aunque los
cifrados polialfabéticos fueron inventados hacia 1467, las variantes
sólo se hicieron populares en el siglo XVI, un poco tarde para la fecha
estimada del manuscrito.
Cifrado con libro de códigos
Según esta
teoría, las "palabras" del manuscrito Voynich en realidad serían códigos
para consultar en un diccionario o libro de códigos. La prueba
principal de este aserto sería que la estructura interna y la
distribución de longitud de esas palabras son similares a las de
los números romanos - que en ese tiempo hubiera sido un código natural
para elegir-. Sin embargo, los cifrados basados en un libro de códigos
sólo son viables en textos cortos, pues son muy engorrosos para leer y
escribir.
Cifrado visual
James Finn
propuso en su libro Pandora's hope (La esperanza de Pandora, 2004) que
el manuscrito Voynich es en realidad hebreo codificado visualmente. Una
vez se han trascrito correctamente la letras, usando como guía
el E.V.A., se pueden leer muchas de las palabras del manuscrito en
hebreo, y se repiten con diversas deformaciones para confundir al
lector. Por ejemplo, la palabra AIN del manuscrito significa “ojo” en
hebreo, y también aparece con formas distorsionadas como “AIIN” o
“AIIIN” para hacerlas parecer como palabras diferentes cuando en
realidad son la misma. También se utilizan otros métodos de criptografía
visual. Esto explicaría el fracaso que los demás investigadores han
tenido al descifrar el manuscrito, porque se basan más en una
metodología matemática. El principal argumento en contra es que tal
codificación cualitativa constituye un obstáculo formidable para el
talento del descifrador individual, dada la multiplicidad de posibles
interpretaciones visuales alternativas del mismo texto. Sería difícil
separar cuánta interpretación es del texto genuino, y cuánta refleja
simplemente la subjetividad del intérprete.
Esteganografía
Esta
teoría mantiene que el texto del manuscrito Voynich carece en su mayor
parte de significado, pero contiene la información oculta en detalles
discretos: por ejemplo, la segunda letra de cada palabra, o el número de
letras en cada línea. Esta técnica, llamada esteganografía (en griego,
“escritura encubierta”) es muy antigua, y la describió, entre otros, el
abadJohannes Tritemius en 1499. Se ha sugerido que el texto traducido ha
de ser obtenido mediante una rejilla de Cardano de algún tipo. Esta
teoría es difícil de probar o rechazar, puesto que los textos
esteganográficos pueden ser arbitrariamente difíciles de transcribir. Un
argumento en contra es que usar un texto que aparenta estar cifrado va
en contra del principal objetivo de la esteganografía, que es ocultar la
propia "existencia" del mensaje secreto.
Algunos
han sugerido que el texto con significado podría estar codificado en la
longitud o forma de ciertos rasgos de la escritura. Hay ejemplos de
esteganografía de aproximadamente esa época, que usan el tipo de letra
(por ejemplo regular frente a cursiva) para ocultar información. Sin
embargo, cuando se examina con un gran aumento, los rasgos de escritura
del manuscrito Voynich tienen un aspecto natural y aparecen afectados
principalmente por la superficie rugosa del pergamino.
Lenguaje natural exótico
El lingüista Jaques
Guy ha sugerido que el texto del manuscrito Voynich podría estar
expresado en una lengua natural exótica, aunque escrito con un alfabeto
inventado. Ciertamente, la estructura de palabras es similar a la de
muchas familias lingüísticas de Asia Oriental y Central, principalmente
la sino-tibetana (chino, tibetano y birmano), la austroasiática
(vietnamita,jemer,...) y tal vez la tai (tailandés, lao,... ). En muchas
de estas lenguas, las "palabras" (es decir, las unidades lingüísticas
más pequeñas con un significado definido) constan de una sola sílaba; y
esas sílabas tienen una estructura bastante rica, incluidos patrones
tonales.
Esta teoría goza de cierta plausibilidad
histórica. Aunque esas lenguas disponen en general de sistemas de
escritura propios, éstos suelen ser notablemente difíciles para los
visitantes occidentales, lo que motivó la invención de varios alfabetos
fonéticos, habitualmente usando letras latinas, pero a veces se
emplearon letras inventadas. Aunque los ejemplos conocidos son muy
posteriores al manuscrito Voynich, la historia registra cientos de
exploradores y misioneros que lo podrían haber hecho (incluso antes del
famoso viaje de Marco Polo en elsiglo XIII), pero especialmente después
de que Vasco de Gama descubriese la vía marítima a Extremo Oriente en
1499. El autor del manuscrito Voynich podría ser también un nativo
delLejano Oriente que vívía en Europa, o bien se educó en
una misión europea.
El principal argumento a
favor de esta teoría es que es consistente con todas las propiedades
estadísticas del texto del manuscrito Voynich que han sido comprobadas a
la fecha, incluyendo las palabras dobladas y triplicadas que aparecen
en los textos escritos en chino y vietnamita con la misma frecuencia
aproximada que en el manuscrito. También explica la aparente falta de
números y de características sintácticas occidentales (tales
como artículos y cópulas), y la inescrutabilidad general de las
ilustraciones. Otra posible pista la constituyen dos grandes símbolos
rojos en la primera página, que han sido comparados con el título de un
libro de estilo chino, dado la vuelta y pobremente reproducido. Además,
la aparente división del año en 360 grados (en lugar de 365 días), en
grupos de 15 y comenzando en Piscis, son rasgos propios del calendario
agrícola chino (jie q'i). El principal argumento en contra de esta
teoría es que nadie (incluidos los eruditos de la Academia de Ciencias
de Pekín) ha podido encontrar ningún ejemplo claro de simbolismo
oriental o de ciencia asiática en las ilustraciones.
A
finales de 2003, el polaco Zbigniew Banasik propuso que el manuscrito
es texto redactado en idioma manchú, y dio una traducción incompleta de
la primera página del manuscrito.
Lengua políglota
En
el libro Solution of the Voynich Manuscript: A liturgical Manual for
the Endura Rite of the Cathari Heresy, the Cult of Isis ("La solución al
manuscrito Voynich: un manual litúrgico del rito de Endura en la
herejía cátara, el culto a Isis", 1987), Leo Levitov afirmó que el
manuscrito era una transcripción sencilla de una "lengua oral
políglota", que definió como "una lengua literaria comprensible para
aquéllos que no entendieran el latín, a quienes se les podría leer en
esta lengua". Propuso un desciframiento parcial en una mezcla de lengua
flamenca medieval con muchos préstamos lingüísticos de francés antiguo y
antiguo alto alemán.
Según Levitov, el rito de Endura no era sino
un ritual de suicidio asistido, asociado con la fe cátara. Para Levitov,
el manuscrito Voynich representa uno de los últimos legados de los
cátaros, un derivado del cristianismo que vivió días de gloria y
de severa confrontación con la Iglesia Católica entre los siglo X
y XIII . El catarismo creía en la existencia de dos mundos en eterno
conflicto creados por una figura maligna y otra benigna. Entre las
prácticas usadas por los cátaros pudo existir (es puesto en duda) un
ritual llamado “endura”, que sirvió a Levitov como base para formar su
muy particular teoría del origen y significado de las ilustraciones del
manuscrito Voynich.
El ritual cátaro era un
proceso de suicidio lento y sagrado. De acuerdo con Levitov, los fieles
se abrían las venas para derramar la sangre en enormes tinajas
llenas de agua o, quizá, en estanques.
Así
explica que las plantas quiméricas no están destinadas a representar
ninguna especie botánica, sino que son símbolos secretos de la fe. Las
mujeres en las tinas junto a la red de tuberías representan el propio
suicidio ritual, que incluiría la venesección: cortarse las venas para
que la sangre se derramase en un bañera con agua caliente.
Las constelaciones sin análogo celestial representan las estrellas del
manto de Isis.
Se cuestiona esta hipótesis en
varios frentes. Uno es que se sabe muy bien que la fe cátara era
un gnosticismo cristiano, y no se asociaba de ninguna forma con Isis,
por lo que entra en contradicción con la teología cátara, perfectamente
documentada. Además, la existencia del propio rito del Endura está
puesto en duda. Otro es que esta teoría sitúa el origen del libro en
los siglos XII o XIII, con lo que sería considerablemente más antiguo
que lo que incluso los partidarios de la teoría de Roger Bacon
defienden.
Levitov no ofreció ninguna defensa
frente a este argumento, más allá de su traducción. Las conclusiones
de Levitov, decían, tenían mucho de intuición y muy poco de rigor
académico.
Lengua artificial
La
peculiar estructura interna de las “palabras” del manuscrito Voynich ha
llevado a William F. Friedman y John Tiltman a postular por separado que
el texto podría ser simplemente unalengua artificial, y más
específicamente, una lengua filosófica. Las lenguas de este tipo tienen
un vocabulario organizado según un sistema de categorías, por lo que se
puede deducir el significado general de una palabra por la secuencia de
las letras que la componen. Por ejemplo, en la lengua artificial moderna
Ro, bojo es la categoría de los colores, y cualquier palabra que
comience con esas letras sería el nombre de un color: así rojo es bofoc,
y amarillo es bofof (es, pues, una versión extrema de la Clasificación
Decimal Universal que se usa en las bibliotecas).
Este concepto es bastante antiguo, como lo
prueba el libro Philosophical Language (“Lengua Filosófica”) de John
Wilkins. En los ejemplos más conocidos, las categorías se subdividen
añadiendo sufijos; como resultado, un texto sobre una materia concreta
tendría muchas palabras con prefijos similares. Por ejemplo, todos los
nombres de plantas empezarían con letras similares, y análogamente con
todas las enfermedades, etc. Esta característica podría entonces
explicar la naturaleza repetitiva del texto Voynich.
Sin
embargo, nadie ha podido asignar un significado plausible a
cualquier prefijo o sufijo del manuscrito, además de que todos los
ejemplos conocidos de lenguas filosóficas son bastante tardíos (siglo
XVII).
Engaño elaborado
Las extrañas
características del texto del manuscrito (tales como las palabras
duplicadas o triplicadas) y el contenido sospechoso de sus ilustraciones
(tales como las plantas quiméricas) han llevado a muchos a pensar que
el manuscrito es en realidad un engaño.
En
2003 el especialista en computación doctor Gordon Rugg mostró que se
podía reproducir texto con características similares a las del que
contiene el manuscrito, mediante el uso de una tabla con prefijos,
raíces y sufijos, que habrían sido seleccionados y combinados por medio
de una plantilla de papel perforado. Este mecanismo, conocido
como rejilla de Cardano, se inventó hacia 1550 como herramienta
criptográfica. Sin embargo los pseudo textos generados en los
experimentos de Gordon Rugg no tienen las mismas palabras y frecuencias
que el manuscrito Voynich, y su parecido con el voynichés es sólo
visual, no cuantitativo. Puesto que también se puede producir un
galimatías aleatorio que se parezca al español (o a cualquier otra
lengua) en una medida similar.
EL PROYECTO E.V.M.T.
A
finales del pasado siglo se creó el Proyecto E.V.M.T. (European Voynich
Manuscript Transcription) a cargo de Gabriel Landini y René Zandbergen,
cuya misión ha sido transcribir a signos latinos el manuscrito.
Posteriormente se han unido al proyecto expertos de todo el mundo e
incluso ha aparecido en Internet una lista de correo.
European Voynich Alphabet
Este grupo ha creado E.V.A. (European Voynich Alphabet), un grupo de
signos que permiten transcribir su contenido a caracteres latinos:
gracias a E.V.A. y a las páginas y documentos depositados en Internet
cualquier persona puede en cierta forma leer todas las página del
manuscrito e intentar descifrarlo de una manera mucho más cómoda.
ALGUNOS VIDEOS INTERESANTES:
Página | Contenido | Relevancia |
---|---|---|
Wikipedia | Todo sobre el manuscrito | |
Manuscrito Voynich | Todo sobre el manuscrito | |
Manuscrito Voynich | Lista de correo. Todo sobre el manuscrito | |
Universidad de Yale | Imágenes del libro (completo) | |
El Proyecto EVMT: | Proyecto para transcribir el idioma | |
Web de Jorge Stolfi | Su investigación sobre el manuscrito | |
Voynich Central | Imágenes y transcripciones | |
N.S.A. | Libro (M. E. D'Imperio) | |
frogguy | Transcripción | |
E.M.V.T. | Alfabeto E.V.A. |
Bibliografía
Dos Santos, Marcelo (2006/2005). El Manuscrito Voynich. Madrid/Bogotá: Editorial Aguilar.
D' Imperio (1978) (1980). The Voynich Manuscript: An Elegant Enigma. Aegean Park Press.
Frattini, Eric (2007). El Quinto Mandamiento. Espasa Calpe
Kennedy, Gerry & Churchill, Rob (2006). El manuscrito Voynich: un enigma sin resolver. Barcelona: Editorial Melusina.
Pérez-Ruiz, Mario M. (2003). El manuscrito de Voynich y la búsqueda de los mundos subyacentes. Barcelona: Editorial Océano Ámbar
Violat Bordonau, Francisco (2005). Breve ensayo sobre el Manuscrito Voynich. Ed. Asesores Astronómicos Cacereños, Cáceres.
Violat Bordonau, Francisco (2006). El ABC del Manuscrito Voynich. Ed. Asesores Astronómicos Cacereños, Cáceres.
Wikipedia
absolum.org (Marcelo dos Santos. El manuscrito Voynich)
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