TUICO CON LAS ILUSTRACIONES
Salvo en sus principios, Caravaggio produjo
mayoritariamente pinturas religiosas. Sin embargo, a menudo
escandalizaba y sus lienzos eran rechazados por sus clientes. Dos de los
reproches habituales eran el realismo de sus figuras religiosas rozando
el naturalismo temprano, así como la elección de sus modelos
entre la gente de más baja condición. En lugar de buscar bellas figuras
etéreas para representar los actos y personajes de la Biblia,
Caravaggio prefería escoger a sus modelos de entre el pueblo:
prostitutas, chicos de la calle o mendigos posaron a menudo para los
personajes de sus cuadros. Para La Flagelación, compuso una coreografía
de cuerpos en claroscuro con un Cristo en movimiento de total abandono y
de una belleza carismática. Para el San Juan Bautista con el carnero,
muestra a un jovenzuelo de mirada provocativa y en posición lasciva –se
decía que el modelo era uno de sus amantes. La posición de la Iglesia al
respecto da testimonio de cierta esquizofrenia:[cita requerida] por una
parte, este tipo de vulgarización de la religión le interesa mucho en
una época en la que la contrarreforma se extiende por la Italia
católica, con el fin de mostrarse bajo una apariencia humana en
contraste con la austeridad pregonada por el protestantismo: por otra
parte, la representación de los santos bajo rasgos vulgares de golfos
salidos de los bajos fondos fue juzgado incompatible con los valores de
pureza y de santidad quasiaristocráticos que transmitía la Iglesia de
aquella época.2 Este sentimiento se reforzó por la elección de
Caravaggio de preocuparse enormemente por el realismo en la ejecución de
sus figuras: rechazaba corregir las imperfecciones de sus modelos para
representarlos más «bellos» o de un modo más acorde a las visiones que
la Iglesia tiene de sus santos. Por ejemplo, la primera versión de su
San Mateo y el ángel fue rechazada no sólo por la sensualidad del ángel,
que fue juzgada como trivial, sino también por la suciedad de los pies
del santo, minuciosamente reproducida del modelo. La pintura de
Caravaggio que causaría el mayor escándalo a los ojos de la Iglesia fue
La muerte de la Virgen, por la representación tan realista del cuerpo de
la Virgen María con el vientre hinchado -acompañado de sulfurosos
rumores según los cuales el modelo habría sido el cadáver de una
prostituta encinta ahogada en el Tíber. Así, la consideración de la
Iglesia católica hacia Caravaggio y sus cuadros oscilará de un extremo a
otro de su carrera entre el acogimiento entusiasta y el rechazo
absoluto. El pintor encontrará en ella sus mayores protectores –como el
cardenal Del Monte- así como a sus más grandes enemigos.
En 1606 asesinó a un hombre durante una reyerta,
por lo que huyó de Roma pues las autoridades habían puesto precio a su
cabeza. En 1608 se vio nuevamente envuelto en otra riña, lo que se
repitió más tarde en Nápoles hacia 1609, ocasionado posiblemente por un
atentado en su contra, realizado por sus enemigos. Tras estos
incidentes, su carrera fue decayendo, lo que le ocasionó una depresión
que degeneró en su muerte dos años más tarde. La contrarreforma motivó
la necesidad de crear más iglesias para difundir la doctrina, por lo que
las pinturas fueron imprescindibles para su decoración. La
Contrarreforma necesitaba buscar un nuevo arte que expresase de mejor
forma la doctrina católica en contraposición al protestantismo. Tomando
como base las reglas del manierismo, Caravaggio creó una nueva forma de
naturalismo, en la que combinó figuras cerradas con la observación
física, dramática y teatral de los objetos, a lo que sumó el
aprovechamiento del claroscuro, es decir, el uso de luces y sombras. En
su tiempo Caravaggio fue famoso, apreciado, reconocido y además ejerció
gran influencia sobre sus contemporáneos. Sin embargo, en siglos
posteriores su fama fue eclipsada por otros pintores de su época como
Poussin, Rubens o Rembrandt, si bien todos ellos acusaron su influencia
en mayor o menor medida. Sin embargo, no sería hasta el siglo XX cuando
su figura recobrara importancia
al estudiarse nuevamente el arte barroco italiano. Desde el estudio del
barroco, se pudo apreciar nuevamente al manierismo, y con él a
Caravaggio. Andre Berne-Joffroy, secretario de Paul Valéry, dijo acerca
del artista italiano: «Caravaggio comenzó con su arte algo simple, la
pintura moderna».
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