martes, 16 de abril de 2013

TUICO UNA AVENTURA POR LA MAR



Thor Heyerdahl: el último aventurero del siglo XX

Si alguien tuviera que llevar colgada la etiqueta de aventurero por excelencia, sería él. Thor Heyerdahl, nacido en Noruega en 1914, heredó de su madre -directora de un zoológico- el amor por la naturaleza y la vida al aire libre. Tanto que en su juventud se marchó con su esposa a las Islas Marquesas, en la Polinesia, donde adoptaron el modo de vida de los nativos...

Thor Heyerdahl: el último aventurero del siglo XXNacido en Noruega, su pasión por la aventura condujo a Thor Heyerdahl hasta la paradisíaca Polinesia, donde demostró sus revolucionarias teorías sobre el origen de aquellas islas realizando arriesgadas y sorprendentes expediciones. 

Pero, como todo no iba a ser vivir en el paraíso, el inquieto Thor comenzó a interesarse por los orígenes de esas paradisíacas islas y estableció una revolucionaria teoría: los primeros seres humanos que llegaron hasta la Polinesia procedían de Suramérica. Tras un paréntesis durante el cual se alistó como voluntario en el ejército noruego para combatir a los nazis en la II Guerra Mundial, se dispuso a demostrar su teoría. Corría el año 1947 cuando construyó una balsa de juncos y recorrió con ella la inmensa distancia que separa Perú de la Polinesia. O sea, hizo el mismo trayecto que, según él, habían realizado muchos siglos antes los conquistadores de esas islas. Con sus siguientes viajes logró reforzar sus teorías, que finalmente fueron aceptadas por la escéptica comunidad científica. 

Thor Heyerdahl: el último aventurero del siglo XXHeyerdahl viajó a las islas del Pacífico con intención de hacer diversos estudios sobre animales. Sin embargo, pronto empezó a interesarse por su gente y su cultura. Le impresionaron de forma especial las canciones e historias que los nativos narraban sobre sus antepasados. 
Contaban que sus abuelos habían venido del lejano Este a través del océano, desde América. Heyerdahl empezó a pensar que estos relatos podrían referirse a un acontecimiento importante de la historia de la humanidad y comenzó a investigar. 

El científico convivió con los polinesios durante mucho tiempo e intentó reconstruir sus leyendas. Luego estudió varias civilizaciones sudamericanas y comprobó que las culturas de ambos pueblos coincidían en una gran variedad de cosas: los métodos de cultivo, los conocimientos astronómicos y la organización social y religiosa. 

Heyerdahl centró su investigación en una historia concreta: un grupo de hombres había llegado a las islas dirigido por un jefe semidivino. Procedían del Este y enseñaron a los nativos nuevas formas de vida. Su líder se llamaba Tiki. Pero Heyerdahl quería saber más y pronto descubrió que los indígenas americanos narraban otra historia parecida. También ellos habían tenido un caudillo que había convertido a su pueblo en una civilización tan sólida como la romana. Más tarde fueron derrotados tras una cruel guerra; su líder, llamado Kon-Tiki, reunió al resto de sus hombres y escapó por mar hacia el Oeste, en busca de un lugar seguro. 

Heyerdahl empezaba a elaborar una hipótesis: los pueblos polinesios procedían de América. Sólo quedaba una incógnita por resolver: los indios americanos poseían grandes conocimientos, pero nunca habían fabricado barcos. Sus detractores afirmaban que el grupo de Kon-Tiki no podía haber cruzado el océano sin una buena embarcación. 
Es cierto, no tenían barcos -pensó Heyerdahl-, pero sí tenían balsas. 

Todos se reían: 

-¡Balsas! Es imposible atravesar el Pacífico en frágiles troncos de madera. ¡Serían tragados por el mar! 

Sin embargo, Heyerdahl había visto dibujos de balsas en los antiguos templos peruanos. Estaban construidas con madera resistente, tenían una gran vela cuadrada y una pequeña caseta de refugio... 

Primer viaje a la Polinesia (1937-38) y el Noroeste de América (1940-41)

Thor Heyerdahl: el último aventurero del siglo XX

Llegado a la Polinesia, el joven estudiante Heyerdahl y su esposa Liv fueron adoptados por el jefe de la Isla de Tahití, llamado Teriieroo en 1937. Luego de estudiar la forma de vida y costumbres polinesias, los Heyerdahl se establecieron por un año entero en la aislada y solitaria isla de Fatuhiva perteneciente al grupo de las Marquesas. Mientras hacía trabajos de investigación sobre los orígenes transoceánicos de los animales de la isla, se dedico muy especialmente a conocer las tradiciones de la vida polinesia. En este periodo se enteró de diversas leyendas que contaban que los hombres del Pacífico Sur y América llegaron a las islas de la Polinesia. Haciendo un análisis y estudio de las corrientes marinas y vientos reinantes en la zona comenzó a cuestionar la teoría clásica sobre poblamiento de la polinesia por parte de hombres del sur asiático, que supuestamente navegaron 5 000 millas en contra de las corrientes, lo cual era una hazaña poco probable. En cambio, Heyerdahl se convenció que los hombres habían venido del este tal como la fauna y la flora lo hicieron. 

Sus comienzos

Dejando de lado sus estudios sobre zoología, Heyerdahl comenzó un estudio intensivo para poner a prueba su nueva teoría sobre los orígenes de la raza y cultura polinesias. Sugirió que la migración a la polinesia había seguido la corriente natural del Pacífico Norte, y por lo tanto encaminó sus investigaciones sobre los orígenes en la costa de la Columbia Británica y Perú. Mientras trabajaba en el Museo de la Columbia Británica, Heyerdahl publicó por primera vez su teoría (International Science, New York, 1941) que sustentaba que la polinesia había sido poblada por dos olas sucesivas de inmigrantes. Su teoría sugería que la primera ola llegó proveniente del Perú y las islas del Este usando balsas de madera.

Thor Heyerdahl: el último aventurero del siglo XXCentenas de años después, un segundo grupo étnico llegó a Hawai en canoas dobles provenientes de la Columbia Británica. Los resultados de los estudios de Heyerdahl fueron luego publicados en una edición de 800 páginas con el título de "Indios Americanos en el Pacífico" (Stockholm, London, Chicago, 1952). 

Interrumpidos sus estudios debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, Heyerdahl regresó a Noruega como voluntario para las Fuerzas Noruegas de Liberación, eventualmente sirviendo como paracaidista en una unidad de Finnmark. 

La expedición de la Kon-Tiki (1947)

Después de la Guerra, Heyerdahl continuo sus investigaciones y lo único que encontró fue una sólida pared de resistencia a sus teorías por parte de los especialistas. 

Al observar que nadie creía posible hacer un largo viaje en una balsa de estas características, Heyerdahl decidió demostrarlo. Él mismo la fabricaría y con ella cruzaría el Pacífico. 

Pronto encontró financiación para el proyecto y cinco hombres dispuestos a acompañarlo. Poco a poco mucha gente empezó a interesarse por su plan. El puerto donde se construía la balsa comenzaba a llenarse de visitantes y curiosos. Muchos de ellos aconsejaban al noruego que no intentara llevar a cabo lo que parecía un sueño. Los marinos eran los más desconfiados; daban muchos consejos a los hombres que pretendían lanzarse a la aventura y les advertían sobre los peligros de la travesía. 

Thor Heyerdahl no podía negar la existencia de estos riesgos, pero estaba convencido de que otros hombres habían realizado este viaje mucho antes y de que, por tanto, él también podría lograrlo. 

Thor Heyerdahl: el último aventurero del siglo XXCada miembro de la tripulación puso su nombre en uno de los troncos de la balsa, tal y como creían que habían hecho los hombres que acompañaron a Kon-Tiki. Los troncos se unieron con cuerdas, sin utilizar clavos ni alambre. La única protección de los hombres sería la pequeña caseta de la embarcación. ¡Pocos se atreverían a efectuar el plan con tanta osadía! 

Finalmente, la expedición partió de Perú. Habían pintado en la vela de la balsa el rostro del dios del Sol y pusieron a la embarcación el nombre de Kon-Tiki. En un principio la Kon-Tiki casi no se movía, se arrastraba suavemente por el mar. Sin embargo, poco a poco, consiguió hacerse con el ritmo de las aguas y comenzó a navegar con fuerza. 

La Kon Tiki partió de Callao, Perú, el 28 de abril de 1947. Después de 97 días de navegación embarrancaron en el arrecife de una isla deshabitada, de donde fueron rescatados por los pobladores de la isla de Raroia. Estaban en el corazón del Océano Pacífico, muy cerca de Tahití. Heyerdahl demostró su teoría, pero también inventó un nuevo tipo de exploración. Sus numerosos imitadores jamás han logrado realizar un viaje tan apasionante. 

A los pocos días de salir hubo una gran tormenta. Los navegantes lucharon con todas sus fuerzas para controlar la vela, pero el mar y el viento eran más fuertes que ellos. Afortunadamente, cuando parecía que la balsa iba a hundirse, en vez de ser arrollada por las enormes olas, empezó a deslizarse con el movimiento del mar. Los hombres de Heyerdahl se rindieron; dejaron que la vela se moviese libremente y cayeron agotados. Al despertar se encontraron en medio de un mar en calma. La Kon-Tiki había sabido defenderse. Ahora estaban seguros de que la balsa resistiría todo el viaje y de que su aventura sería un éxito. 

Casi cuatro meses después de dejar la costa americana, la expedición llegó por fin a tierra. Tras el largo viaje, los seis hombres de la Kon-Tiki se mostraban casi desnudos y cubiertos de largos cabellos. Los nativos que los recibieron parecían reconocerlos: ¡Aquellos hombres podrían ser los mismos que aparecían en las leyendas de sus antepasados! 

Esta odisea creó una enorme expectación en todo el mundo. Los medios de comunicación estuvieron constantemente pendientes de la travesía. Cuando se pudo comprobar su éxito, se inició otra polémica. Heyerdahl había demostrado que es posible cruzar el Pacífico en balsa, pero esto no confirmaba la conexión marítima entre los indios americanos y los polinesios. 
Después de extensos estudios etnográficos y arqueológicos en Polinesia, el continente americano y el Sudeste asiático, Heyerdahl desarrolló una teoría basada en que la Polinesia no había sido poblada por inmigrantes del Sudeste asiático, según creían los eruditos hasta la fecha, sino por gentes oriundas de América. 

Thor Heyerdahl: el último aventurero del siglo XXEl viaje de la "Kon-Tiki", que duró tres meses y medio, no sólo fue una experiencia osada y excitante, sino también una hazaña científica. En el libro que Heyerdahl escribiría más tarde, "American Indians in the Pacific" ("Amerindios en el Pacífico"), sustentó su teoría con una profusión de datos. Entre otras cosas, el antropólogo noruego afirma que los primeros pobladores de la Polinesia vinieron por mar desde el Perú, hacia 500 d.C., y que una nueva oleada de inmigrantes llegó procedente de la costa noroccidental de América del Norte, entre 1000 y 1300 d.C. 
Llamó a la embarcación Kon-Tiki mezclando dos tradiciones: la de Con-Ticci-Viracocha, representante del Sol en la Tierra según la leyenda de los indígenas del lago Titicaca, y la historia de Tiki, nombre que la mitología polinesia daba al hijo del Sol. La vela llevaba pintada la cabeza del rey-sol según el modelo que se conserva en las ruinas de la ciudad de Tiahuanaco. Su teoría de la migración no quedó demostrada pero si probó las sorprendentes cualidades de las embarcaciones prehistóricas. El curso estable del viento y las corrientes fue el factor determinante para las grandes travesías. Debido a la rotación del planeta, los vientos alisios y la corriente ecuatorial han mantenido su comportamiento constante desde que el hombre existe. 

La Balsa

La rudimentaria embarcación estaba formada por nueve troncos de la selva de Quevedo en Ecuador. Fue construida en dependencias de la Marina Peruana siguiendo la descripción de textos españoles. Tenía una vela cuadrada con la figura de una escultura polinesia dibujada. Si la balsa viraba demasiado de costado al viento la vela se volvía y la embarcación giraba completamente avanzando con la popa por delante. La espadilla medía 6 metros de largo. La madera de balsa resultó una excelente elección. No absorbió agua en exceso debido a las resinas que guardaba en su interior. No se utilizó ningún alambre para la sujeción de los maderos sino cuerdas que acabaron penetrando en la madera de balsa, con lo que no se produjeron roturas por rozamiento. El agua que entraba por la borda desaparecía con gran rapidez entre las uniones de los troncos. 

Acompañaban a Heyerdahl Knut Haugland, Torstein Raaby, Herman Watzing, Erik y Berg Danielsson. El 28 de abril de 1947, tras el remolcador Guardián Ríos salieron de la bahía de Callao entrando en la corriente de Humboldt que trae masas de agua fría del Antártico y se desvía al Oeste al sur de la línea ecuatorial. Además de los 6 tripulantes a bordo viajaba un loro verde buen marinero cuya lengua nativa era el español y el sociable cangrejo "Joannes" que hacía compañía al hombre de guardia en la espadilla. Comieron muchos peces voladores fritos recogidos en cubierta y pescaron multitud de dorados y tiburones. 

Thor Heyerdahl: el último aventurero del siglo XXAtravesando cuatro mil millas marinas del Pacífico desde Perú a la Polinesia, llegó a una isla deshabitada tras 101 días de navegación. La corriente arrastró a la balsa hasta la penúltima de un grupo de islas de difícil acceso por causa de los arrecifes. Cuando el transmisor accionado por un generador manual fue perdiendo humedad, un radioaficionado de Colorado captó su mensaje CQ que inicialmente tomó como una broma. Los 127 habitantes de la vecina isla de Raroia acogieron entrañablemente a la tripulación con quienes intercambiaron antiguas historias y leyendas de la Polinesia. La tripulación y la balsa fueron trasladados a Tahití a bordo de la goleta Tamara. 

Naufragio y rescate

Thor Heyerdahl, con un estilo claro y vivaz relata el naufragio en el arrecife de Fenua Kon-Tiki que consiguió atravesar sin bajas personales: 

Aquellas horas fueron de terrible ansiedad, durante las cuales íbamos avanzando paso a paso, de costado, contra los arrecifes... Levantamos la cubierta de bambú y cortamos con nuestros machetes los cabos que sostenían las orzas de deriva. Fue faena difícil extraer los tablones, pues estaban cubiertos de una espesa capa de lapas. Con las orzas retiradas, la balsa no tenía más calado que el ancho de los troncos sumergidos y, por consiguiente, seríamos más fácilmente levantados sobre los arrecifes. Sin las orzas y con la vela arriada, quedó la balsa de costado y a merced completa de las olas y el viento... Las olas reventaban atronadoramente, lanzando espuma en el aire, y el mar se levantaba y bajaba con gran furia... Nadie estaba a popa, pues era allí donde se iba a recibir el primer choque. Tampoco eran seguros los dos estays que venían desde la parte alta del mástil hasta la popa, porque si el palo caía, podrían quedarse colgando fuera de la balsa sobre el arrecife. 

Cuando nos dimos cuenta de que las olas ya habían hecho presa de la balsa, cortamos el cabo del ancla y nos quedamos libres. Una ola se levantó debajo de nosotros y sentimos que la Kon-Tiki era lanzada al aire. Había llegado el momento supremo; corríamos sobre el lomo de la ola a una velocidad tremenda; nuestra desvencijada balsa crujía y gemía, retemblando bajo nuestros pies. 

Una nueva ola creció altísima detrás de nosotros, como una centelleante pared de vidrio verdoso; en el momento en que nos hundíamos, vino enroscándose como una garra gigantesca y en el mismo segundo en que la vi, inmensamente alta sobre mí, sentí un choque violento y quedé sumergido entre torrentes de agua. Sentí la succión en todo mi ser con una fuerza tan inmensa, que tuve que poner todos mis músculos a su máxima tensión y decirme a mí mismo: "¡Agárrate! ¡Agárrate!" Yo creo que en semejantes situaciones de desesperación, cuando el resultado es tan evidente, pueden ser arrancados los brazos antes que el cerebro consienta en desasirse. Entonces sentí que toda la montaña de agua iba pasando y aflojando de mi cuerpo su garra endemoniada... En un segundo todo el infierno estaba otra vez sobre nosotros y la Kon-Tiki desaparecía completamente bajo las masas de agua... La embarcación que habíamos conocido durante semanas y meses en el mar, ya no era la misma. En unos cuantos segundos, aquel agradable mundo nuestro se había convertido en los despojos de un naufragio. 

La balsa chocó y fue succionada una y otra vez hasta que consiguió colocarse sobre el arrecifeque encerraba la laguna interior de la isla. Procedieron rápidamente al salvamento de la carga antes de aparecieran las inciertas corrientes de la marea. El mástil con toda su jarcia quedó inclinado sobre el arrecife y la espadilla hecha astillas. 

"El arrecife se extendía como la muralla de una fortaleza sumergida ... La Kon-Tiki quedaba allá lejos sobre el arrecife, rodeada de la espuma del mar. Era un despojo, pero un despojo honorable".(Thor Heyerdahl) 

El viaje estuvo repleto de anécdotas. Y es que "el mar contiene muchas sorpresas para quien tiene el piso al nivel de su superficie y va navegando lenta y silenciosamente. Un cazador que se abra camino a través de la maleza en la floresta, puede regresar y decir que no se ve ninguna pieza. Otro, en cambio, si se sienta a esperar en un tronco, es posible que pronto empiece a oír rumores y crujidos de hojas y ramas, y a ver asomarse ojos curiosos. Así es también el mar. Generalmente lo cruzamos con rugientes motores y golpes de pistón, levantando olas de espuma con la proa. Luego regresamos diciendo que no hay nada que ver en el océano". 

Siguen tres ejemplos entre docenas. "En varias ocasiones pasamos deslizándonos sobre grandes masas obscuras..."; "varias veces, cuando el mar estaba en calma, el agua negra alrededor de la balsa se poblaba súbitamente de redondas cabezas de casi un metro de diámetro, que se quedaban quietas mirándonos con sus grandes ojos fosforescentes"; uno de tantos descubrimientos curiosos fue que el Gempylus, un pez abisal, sube hasta la superficie por la noche y, si le parece oportuno, es capaz de saltar fuera del agua. 

A los noventa y siete días llegaron a la isla de Angatau, pero la corriente les impidió tocar tierra. Curiosamente, era el plazo mínimo que había calculado aquel amigo de Heyerdahl sobre una carta náutica... 

Cuatro días más tarde, contra todo pronóstico, la "Kon-Tiki" arribó por fin al atolón de Raroia, en el archipiélago de las Tuamotu. Era el 30 de julio de 1947. Después de ciento un días en la "Kon-Tiki", Heyerdahl registra la agradable sensación de poner los pies en tierra como sigue: 
"- El purgatorio estaba un poco húmedo - dijo Bengt -, pero el cielo es más o menos como yo me lo había imaginado. 

La Expedición a las Galápagos (1952)

Continuando el rotundo éxito de la expedición Kon-Tiki, Heyerdahl organizó y dirigió la Expedición Arqueológica Noruega a las Islas Galápagos. El grupo se encargó de investigar los vestigios pre-hispánicos, encontrando una flauta de procedencia inca y pedazos de mas de 130 ceramios que luego fueron identificados como preincas. Las Islas Galápagos están localizadas a mas de 1000 kilómetros de las costas del Ecuador y por primera vez la arqueología Sudamericana se extendió mas allá de las fronteras del continente, en el Océano Pacífico. Paralelamente a esta expedición , Heyerdahl trabajó con expertos en el redescubrimiento de la guara, un medio de navegación usando una pequeña balsa plana utilizada por los indios del Perú y Ecuador. A partir de esta herramienta, no usada en la expedición de la Kontiki, quedo claro que los antiguos pobladores de Sudamérica tenían los medios tecnológicos para hacer viajes de largas distancias a través del Pacífico. 

Expedición a la Isla de Pascua (1955-56)

Continuando su exitoso trabajo, Heyerdahl se encaminó en una expedición arqueológica de gran envergadura a la isla más lejana del Pacífico, la Isla de Pascua. Una expedición de 23 personas llegó a la isla y comenzaron a hacer estudios arqueológicos en el subsuelo. Rápidamente descubrieron que la Isla de Pascua tenía una gran cantidad de bosques que fueron deforestados por sus habitantes oriundos, quienes también cultivaban muchas plantas oriundas de América. 

Dataciones hechas con carbono-14 mostraron que la isla había sido ocupada desde aproximadamente el año 380 después de Cristo, cerca de 1000 años mas tempranamente de lo que los científicos previamente creían. Excavaciones indicaron que muchas obras hechas de piedra eran muy similares a las hechas por las culturas peruanas. Algunos pobladores de la Isla de Pascua contaron que de acuerdo a sus leyendas ellos originalmente llegaron provenientes de lejanas islas del Este. Los resultados del trabajo de Heyerdahl fueron ampliamente discutidos al ser presentados en el Décimo Congreso del Pacífico en Honolulu (1961) donde , a la luz de todas las pruebas , las teorías inmigracionistas de Heyerdahl tomaron gran importancia e influencia. 

Sus últimas hazañas

En 1969 se embarcó en una nave de papiro, la Ra I, para demostrar que los egipcios tenían la capacidad de llegar a América del Sur y que podrían haber fundado las civilizaciones azteca e inca, hace cuatro mil años. Con la intención de cruzar el Océano Atlántico, partió desde África del Norte; pero luego de recorrer 4.500 kilómetros, la expedición fracasó. Volvió a intentarlo al año siguiente, con la embarcación Ra II. En esta oportunidad, luego de 57 días de viaje, desembarcó en Bridgetown, Barbados, alcanzando así el éxito una vez más. 

Thor Heyerdahl: el último aventurero del siglo XXA finales de los setenta, inició un viaje de 9.980 kilómetros en una embarcación de cañas (Tigris) para probar la existencia de una posible ruta migratoria, que hace 5 mil años habrían usado los sumerios para viajar de Irak al océano Índico. 

Heyerdahl, quien estaba convencido de que "los océanos unen a la humanidad; no la dividen", refutó por completo la idea de que nadie era capaz de cruzar el océano en épocas preeuropeas, así como la que sostenía que las culturas de Pacífico no podían haber participado de la colonización de la Polinesia. También demostró la factibilidad de que las culturas primitivas de México y Perú hayan establecido contacto con los pueblos del Norte de África y de que los antiguos sumerios pudieron mantener relación marítima con el valle del indo o las orillas del mar Rojo. 

Thor Heyerdahl falleció un 18 de abril, a los 87 años, víctima de un cáncer incurable y luego de haber tomado la decisión de renunciar al tratamiento para poder, según sus propias palabras, "alcanzar el crepúsculo en forma natural". Su aporte a la ciencia es invalorable. 
"...en cuanto a la aventura, nunca he hecho nada por ella en sí, pero no le tengo miedo; al contrario, disfruto cuando se cruza en mi camino..." 

Sus libros y su legado

Las aventuras de Thor Heyerdahl podría ser el título de la autobiografía del aventurero noruego. Pero no, se titula Tras los pasos de Adán. Aunque lo cierto es que, entre viaje y viaje, le ha dado tiempo a escribir un buen puñado de libros, así que sus interesantísimas experiencias vitales han quedado recogidas en varios volúmenes. Como La expedición de la Kon-Tiki; Las expediciones Ra, Fatu-Hiva, Aku-Aku; El secreto de la isla de Pascua; La expedición Tigris; El hombre primitivo y el océano y El misterio de las Maldivas. 

Como muestra, reproducimos un bello párrafo de Tras los pasos de Adán: “A la mañana siguiente, bajo la nieve que caía, se despidieron de dos jóvenes inmaduros que subían al tren para embarcarse en Marsella en un enorme buque transoceánico, con billete hasta Tahití. Un billete hacia el paraíso, pensábamos nosotros. Pero la conclusión del viaje fue precisamente que no se puede comprar la entrada al paraíso. Los que conseguían encontrarlo, lo hallaban en su interior y hasta allí llegaban gratis. Todo lo que he visto y leído me ha enseñado que, en este planeta, el infierno y el paraíso no están en lugares distintos, sino siempre en el mismo. No se puede elegir uno u otro simplemente mudándose. Los dos aparecen como amigos inseparables por muy lejos que se viaje...” 

Las teorías de Heyerdahl ganaron adeptos tras las expediciones de las Galápagos (1953) y la isla de Pascua (1955-1956). Son muchas las coincidencias entre la cultura de las islas polinesias y la precolombina. Tanto en Polinesia como en Egipto como en la isla de Pascua, el Sol se llama "Ra". En la isla de Pascua se ha encontrado caña de totora. En 1970 la embarcación Ra II completó en 57 días los 5700 km entre Safi, Marruecos y las Barbados. 

Cuando le preguntaron durante una entrevista cuál consideraba que era su mayor aporte a la ciencia, Heyerdahl respondió: "Probablemente, el más conocido: demostrar que los océanos no aislaron a las distintas culturas durante los últimos 5.000 años, ya que el hombre disponía de barcos que podían cruzarlos. Después de mis expediciones en embarcaciones de juncos, los investigadores aceptan que en los últimos 5.000 años los océanos han unido, más que dividido, a la humanidad". 
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