NARRADOR
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Era la hora de la cena en la casa de los Wilson. Henry y Susan Wilson y sus dos hijos estaban comenzando su cena. La comida consistía en las sobras de la cena de Acción de Gracias dos días antes. Había sopa de pavo. Había carne de pavo mezclada con papas y cubierta con sala de pavo. Aún quedaban pequeños trozos del ave tradicional de Acción con verduras de hojas en ensalada. La niña Angelina Wilson preguntó:
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ANGELINA
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¿Vamos a comer también helado de pavo?
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NARRADOR
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Su padre se tapó la boca por un segundo. Luego dijo:
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SR. WILSON
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Angelina, ¿te has olvidado que no he tenido trabajo durante todo un año? Ahora volví a tener trabajo. Deberías estar muy agradecida.
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NARRADOR
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Así y todo no se lo escuchó enojado. Henry Wilson también sintió que había comido suficiente pavo – más que suficiente. Angelina usaba su cabello castaño estirado hacia atrás con una trenza y la movía con aire pensativo. Se arrepintió de su comentario. En particular, estaba arrepentida porque pensaba pedirle a sus padres algo especial. Ella sabía que comer los ponía de buen humor. Finalmente decidió actuar de acuerdo con su plan.
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ANGELINA
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¡Siento mucho lo que dije sobre el pavo! Pero a menos que consiga un vestido nuevo no me veré nada bien para el Festival de Navidad.
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NARRADOR
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El Festival era el festejo de las vacaciones de invierno de un grupo al que ella pertenecía: la Asociación Benéfica de las Chicas Avalon. El barrio de Avalon en la ciudad era extenso. Todas las chicas de sexto y séptimo grado venían de kilómetros a la redonda para asistir. Generalmente las socias del club trabajaban intensamente. Escribían divertidas tarjetas para pacientes hospitalizados. Preparaban comidas para las personas sin hogar. O ayudaban a los ancianos con sus compras cotidianas. Pero el Festival de Navidad era diferente. El Centro Comunitario lucía brillantemente iluminado y listo para el gran acontecimiento. Las chicas lucían ropas elegantes. Cantaban y bailaban, y mucha gente del barrio llegaba para verlas actuar. Pero para esta celebración especial, Angelina tenía sólo un vestido común y gastado de color gris que ya había usado en el evento del año anterior. Y ahora ya le quedaba algo corto. Angelina estaba creciendo. Su mejor amiga Margo insistía:
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MARGO
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Mi vestido es azul y hermoso.
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NARRADOR
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Ella decía que el vestido era copia de uno diseñado por Giulio No-sé-cuánto de Roma. ¿O era París? Angelina le suplicaba a sus padres.
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ANGELINA
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El otro día después de la escuela, me metí en las Grandes Tiendas Forbes. Tienen allí el más hermoso vestido rojo, justo de mi medida.
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NARRADOR
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Su madre apoyó el cuchillo ...
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SRA. WILSON
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Bueno, no podemos comprarlo. Tenemos que ser precavidos. Uno nunca sabe cuando podría perder mi puesto de trabajo.
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ANGELINA
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Pero al menos tengo algo de dinero. O quizás me puedan regalar el vestido para Navidad.
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NARRADOR
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Ella se había ganado unos pesos quedándose a cuidar a su hermano menor Louis cuando sus padres salían de noche.
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SRA. WILSON
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Angelina, necesitas ahorrar para cosas mucho más importantes, como libros y uniformes escolares.
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ANGELINA
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Pero mamá ...
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NARRADOR
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Intervino el Sr.Wilson ...
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SR. WILSON
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Queremos hacerles bonitos regalos de Navidad a ti y a tu hermano, Angelina. No pretendes ser egoísta, ¿verdad?
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NARRADOR
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Eso le dio a Louis de nueve años la oportunidad de levantar la voz, Louis siempre tenía que meterse en la conversación.
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LOUIS
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Sólo te importan tus cosas, Angie. Eres egoísta.
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SR. WILSON
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Louis, ¡cállate! Y dedícate a comer tu pavo.
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NARRADOR
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Angelina continuó agitando su trenza. No todas las esperanzas estaban perdidas. Había un cartel en la tienda de Forbes que decía "compra en reserva" (*). Ella decidió regresar a la tienda y consultar sobre eso. Quizás fuera algo que podría ayudarla. Al día siguiente, después de la escuela, Angelina fue directamente al lugar de la tienda donde se vendían prendas para chicas. Una etiqueta sobre el vestido de la vendedora decía: "Sra. Harding". Angelina le preguntó qué significaba "compra en reserva". La Sra. Harding le explicó que las clientas podían elegir un vestido como compra en reserva y pagar sólo una parte del total. Esa parte se llamaba depósito. Pero la clienta no podía llevar el vestido a su casa. La clienta tenía que regresar dos semanas después para pagar el resto del precio. De lo contrario, el vestido regresaría a vidriera donde cualquier otra clienta pudiera comprarlo. Y la tienda se quedaría con parte del dinero depositado. Angelina sacó diez gastados billetes de dólar del bolsillo de su abrigo y se los mostró a la vendedora. (*) COMPRA EN RESERVA: según este sistema el vendedor "aparta" el producto elegido por el cliente y éste no se lo lleva hasta que ha terminado de pagarlo. Si la transacción no se completa, el producto queda en la tienda y al cliente se le devuelve su dinero menos un recargo.
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ANGELINA
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Esto alcanza para que usted reserve "mi" vestido, ¿verdad?
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SRA. HARDING
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Sí, en efecto. Pero debes regresar dentro de dos semanas para cancelar el resto. De lo contrario, la tienda se queda con "tu" vestido y una parte de tu primer pago.
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NARRADOR
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Angelina se sintió como dando saltos en el aire. Ella podría tener el vestido mediante la compra en reserva. Angelina estaba tan feliz que le contó a la Sra. Harding sobre el trabajo de la Asociación Benéfica Avalon y la fiesta de Navidad. La Sra. Harding le deseó suerte. Lo expresó muy sinceramente. Angelina salió de la tienda prácticamente flotando. Mientras se iba, en una de las vidrieras observó un aviso que no alcanzó a leer. Dedujo que decía algo del maravilloso plan de compra en reserva.
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MUSICA NAVIDEÑA
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NARRADOR
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Sin embargo, Angelina no le comentó nada a sus padres acerca del plan de compra en reserva. Estaba segura que cuidando niños podría ganar lo suficiente para pagar el vestido. Al fin y al cabo, se había quedado con Louis varias veces. Angelina se estremecía y sufría con el viento frío de diciembre mientras les pedía trabajo a varias familias del barrio de Avalon. ¿Podría cuidarles a sus niños? Uno tras otro le respondía lo mismo. "Ya tenemos niñera". O, "Está bien que cuides niños más grandes. Pero nosotros tenemos otro bebé y necesitamos a alguien mayor que tú". Considerando la expresión de sus rostros, se notaba que la mayoría eran amables. Luego, afortunadamente, los padres de Margo decidieron que Angelina podría ayudar a la hermana menor de Margo a hacer ropa nueva para sus muñecas. Parece que Margo no sabía coser muy bien. Angelina, por el contrario, era excelente en costura. Con total seguridad, los vestidos de las muñecas salieron hermosos. Los padres de Margo le pagaron veinte dólares a Angelina. Aún así, todavía estaba lejos de juntar el dinero que faltaba para su vestido. A medida que se acercaba la fecha del pago final, los días pasaban demasiado rápido y Angelina se sentía abandonada. No lograba juntar el dinero necesario para "su" vestido y regresó muy triste a la tienda Forbes. Esta vez leyó el aviso de la vidriera que decía, "Cerramos definitivamente en Enero". Cuando Angelina llegó a la sección de las chicas y le habló nuevamente con la vendedora Sra. Harding.
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ANGELINA
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No me alcanza el dinero para el vestido del Festival.
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NARRADOR
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Entonces notó que los ojos de la Sra. Harding estaban enrojecidos. Parecía como si hubiera estado llorando. La Sra. Harding dijo:
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SRA. HARDING
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Sabes, la tienda va a cerrar y pierdo mi puesto de trabajo. Y quisiera hacer una de mis últimas ventas aquí a alguien que pertenezca a tu asociación de beneficencia. Ustedes hacen un trabajo admirable. Quiero que tengas este vestido para el Festival. Yo misma pagaré el resto de lo que debes, así que puedes quedártelo.
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NARRADOR
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Angelina pensó cuánto deseaba el vestido rojo. Pero recordó lo preocupado y triste que se había sentido su padre durante ese interminable año en que no conseguía trabajo. Ella escogió muy cuidadosamente sus palabras.
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ANGELINA
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Es muy bondadoso de su parte, Sra. Harding. Pero usted necesitará todo su dinero hasta que consiga otro trabajo. Yo sé bien lo que es eso.
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MRS. HARDING
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¿Estás segura? ¿Totalmente segura? Te lo dije muy sinceramente.
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ANGELINA
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Sí, estoy completamente segura.
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MRS. HARDING
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Bueno, entonces te entregaré la totalidad del depósito que nos dejaste.
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NARRADOR
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Angelina le agradeció y apretó en su mano los gastados billetes de dólar.
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ANGELINA
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Deseo que encuentre otro trabajo muy pronto.
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NARRADOR
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Y con esas palabras se despidió y salió de la tienda para enfrentar la calle helada. Afuera, un hombre que parecía Santa Claus estaba pidiendo dinero para ayudar a los pobres. Otros hacían sonar campanillas navideñas. Por un instante, Angelina se detuvo en la vereda nevada. Luego, repentinamente, le entregó algunos dólares al hombre vestido de Santa Claus.
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ANGELINA
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La Sra. Harding no es la única que quiere ayudar a otras personas.
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NARRADOR
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Con la misma velocidad decidió que quizás podría comprar alguna tela para alargar su viejo vestido de lana gris. Y se imaginó aplicando brillantes cintas rojas a lo largo del cuello. Vaya uno a saber, quizás le quedara bien y, de todos modos, se divertiría mucho. Al fin y al cabo, era Navidad.
Enfrentando el viento helado de diciembre, Angelina dio media vuelta y regresó al interior de la tienda.
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FIN
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