Tu abuelo, tu tío abuelo o tu bisabuelo muerto en la guerra o después de ella podrían estar en esta lista. Consúltala. Y compártela
Te hablo a tí.
Sí, a tí. Quizás hayas llegado a este sitio por casualidad, buscando una
coincidencia en google con alguno de tus apellidos. Quizás te haya
sorprendido desembocar en esta página pues es probable que no sepas nada
de la Guerra Civil española --te aclaro que el mayor acto terrorista
cometido nunca por una plutocracia contra un pueblo civil desarmado-- y
probablemente sus batallas y su dolor te suenen a algo tan remoto como
las viejas guerras napoleónicas. Quizás.
Pero también es posible
que tengas alguna remembranza antigua latiendo entre tus viejos
recuerdos familiares y que aún guardes alguna antigua historia oída
narrar a tus mayores, durante la que hayas escuchado hablar de aquel
abuelo, tío abuelo o bisabuelo que perdió y murió en la guerra o poco
después de ella y de cuyos restos nunca supo nadie más. Es posible. A lo
mejor. ¿Podría haber ocurrido aquella muerte entre 1938 y 1944? ¿Podría
tu familiar desaparecido ser natural de algún pueblo de las provincias
de Ciudad Real, Albacete, Guadalajara, Toledo, Cuenca, Madrid, Burgos,
Vizcaya, Segovia, Salamanca, Ávila, Zaragoza, Cáceres, Badajoz, Málaga,
Córdoba, Almería, Granada, Jaén, Cantabria, Tarragona, Castellón,
Asturias, Logroño o Lugo? ¿Quizás te refirieron vagamente que su muerte
pudo haber sucedido en algún lugar perdido del norte, en una prisión de
Burgos, en un penal casi ignoto cercano al País Vasco?
Si alguna de las respuestas a las preguntas anteriores fuera afirmativa, o tuvieras sospechas de que pudiera serlo, podrías consultar la relación nominativa que figura más abajo. Ha sido elaborada por la Agrupación de Familiares de represaliados en la prisión de Valdenoceda (Burgos), que ya lleva más de 10 años intentando localizar a los familiares de más de 150 prisioneros republicanos asesinados allí por sus secuestradores franquistas, a través del hambre, la tortura, los malostratos, la falta de higiene y cuidados médicos y las enfermedades provocadas. Hasta el momento la Agrupación ha conseguido exumar los restos del 80% de los fallecidos y ha contactado y localizado a 65 familias descendientes de aquellos presos fallecidos y a todas ellas se les hecho análisis de ADN que vinculan su parentesco con alguno de los restos de los presos muertos. Pero la Agrupación sigue buscando. Ha de encontrar a las familias descendientes de los otros 86 presos, para poder tomar sus muestras de ADN y poder entregarles finalmente sus restos esqueletizados.
En la fotografía facilitada por el memorialista castellonense Vicent Beltrán, puede verse al prisionero José Bovea Domínguez junto con otros muchos presos republicanos en el patio de la prisión franquista de Valdenoceda el 21 de octubre de 1941. Bovea, natural de Almassora (Castellón), murió en esta prisión de exterminio burgalesa en 1943. Su familia sigue sin ser localizada.
El listado ordenado alfabéticamente según el primer apellido de estos 86 PRESOS --ruego tu colaboración para compartirlo, pasarlo, copiarlo, reenviarlo y difundirlo-- es el siguiente:
1.- Abad Vara, Antonio, de Getafe, Madrid
2.- Alcalde López, Juan, de Torres Cabrera, Córdoba
3.- Alcázar Tejados, Juan José, de Villahermosa, Ciudad Real
4.- Anollo Baranda, Pedro, de Villarcayo, Burgos
5.- Aranda Rimon, Cándido, de Alcolea de Calatrava, Ciudad Real
6.- Arrojo García, Esteban, de Segovia, Segovia
7.- Asensio Espino, Andrés, de Zaragoza, Zaragoza
8.- Bailón Cuadrado, Antonio, de Manzanares, Ciudad Real
9.- Bellido Muñoz, Vicente, de Alcaudete, Toledo
10.- Bravo Lucena, Joaquín, de Plasencia, Cáceres
11.- Calverite Carrasco, Domingo, de Benalauria, Málaga
12.- Campo García, Delfino, de Santiago de Cartes, Cantabria
13.- Carrasco Valiño, José, de Campillo de Llerena, Badajoz
14.- Carriondo Pardo, Juan Miguel, de Oron (¿Orán?) de Marruecos, Almería
15.- Castillo Martín, Lorenzo, de Gargantiel, Ciudad Real
16.- Castro Hernández, Salvador, de Madrid, Madrid
17.- Collado Moya, Ángel, de Valdepeñas, Ciudad Real
18.- Contreras Porras, Antonio, de Almagro, Ciudad Real
19.- del Barrio Ferrero, Anastasio, de Bubillo, Segovia
20.- de Pedro Viejo, Antonio, de Hita, Guadalajara
21.- Delgado Sánchez, Agustín, de Socuellamos, Ciudad Real
22.- Estero Navarro, José, de Socuellamos, Ciudad Real
23.- Fernández Yut de Villar, José, de Puertollano, Ciudad Real
24.- Flores Jiménez, Modesto, de Daimiel, Ciudad Real
25.- García Alcalde, Bonifacio, de Roa de Duero, Burgos
26.- García Gómez, Ciriaco, de Anchuras, Ciudad Real
27.- García González, Francisco, de Motril, Granada
28.- García Quintana, Eugenio, de Valdepeñas, Ciudad Real
29.- García Sábete, Juan, de Roquetes, Tarragona
30.- García Vinolfo, Francisco, de Granada, Granada
31.- Gari Simo, Vicente, de Burriana, Castellón
32.- González González, Julián, de Almagro, Ciudad Real
33.- González Secados, Rafael, Gulliences, Asturias
34.- Gonzalo Cisneros, Bernabé, de Jubera, Logroño
35.- Gordón Berloqui, Francisco, de Campillo de Mena, Burgos
36.- Gutiérrez Angulo, Constantino, de Angulo, Burgos
37.- Hidalgo Acedo, Antonio, de Castuera, Badajoz
38.- Horrio Vera, Toribio, de Villarrodrigo, Jaén
39.- Laborda Orbe, Valentín, de Santurce, Vizcaya
40.- López Mora, Antonio , de San Lorenzo Calatrava, Ciudad Real
41.- López Olmo, Andrés, de Bolaños, Ciudad Real
42.- Luis Javea, Abilio, de Vara de Rey, Cuenca
43.- Madrigal Hovillo, Rufino, de Tomelloso, Ciudad Real
44.- Márquez Parejo, Lorenzo, de Garciaz, Cáceres
45.- Martín Iglesias, Isidoro, de S. Martín de Húmeda, Burgos
46.- Martínez Pulido, Manuel, de Villacomillo, Jaén
47.- Martínez Rodríguez, Crescencio, de Celadilla - Sotobrin Burgos
48.- Martínez Ruiz, Jesús, de Albacete Albacete
49.- Martínez Sanz, Juan, Sebastián de los Reyes, Madrid
50.- Martínez Tomas, Sebastián, Madrid, Madrid
51.- Molina Alba, Celedonio, de Navas de Ricomolillo, Toledo
52.- Monje Sánchez, Nicanor, Fresno Alhandiga, Salamanca
53.- Moreno Almarecha, Antonio, de La Solana, Ciudad Real.
54.- Montero Hernández, Anselmo, de Majadahonda, Madrid
55.- Muñoz Pulidos, Pedro, de Alcalá la Real, Jaén
56.- Olnuedo (¿Olmedo?) López, Bonifacio, de Tomelloso, Ciudad Real
57.- Palencia Cuevas, José, de Alminte, Burgos
58.- Pardo Fernández, Marcos, de Torralba de Calatrava, Ciudad Real
59.- Pascual Carro, Anselmo, de Puerto de Segura, Jaén
60.- Peña Ortiz, Miguel, de Cazorla, Jaén
61.- Pérez Esteban, Calixto, de Guadalajara
62.- Pérez López, Adolfo, de Ronfe, Lugo
63.- Pérez Martín, Teodoro, de Miraflores de la Sierra, Madrid
64.- Pérez Nieto, Juan , de Quintana Piñora, Almería
65.- Redondo Muñoz, Mamerto, de Fuencaliente, Ciudad Real
66.- Robledo González, Esteban, de Velayos, Ávila
67.- Rodríguez del Prado, Marcelino, de Villamayor de Calatrava, Ciudad Real
68.- Rodríguez Márquez, Juan, de Illora, Granada
69.- Romero Gallego, Andrés, de Ferinches, Ciudad Real
70.- Rosa Sánchez, Mariano, de Puertollano, Ciudad Real
71.- Rubio Piernagorda, Antonio, de Baena, Córdoba
72.- Ruiz de Diego, Guillermo, de Escalada, Burgos
73.- Sánchez Caro, Teodoro, de Picón, Ciudad Real
74.- Sánchez Jara, Alejandro, de Villamayor de Calatrava, Ciudad Real
75.- Sánchez Martínez, Eloy, de Mesegoso, Albacete
76.- Sánchez Moya, Benigno, San Lorenzo Calatrava, Ciudad Real
77.- Tejero Domínguez, Máximo, de Zorita, Cáceres
78.- Tercilla Abasolo, Vicente, de Angulo, Burgos
79.- Torado Fernández, Felipe, de Badajoz, Badajoz
80.- Urbina Fernández, Nicasio, de Anchuras, Ciudad Real
81.- Urdiales García, Crisanto, de Calzada de Oropesa, Toledo
82.- Vara Garoz, Agustín, Torrejon de Velasco, Madrid
83.- Velasco Iglesias, Benito, de Aranda de Duero, Burgos
84.- Vilar Recuero, Mariano, de Madrid, Madrid
85.- Villalba Sánchez, Félix, de Morata de Tajuña, Madrid
86.- Villanueva García, Valentín, Villanueva de Hoja, Ciudad Real
(*) La lista está recogida literal del Registro de Defunciones de Quecedo (Burgos), por lo que puede haber errores ya que todas las anotaciones eran manuscritas y muchas son de difícil intertpretación.
Tú podrías ser la persona que ayudara a cerrar el círculo aún imperfecto de la Memoria de tus mayores. Y si tu primer o segundo apellido no se encuentra en la relación, también puedes ayudar a la Agrupación a encontrarlos compartiendo esta lista con tus contactos, tu libreta de direcciones, en tus blogs, en tus webs, tu twitter o en tu Muro de Facebook. También puedes ponerte en contacto con la Agrupación de Familiares de Represaliados de la prisión de Valdenoceda (Burgos) a través de...
su grupo en yahoo
http://es.groups.yahoo.com/group/valdenoceda
su página de facebook
http://www.facebook.com/agrupacionfamiliasvaldenoceda.exhumacion
su perfil de twitter
https://twitter.com/Valdenoceda
Y también puedes consultar todos los trabajos de investigación, labores de exhumación y dignificación de la memoria de los asesinados y numerosas fotografías de grupos de presos, a través de este mismo blog "Todos los Rostros", en http://todoslosrostros.blogspot.com/search/label/Valdenoceda
2.- Alcalde López, Juan, de Torres Cabrera, Córdoba
3.- Alcázar Tejados, Juan José, de Villahermosa, Ciudad Real
4.- Anollo Baranda, Pedro, de Villarcayo, Burgos
5.- Aranda Rimon, Cándido, de Alcolea de Calatrava, Ciudad Real
6.- Arrojo García, Esteban, de Segovia, Segovia
7.- Asensio Espino, Andrés, de Zaragoza, Zaragoza
8.- Bailón Cuadrado, Antonio, de Manzanares, Ciudad Real
9.- Bellido Muñoz, Vicente, de Alcaudete, Toledo
10.- Bravo Lucena, Joaquín, de Plasencia, Cáceres
11.- Calverite Carrasco, Domingo, de Benalauria, Málaga
12.- Campo García, Delfino, de Santiago de Cartes, Cantabria
13.- Carrasco Valiño, José, de Campillo de Llerena, Badajoz
14.- Carriondo Pardo, Juan Miguel, de Oron (¿Orán?) de Marruecos, Almería
15.- Castillo Martín, Lorenzo, de Gargantiel, Ciudad Real
16.- Castro Hernández, Salvador, de Madrid, Madrid
17.- Collado Moya, Ángel, de Valdepeñas, Ciudad Real
18.- Contreras Porras, Antonio, de Almagro, Ciudad Real
19.- del Barrio Ferrero, Anastasio, de Bubillo, Segovia
20.- de Pedro Viejo, Antonio, de Hita, Guadalajara
21.- Delgado Sánchez, Agustín, de Socuellamos, Ciudad Real
22.- Estero Navarro, José, de Socuellamos, Ciudad Real
23.- Fernández Yut de Villar, José, de Puertollano, Ciudad Real
24.- Flores Jiménez, Modesto, de Daimiel, Ciudad Real
25.- García Alcalde, Bonifacio, de Roa de Duero, Burgos
26.- García Gómez, Ciriaco, de Anchuras, Ciudad Real
27.- García González, Francisco, de Motril, Granada
28.- García Quintana, Eugenio, de Valdepeñas, Ciudad Real
29.- García Sábete, Juan, de Roquetes, Tarragona
30.- García Vinolfo, Francisco, de Granada, Granada
31.- Gari Simo, Vicente, de Burriana, Castellón
32.- González González, Julián, de Almagro, Ciudad Real
33.- González Secados, Rafael, Gulliences, Asturias
34.- Gonzalo Cisneros, Bernabé, de Jubera, Logroño
35.- Gordón Berloqui, Francisco, de Campillo de Mena, Burgos
36.- Gutiérrez Angulo, Constantino, de Angulo, Burgos
37.- Hidalgo Acedo, Antonio, de Castuera, Badajoz
38.- Horrio Vera, Toribio, de Villarrodrigo, Jaén
39.- Laborda Orbe, Valentín, de Santurce, Vizcaya
40.- López Mora, Antonio , de San Lorenzo Calatrava, Ciudad Real
41.- López Olmo, Andrés, de Bolaños, Ciudad Real
42.- Luis Javea, Abilio, de Vara de Rey, Cuenca
43.- Madrigal Hovillo, Rufino, de Tomelloso, Ciudad Real
44.- Márquez Parejo, Lorenzo, de Garciaz, Cáceres
45.- Martín Iglesias, Isidoro, de S. Martín de Húmeda, Burgos
46.- Martínez Pulido, Manuel, de Villacomillo, Jaén
47.- Martínez Rodríguez, Crescencio, de Celadilla - Sotobrin Burgos
48.- Martínez Ruiz, Jesús, de Albacete Albacete
49.- Martínez Sanz, Juan, Sebastián de los Reyes, Madrid
50.- Martínez Tomas, Sebastián, Madrid, Madrid
51.- Molina Alba, Celedonio, de Navas de Ricomolillo, Toledo
52.- Monje Sánchez, Nicanor, Fresno Alhandiga, Salamanca
53.- Moreno Almarecha, Antonio, de La Solana, Ciudad Real.
54.- Montero Hernández, Anselmo, de Majadahonda, Madrid
55.- Muñoz Pulidos, Pedro, de Alcalá la Real, Jaén
56.- Olnuedo (¿Olmedo?) López, Bonifacio, de Tomelloso, Ciudad Real
57.- Palencia Cuevas, José, de Alminte, Burgos
58.- Pardo Fernández, Marcos, de Torralba de Calatrava, Ciudad Real
59.- Pascual Carro, Anselmo, de Puerto de Segura, Jaén
60.- Peña Ortiz, Miguel, de Cazorla, Jaén
61.- Pérez Esteban, Calixto, de Guadalajara
62.- Pérez López, Adolfo, de Ronfe, Lugo
63.- Pérez Martín, Teodoro, de Miraflores de la Sierra, Madrid
64.- Pérez Nieto, Juan , de Quintana Piñora, Almería
65.- Redondo Muñoz, Mamerto, de Fuencaliente, Ciudad Real
66.- Robledo González, Esteban, de Velayos, Ávila
67.- Rodríguez del Prado, Marcelino, de Villamayor de Calatrava, Ciudad Real
68.- Rodríguez Márquez, Juan, de Illora, Granada
69.- Romero Gallego, Andrés, de Ferinches, Ciudad Real
70.- Rosa Sánchez, Mariano, de Puertollano, Ciudad Real
71.- Rubio Piernagorda, Antonio, de Baena, Córdoba
72.- Ruiz de Diego, Guillermo, de Escalada, Burgos
73.- Sánchez Caro, Teodoro, de Picón, Ciudad Real
74.- Sánchez Jara, Alejandro, de Villamayor de Calatrava, Ciudad Real
75.- Sánchez Martínez, Eloy, de Mesegoso, Albacete
76.- Sánchez Moya, Benigno, San Lorenzo Calatrava, Ciudad Real
77.- Tejero Domínguez, Máximo, de Zorita, Cáceres
78.- Tercilla Abasolo, Vicente, de Angulo, Burgos
79.- Torado Fernández, Felipe, de Badajoz, Badajoz
80.- Urbina Fernández, Nicasio, de Anchuras, Ciudad Real
81.- Urdiales García, Crisanto, de Calzada de Oropesa, Toledo
82.- Vara Garoz, Agustín, Torrejon de Velasco, Madrid
83.- Velasco Iglesias, Benito, de Aranda de Duero, Burgos
84.- Vilar Recuero, Mariano, de Madrid, Madrid
85.- Villalba Sánchez, Félix, de Morata de Tajuña, Madrid
86.- Villanueva García, Valentín, Villanueva de Hoja, Ciudad Real
(*) La lista está recogida literal del Registro de Defunciones de Quecedo (Burgos), por lo que puede haber errores ya que todas las anotaciones eran manuscritas y muchas son de difícil intertpretación.
Tú podrías ser la persona que ayudara a cerrar el círculo aún imperfecto de la Memoria de tus mayores. Y si tu primer o segundo apellido no se encuentra en la relación, también puedes ayudar a la Agrupación a encontrarlos compartiendo esta lista con tus contactos, tu libreta de direcciones, en tus blogs, en tus webs, tu twitter o en tu Muro de Facebook. También puedes ponerte en contacto con la Agrupación de Familiares de Represaliados de la prisión de Valdenoceda (Burgos) a través de...
su grupo en yahoo
http://es.groups.yahoo.com/group/valdenoceda
su página de facebook
http://www.facebook.com/agrupacionfamiliasvaldenoceda.exhumacion
su perfil de twitter
https://twitter.com/Valdenoceda
Y también puedes consultar todos los trabajos de investigación, labores de exhumación y dignificación de la memoria de los asesinados y numerosas fotografías de grupos de presos, a través de este mismo blog "Todos los Rostros", en http://todoslosrostros.blogspot.com/search/label/Valdenoceda
domingo, 7 de octubre de 2012
Pequeñas "historias" que conforman la gran Historia
Miles de personas agolpadas frente al
puesto fronterizo francés de Le Perthus, pretendiendo huir de las tropas
franquistas a principios de 1939
Literatos y rapsodas como Rafael Alberti, Antonio Machado, Emilio Prados, Ramón Gómez de la Serna, Salvador de Madariaga, Luis Cernuda, Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Luis Cernuda, José Bergamín, Pedro Garfias, Pedro Salinas, María Zambrano, Juan Larrea, Francisco Giner, Manuel Azaña, Max Aub, Ramón J. Sender, Arturo Barea, Manuel Andújar, Manuel Altolaguirre, Paulino Massip o Juan Gil-Albert, biólogos como Severo Ochoa o Enrique Rioja Lo Bianco, físicos como Arturo Duperier Vallesa o Blas Cabrera, químicos como Enrique Moles, matemáticos como Enrique González Jiménez, Ricardo Vinós Santos o Lorenzo Alcaraz, astrónomos como Pedro Carrasco Garrorena o Marcelo Santaló, oceanógrafos como Odón de Buen, cineastas como Luis Buñuel, artistas como Gausachs, Óscar Domínguez o Pablo Ruiz Picasso, historiadores como Claudio Sánchez Albornoz, filólogos como Tomás Navarro Tomás, pedagogos como José Castillejo o Lorenzo Luzuriaga, filósofos como Juan David García Bacca, ensayistas como Anselmo Carretero, políticos como Santiago Carrillo, Dorores Ibárruri, Diego Martinez Barrios, Juan Negrín, José Giral, Lluis Companys, Francisco Largo Caballero o Josep Tarradellas y militares españoles más tarde generales del ejército soviético antinazi como Enrique Lister, Juan Modesto y Antonio Cordón, fueron sólo algunas de las quizás más conocidas figuras de la diáspora española.
Literatos y rapsodas como Rafael Alberti, Antonio Machado, Emilio Prados, Ramón Gómez de la Serna, Salvador de Madariaga, Luis Cernuda, Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Luis Cernuda, José Bergamín, Pedro Garfias, Pedro Salinas, María Zambrano, Juan Larrea, Francisco Giner, Manuel Azaña, Max Aub, Ramón J. Sender, Arturo Barea, Manuel Andújar, Manuel Altolaguirre, Paulino Massip o Juan Gil-Albert, biólogos como Severo Ochoa o Enrique Rioja Lo Bianco, físicos como Arturo Duperier Vallesa o Blas Cabrera, químicos como Enrique Moles, matemáticos como Enrique González Jiménez, Ricardo Vinós Santos o Lorenzo Alcaraz, astrónomos como Pedro Carrasco Garrorena o Marcelo Santaló, oceanógrafos como Odón de Buen, cineastas como Luis Buñuel, artistas como Gausachs, Óscar Domínguez o Pablo Ruiz Picasso, historiadores como Claudio Sánchez Albornoz, filólogos como Tomás Navarro Tomás, pedagogos como José Castillejo o Lorenzo Luzuriaga, filósofos como Juan David García Bacca, ensayistas como Anselmo Carretero, políticos como Santiago Carrillo, Dorores Ibárruri, Diego Martinez Barrios, Juan Negrín, José Giral, Lluis Companys, Francisco Largo Caballero o Josep Tarradellas y militares españoles más tarde generales del ejército soviético antinazi como Enrique Lister, Juan Modesto y Antonio Cordón, fueron sólo algunas de las quizás más conocidas figuras de la diáspora española.
Con el paso inexorable de los años y la tan implacable
desmemoria, el masivo éxodo y la dispersión de cientos de miles de huidos por
todo el planeta quizás pudo hacer creer a quienes nos contemplaban desde la
distancia que desde 1936 todo una nación de cobardes se había sometido sin
lucha a la bota de la milicia, mientras todo un ejército de ovejas miedosas y
pusilánimes habían puesto pies en polvorosa buscando mejores pastos en los que
ramonear.
Pero no fue así. L@s ciudadan@s libres y conscientes de su
nueva libertad presentaron cruenta batalla contra los que pretendían
arrebatársela. Con poco más que palos, piedras y viejas escopetas de caza, los
jornaleros del campo y los obreros de las ciudades convertidos en milicias
¡¡hicieron frente durante tres años a un ejército profesional fuertemente armado
de más de medio millón de hombres, reforzado por 50.000 nazis alemanes enviados
por Hitler integrantes de la expedicionaria Legión Cóndor, 90.000 fascistas
italianos de Mussolini y 150.000 mercenarios marroquíes!! Organizados más tarde
en voluntarioso Ejército Popular, sólo la infatigable voluntad y el valor de
los republicanos izquierdistas impidieron que los franquistas traspasaran el
cerco de trincheras que rodeaba Madrid y que dejaba pequeños a los más afamados
combates de muchos frentes de la primera gran Guerra Mundial. Poco a poco, los
traidores sublevados fueron haciéndose a golpe de obús y fusil con ciudades y
comarcas y sólo encontraron una forma de impedir que el amor a la Libertad
provocara la inestabilidad en la retaguardia: fusilando a decenas de miles de
resistentes. 1000 días de guerra asesina acabaron con las hostilidades, pero no
con la voluntad ni con el espíritu de los vencidos, tanto de los 500.000
prisioneros del interior como de los 550.000 exiliados al exterior.
Y allí, tras "La Retirada" en el sur de Francia,
en el norte de África, en Gibraltar, se dieron cita los huidos unos para
regresar --al menos 300.000, de los cuales varias decenas de miles fueron
asesinados a su regreso--, otros para organizar su éxodo a América y otros para
mantener la resistencia contra el fascista español y contra el presentido nazi
alemán del que ya se barruntaba su entraba en Francia.
Los huidos a América en los conocidos como "Barcos
del Exilio" fueron excelsos poetas y literatos, modernos y dinámicos
periodistas, eminentes científicos y técnicos, muy especializados obreros,
altamente cualificados profesionales, editores, industriales, agricultores,
ganaderos, pequeños y medianos comerciantes, empresarios de la madera, la
minería, el mueble, la pesca y la conserva, profesores, etc., etc., y
realizaron un valioso aporte y un enorme enriquecimiento --nunca bien evaluado,
jamás correctamente ponderado-- en el desarrollo y la potenciación de la
cultura, la ciencia, la industria, el agro, la empresa y el comercio local de
los países de acogida. En Chile, por ejemplo, los conocidos José Balmes, Roser
Bru, José Ricardo Morales, Leopoldo Castedo, el caricaturista Antonio
Romera, Leopoldo Castedo, el tipógrafo
Mauricio Amster, los hermanos Juan, Manuel y Francisco Vallejo, el afamado
dramaturgo Luis Fernández Turbica, etc., etc. Hoy, 70 años después muchos han
sido olvidados.
Guerrilleros españoles de la 10ª Brigada de la Resistencia francesa, Pau, 1944
Los que se quedaron para combatir al fascismo y al nazismo
dieron batalla durante más de veinte años. Hasta 35.000 de ellos engrosaron las filas de la Resistencia francesa,
dándose el caso de que en determinadas regiones y agrupaciones del país vecino
eran más numerosos los integrantes españoles de la resistencia antinazi que los
propios franceses. Muchos, 7.000, dieron con sus huesos para siempre en los
infames campos de exterminio de Mauthausen, Buchenwald, Dachau,.... Otros
muchos se alistaron en masa en el ejército de liberación francés a las órdenes
de De Gaulle y Leclerc dando ejemplo insuperable de valor y combatividad en el
norte de África, en Normandía y en toda la campaña europea hasta el fin del nazismo.
Buena prueba de ello lo constituyó una de las unidades de españoles enrolados
entre los Aliados, la NUEVE compañía de la 2ª División Blindada de la Francia
Libre de la División de Leclerc, formada inicialmente por 2.000 socialistas,
anarquistas, miembros del POUM catalán, apolíticos hostiles a Franco y
comunistas españoles. Sus blindados (el "Ebro", el
"Guernica", el "Madrid", el "Brunete") llevaban
la bandera republicana española pintada en su blindaje y fueron españoles los
primeros soldados en hacer su entrada en París cuando aún estaba en poder de
los nazis, combatiendo y terminando con la resistencia de los últimos alemanes
y el soldado español Antonio Gutiérrez haciendo preso al general Dietrich von
Choltitz, comandante nazi de París. Mientras esperaban la capitulación final,
los españoles tomaron al asalto la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y
la Plaza de la Concordia y al día siguiente, el 26 de agosto de 1944, las
tropas españolas desfilaron frente a la Catedral de Notre Dame y escoltaron al
general Charles de Gaulle por los Campos Elíseos llevando en sus estandartes
los colores de la segunda República Española.
Los soldados republicanos del blindado "Gernica" de la "Nueve" compañía española de Leclerc desfilan triunfalmente por los Campos Elíseos tras haber liberado París
Pero no fueron los únicos. Soldados españoles republicanos exiliados resistieron valerosamente en Bir-Hakeim (Libia), ocuparon Narvik (Noruega) o fueron quienes conquistaron y entraron a sangre y fuego en el famoso Nido del Águila de Hitler en la villa de Berchtesgaden (Alpes de Baviera, Alemania). Podríamos hablar y no parar de interminables batallas, medallas al valor, distinciones y actos de loco heroísmo, como el protagonizado por el soldado español Emilio Vilaró Ustrell al enarbolar desafiantemente y en pleno tiroteo la bandera tricolor republicana desde el balcón de la embajada española en Berlín mientras sus camaradas soviéticos tomaban el búnker de Hitler. O la suicida y quijotesca invasión por el Pirineo del Valle de Arán de 4.000 guerrilleros españoles dispuestos a reconquistar España tras haber expulsado a Hitler de Francia, destinada al fracaso al enfrentarse contra 50.000 bien pertrechados soldados regulares franquistas mandados por el general Moscardó (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Invasi%C3%B3n_del_Valle_de_Ar%C3%A1n ). O la loca, numantina, demencial y casi romántica resistencia de varios miles de resistentes maquis antifranquistas durante 26 años, hasta la liquidación del último de ellos en 1965 (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Maquis_%28guerrilla_antifranquista%29 )
Partisanos españoles republicanos antinazis integrados en el ejército soviético
Enrique Lister, Antonio Cordón y Juan Modesto, generales del ejército soviético antinazi durante la II Guerra Mundial
Los
soldados republicanos de la Nueve fueron quienes conquistaron y acceder
al Nido del Águila de Hitler en la villa de Berchtesgaden, en 1945. En
la imagen, a la derecha y sobre un muro peuede verse extendida la
bandera tricolor republicana española
Todavía en algunas poblaciones pueden
verse pinturas murales en homenaje a los maquis españoles, Este es de la
población de Sallent
Pero antes de terminar con este capítulo de hazañas, la pequeña historia de los microrrelatos individuales y la gran Historia de los sucesos memorables nos obliga a recordar que el exilio español, el éxodo hispano, la huida masiva de decenas de miles de españoles y españolas transterrados, en torno a casi 200.000, se compuso de cientos de miles de pequeñas vivencias, acaecidas a personas hoy anónimas, desconocidas para todos, perdidas en la inmensidad del eterno olvido, dispersadas por los vientos del Destino, diseminadas entre campos y ciudades de los cinco continentes, allá en los lugares en los que esos españoles y españolas de los que ya nada sabemos tuvieron que empezar desde la nada, para comenzar a reconstruir un universo particular y personal, que tenía como génesis un escenario de guerra, muerte, tortura, pérdida, pavor y miedo.
Pero antes de terminar con este capítulo de hazañas, la pequeña historia de los microrrelatos individuales y la gran Historia de los sucesos memorables nos obliga a recordar que el exilio español, el éxodo hispano, la huida masiva de decenas de miles de españoles y españolas transterrados, en torno a casi 200.000, se compuso de cientos de miles de pequeñas vivencias, acaecidas a personas hoy anónimas, desconocidas para todos, perdidas en la inmensidad del eterno olvido, dispersadas por los vientos del Destino, diseminadas entre campos y ciudades de los cinco continentes, allá en los lugares en los que esos españoles y españolas de los que ya nada sabemos tuvieron que empezar desde la nada, para comenzar a reconstruir un universo particular y personal, que tenía como génesis un escenario de guerra, muerte, tortura, pérdida, pavor y miedo.
Uno de estos héroes anónimos protagonistas de mil pequeñas
microhistorias fue Florencio Castelló Sánchez. Había nacido en Sevilla en el
año 1905. Era un actor español, muy conocido en la farándula sevillana y
madrileña pues en sus obras e intermedios interpretaba notables papeles de
secundario, alternándolos en ocasiones con coplas y cantes andaluces para los
que estaba apreciablemente bien dotado. Ya antes de la guerra podemos
encontrarlo actuando durante muchos años en el Teatro del Duque de Sevilla.
Podemos hallar en la prensa de la época diversas referencias a su presencia en
los escenarios. Pero como tantos otros artistas que conocían el sentir de los
sublevados contra la gente del arte, Florencio Castelló determinó salir de
España en 1936 huyendo de lo que hoy se conoce como guerra civil, es decir,
huyendo del mayor atentado criminal y terrorista de la historia de Europa. Ese
mismo año llegó a Argentina junto con una compañía de teatro Lírico en la que
interpretaba obras andaluzas y mientras duró la contienda realizó una gira por
toda Latinoamérica hasta que el 5 de agosto de 1939 llegó a México, procedente
de Guatemala, entrando en el país por Tuxtla Chico, en el estado de Chiapas. En
el Registro Nacional de Extranjeros en México del Archivo General de la Nación
--consultable desde el portal español PARES-- podemos encontrar su ficha
personal:
http://pares.mcu.es/MovimientosMigratorios/detalle.form?nid=14502
Recorte de un "ABC" del 1 de enero de 1936, en el que aparece la figura de Florencio Castelló como actor y cantaor de mucho estilo
Ficha de Florencio Castelló Sánchez en el Registro Nacional de Extranjeros en México del Archivo General de la Nación
Una vez en México, Florencio Castelló comenzó a demostrar sus dotes artísticas, por lo que rápidamente fue invitado a participar en obras de teatro y sobre todo en largometrajes cinematográficos, actuando en lo que posteriormente se conoció como la "Edad de Oro del Cine Mexicano". Allí compartió cartel y protagonismo con grandes actores como Pedro Infante, Mario Moreno Cantinflas, la española Lola Flores, etc., etc. Llegó a participar en más de 100 películas, especializándose fundamentalmente en papeles de español con acento andaluz, aunque también interpretó todo tipo de papeles, como los que desempeñó en "El ángel exterminador" (1962), de Buñuel; "Ahí viene Martín Corona" (1951), de Miguel Zacarías, con Pedro Infante y Sara Montiel; "Ni sangre ni arena" (1941), de Alejandro Galindo, con Cantinflas; "Limosna de amores" (1955), de Miguel Morayta, con Lola Flores; o "Gitana tenías que ser" (1953), de Rafael Baledón, con Carmen Sevilla y Estrellita Castro. Y muchas otras películas del ciclo andaluz de México, como "La gitana y el charro" (1965), "Chachita la de Triana" (1947), "Los siete niños de Ecija" (1947), "La morena de mi copla" (1946) o "El verdugo de Sevilla" (1942). Años más tarde, y con el desarrollo del boom televisivo, también fue muy conocido en su papel de Rudecindo Caldeiro y Escoviña, por sus apariciones en la versión televisiva de "Tres Patines".
Una vez en México, Florencio Castelló comenzó a demostrar sus dotes artísticas, por lo que rápidamente fue invitado a participar en obras de teatro y sobre todo en largometrajes cinematográficos, actuando en lo que posteriormente se conoció como la "Edad de Oro del Cine Mexicano". Allí compartió cartel y protagonismo con grandes actores como Pedro Infante, Mario Moreno Cantinflas, la española Lola Flores, etc., etc. Llegó a participar en más de 100 películas, especializándose fundamentalmente en papeles de español con acento andaluz, aunque también interpretó todo tipo de papeles, como los que desempeñó en "El ángel exterminador" (1962), de Buñuel; "Ahí viene Martín Corona" (1951), de Miguel Zacarías, con Pedro Infante y Sara Montiel; "Ni sangre ni arena" (1941), de Alejandro Galindo, con Cantinflas; "Limosna de amores" (1955), de Miguel Morayta, con Lola Flores; o "Gitana tenías que ser" (1953), de Rafael Baledón, con Carmen Sevilla y Estrellita Castro. Y muchas otras películas del ciclo andaluz de México, como "La gitana y el charro" (1965), "Chachita la de Triana" (1947), "Los siete niños de Ecija" (1947), "La morena de mi copla" (1946) o "El verdugo de Sevilla" (1942). Años más tarde, y con el desarrollo del boom televisivo, también fue muy conocido en su papel de Rudecindo Caldeiro y Escoviña, por sus apariciones en la versión televisiva de "Tres Patines".
Florencio Castelló Sánchez, actor español exiliado en México
Pero, ¿por qué el actor Florencio Castelló Sánchez forma
parte hoy de la microhistoria de "Todos Los Rostros"? Porque este
miembro involuntario de la diáspora española de postguerra fue quizás el
andaluz más conocido durante 20 años en los hogares españoles y en muchos de
los hispanoamericanos. Sin ver su cara, sin apreciar sus expresiones, sin
reconocer sus facciones, el soniquete, el timbre, el acento, los dichos y los
refranes de Florencio se metieron en nuestras casas para no salir nunca más de
ellas. Porque Florencio Castelló Sánchez, actor español exiliado en México, era
el doblador del gato Jinks, el "malévolo" minimo andaluz,
permanentemente malhumorado --como quizás correspondía a la imagen de un
español desterrado-- y eterno perseguidor de dos ratoncitos, Pixie y Dixie, uno
cubano y el otro mexicano, que sabían esquivar las malas artes del "joío
gato andalú" durante los siete minutos que venían a durar los capítulos de
los dibujos animados o cartones o historietas de Hanna-Barbera. Pero como el
mismo Florencio nos recordaba, muchos aprendimos el más puro, digno, bello y
gracioso andaluz occidental gracias a frases como "odio a muerte a ehto
mardito roedore", “ay mare mia de mi arma”, “oigan roeore: cuando oh
agarre oh voy a dar una sarta e’ palo’”...
Florencio Castelló Sánchez murió el 23 de agosto de 1986 en México distrito federal. Su voz y su figura aún está a la espera de recibir homenaje en su Sevilla natal, si bien el hecho de que permaneciera en México hasta el último de sus días una vez ya fallecido el dictador asesino Franco me hace pensar que pudiera sentir y haber sentido por México lo mismo que sintió José Balmes, el intelectual español afincado en Chile, que se expresaba de esta guisa hablando de nueva patria y de su amigo Neruda: “Nunca jamás, ni siquiera al final de mi vida voy a hacer lo suficiente por agradecer el hecho de estar en este país y de ser ciudadano chileno, gracias justamente a Pablo Neruda. Como alguien dijo alguna vez ‘las deudas de amor no se terminan de pagar nunca’ y esta es una gran deuda que yo tengo con él todavía”. ...................................................................................
A Miryam, por su inagotable paciencia, tantas veces puesta a prueba. A Patricia del Villar, antigua española de tercera
generación amiga hoy de valles frondosos y cerros resecos de Chile: que esta
lectura sobre los hechos de tus mayores te ayude a mantener tu vigilia y a
permanecer insomne frente a tanta
injusticia y tanto olvido. Y a Lorena González Rodríguez, íntegra mujer chilena, numantina ella.
domingo, 23 de septiembre de 2012
24 de septiembre, día de La Merced: Nuestros presos, en vergonzante almoneda
Buscar en internet fotografías
de grupos de presos republicanos en cárceles franquistas es labor ímproba y
encontrarlas es tarea propia casi de héroes o semidioses. La contumacia y el
empecinamiento en la pesquisa ayudan, pues no es un imposible. Pero la insistencia
a veces proporciona frutos que son imprevistos y no demasiado agradables.
Así, rebuscando en el
"pajar" de la Red nos encontramos con "agujas" de la guisa
que más abajo recojo: fotografías de represaliados republicanos que se ofrecen
en pública almoneda; imágenes de presos antifranquistas a precio de saldo;
instantáneas de prisioneros leales a la vencida República Española, rebajadas
en irresistibles ofertas.
Portales y sitios como www.ebay.es o
www.todocoleccion.net suelen albergar entre sus páginas decenas de miles de
artículos a la venta directa o en subasta y entre ellos podemos ver los dignos
rostros de la derrota y la integridad. Hombres y mujeres honestos, involuntariamente posan tristes
y abatidos y son fotografiados en un mudo y callado gesto de protesta casi intuido
contra el asesino Franco, contra la cabeza visible de la plutocracia económica
y social de la España de siempre, contra el responsable de miles de asesinatos
--al menos 200.000-- y de la feroz dictadura de cuatro décadas.
Hoy, 24 de septiembre, día de la Virgen de la Merced patrona de los presos y principal advocación de la nefasta celebración que en esta jornada era utilizada por los franquistas y por su Iglesia Católica Nacionalsindicalista para exponer a público escarnio a los convictos y a sus familias, hoy podemos volver a ver el semblante de la opresión y la vergüenza en las facciones de los seis millones de parados y despedidos, en las caras de los ocho millones de seres humanos que viven en España por debajo del umbral de pobreza, en los rasgos de millones de personas que sufren amedrentadas al saber en peligro sus precarios empleos y sus frágiles derechos. De nosotros depende encontrar la salida al doloroso atolladero en el que nos encontramos atrapados por nuestra cómplice inacción.
Republicanos obligados a hacer el saludo fascista tras ser hechos prisioneros por los franquistas durante la batalla de Teruel. 24 de enero de 1938.
Bailes regionales para los presos en la cárcel de Castellón.
Banda de cornetas y tambores formada por presos de la cárcel de Castellón.
Orquesta formada por los presos de la cárcel de Castellón.
Competiciones deportivas de los presos de la cárcel de Castellón.
Familiares de los presos de la cárcel de Castellón.
Competiciones deportivas de los presos de la cárcel de Castellón.
Familiares de los presos de la cárcel de Castellón.
Presos formados en el patio de la cárcel de Castellón.
Grupo de Teatro de los presos de la cárcel de Castellón durante una representación.
Presos de la cárcel de Castellón mostrando una maqueta de la que parece ser un dirigible.
Presos de la cárcel de Castellón mostrando una maqueta de la que parece ser un dirigible.
Presos republicanos integrantes de un Batallon Disciplinario de Prisioneros en Villaverde Bajo (Madrid)
Campo de Concentración en Prats de Mollo (Francia) 9 de febrero de 1939
Embarque de brigadistas internacionales en el vapor "Ciudad de Barcelona" con destino a Orán, según los acuerdos que obligaban a su evacuación antes del 20 de febrero de 1939.
Republicanos presos, entre ellos varios miembros de las Brigadas Internacionales, asisten a una ceremonia religiosa en la capilla de una prisión de Salamanca. Junio de 1937.
Republicanos asesinados tras el avance de los franquistas. Frente de Cataluña. Diciembre de 1938.
Familia de refugiados republicanos esperando a cruzar el puesto fronterizo francés de Le Perthus, 12 de febrero de 1939.
Republicanos prisioneros en algún lugar del norte, en fecha indeterminada.
Construcción del Canal del Viar, afluente del Guadalquivir, por presos republicanos forzados miembros de Batallones Disciplinarios de Prisioneros radicados en La Algaba y Guillena. El canal permitía el regadío a las tierras de la margen derecha del Guadalquivir y aunque comenzado durante los años de la II República, fue continuado y finalizado por esclavos republicanos durante los años 40 y 50 hasta su inaguración en 1953.
Construcción del Canal del Viar, afluente del Guadalquivir, por presos republicanos forzados miembros de Batallones Disciplinarios de Prisioneros radicados en La Algaba y Guillena.
Prisionero republicano interrogado por regulares y mercenarios moros del ejército franquista.
En alguna otra entrada de este blog "Todos los Rostros" pueden verse también más fotografías procedentes de todocolección.net. Vease para ello la titulada "La represión en las Islas Baleares" http://todoslosrostros.blogspot.com.es/2008/06/la-represin-en-las-islas-baleares.html. Ante esta situación de desmantelamiento de la Memoria Gráfica de los represaliados, ¿no sería obligado que algún organismo público afín en las comunidades aún gobernadas por la socialdemocracia se hiciera cargo de la adquisición y conservación de estas terribles ilustraciones?
sábado, 26 de mayo de 2012
Los represaliados de San Juan de Mozarrifar (Zaragoza) resurgen del olvido
Sus desdibujadas
siluetas emergen de la oscuridad. Se alzan entre las espesas brumas del
olvido y desde los deslavazados jirones de tiempo demandan nuestra
atención y nos exigen que recobremos su memoria, la nuestra y la
suya; que rescatemos sus nombres, ahora anónimos, de los inclementes
torbellinos que engulleron sus recuerdos; que restauremos el lugar que
sus malhadadas vidas aún deben seguir ocupando en nuestro presente y en
nuestra propia historia; que señalemos, marquemos e identifiquemos a los
ejecutores que los arrastraron al cadalso y los sumergieron en la honda
negrura del vacío y que caractericemos a los herederos y beneficiarios
de los que les dieron prisión y martirio, asesinando su cuerpo y
aniquilando su espíritu.
Están ahí. Sólo hay que
buscarlos. Nos llaman. Son los cientos de miles de hombres y mujeres que
padecieron prisión y muerte en cientos de lugares de encierro, terror,
tortura y eliminación diseminados por todo el relieve de la vieja
España. Como tantas otras localidades, San Juan de Mozarrifar, pequeña población cercana a Zaragoza,
tampoco estuvo al margen de las implacables corrientes de la
todopoderosa intrahistoria fascista. En las naves de su antigua papelera
convertida en campo de concentración y más tarde en prisión, miles de
republicanos vieron naufragar sus vidas entre el dolor y el miedo. 80
años después todavía viven algunos de ellos, los últimos, y en sus
sueños aún huyen del acecho y de la persecución eterna de los feroces
adoradores de la muerte. Siguen rememorando los meses y años de
zozobras, de padecimientos, penuria y sufrimiento gratuito. Pero entre
nosotros sus recuerdos se han ido difuminando, sus terribles historias
de represión han sido literalmente borradas por la inexorable marea de
los indiferentes nuevos tiempos y sus ejemplos de vida política y de
compromiso con la libertad ya no interesan a nadie.
Cierto es que historiadores comprometidos con la dignificación de los represaliados por el franquismo, como Julián Casanova, Javier Rodrigo o Ángel Viñas
se han referido con frecuencia al campo y prisión de San Juan de
Mozarrifar en sus numerosas publicaciones dedicadas al proceso de
Recuperación de la Memoria Histórica. También en ponencias y
comunicaciones presentadas a congresos y jornadas centrados
específicamente en la represión suele aparecer el nombre de San Juan
entre las cárceles y campos de concentración más duros del terrible
régimen penitenciario franquista. Pero es la edición de la obra de Ramón F. Ortiz Abril titulada "El campo de concentración de San Juan de Mozarrrifar (Zaragoza)"
[ISBN 978-84-613-1813-1 www.huelladigital.net] la que ha permitido
rescatar del férreo abrazo de la desmemoria los nombres, apellidos y
vicisitudes más humanas y personales de las desgraciadas vidas y muertes
de los miles de hombres que por allí pasaron.
El terror de San Juan de
Mozarrifar se ha perdido en el tiempo. Las arenas del olvido se
adueñaron de las memorias de quienes tenían el deber de recordar. Hoy,
sólo unos pocos como Ramón F. Ortiz Abril se esfuerzan por impedir la
prescripción del vergonzoso pasado. La premeditada amnesia y la
indiferencia cómplices son sus mayores enemigos.
En 1936 era San Juan de
Mozarrifar un pueblo tranquilo, laborioso e industrial, pero el
fracasado golpe y la subsiguiente guerra lo cambio todo. El exitoso
avance franquista de 1937 que ocasionó el derrumbe en todos los terrenos
del Frente Norte y la derrota del Ejército Popular Republicano
en la cornisa cantábrica provocó que más de 50.000 soldados
republicanos fueran hechos prisioneros en pocas semanas por los
franquistas triunfantes en Asturias, Santander y Pais Vasco. Tras
su interrogatorio, clasificación y posterior depuración, los presos
fueron hacinados en campos y prisiones improvisadas en las provincias de
Burgos, Soria y Zaragoza. Uno de ellos fue San Juan, a orillas del río Gállego, junto al Tejar de San Juan. Las naves de la antigua Papelera de las Navas habían estado ocupadas hasta entonces por un batallón del Cuerpo Expedicionario Italiano y por prisioneros integrantes del Batallón de Trabajadores nº 20,
pero a partir de febrero de 1938 el ejército franquista procede a
asegurar puertas y ventanas, electrifica el campo y levanta tapias,
alambradas y garitas.
En el inicio de su actividad, miles de republicanos son encerrados en este campo de concentración divisionario bajo la vigilancia de soldados fascistas italianos para ser interrogados, clasificados según su grado de supuesta "culpabilidad" o vinculación con los leales a la República y posteriormente remitidos a otras prisiones y campos de sus lugares de origen, para allí ser juzgados, condenados y en muchos miles de casos, asesinados. Las nuevas derrotas del EPR en Teruel (febrero/abril 1938), Ebro (julio/noviembre 1938) y Cataluña (diciembre 1938/febrero 1939) provocaron nuevas oleadas de prisioneros a San Juan. El incesante trasiego no finalizó con la guerra. Miles de republicanos procedentes de los antiguos frentes vascos, catalanes y aragoneses, de las antiguas retaguardias navarras y castellanas y de las nuevas conquistas en Madrid, Ciudad Real, Extremadura, Andalucía y Levante fueron deportados a San Juan y desde allí, posteriormente, trasladados a Aranda de Duero y Miranda de Ebro (Burgos), San Marcos (León) y tantos otros lugares. Pero antes de abandonar San Juan hacia sus nuevos destinos, los presos eran tratados muy duramente por sus carceleros. Muchos de ellos recibieron severas torturas, siendo atados de pies y manos a árboles y postes eléctricos a la intemperie a lo largo de varios jornadas. Otros fueron colgados de cuerdas durante días enteros. España era una inmensa prisión y las condiciones de San Juan eran similares a las del resto de los centros de detención e internamiento: torturas, malos tratos, suciedad, hambre, enfermedades sobrevenidas, parásitos, sacas, paseos y muerte. De San Juan de Mozarrifar se enseñoreó el espanto.
En el inicio de su actividad, miles de republicanos son encerrados en este campo de concentración divisionario bajo la vigilancia de soldados fascistas italianos para ser interrogados, clasificados según su grado de supuesta "culpabilidad" o vinculación con los leales a la República y posteriormente remitidos a otras prisiones y campos de sus lugares de origen, para allí ser juzgados, condenados y en muchos miles de casos, asesinados. Las nuevas derrotas del EPR en Teruel (febrero/abril 1938), Ebro (julio/noviembre 1938) y Cataluña (diciembre 1938/febrero 1939) provocaron nuevas oleadas de prisioneros a San Juan. El incesante trasiego no finalizó con la guerra. Miles de republicanos procedentes de los antiguos frentes vascos, catalanes y aragoneses, de las antiguas retaguardias navarras y castellanas y de las nuevas conquistas en Madrid, Ciudad Real, Extremadura, Andalucía y Levante fueron deportados a San Juan y desde allí, posteriormente, trasladados a Aranda de Duero y Miranda de Ebro (Burgos), San Marcos (León) y tantos otros lugares. Pero antes de abandonar San Juan hacia sus nuevos destinos, los presos eran tratados muy duramente por sus carceleros. Muchos de ellos recibieron severas torturas, siendo atados de pies y manos a árboles y postes eléctricos a la intemperie a lo largo de varios jornadas. Otros fueron colgados de cuerdas durante días enteros. España era una inmensa prisión y las condiciones de San Juan eran similares a las del resto de los centros de detención e internamiento: torturas, malos tratos, suciedad, hambre, enfermedades sobrevenidas, parásitos, sacas, paseos y muerte. De San Juan de Mozarrifar se enseñoreó el espanto.
Convirtiose más tarde
San Juan en un centro de cumplimiento de penas, el conocido hasta
finales de 1943 --fecha de su cierre-- como Prisión Habilitada de San Juan de Mozarrifar y albergó también un Destacamento Penal
y a un Lazareto de presos estables. Incluso acogió a presos comunes,
algunos de los cuales golpeaban sañudamente a los políticos para ganarse
el favor de sádicos y fríos carceleros. Entre los funcionarios más
señalados, podemos encontrar, por ejemplo y entre muchos otros, a los
directores Francisco Franco Blas y Teodoro Quirós Toledano, a los subdirectores y administradores Joaquín Garnica Grijalúa, Manuel Pinillos Cruels, Isaías Castellanos Sánchez, Juan Lafuente Gallego
y a cientos de funcionarios y personal civil. Por acción, omisión u
obediencia debida, estos funcionarios provocaron o consintieron que los
presos fueran retenidos, maltratados cruelmente, torturados o sacados y
asesinados.
En algún lugar de San Juan o de San Gregorio o de Zaragoza está la fosa ignota de los allí fallecidos. En su momento, era fácilmente identificable: muchas tumbas, filas de tumbas destacando sobre el terreno por la pequeña elevación del breve montículo de tierra, sin una cruz, con una pequeña plancha de madera y una minúscula chapa del tamaño de una moneda corriente, con un número inscrito en ella. Este era todo el rastro vital que dejaron en este mundo los republicanos muertos en San Juan de Mozarrifar.
Entre tal terror, como en tantas cárceles de hombres y mujeres, los presos dormían en finos petates tendidos en los suelos, todos juntos y prietos, en largas hileras sin fin, y como en el Pabellón 4º de San Juan, hombro con hombro, en una única lonja, con un único pasillo de 50 centímetros en el centro de dos grandes hacinamientos de 500 presos a cada lado. Algunos, muy pocos, consiguieron fugarse o desaparecieron cuando lo intentaban, reptando bajo una alberca por un estrecho túnel que comunicaba con la acequia que conducía al río Gállegos. Los escasos supervivientes recuerdan los cacheos indiscriminados, los recuentos en mitad de la noche, los gritos de los funcionarios reclamando por sus apellidos a los que iban a ser trasladados o paseados, el miedo, la incertidumbre....
En algún lugar de San Juan o de San Gregorio o de Zaragoza está la fosa ignota de los allí fallecidos. En su momento, era fácilmente identificable: muchas tumbas, filas de tumbas destacando sobre el terreno por la pequeña elevación del breve montículo de tierra, sin una cruz, con una pequeña plancha de madera y una minúscula chapa del tamaño de una moneda corriente, con un número inscrito en ella. Este era todo el rastro vital que dejaron en este mundo los republicanos muertos en San Juan de Mozarrifar.
Entre tal terror, como en tantas cárceles de hombres y mujeres, los presos dormían en finos petates tendidos en los suelos, todos juntos y prietos, en largas hileras sin fin, y como en el Pabellón 4º de San Juan, hombro con hombro, en una única lonja, con un único pasillo de 50 centímetros en el centro de dos grandes hacinamientos de 500 presos a cada lado. Algunos, muy pocos, consiguieron fugarse o desaparecieron cuando lo intentaban, reptando bajo una alberca por un estrecho túnel que comunicaba con la acequia que conducía al río Gállegos. Los escasos supervivientes recuerdan los cacheos indiscriminados, los recuentos en mitad de la noche, los gritos de los funcionarios reclamando por sus apellidos a los que iban a ser trasladados o paseados, el miedo, la incertidumbre....
Prisioneros republicanos llegando al campo de San Juan de Mozarrifar. Marzo de 1939.
Fuente: Delegación de Prensa y Propaganda 5º Cuerpo de Ejército - Zaragoza
Presos republicanos en Caspe, Zaragoza.
Fuente: Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid)
Fuente: Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid)
Prisioneros republicanos en Zaragoza.
Fuente: Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid)
Penal de Belchite, Zaragoza. Fotografía publicada en "Guerra Civil en Aragón, 70 años después" de Ángela Cenarro Lagunas y Víctor Pardo Lancina, página 108
Presos republicanos en Aragón.
Fuente: Delegación de Prensa y Propaganda 5º Cuerpo de Ejército - Zaragoza
Campo de concentración de San Juan de Mozarrifar. Foto Archivo oficial belga Soma-Ceges
Grupo de teatro de la prisión de San Juan de Mozarrifar. 22 de agosto de
1942. En la fila de arriba, tercero por la derecha y señalado con una
flecha blanca, el preso Miguel García Muñoz, natural de Barcelona
martes, 13 de marzo de 2012
Oyarbide, el héroe discreto
Pero ello no fue óbice para que esa
educación doméstica paterna cincelara el marbete de la solidaridad y la
generosidad en la mente juvenil de Valentín. Guiado por didáctica y
firme mano, Valentín fue aprehendiendo que en torno suyo había otros
hombres y mujeres a los que la sociedad mantenía inermes y desamparados y
a los que se debía solidaridad y consideración. Pero también sin
aspavientos, el joven tolosano fue alternando con mesura familia,
estudios y amigos, chiquiteando en los batzokis, deleitándose en los txokos, tomando parte junto con sus hermanos en algún auzolan
y dejándose caer de cuando en cuando por la Casa del Pueblo socialista.
Valentín fue así conformando un generoso carácter, recio pero sosegado y
discreto, firme en sus convicciones, abierto al nacionalismo vasco y
muy próximo a las sentimientos republicanos y de izquierdas que entonces
embargaban los espíritus de tantos zagales hispanos.
Cuando los traidores armados vinieron del África
y fracasaron en su intentona de 1936, Valentín se aprestó a defender la
Tierra y el Ideal. Con orgullo y pavor, sus ancestros vieron cómo el
joven se alistaba junto con otros tantos miles como él en el Euzko Gudarostea, el ejército vasco comandado por Jose Antonio Aguirre. El nuevo gudari participó en la defensa del frente de Euzkadi,
cuando allá por el final del invierno de 1936 y el principio de la
primavera de 1937, las tierras vascas comenzaron a sufrír los embates de
los franquistas, bien amunicionados, pertrechados y dirigidos por
fuerzas de la Legión Cóndor, de la aviación del Cuerpo Expedicionario italiano y por divisiones de carlistas navarros. Y fue en el curso de una acción de guerra que Valentín cayó preso del enemigo.
Desplazado a la retaguardia de los
sublevados, el joven Valentín fue concentrado en un campo de prisioneros
republicanos. Debido a su carencia de militancia y filiación política,
Valentín pudo librarse de ser clasificado como "desafecto", recibiendo de sus captores el marchamo de "indiferente".
Solía ser aprovechada tal circunstancia por los oficiales falangistas
reclutadores del campo para coaccionar a los presos extorsionándoles con
la alternativa de elegir entre pasar a prisión o enrolarse en una
unidad de Falange Española. Y así fue, también en este caso. Ante
este dilema, Valentín no lo dudó. Vistiendo camisa azul mahón
falangista, Oyarbide fue prontamente remitido al frente a luchar contra
sus paisanos y contra aquellos que veían el mundo desde la particular
óptica de los antifascistas. Entre disparos inofensivos a cual más
destemplado y balas perdidas al monte, el tolosano fue fingiendo su
impostura mientras fraguaba un plan de huida.
Carecemos de datos certeros que nos permitan situar la hazaña en algún lugar o fecha conocida, pero sabemos atinadamente que aprovechando la noche, Valentín y un compañero saltaron las trincheras, cruzaron la línea del frente y se adentraron en la más lóbrega de las obscuridades. Desnudándose, los evadidos vadearon un arroyo y dieron así el salto definitivo hacia las líneas republicanas. Tras las lógicas prevenciones de rigor, los leales les acogieron de buen talante y procuraron su acomodo, dándoles cobijo y encuadre en una de las brigada mixta del Ejército Popular Republicano.
Carecemos de datos certeros que nos permitan situar la hazaña en algún lugar o fecha conocida, pero sabemos atinadamente que aprovechando la noche, Valentín y un compañero saltaron las trincheras, cruzaron la línea del frente y se adentraron en la más lóbrega de las obscuridades. Desnudándose, los evadidos vadearon un arroyo y dieron así el salto definitivo hacia las líneas republicanas. Tras las lógicas prevenciones de rigor, los leales les acogieron de buen talante y procuraron su acomodo, dándoles cobijo y encuadre en una de las brigada mixta del Ejército Popular Republicano.
Lejos de inhabilitarlo, la meritoria
fuga de Valentín hacia zona republicana, su natural discreción y su
sólida formación en letras y aritmética le granjeó las simpatías de los
mandos, que le recomendaron para la escuela de oficiales. Con los meses,
Valentín, primero teniente y más tarde capitán, fue recorriendo cien
frentes y tomando parte en cien batallas, hasta que la ofensiva
franquista acabó con el espejismo republicano. Valentín se camufló como
civil y procuró pasar inadvertido en L'Hospitalet de Llobregat,
pero allí fue denunciado por una vecina neofranquista celosa de la
necesaria notoriedad que se precisaba en aquellos difíciles días de
supervivencia entre tanta fidelidad exhacerbada. Hecho preso en la Modelo de Barcelona,
Valentín fue enviado a Tolosa, juzgado y condenado a cadena perpetua.
Meses de prisión y de visiones de pesadilla fueron mermando el bondadoso
talante y el buen conformar de Oyarbide. Presenció en aquellos
terribles tiempos miles de torturas, malos tratos, noches en vela de
condenados a muerte, sacas intempestivas de madrugada, palizas,
muerte,... y hombres, hombres destruidos, hombres aniquilados, hombres
devastados...
Recaló por fin Oyarbide en el Campo de concentración de Miranda de Ebro.
Tres años estuvo allí preso, en aquella inmensa instalación
malignamente diseñada para exterminar la voluntad y el espíritu humano.
En aquel entonces, ya bien entrada la II Guerra Mundial, pero aún con
las armas eufóricas de Hitler en plena orgía victoriosa, el campo era un
auténtico revoltijo humano, con presos republicanos en cumplimiento
firme de condena codeándose con prisioneros de decenas de nacionalidades
diferentes. Judíos en frustrado tránsito hacia mejores puertos de
embarque y desembarque, soldados franceses huidos del régimen
colaboracionista de Vichy, aviadores ingleses derribados al otro lado de los Pirineos
y evadidos a España, exiliados políticos alemanes de izquierda fugados
en riesgo de muerte y atrapados para su devolución por los franquistas
filonazis, y resistentes, muchos resistentes, galos, belgas, holandeses,
yugoeslavos, checos, húngaros y polacos. Muchos polacos.
Merced a su esmerada formación como
escribiente, consiguió Valentín un destino más desahogado en la oficina
postal del Campo, con el conocimiento y la anuencia previa de las
células clandestinas de presos izquierdistas. Pero la preservación de la
vida propia no era la finalidad última de este traslado. Arriesgando
sus vidas, o cuando menos una pena mucho más severa, el tolosano y sus
compañeros de destino se valieron de su puesto para interceptar la
correspondencia que dirigía la Gestapo alemana a la dirección del
campo mirandés, requiriendo la entrega urgente de presos judíos,
franceses, polacos, alemanes y de otras nacionalidades. Pero, habilidosa
y subrepticiamente, Valentín y sus amigos abrían la correspondencia y
destruían la mayor parte de las requisitorias nazis, prendiéndolas en la
estufa de la dependencia. Aquellos contra los que iban dirigidas las
criminales órdenes de traslado, para los que en muchos casos hubieran
significado una horrible muerte en stalags nazis, supieron agradecer de
corazón este rasgo de rectitud e integridad que llevaban a gala los
escribientes de la oficina postal del campo. Así, y sin pretenderlo,
Oyárbide y sus compañeros vieron cómo eran frecuente y felizmente
agasajados por los presos polacos a los que habían librado del
exterminio, haciéndo éstos entrega a los oficinistas de grandes paquetes
de comida que la Iglesia polaca hacia llegar a los prisioneros a través
del Vaticano y de los servicios de la Cruz Roja Internacional.
Cuenta Valentín Oyarbide, hijo
del protagonista de nuestra historia, Heliodoro Valentín, que una mañana
cualquiera, quizás del año 1943, su padre fue reconocido por uno de los
falangistas con los que había topado y de los que se había evadido en
1937. Inmediatamente, y tras aquellos tres años de un destino no tan
ingrato, recibió la orden de traslado a un BDSTP (batallón disciplinario de soldados trabajadores penados) en Cerro Muriano,
Córdoba. Permaneció Valentín en él casi otros tres años, cumpliendo de
esta manera forzada su servicio militar y penando las represalias de que
era víctima por su condición de rojo y adherido a la "rebelión", con una gran letra "P" cosida a un uniforme sin insignias ni emblemas.
Con los años, Valentín salió en
libertad condicional y volvió a su tierra, debiendo presentarse cada mes
para firmar en el juzgado y con imposibilidad de obtener el pasaporte.
Huelga decir que prosiguió en su carácter circunspecto y discreto,
introvertido y clásicamente moderado en sus expresiones, próximo en su ideario a las gentes del Partido Nacionalista Vasco.
Algunos piensan que Valentín, como tantos otros de su generación, se
atemperaron con los años, pero no fue así. Ellos vieron cómo un mundo
utópico se derrumbaba ante la indiferencia de los pueblos y las
naciones. Ellos vivieron en sus cuerpos y almas cómo eran vilipendiados,
humillados y aniquilados, sin que nadie alzara la voz contra tamaña
infamia. Es natural que, tras la muerte, la tortura y el secuestro,
permanecieran en silencio, trabajando algunos de ellos en la sombra,
durante los años de plomo de la Dictadura franquista, a la espera, casi eterna espera, de la muerte del asesino falsario.
Pero Oyarbide, a pesar de su timidez y introspección natural, y por mucho que su temperamento le llevara a recatarse y cuidarse, seguía siendo un ser humano. Cuando a finales de los años 60 aparecía el general Franco en la televisión, Valentín explotaba y gritaba "¡Asesino, cabrón!", ante el espanto de su esposa, que se apresuraba a cerrar las ventanas del piso y le susurraba aterrada "¡calla, que te van a oír!", respondiendo Valentín "¡que me oigan, yo estoy en mi casa y digo lo que quiero!". Esta escena, casi a modo de atemorizante vodevil de terror, se repitió durante los primeros
años 70, hasta que un buen día, tras el primer ingreso hospitalario de
Franco en 1974, al consabido grito de Valentín y alarma de su señora,
alguien, un vecino, respondió a través del patio de luces, "¡Sí señor, asesino es lo que es!" y otra voz, en otro piso, en otro nivel, le replicó: "¡Asesino, asesino!".
Esa noche, Heliodoro Valentín Oyarbide
Brianzo, padre de Valentín Oyarbide, pudo por fin conciliar el sueño,
tras tantos años de vigilias, pesadillas y delirios plagados de muerte,
dolor y destrucción, a la espera de la pronta desaparición del Asesino.
Y así fue.
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Post Scriptum: Heliodoro Valentín Oyarbide Brianzo, uno de los héroes del despacho postal de Miranda de Ebro, discreto y callado, de vida tan íntegra como su íntegro pensamiento, murió varios años después. Su hijo Valentín Oyárbide desea que este blog "TODOS LOS ROSTROS" contribuya a preservar su memoria. ¡Salud, Oyarbide! ¡Y República!
¿ Mercenarios Moros ? . No seas patetico e informate so paleto intelectual . Eran soldados de Ejercito Español exactamente iguales a los demas ,sujetos al mismo Codigo de Justicia Militar ,retribuciones ,etc . Eres sectario y faltas a la verdad historica.Vamos para llorar ...
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