Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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Colón antes del primer viaje Biografía

Cristóbal
Colón nació en Génova, probablemente entre agosto y octubre de 1851. Su padre, Domenico Colombo, era un tejedor proveniente de familia de tejedores, al igual que su mujer, Susana. Domenico era prestigioso en su gremio y ocupó altos cargos dentro del mismo. Pertenecía a la clase media genovesa y poseía su propio taller, en el que trabajaban varios jornaleros. El nombre Cristóforo (Cristóbal en su traducción al castellano) pertenece al santo patrono de los viajeros.
El vivir en una ciudad cuya actividad principal era el tráfico marítimo, hizo que a muy corta edad hiciera sus primeras travesías navales, probablemente en algún buque comercial por las costas de la Liguria. Muy poco se sabe de su vida en su juventud; solo se sabe que sirvió en algunos barcos, realizando algunas travesías por el Mediterráneo, aunque la mayor parte del tiempo estuvo en tierra, ayudando a su padre.
Cuando Colón contaba con 25 años, Génova organizó un convoy armado para transportar un valioso cargamento con destino al norte de Europa y Colón sirvió en una de las naves. Cuando se encontraban navegando por el sur de Portugal, el convoy fue atacado por una escuadra de barcos francesa; el barco en el que viajaba se hundió, y, a pesar de estar herido, pudo alcanzar la costa a nado. En cuanto se repuso, Cristóbal viajó a Lisboa, donde Bartolomé, uno de sus hermanos, trabajaba en un taller cartográfico; en poco tiempo, ambos hermanos instalaron su propio negocio. Por aquel entonces, los mapas se confeccionaban en base a los relatos y escritos de los navegantes provenientes de los más recónditos lugares, lo que lo vinculó con el mundo de los marineros aventureros que, al servicio de la corona portuguesa, exploraban el Atlántico.
El inquieto Colón, tomó parte de varios viajes: estuvo en Islandia y en Madeira entre otros lugares. En 1479 se casó con Felipa Perestrello y Moniz, cuyo padre era uno de los primeros exploradores de la costa africana y de las islas del Atlántico. En 1482 pasó a residir en la isla de Funchal, perteneciente al archipiélago de las Madeira. Desde allí realizó algunos viajes a la costa africana, en uno de los cuales, al puesto mercantil de Sao José da Mina en la Costa de Oro, comandó su nave.
Portugal se encontraba, merced a los adelantos en la exploración hacia el sur de la costa africana, buscando la posibilidad de rodear el continente para llegar, por el sur, a las Indias, entendiendo con ese nombre al extremo oriente. Colón elaboró entonces, la idea de llegar a las Indias cruzando el mar hacia occidente. Por aquel entonces, la idea de que la Tierra era redonda era ya conocida y aceptada en el círculo de los eruditos. Esta idea no era nueva; provenía de los griegos, quienes inclusive, habían dividido el mundo en 360 grados. El problema era la dimensión del orbe, sobre lo que existían varias teorías, todas con muy poco fundamento, por lo que cualquiera podía aferrarse a una de ellas. Además de ello, existía una gran controversia en cuanto a la longitud total de las tierras conocidas, lo que dificultaba aún más el cálculo de la distancia a navegar hacia occidente para llegar a las legendarias tierras de Cipango y Catay (Japón y China, en el nombre que recibían en ese tiempo en Europa).
No se sabe a ciencia cierta en que momento Colón concibió la idea de navegar hacia el oeste para llegar a las Indias, pero lo cierto es que comenzó a recabar información para realizar el osado viaje. Los datos que empleó Colón para calcular el recorrido a navegar hacia occidente para llegar a Cipango eran erróneos; Colón calculó que la distancia a recorrer sería de unos 4.500 kilómetros, cuando la distancia real es de casi 16.000 kilómetros.
Se dispuso entonces a conseguir el patrocinio y financiación para emprender el viaje. La primera tentativa la realiza en Portugal en 1484 donde el rey Juan II, si bien no le agradó la idea, sometió el dictamen a una junta, tal como era el procedimiento habitual. Esta junta no aprobó la financiación ni la autorización para la realización de esta travesía bajo bandera portuguesa; además, seguramente Colón tropezó con otro inconveniente: la corona portuguesa, en general, autorizaba la exploración bajo su bandera, pero muy rara vez financiaba estos proyectos, prefiriendo la financiación privada a cambio de concesiones de explotación. Es de destacar, que en 1485 el rey de Portugal autoriza una expedición hacia el oeste en busca de la mítica isla de Antilia, partiendo desde las Azores. Esa misión, resultó en un rotundo fracaso, retornado a Portugal tras 40 días de navegación hacia el oeste, debido fundamentalmente a que en esa parte del océano, los vientos predominantes son del oeste. Esto no sucede más al sur, por lo que Colón había elegido a las islas Canarias como punto de partida para su proyectada expedición.
En 1485 decide tentar suerte en España. Allí conoce al Conde de Medinaceli, quien era un importante propietario de barcos en Cádiz. Este noble tuvo la intensión de financiar la expedición de Colón, pero decidió solicitar autorización de la reina. Ésta, entendiendo que un proyecto de semejante envergadura debía ser patrocinado por la corona y no por particulares, no autorizó la expedición. Es así, que Colón decidió solicitar audiencia con la reina, lo que no le resultó nada fácil. Por fin, la reina Isabel pasa el asunto a una comisión de eruditos llamado Real Consejo, la que demoró mucho tiempo en tomar decisión. En su solicitud, Colón pedía los títulos de Almirante, el de Gobernador y Virrey (ambos hereditarios) de las tierras tomadas en nombre de España, y el diez por ciento del resultante del comercio con esas tierras, entre otros beneficios. Ante la demora, Colón escribe al rey de Portugal, para volver a solicitarle el patrocinio de su expedición. El rey le otorga audiencia, quizá motivado por los fracasos de sucesivas expediciones que intentaban llegar a las Indias bordeando África. Cuando se aprestaba a retornar a Portugal, una expedición comandada por Dias, regresó con noticias de haber hallado la punta meridional del África, el Cabo de Buena Esperanza, lo que hecha por tierra toda posibilidad de que la corona portuguesa financiara el proyecto de Colón.
Es entonces, que los hermanos Colón deciden separarse, para que, mientras Cristóbal continuaba con sus tratativas en España, Bartolomé iniciara gestiones con los reyes de Inglaterra y Francia, las que al final resultarían infructuosas.
En 1490, el Real Consejo se expide sobre la expedición propuesta por Colón. Teniendo en cuenta, probablemente, datos más acertados que los del marino genovés en cuanto a las dimensiones reales de la Tierra, determinó que sería imposible que una expedición lograra llegar a las Indias, dado que el océano tendría un tamaño mucho mayor que el que Colón preveía; de no existir el continente americano, sin dudas, la comisión tendría razón.
Pero la reina Isabel la Católica, de fuerte personalidad y gran don de mando, solicitó al Real Consejo que reviera su dictamen, probablemente influenciada por los éxitos portugueses y su deseo de competir con ellos en el tráfico oceánico. El consejo se expidió en diciembre de 1491, autorizando la expedición de Colón. En abril de 1492, se firman las Capitulaciones, donde se especifica el modo en que se formará la expedición de Colón.
Biografía de Cristóbal Colón.



El primer viaje de Colón Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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La
reina Isabel dio orden al pueblo del puerto de Palos de equipar dos carabelas como pago de una sanción. “... Vien sabedes como por algunas cosas fechas e cometidas por vosotros en desserbicio nuestro, por los del nuestro Consejo fuistes condenados a que fuésedes obligados a nos serbir dos meses con dos carabelas armadas a vuestras propias costas e espensas (…) E agora, por quanto nos avemos mandado a Cristobal Colón que vaya con tres carabelas de armada, como nuestro capitán de las dichas tres carabelas, para ciertas partes de la mar océana sobre algunas cosas que cunplen a nuestro servicio e nos queremos que llebe consigo las dichas dos carabelas con que asy nos aveis de servir...” Colón recibe por este medio, dos naves que tenían como apodo “La Pinta” y “La Niña”; el verdadero nombre de la primera se desconoce, y el de “La Niña” era “Santa Clara”. Era muy común por aquella época, que los buques tuvieran un
nombre oficial, generalmente de algún santo, pero que los marineros y las gentes de los puertos los nombraran por apodos.

Como Colón entendía que eran necesarios tres barcos para emprender el viaje, decidió fletar otra nave. En ese momento, se encontraba en puerto una nave de mayor porte que las provistas por la villa de Palos, cuyo nombre era “Santa María” y era proveniente de Galicia, hecho que le valió el apodo de “La Gallega”, contratándosela a su propietario, Juan de la Cosa, quien permaneció como maestre a bordo de la nave. “La Niña” era el más pequeño de los barcos de Colón; “La Pinta”, armada en Palos, al igual que “La Niña”, era algo mayor que ésta.
El 3 de agosto de 1492, antes del amanecer, las naves levaron anclas y partieron del puerto de Palos. El viaje a las islas Canarias fue tranquilo y llegaron allí en una semana. En Las Palmas, hicieron reparaciones a “La Pinta” y cargaron agua y provisiones frescas. El 9 de septiembre, con buen viento del este, partieron con rumbo a occidente, entrando a aguas nunca antes exploradas.
El período entre los días 9 y 18 de septiembre, fueron muy favorables para la navegación, ya que contaron con un fuerte viento de popa, logrando hacer 1.100 millas náuticas. El día 19, al estar en la distancia en la que las leyendas situaban a la mítica isla de Antilla, intentaron medir la profundidad, pero sus instrumentos no tocaron fondo. Los siguientes días, el viento se tornó más suave, pudiendo hacer algo más que 200 millas. Como es de suponerse, la distancia a la que se encontraban en ese momento es la que tal vez fuera la mayor distancia navegada por esos tripulantes, por lo que comenzaron a impacientarse. Sobre el final del día 1 de octubre, se reporta un falso avistamiento de tierra. El día 2 de noviembre las condiciones climáticas vuelven a ser favorables, por lo que entre ese día y el 6, logran navegar 700 millas.
Sin embargo, el día 10 los marineros siguen sin novedades. El descontento ya es generalizado. En este punto de la historia, existen dos versiones. Una de ellas dice que el capitán de “La Pinta”, Martín Alonso Pinzón, le dio ánimos para continuar el viaje, a pesar de que el resto de los tripulantes se hallaran desconformes. Otra versión afirma que, para convencer a Pinzón de continuar, Colón tuvo que prometerle que si en tres días más no avistaban tierra, darían la vuelta.
Al día siguiente se produce un hecho que motiva a la tripulación. Comienzan a aparecer en el agua, y cada vez más frecuentemente, restos vegetales, señal inequívoca de presencia cercana de tierra. Es así que el ánimo crece y todos otean el horizonte en forma permanente. A la hora 2 del día 12 de octubre, el marinero Rodrigo de Triana, marinero que se encontraba en el puesto de vigía de “La Pinta”, que en ese momento se encontraba liderando la marcha, avista tierra. Tal como se había convenido, el capitán de la pinta hace disparar un cañonazo para dar aviso a las otras naves. Se acercan un poco más a la costa, y se detienen a la espera del amanecer.
Se trata de una pequeña isla perteneciente al archipiélago de las Bahamas. Las naves rodearon la isla por el sur, buscando un lugar adecuado para desembarcar. En una playa que se encuentra al oeste de la isla, tres botes inician el desembarco, con Colón a la cabeza, portando estandartes y banderas. Una vez en la playa, toman posesión de la isla en nombre de los reyes de España y bautizan a la isla con el nombre de San Salvador. Los nativos la llamaban Guanahani, y posteriormente los ingleses la denominaron Watlings, aunque hace pocos años fue rebautizada con el nombre que le dieron ese día.
En una primera instancia, los nativos huyeron atemorizados, pero luego, tal vez vencidos por la curiosidad, se acercaron a los expedicionarios. Evidentemente, estos indígenas semidesnudos y armados con simples lanzas de madera, no era lo que ellos esperaban. Sin embargo, algunos adornos de oro les dieron esperanzas de hallar riquezas que justificaran el viaja. Solo se trataba de descubrir de donde provenía este oro. Interrogados los indígenas (a los que los españoles llamaban indios, convencidos de que trataban con asiáticos), éstos señalaron por señas las islas que se encuentran al oeste y al sur, también pertenecientes a las Bahamas. “Yo estaba atento y trabajaba de saber si avía oro y vide que algunos de ellos traían un pedaçuelo colgado en un agujero que tienen en la nariz. Y por señas pude entender que yendo al Sur o Bolviendo la isla por el Sur, que estaba allí un rey que tenía grandes vasos de ello, y tenía muy mucho”.

Tras dos días de exploración por la isla, tomando como guía a seis nativos, parte el día 14 con rumbo sudoeste. Ese mismo día descubre otra isla, a la que llama Santa María de la Concepción. Sus habitantes, similares a los que hallara en la isla de San Salvador, también resultaron amigables, pero tampoco allí encontraron las riquezas que esperaban. Los guías señalaron otras islas a las que arribó Colón, las que hoy se llaman isla Larga, isla Crooked e isla Fortuna.
Con el pasar de los días, el entendimiento con los indígenas mejoró, oyendo hablar de una gran isla llamada “Colba” (Cuba). Llegan a la isla de Cuba, la que bautiza como Juana, donde los nativos le informan que tierra adentro se encuentra una población de donde proviene el oro, cuyo cacique tiene grandes cantidades del precioso metal.
El Almirante, creyendo que se trataría de la capital china, envío a dos embajadores portando cartas de presentación y pasaportes en latín, además de presentes para el Gran Khan. Los embajadores encontraron a su paso plantaciones de maíz, frijoles y batatas, lo que los animó mucho, pero lo que encontraron cuando llegaron no fue la capital de un gran imperio, sino una aldea de unas 50 o 60 chozas. Ante rumores de una isla donde sus habitantes recogían oro de las playas, Martín Alonso Pinzón, sin orden del Almirante, zarpa con “La Pinta” hacia la isla Gran Inagua.
Colón decidió continuar la exploración de las costas de Cuba hacia el este. El día 23 de diciembre, los visitó un mensajero de un cacique del noreste de la isla de La Española (nombre puesto por Colón), el cual los invitaba a visitarlo, llevándole como presente un cinturón con una gran hebilla de oro. Además se enteraron que la parte central de la isla los nativos la llamaban Cibao, lo que les hizo pensar que tal vez se tratara de Cipango. Esto motivó inmediatamente la partida de los expedicionarios. En la madrugada del 25 de diciembre, cuando se hallaban llegando a la costa haitiana, la nave capitana encalla en un arrecife coralino. Infructuosos fueron los esfuerzos que realizaron para salvar la nave durante el resto de la noche y parte del día siguiente. Solo pudieron rescatar la carga, la que transportaron a tierra. Creyendo que se trataba de un designio divino, Colón da la orden de levantar una plaza fortificada en ese lugar, con lo que los demás españoles se encuentran de acuerdo, dado los indicios de la presencia de riquezas en ese lugar; es así que se funda el primer emplazamiento europeo en América, al cual, en homenaje al día en que sucede el encallamiento de la Santa María, bautizan Villa de la Navidad. El 2 de enero de 1493, realizan una fiesta de despedida a los 39 expedicionarios que se quedarán en el fuerte recién construido.
Por temor a que Pinzón llegara antes que él, portando la buena noticia, Colón decide poner rumbo directamente hacia España. Pero el 4 de enero, se encuentra con “La Pinta”, que venía a su encuentro. Martín Alonso Pinzón explica sus andanzas al Almirante, diciéndole que llegó a Cibao por la costa norte, y que encontró una ciudad donde había gran cantidad de riquezas.
La navegación del viaje de regreso fue difícil, ya que los vientos desde el oeste cesaron poco tiempo después, lo que lo hizo virar al norte para buscar vientos favorables. El 12 de febrero, una feroz tempestad los alcanzó y puso en gran peligro a las naves y su tripulación. En la madrugada del 14, ambas naves se perdieron de vista en medio de la tormenta, y de allí en más, navegarían en solitario hasta su llegada. El 15, avistan tierra, pero recién el 17 pueden llegar a la isla, debido a los vientos contrarios. Habían llegado a la isla de Santa María, la más meridional del archipiélago de las Azores.
Recién el 15 de marzo logró arribar al continente, llegando a Lisboa, mientras que “La Pinta” llegó a Bayona en la misma fecha.
El primer viaje de Colón.

El segundo viaje de Colón Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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Cuando
Colón llega a Lisboa, procede de inmediato a informar a los Reyes Católicos del resultado exitoso de su viaje. El informe lo envía por carta con dos copias por diferentes vías, temeroso de que el rey de Portugal interceptara alguna de ellas. De inmediato parte a Sevilla, donde esperará la respuesta.
El 7 de abril, recibe la respuesta por carta, dirigida a “Don Cristóbal Colón, Almirante de la Mar Océano, Virrey y Gobernador de las Islas descubiertas por él en las Indias” (que eran nada más ni nada menos que los títulos que había solicitado en su acuerdo previo al viaje), donde se le invitaba a concurrir a la Corte para informar de sus descubrimientos y comenzar los preparativos para su segundo viaje.
Una vez llegado a Barcelona el 20 de abril, donde se encontraba instalada la corte, es recibido con todos los honores. De inmediato, luego de cumplir con todos los festejos realizados a su nombre, comienza a escribir el plan de colonización de La Española, lo que le resultó fácil, debido a que, de acuerdo con su diario, tenía pensado ya desde hacía meses. Se trataba de la instalación de factorías en la costa, donde deberían registrarse obligatoriamente todos los colonos que iniciaran tratos con los “indios” a los efectos de obtener oro; dicho oro sería fundido y sellado en las factorías, donde sería cobrada su parte (hay que recordar que en el trato celebrado con Isabel la Católica, Colón sería recompensado con el 10% de todo el comercio con las Indias). Además creía conveniente que todo comercio con las Indias fuera realizado exclusivamente a través del puerto de Cádiz, de forma de facilitar el control fiscal.
Fue necesaria una bula papal, hecho imprescindible en aquella época, para confirmar la posibilidad de que España explotara los descubrimientos. De acuerdo con dicha bula, todas las tierras no descubiertas al este del meridiano que pasa a 100 leguas al este de las islas Azores pertenecían a España, mientras que todas las que se hallaran al oeste de dicho meridiano, pertenecían a Portugal, aunque por el tratado de Tordesillas, en 1494 se corrió la línea divisoria a 370 leguas, lo que posteriormente posibilitó a Portugal reclamar la posesión del Brasil.
El 29 de mayo de 1493, se libran las órdenes para iniciar los preparativos para el segundo viaje, que contará esta vez con la participación de seis sacerdotes, cuya finalidad es “llevar la fe a los nativos”. A comienzos de julio, Colón llegó a Cádiz, puerto elegido como punto de partida para la nueva expedición transoceánica. Este viaje ya no se trataba de una expedición exploradora, sino que su finalidad era comenzar la colonización de las tierras descubiertas, lo que implicó que se fletaran 17 naves y se reclutaran, además de marinos, soldados y colonos en un número que ronda los 1.200. Se proveyó a las naves de aprovisionamiento para seis meses y se embarcaron además, semillas, plantas, animales y todas las herramientas necesarias para la fundación de varias factorías. Todo el personal era contratado por la Casa Real, salvo unos 200 voluntarios. De las 17 naves participantes en el segundo viaje, se conoce el nombre solo de unas pocas, entre las que se cuentan “La Niña”, participante del primer viaje, y la “Santa María”, homónima de la malograda en el primer viaje y el mayor de todos los buques. Constituían la flota varias carabelas más y varias embarcaciones pequeñas, llevadas con la misión de explorar las zonas de los bajíos.
Ninguna crónica oficial quedó de este segundo viaje. Los datos que se tienen de él, son de los relatos escritos por algunos de los viajeros con posterioridad.
El 24 o el 25 de septiembre de1493 (las fuentes discrepan en la fecha de partida), con gran algarabía y escoltado por gran número de barcos hasta hacerse a la mar, partió la expedición del puerto de Cádiz. El 2 de octubre llegan a las Canarias, partiendo de allí en fecha imprecisa, aunque se estima que fue el 12 o el 13 de octubre.
Aunque su objetivo era llegar al fuerte Navidad, no siguió la misma ruta que en el primer viaje. Su ruta fue más al sur, y tras un rápido viaje de 21 o 22 días con viento favorable y sin incidentes destacables, llegó a la isla de Dominica, en las antillas menores. La isla fue avistada en el amanecer del día 3 de noviembre y bautizada con ese nombre por haberla descubierto en domingo. Tratando de encontrar un puerto donde fondear las naves, descubre otras islas. Finalmente bajan a tierra en la isla bautizada como María Galante y tomaron posesión de las mismas. En camino hacia el norte, luego de dejar la Dominica, Colón pasa por Guadalupe, donde envía un grupo de hombres a explorar la selvática isla; esta expedición se pierde y debe enviar a otro grupo a buscarlos. Es aquí que tiene el primer contacto con los caribes, dominadores de la mayoría de esas islas, que tenían costumbres antropofágicas.
Siguiendo rumbo al noroeste, descubrieron varias islas más de las Antillas Menores. El 19 de noviembre, descubre otra gran isla, a la que los nativos llaman Boriquen, y en la que luego, uno de los integrantes de la expedición, Ponce de León, fundara la ciudad de San Juan de Puerto Rico, nombres con los que se conocen en la actualidad a la isla y su capital.
El 22 llega nuevamente a las costas de La Española. El 27 llega al fuerte Navidad, el que encuentra destruido. Interrogó a algunos nativos de la tribu con la que había tratado el año anterior; estos le informan que algunos de los habitantes del fuerte habían hecho correrías por el interior de la isla en busca de oro y mujeres. Se enfrentaron a un cacique llamado Caonabó, quien destruyó el fuerte y mató a todos los hombres.
Colón navegó hacia el oeste nuevamente, hasta que el 2 de enero de 1494, encontró el lugar que consideró ideal para fundar el primer centro poblado, al que llamó Isabela, en honor a la reina. Una vez establecida la colonia, envía hombres al interior, los que regresan días después con algunas pepitas grandes de oro. Ante tal hallazgo, Colón decide enviar de regreso 12 naves, con la finalidad de conseguir provisiones, armas, animales y algunos mineros, para iniciar la conquista de la isla, ya que los nativos se mostraban poco interesados en el comercio. En la carta que envía a los Reyes Católicos, les pide autorización para iniciar el tráfico de indígenas como esclavos, hecho que es rechazado por la Corona.
Mientras tanto, Colón reasume el papel de descubridor e inicia una nueva exploración a Cuba, donde descubrió la bahía de Guantánamo. Luego de bordear el sur de la isla, emprende viaje a Jamaica, a la que arriba el 5 de mayo. Luego de algunas escaramuzas con los hostiles nativos, se aprovisiona y vuelve a explorar el sur de Cuba. Las esperanzas de encontrar oro, así como la de encontrar rastros de la cultura china se iban diluyendo, por lo que decide regresar a Isabela, lo que ocurre el 29 de septiembre.
Allí se encuentra que los Reyes Católicos habían enviado tres carabelas más con provisiones, al mando de su hermano Bartolomé. Algunos hombres rebeldes, tomaron las naves en las que habían traído las provisiones y retornaron a España. Cuatro barcos más llegaron en los próximos meses con provisiones y la orden de retorno para Colón, ya que la Corona lo necesitaba para las negociaciones que se estaban llevando a cabo con Portugal. Pero Colón no retornó.
En febrero de 1495, Colón decide enviar una partida de indios como esclavos. Casi la mitad murió en el camino, y los que llegaron estaban tan enfermos, que la mayoría murió poco después.
Durante todo 1495, Colón debió enfrentar varias sublevaciones indígenas, pero la falta de unión entre los diferentes caciques nativos, facilitó la victoria de las escasas tropas españolas. A fines de 1495, el dominio sobre la isla era total.
El 10 de marzo de 1496, ante las acusaciones que en la corte habían hecho los rebeldes fugados, decide volver a España, dejando a su hermano Bartolomé a cargo de la guarnición.
El tercer viaje de Colón Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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A
mediados de 1497, a Colón le fueron confirmados los títulos y se le encomendó la misión de partir hacia las Indias con 300 colonos reclutados a expensas de la Corona. Pero las arcas de la Corona no estaban muy llenas, por lo que se debió recurrir al dinero proveniente de la venta de una partida de esclavos indios para aprovisionar seis naves. Tres de ellas iban con provisiones a La Española, mientras que las otras tres, comandadas por Colón, iban en misión de exploración, en busca de las ricas provincias chinas.
El 30 de mayo de 1498, se inicia el tercer viaje a América. En esta oportunidad, Colón decide tomar una ruta más al sur, por lo que desde las Canarias, vira al sur hasta las islas de Cabo Verde, desde donde tras una breve parada de reaprovisionamiento, parte el 4 de julio, tomando dirección sudoeste.
Desde el 13 al 22 de julio, la flota queda a la deriva por falta de vientos, debido a una calma ecuatorial. Cuando el 22 se levanta viento, reemprenden la marcha con dirección oeste, haciendo una buena velocidad, lo que le permite avistar la isla Trinidad el 31.
Al día siguiente, 1 de agosto, recorre la costa sur de dicha isla, con la finalidad de encontrar una desembocadura de río que le permita aprovisionarse de agua fresca, lo que finalmente acontece cerca del mediodía. Mirando al sur, Colón distingue otra costa, que cree otra isla; sin saberlo, estaba viendo la costa sudamericana. Un breve contacto con los nativos de la isla, lo convencieron de su hostilidad, por lo que prescindió de tener más contacto con los mismos.
El 4 de agosto leva anclas y pone rumbo norte, llegando a la península de Paria, en la costa venezolana. Al día siguiente explora el sur de dicha península, creyéndola una isla. Cuando desembarcó, fue la primera vez que un europeo pisaba continente americano. En los siguientes dos días, entró en contacto con los indígenas del lugar, los que tenían algo más de oro entre sus pertenencias que sus iguales insulares que Colón ya había visto.
Explorando la costa, dio con uno de los brazos del río Grande y con otro del río San Juan. Es en este punto que Colón percibe que las tierras que está explorando son de un continente, ya que se trata de grandes corrientes de agua dulce.
El 15 de agosto, tras explorar la costa este de la isla margarita, el Almirante decide poner rumbo a La Española, a cuya costa sur llega el 21. El mismo día, la flota de Colón se encuentra con una carabela, la que se encuentra comandada por su propio hermano. Juntos, emprenden la marcha hacia la nueva colonia, Santo Domingo, la que había sido fundada en su ausencia, y que desde todo punto de vista, gozaba de una mejor ubicación que la antigua colonia.

Una vez allí, se encuentra con la noticia de la existencia de una rebelión, encabezada por Roldán. Éste, logra conformar un pequeño ejército rebelde, el que, sin querer, se ve reforzado con las provisiones provenientes de España y que, por error, le son entregadas. La mayoría de los defensores de Santo Domingo se encuentran enfermos, por lo que Colón decide negociar con el rebelde. Tras un año de negociaciones, Colón llega a un acuerdo con Roldán, restituyéndole el nombramiento que poseía y retirando todos los cargos en su contra, cediéndole además, tierras en su beneficio. Es así, como Colón cambia su sistema de explotación centralizada por uno de repartos, el cual será empleado en el resto de la conquista.
Pero los problemas de Colón son cada vez mayores.

El cuarto viaje de Colón Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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El
cuarto viaje. Una vez en España, fue llevado ante la Corte. Allí los Reyes Católicos lo trataron amablemente, le dijeron que harían justicia y que sus privilegios le serían restituidos.
Pasó mucho tiempo antes que la Corona retomara el tema. Los motivos de la demora fueron al menos tres: por un lado, los reyes se encontraban frente a varios problemas por resolver, tanto en Europa como en las Indias; por otro, los privilegios económicos otorgados a Colón comenzaban a parecer excesivos, en virtud de que la empresa de colonización de las Indias era cada vez mayor y mucho más que de simples factorías comerciales como se pensaba en un principio; y por último, resultaba evidente que la administración de los Colón había sido desastrosa. Sin embargo, no resultaba tan fácil quitar a Colón sus privilegios, en virtud que ellos provenían de los acuerdos firmados con la Corona.
En setiembre de 1501, ocho meses después, en lugar de enviar a Colón a La Española con sus fueros restituidos, ordenan la destitución de Bobadilla, nombrando en su lugar con el título de Gobernador a Don Nicolás Ovando, el que partió para las Indias con una poderosa flota de 30 naves y 2500 colonos. A Colón se le permitió mantener sus títulos de Almirante y Virrey, aunque no se le permitiera ejercer éste último, ya que Ovando poseía poderes ilimitados. Se le permitió, además, que mandara en la flota de Ovando a un agente con la misión de cobrar el dinero que Bobadilla le debía.
Viendo que no obtendría nada de la Corte insistiendo en su petitorio, Colón solicita se le otorguen barcos y dinero con la finalidad de realizar un cuarto viaje a las Indias, a lo que los Reyes accedieron.
En dos semanas, tal era la prisa, Colón logró preparar cuatro carabelas, por lo que logró hacerse a la mar rápidamente. Finalmente, desde el puerto de Cádiz, parte el 11 de mayo de 1502.
En esta oportunidad, se detienen en la costa de Marruecos, para llegar a las Canarias el día 20. El 25 de mayo parten de la Gran Canaria con rumbo Oeste. No se conocen los pormenores de la travesía oceánica, pero dado que llegaron a las Indias tan solo en 21 días, es de suponerse que se llevó a cabo sin contratiempos.
Finalmente, el día 15 de junio desembarcan en la Martinica, isla en la que, según habitantes de otras islas, solo vivían mujeres. Tras reaprovisionarse, parten de la isla siguiendo un derrotero similar al realizado en esa zona durante el segundo viaje.
A pesar de tener expresamente prohibido desembarcar en La Española, ante la proximidad de un huracán, Colón llega a Santo Domingo, donde solicita al Gobernador Ovando permiso para atracar, haciéndole recomendaciones, además, de que amarrara su flota a puerto. Ovando desestimó la previsión del Almirante, y no solo no autorizó a Colón a desembarcar en Santo Domingo, sino que, además, dio órdenes a su flota de zarpar con rumbo a España con su cargamento. Diecinueve barcos de la flota de Ovando se hundieron y cuatro se perdieron. Tan solo uno llegó a España, el que precisamente, trasportaba al agente despachado por Colón para cobrar lo que le adeudaba Bobadilla.
Tras la negativa de Ovando a permitir a Colón atracar, éste decidió refugiarse en la desembocadura del río Jaina, cerca de Santo Domingo. Allí los agarró la tormenta. Las tres carabelas más pequeñas rompieron amarras, pero gracias al esfuerzo de la tripulación, lograron sobrevivir con poco daño. Las cuatro naves se reunieron, tal como estaba convenido, en el Puerto Viejo de Azúa, en la propia costa de La Española. Tras permanecer allí unos días, zarparon con rumbo noroeste, llegando pocos días después a la isla de Jamaica. Bordearon la costa sur de la isla y se internaron nuevamente en el mar Caribe, llegando a la costa de Honduras.
Decide explorar la costa hacia el este, en busca del estrecho que le permitiera tomar contacto con el continente asiático, siempre con la esperanza de poder entrar un día en la corte del Gran Khan. Esta parte del viaje fue extremadamente dificultosa, debido a una intensa y larga tormenta que por varios días les impidió realizar grandes avances. Por fin, el 14 de setiembre logró doblar el cabo que denominó Gracias a Dios, ya que el viraje que tomaba la costa hacia el sur, significaba el fin de sus fatigas de los días anteriores. A la altura del Río Grande hacen una parada de reaprovisionamiento, continuando con rumbo al sur, hasta llegar al lugar donde se encuentra emplazado Puerto Limón en la actualidad. Los indígenas llamaban Cariay a esa zona, y sus habitantes eran gentes pacíficas ávidos de comerciar con los españoles. Permanecieron allí durante diez días, tras lo que, el 5 de octubre levan anclas para dirigirse por la costa hacia el sudeste, buscando el ansiado estrecho. El mismo día, Colón creyó encontrarlo, al hallar las Bocas del Toro.
Cuando interrogan a los nativos por el estrecho, los indígenas le señalan el estrecho que comunica Bocas del Toro con la laguna de Chiriquí. Tras comprobar que solo se trataba de una laguna, deciden pasar unos días allí, aprovechando la ocasión para comerciar con los indígenas locales. Éstos informan a Colón, que en realidad esa zona se trata de un istmo, pero que una alta cordillera separa ambos océanos. Por error de interpretación, Colón cree que los nativos le dicen que los habitantes que se encuentran tras la cordillera poseen grandes barcos armados con poderosos cañones, y que el Ganges se encuentra a diez días de navegación.
Con la información de que no existía un estrecho en aquellos parajes, Colón abandona su búsqueda, y el 17 de octubre abandona la laguna de Chiriquí con rumbo este, continuando con la exploración de la costa panameña.
El día 9 de noviembre, entran en una bahía a la que Colón denomina Puerto Bastimentos. Permanecen allí durante doce días, lo que les permite realizar reparaciones menores. Poco después atracan en un pequeño puerto, hoy llamado Puerto Escribanos, donde la tripulación de Colón tuvo inconvenientes con los indígenas locales.
Como el viento nunca viraba al este, para permitirle la exploración, decidió navegar por la costa en dirección contraria, con la finalidad de obtener más oro comerciando. De esta forma llegan a Puerto Bello. Volvieron a navegar y entraron en el que llamaron puerto Gordo, donde se emplaza la actual ciudad de Colón, en la entrada al Canal de Panamá.
Si Colón hubiera enviado una expedición por el río Chagres, hubiera hallado el océano Pacífico diez años antes que Balboa. Pero ya se encontraban exhaustos, por lo que decidieron pasar allí la Navidad y el Año Nuevo de 1503. Durante los días que permanecieron allí, tuvieron poco contacto con los nativos del lugar, lo que tal vez le hubiera llevado a realizar otro gran descubrimiento. Continuando su viaje hacia el oeste, Colón llega el 6 de enero de 1503 a la desembocadura de un río al que llaman Belén. Es probable que de todos los puntos que exploró Colón, éste sea el más agreste de todos y el menos indicado para fundar una colonia, debido a la tupida jungla que rodea la desembocadura del río y domina toda la costa por muchos kilómetros. Debido a que un cacique local le mostró que extraían oro de la tierra, decidió establecer allí una factoría. Pero comenzaron a tener malas relaciones con el cacique indígena, ante lo que Colón decide hacerlo prisionero. El cacique logró escapar y levantó a su pueblo en armas. Cuando se aprestaban a partir, dejando una guarnición de 20 hombres comandados por su hermano Bartolomé, unos 400 indígenas atacaron el fuerte, por lo que la tripulación de los barcos debieron prestar socorro a los habitantes del fuerte. Durante 8 días, los indígenas continuaron hostigándolos, por lo que Colón debió dar la orden de abandonar el fuerte.
El 16 de abril de 1503, zarpan de la barra del Belén con rumbo a Santo Domingo, abandonando el fuerte y una de las carabelas, que había quedado varada en la barra. En el camino, debido al mal estado del casco, abandonan otra carabela, por lo que la tripulación de las cuatro carabelas se reparten ahora en dos. El primero de mayo abandonan el abrigo de la costa y ponen rumbo norte. Diez días después llegan a Jamaica. El 25 del mismo mes, deben abandonar ambas naves y establecerse en la costa, donde residen por un año. En conjunto con los indígenas del lugar, deciden realizar una travesía en canoa hasta La Española, para pedir socorro. El viaje se hizo muy duro, pero logran llegar a la isla y solicitar ayuda al gobernador Ovando.

El final. Viajes de Colón.