"Grandes Colecciones" Colón antes del primer viaje Biografía
Cristóbal
Colón nació en Génova, probablemente entre agosto y octubre de 1851. Su padre, Domenico Colombo, era un tejedor proveniente de familia de tejedores, al igual que su mujer, Susana. Domenico era prestigioso en su
El vivir en una ciudad cuya actividad principal era el tráfico marítimo, hizo que a muy corta edad hiciera sus primeras travesías navales, probablemente en algún buque comercial por las costas de la Liguria. Muy poco se sabe de su vida en su juventud; solo se sabe que sirvió en algunos barcos, realizando algunas travesías por el Mediterráneo, aunque la mayor parte del tiempo estuvo en tierra, ayudando a su padre.
Cuando Colón contaba con 25 años, Génova organizó un convoy armado para transportar un valioso cargamento con destino al norte de Europa y Colón sirvió en una de las naves. Cuando se encontraban navegando por el sur de Portugal, el convoy fue atacado por una escuadra de barcos francesa; el barco en el que viajaba se hundió, y, a pesar de estar herido, pudo alcanzar la costa a nado. En cuanto se repuso, Cristóbal viajó a Lisboa, donde Bartolomé, uno de sus hermanos, trabajaba en un taller cartográfico; en poco tiempo, ambos hermanos instalaron su propio negocio. Por aquel entonces, los mapas se confeccionaban en base a los relatos y escritos de los navegantes provenientes de los más recónditos lugares, lo que lo vinculó con el mundo de los marineros aventureros que, al servicio de la corona portuguesa, exploraban el Atlántico.
El inquieto Colón, tomó parte de varios viajes: estuvo en Islandia y en Madeira entre otros lugares. En 1479 se casó con Felipa Perestrello y Moniz, cuyo padre era uno de los primeros exploradores de la costa africana y de las islas del Atlántico. En 1482 pasó a residir en la isla de Funchal, perteneciente al archipiélago de las Madeira. Desde allí realizó algunos viajes a la costa africana, en uno de los cuales, al puesto mercantil de Sao José da Mina en la Costa de Oro, comandó su nave.
Portugal se encontraba, merced a los adelantos en la exploración hacia el sur de la costa africana, buscando la posibilidad de rodear el continente para llegar, por el sur, a las Indias, entendiendo con ese nombre al extremo oriente. Colón elaboró entonces, la idea de llegar a las Indias cruzando el mar hacia occidente. Por aquel entonces, la idea de que la Tierra era redonda era ya conocida y aceptada en el círculo de los eruditos. Esta idea no era nueva; provenía de los griegos, quienes inclusive, habían dividido el mundo en 360 grados. El problema era la dimensión del orbe, sobre lo que existían varias teorías, todas con muy poco fundamento, por lo que cualquiera podía aferrarse a una de ellas. Además de ello, existía una gran controversia en cuanto a la longitud total de las tierras conocidas, lo que dificultaba aún más el cálculo de la distancia a navegar hacia occidente para llegar a las legendarias tierras de Cipango y Catay (Japón y China, en el nombre que recibían en ese tiempo en Europa).
No se sabe a ciencia cierta en que momento Colón concibió la idea de navegar hacia el oeste para llegar a las Indias, pero lo cierto es que comenzó a recabar información para realizar el osado viaje. Los datos que empleó Colón para calcular el recorrido a navegar hacia occidente para llegar a Cipango eran erróneos; Colón calculó que la distancia a recorrer sería de unos 4.500 kilómetros, cuando la distancia real es de casi 16.000 kilómetros.
En 1485 decide tentar suerte en España. Allí conoce al Conde de Medinaceli, quien era un importante propietario de barcos en Cádiz. Este noble tuvo la intensión de financiar la expedición de Colón, pero decidió solicitar autorización de la reina. Ésta, entendiendo que un proyecto de semejante envergadura debía ser patrocinado por la corona y no por particulares, no autorizó la expedición. Es así, que Colón decidió solicitar audiencia con la reina, lo que no le resultó nada fácil. Por fin, la reina Isabel pasa el asunto a una comisión de eruditos llamado Real Consejo, la que demoró mucho tiempo en tomar decisión. En su solicitud, Colón pedía los títulos de Almirante, el de Gobernador y Virrey (ambos hereditarios) de las tierras tomadas en nombre de España, y el diez por ciento del resultante del comercio con esas tierras, entre otros beneficios. Ante la demora, Colón escribe al rey de Portugal, para volver a solicitarle el patrocinio de su expedición. El rey le otorga audiencia, quizá motivado por los fracasos de sucesivas expediciones que intentaban llegar a las Indias bordeando África. Cuando se aprestaba a retornar a Portugal, una expedición comandada por Dias, regresó con noticias de haber hallado la punta meridional del África, el Cabo de Buena Esperanza, lo que hecha por tierra toda posibilidad de que la corona portuguesa financiara el proyecto de Colón.
Es entonces, que los hermanos Colón deciden separarse, para que, mientras Cristóbal continuaba con sus tratativas en España, Bartolomé iniciara gestiones con los reyes de Inglaterra y Francia, las que al final resultarían infructuosas.
Pero la reina Isabel la Católica, de fuerte personalidad y gran don de mando, solicitó al Real Consejo que reviera su dictamen, probablemente influenciada por los éxitos portugueses y su deseo de competir con ellos en el tráfico oceánico. El consejo se expidió en diciembre de 1491, autorizando la expedición de Colón. En abril de 1492, se firman las Capitulaciones, donde se especifica el modo en que se formará la expedición de Colón.
Biografía de Cristóbal Colón.
El primer viaje de Colón Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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La
reina Isabel dio orden al pueblo del puerto de Palos de equipar dos carabelas como pago de una sanción. “... Vien sabedes como por algunas cosas fechas e cometidas por vosotros en desserbicio nuestro, por los del nuestro Consejo fuistes condenados a que fuésedes obligados a nos serbir dos meses con dos carabelas armadas a vuestras propias costas e espensas (…) E agora, por quanto nos avemos mandado a Cristobal Colón que vaya con tres carabelas de armada, como nuestro capitán de las dichas tres carabelas, para ciertas partes de la mar océana sobre algunas cosas que cunplen a nuestro servicio e nos queremos que llebe consigo las dichas dos carabelas con que asy nos aveis de servir...” Colón recibe por este medio, dos naves que tenían como apodo “La Pinta” y “La Niña”; el verdadero nombre de la primera se desconoce, y el de “La Niña” era “Santa Clara”. Era muy común por aquella época, que los
nombre oficial, generalmente de algún santo, pero que los marineros y las gentes de los puertos los nombraran por apodos.
Como Colón entendía que eran necesarios tres barcos para emprender el viaje, decidió fletar otra nave. En ese momento, se encontraba en puerto una nave de mayor porte que las provistas por la villa de Palos, cuyo nombre era “Santa María” y era proveniente de Galicia, hecho que le valió el apodo de “La Gallega”, contratándosela a su propietario, Juan de la Cosa, quien permaneció como maestre a bordo de la nave. “La Niña” era el más pequeño de los barcos de Colón; “La Pinta”, armada en Palos, al igual que “La Niña”, era algo mayor que ésta.
El 3 de agosto de 1492, antes del amanecer, las naves levaron anclas y partieron del puerto de Palos. El viaje a las islas Canarias fue tranquilo y llegaron allí en una semana. En Las Palmas, hicieron reparaciones a “La Pinta” y cargaron agua y provisiones frescas. El 9 de septiembre, con buen viento del este, partieron con rumbo a occidente, entrando a aguas nunca antes exploradas.
El período entre los días 9 y 18 de septiembre, fueron muy favorables para la navegación, ya que contaron con un fuerte viento de popa, logrando hacer 1.100 millas náuticas. El día 19, al estar en la distancia en la que las leyendas situaban a la mítica isla de Antilla, intentaron medir la profundidad, pero sus instrumentos no tocaron fondo. Los siguientes días, el viento se tornó más suave, pudiendo hacer algo más que 200 millas. Como es de suponerse, la distancia a la que se encontraban en ese momento es la que tal vez fuera la mayor distancia navegada por esos tripulantes, por lo que comenzaron a impacientarse. Sobre el final del día 1 de octubre, se reporta un falso avistamiento de tierra. El día 2 de noviembre las condiciones climáticas vuelven a ser favorables, por lo que entre ese día y el 6, logran navegar 700 millas.
Sin embargo, el día 10 los marineros siguen sin novedades. El descontento ya es generalizado. En este punto de la historia, existen dos versiones. Una de ellas dice que el capitán de “La Pinta”, Martín Alonso Pinzón, le dio ánimos para continuar el viaje, a pesar de que el resto de los tripulantes se hallaran desconformes. Otra versión afirma que, para convencer a Pinzón de continuar, Colón tuvo que prometerle que si en tres días más no avistaban tierra, darían la vuelta.
Se trata de una pequeña isla perteneciente al archipiélago de las Bahamas. Las naves rodearon la isla por el sur, buscando un lugar adecuado para desembarcar. En una playa que se encuentra al oeste de la isla, tres botes inician el desembarco, con Colón a la cabeza, portando estandartes y banderas. Una vez en la playa, toman posesión de la isla en nombre de los reyes de España y bautizan a la isla con el nombre de San Salvador. Los nativos la llamaban Guanahani, y posteriormente los ingleses la denominaron Watlings, aunque hace pocos años fue rebautizada con el nombre que le dieron ese día.
En una primera instancia, los nativos huyeron atemorizados, pero luego, tal vez vencidos por la curiosidad, se acercaron a los expedicionarios. Evidentemente, estos indígenas semidesnudos y armados con simples lanzas de madera, no era lo que ellos esperaban. Sin embargo, algunos adornos de oro les dieron esperanzas de hallar riquezas que justificaran el viaja. Solo se trataba de descubrir de donde provenía este oro. Interrogados los indígenas (a los que los españoles llamaban indios, convencidos de que trataban con asiáticos), éstos señalaron por señas las islas que se encuentran al oeste y al sur, también pertenecientes a las Bahamas. “Yo estaba atento y trabajaba de saber si avía oro y vide que algunos de ellos traían un pedaçuelo colgado en un agujero que tienen en la nariz. Y por señas pude entender que yendo al Sur o Bolviendo la isla por el Sur, que estaba allí un rey que tenía grandes vasos de ello, y tenía muy mucho”.
Tras dos días de exploración por la isla, tomando como guía a seis nativos, parte el día 14 con rumbo sudoeste. Ese mismo día descubre otra isla, a la que llama Santa María de la Concepción. Sus habitantes, similares a los que hallara en la isla de San Salvador, también resultaron amigables, pero tampoco allí encontraron las riquezas que esperaban. Los guías señalaron otras islas a las que arribó Colón, las que hoy se llaman isla Larga, isla Crooked e isla Fortuna.
Con el pasar de los días, el entendimiento con los indígenas mejoró, oyendo hablar de una gran isla llamada “Colba” (Cuba). Llegan a la isla de Cuba, la que bautiza como Juana, donde los nativos le informan que tierra adentro se encuentra una población de donde proviene el oro, cuyo cacique tiene grandes cantidades del precioso metal.
El Almirante, creyendo que se trataría de la capital china, envío a dos embajadores portando cartas de presentación y pasaportes en latín, además de presentes para el Gran Khan. Los embajadores encontraron a su paso plantaciones de maíz, frijoles y batatas, lo que los animó mucho, pero lo que encontraron cuando llegaron no fue la capital de un gran imperio, sino una aldea de unas 50 o 60 chozas. Ante rumores de una isla donde sus habitantes recogían oro de las playas, Martín Alonso Pinzón, sin orden del Almirante, zarpa con “La Pinta” hacia la isla Gran Inagua.
Por temor a que Pinzón llegara antes que él, portando la buena noticia, Colón decide poner rumbo directamente hacia España. Pero el 4 de enero, se encuentra con “La Pinta”, que venía a su encuentro. Martín Alonso Pinzón explica sus andanzas al Almirante, diciéndole que llegó a Cibao por la costa norte, y que encontró una ciudad donde había gran cantidad de riquezas.
La navegación del viaje de regreso fue difícil, ya que los vientos desde el oeste cesaron poco tiempo después, lo que lo hizo virar al norte para buscar vientos favorables. El 12 de febrero, una feroz tempestad los alcanzó y puso en gran peligro a las naves y su tripulación. En la madrugada del 14, ambas naves se perdieron de vista en medio de la tormenta, y de allí en más, navegarían en solitario hasta su llegada. El 15, avistan tierra, pero recién el 17 pueden llegar a la isla, debido a los vientos contrarios. Habían llegado a la isla de Santa María, la más meridional del archipiélago de las Azores.
Recién el 15 de marzo logró arribar al continente, llegando a Lisboa, mientras que “La Pinta” llegó a Bayona en la misma fecha.
El primer viaje de Colón.
El segundo viaje de Colón Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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Cuando
Colón llega a Lisboa, procede de inmediato a informar a los Reyes Católicos del resultado exitoso de su viaje. El informe lo envía por carta con dos copias por diferentes vías, temeroso de que el rey de Portugal interceptara alguna de ellas. De inmediato parte a Sevilla, donde esperará la respuesta.
El 7 de abril, recibe la respuesta por carta,
Una vez llegado a Barcelona el 20 de abril, donde se encontraba instalada la corte, es recibido con todos los honores. De inmediato, luego de cumplir con todos los festejos realizados a su nombre, comienza a escribir el plan de colonización de La Española, lo que le resultó fácil, debido a que, de acuerdo con su diario, tenía pensado ya desde hacía meses. Se trataba de la instalación de factorías en la costa, donde deberían registrarse obligatoriamente todos los colonos que iniciaran tratos con los “indios” a los efectos de obtener oro; dicho oro sería fundido y sellado en las factorías, donde sería cobrada su parte (hay que recordar que en el trato celebrado con Isabel la Católica, Colón sería recompensado con el 10% de todo el comercio con las Indias). Además creía conveniente que todo comercio con las Indias fuera realizado exclusivamente a través del puerto de Cádiz, de forma de facilitar el control fiscal.
Fue necesaria una bula papal, hecho imprescindible en aquella época, para confirmar la posibilidad de que España explotara los descubrimientos. De acuerdo con dicha bula, todas las tierras no descubiertas al este del meridiano que pasa a 100 leguas al este de las islas Azores pertenecían a España, mientras que todas las que se hallaran al oeste de dicho meridiano, pertenecían a Portugal, aunque por el tratado de Tordesillas, en 1494 se corrió la línea divisoria a 370 leguas, lo que posteriormente posibilitó a Portugal reclamar la posesión del Brasil.
El 29 de mayo de 1493, se libran las órdenes para iniciar los preparativos para el segundo viaje, que contará esta vez con la participación de seis sacerdotes, cuya finalidad es “llevar la fe a los nativos”. A comienzos de julio, Colón llegó a Cádiz, puerto elegido como punto de partida para la nueva expedición transoceánica. Este viaje ya no se trataba de una expedición exploradora, sino que su finalidad era comenzar la colonización de las tierras descubiertas, lo que implicó que se fletaran 17 naves y se reclutaran, además de marinos, soldados y colonos en un número que ronda los 1.200. Se proveyó a las naves de aprovisionamiento para seis meses y se embarcaron además, semillas, plantas, animales y todas las herramientas necesarias para la fundación de varias factorías. Todo el personal era contratado por la Casa Real, salvo unos 200 voluntarios. De las 17 naves participantes en el segundo viaje, se conoce el nombre solo de unas pocas, entre las que se cuentan “La Niña”, participante del primer viaje, y la “Santa María”, homónima de la malograda en el primer viaje y el mayor de todos los buques. Constituían la flota varias carabelas más y varias embarcaciones pequeñas, llevadas con la misión de explorar las zonas de los bajíos.
El 24 o el 25 de septiembre de1493 (las fuentes discrepan en la fecha de partida), con gran algarabía y escoltado por gran número de barcos hasta hacerse a la mar, partió la expedición del puerto de Cádiz. El 2 de octubre llegan a las Canarias, partiendo de allí en fecha imprecisa, aunque se estima que fue el 12 o el 13 de octubre.
Aunque su objetivo era llegar al fuerte Navidad, no siguió la misma ruta que en el primer viaje. Su ruta fue más al sur, y tras un rápido viaje de 21 o 22 días con viento favorable y sin incidentes destacables, llegó a la isla de Dominica, en las antillas menores. La isla fue avistada en el amanecer del día 3 de noviembre y bautizada con ese nombre por haberla descubierto en domingo. Tratando de encontrar un puerto donde fondear las naves, descubre otras islas. Finalmente bajan a tierra en la isla bautizada como María Galante y tomaron posesión de las mismas. En camino hacia el norte, luego de dejar la Dominica, Colón pasa por Guadalupe, donde envía un grupo de hombres a explorar la selvática isla; esta expedición se pierde y debe enviar a otro grupo a buscarlos. Es aquí que tiene el primer contacto con los caribes, dominadores de la mayoría de esas islas, que tenían costumbres antropofágicas.
Siguiendo rumbo al noroeste, descubrieron varias islas más de las Antillas Menores. El 19 de noviembre, descubre otra gran isla, a la que los nativos llaman Boriquen, y en la que luego, uno de los integrantes de la expedición, Ponce de León, fundara la ciudad de San Juan de Puerto Rico, nombres con los que se conocen en la actualidad a la isla y su capital.
El 22 llega nuevamente a las costas de La Española. El 27 llega al fuerte Navidad, el que encuentra destruido. Interrogó a algunos nativos de la tribu con la que había tratado el año anterior; estos le informan que algunos de los habitantes del fuerte habían hecho correrías por el interior de la isla en busca de oro y mujeres. Se enfrentaron a un cacique llamado Caonabó, quien destruyó el fuerte y mató a todos los hombres.
Mientras tanto, Colón reasume el papel de descubridor e inicia una nueva exploración a Cuba, donde descubrió la bahía de Guantánamo. Luego de bordear el sur de la isla, emprende viaje a Jamaica, a la que arriba el 5 de mayo. Luego de algunas escaramuzas con los hostiles nativos, se aprovisiona y vuelve a explorar el sur de Cuba. Las esperanzas de encontrar oro, así como la de encontrar rastros de la cultura china se iban diluyendo, por lo que decide regresar a Isabela, lo que ocurre el 29 de septiembre.
Allí se encuentra que los Reyes Católicos habían enviado tres carabelas más con provisiones, al mando de su hermano Bartolomé. Algunos hombres rebeldes, tomaron las naves en las que habían traído las provisiones y retornaron a España. Cuatro barcos más llegaron en los próximos meses con provisiones y la orden de retorno para Colón, ya que la Corona lo necesitaba para las negociaciones que se estaban llevando a cabo con Portugal. Pero Colón no retornó.
En febrero de 1495, Colón decide enviar una partida de indios como esclavos. Casi la mitad murió en el camino, y los que llegaron estaban tan enfermos, que la mayoría murió poco después.
Durante todo 1495, Colón debió enfrentar varias sublevaciones indígenas, pero la falta de unión entre los diferentes caciques nativos, facilitó la victoria de las escasas tropas españolas. A fines de 1495, el dominio sobre la isla era total.
El 10 de marzo de 1496, ante las acusaciones que en la corte habían hecho los rebeldes fugados, decide volver a España, dejando a su hermano Bartolomé a cargo de la guarnición.
El tercer viaje de Colón Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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A
mediados de 1497, a Colón le fueron confirmados los títulos y se le encomendó la misión de partir hacia las Indias con 300 colonos reclutados a expensas de la Corona. Pero las arcas de la Corona no estaban muy llenas, por lo que se debió recurrir al dinero proveniente de la venta de una partida de esclavos indios para aprovisionar seis naves. Tres de ellas iban con provisiones a La Española, mientras que las otras tres, comandadas por Colón, iban en misión de exploración, en busca de las ricas provincias chinas.
Desde el 13 al 22 de julio, la flota queda a la deriva por falta de vientos, debido a una calma ecuatorial. Cuando el 22 se levanta viento, reemprenden la marcha con dirección oeste, haciendo una buena velocidad, lo que le permite avistar la isla Trinidad el 31.
Al día siguiente, 1 de agosto, recorre la costa sur de dicha isla, con la finalidad de encontrar una desembocadura de río que le permita aprovisionarse de agua fresca, lo que finalmente acontece cerca del mediodía. Mirando al sur, Colón distingue otra costa, que cree otra isla; sin saberlo, estaba viendo la costa sudamericana. Un breve contacto con los nativos de la isla, lo convencieron de su hostilidad, por lo que prescindió de tener más contacto con los mismos.
El 4 de agosto leva anclas y pone rumbo norte, llegando a la península de Paria, en la costa venezolana. Al día siguiente explora el sur de dicha península, creyéndola una isla. Cuando desembarcó, fue la primera vez que un europeo pisaba continente americano. En los siguientes dos días, entró en contacto con los indígenas del lugar, los que tenían algo más de oro entre sus pertenencias que sus iguales insulares que Colón ya había visto.
Explorando la costa, dio con uno de los brazos del río Grande y con otro del río San Juan. Es en este punto que Colón percibe que las tierras que está explorando son de un continente, ya que se trata de grandes corrientes de agua dulce.
El 15 de agosto, tras explorar la costa este de la isla margarita, el Almirante decide poner rumbo a La Española, a cuya costa sur llega el 21. El mismo día, la flota de Colón se encuentra con una carabela, la que se encuentra comandada por su propio hermano. Juntos, emprenden la marcha hacia la nueva colonia, Santo Domingo, la que había sido fundada en su ausencia, y que desde todo punto de vista, gozaba de una mejor ubicación que la antigua colonia.
Pero los problemas de Colón son cada vez mayores.
El cuarto viaje de Colón Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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El
cuarto viaje. Una vez en España, fue llevado ante la Corte. Allí los Reyes Católicos lo trataron amablemente, le dijeron que harían justicia y que sus privilegios le serían restituidos.
En setiembre de 1501, ocho meses después, en lugar de enviar a Colón a La Española con sus fueros restituidos, ordenan la destitución de Bobadilla, nombrando en su lugar con el título de Gobernador a Don Nicolás Ovando, el que partió para las Indias con una poderosa flota de 30 naves y 2500 colonos. A Colón se le permitió mantener sus títulos de Almirante y Virrey, aunque no se le permitiera ejercer éste último, ya que Ovando poseía poderes ilimitados. Se le permitió, además, que mandara en la flota de Ovando a un agente con la misión de cobrar el dinero que Bobadilla le debía.
Viendo que no obtendría nada de la Corte insistiendo en su petitorio, Colón solicita se le otorguen barcos y dinero con la finalidad de realizar un cuarto viaje a las Indias, a lo que los Reyes accedieron.
En dos semanas, tal era la prisa, Colón logró preparar cuatro carabelas, por lo que logró hacerse a la mar rápidamente. Finalmente, desde el puerto de Cádiz, parte el 11 de mayo de 1502.
En esta oportunidad, se detienen en la costa de Marruecos, para llegar a las Canarias el día 20. El 25 de mayo parten de la Gran Canaria con rumbo Oeste. No se conocen los pormenores de la travesía oceánica, pero dado que llegaron a las Indias tan solo en 21 días, es de suponerse que se llevó a cabo sin contratiempos.
Finalmente, el día 15 de junio desembarcan en la Martinica, isla en la que, según habitantes de otras islas, solo vivían mujeres. Tras reaprovisionarse, parten de la isla siguiendo un derrotero similar al realizado en esa zona durante el segundo viaje.
A pesar de tener expresamente prohibido desembarcar en La Española, ante la proximidad de un huracán, Colón llega a Santo Domingo, donde solicita al Gobernador Ovando permiso para atracar, haciéndole recomendaciones, además, de que amarrara su flota a puerto. Ovando desestimó la previsión del Almirante, y no solo no autorizó a Colón a desembarcar en Santo Domingo, sino que, además, dio órdenes a su flota de zarpar con rumbo a España con su cargamento. Diecinueve barcos de la flota de Ovando se hundieron y cuatro se perdieron. Tan solo uno llegó a España, el que precisamente, trasportaba al agente despachado por Colón para cobrar lo que le adeudaba Bobadilla.
Tras la negativa de Ovando a permitir a Colón atracar, éste decidió refugiarse en la desembocadura del río Jaina, cerca de Santo Domingo. Allí los agarró la tormenta. Las tres carabelas más pequeñas rompieron amarras, pero gracias al esfuerzo de la tripulación, lograron sobrevivir con poco daño. Las cuatro naves se reunieron, tal como estaba convenido, en el Puerto Viejo de Azúa, en la propia costa de La Española. Tras permanecer allí unos días, zarparon con rumbo noroeste, llegando pocos días después a la isla de Jamaica. Bordearon la costa sur de la isla y se internaron nuevamente en el mar Caribe, llegando a la costa de Honduras.
Cuando interrogan a los nativos por el estrecho, los indígenas le señalan el estrecho que comunica Bocas del Toro con la laguna de Chiriquí. Tras comprobar que solo se trataba de una laguna, deciden pasar unos días allí, aprovechando la ocasión para comerciar con los indígenas locales. Éstos informan a Colón, que en realidad esa zona se trata de un istmo, pero que una alta cordillera separa ambos océanos. Por error de interpretación, Colón cree que los nativos le dicen que los habitantes que se encuentran tras la cordillera poseen grandes barcos armados con poderosos cañones, y que el Ganges se encuentra a diez días de navegación.
Con la información de que no existía un estrecho en aquellos parajes, Colón abandona su búsqueda, y el 17 de octubre abandona la laguna de Chiriquí con rumbo este, continuando con la exploración de la costa panameña.
El día 9 de noviembre, entran en una bahía a la que Colón denomina Puerto Bastimentos. Permanecen allí durante doce días, lo que les permite realizar reparaciones menores. Poco después atracan en un pequeño puerto, hoy llamado Puerto Escribanos, donde la tripulación de Colón tuvo inconvenientes con los indígenas locales.
Como el viento nunca viraba al este, para permitirle la exploración, decidió navegar por la costa en dirección contraria, con la finalidad de obtener más oro comerciando. De esta forma llegan a Puerto Bello. Volvieron a navegar y entraron en el que llamaron puerto Gordo, donde se emplaza la actual ciudad de Colón, en la entrada al Canal de Panamá.
El 16 de abril de 1503, zarpan de la barra del Belén con rumbo a Santo Domingo, abandonando el fuerte y una de las carabelas, que había quedado varada en la barra. En el camino, debido al mal estado del casco, abandonan otra carabela, por lo que la tripulación de las cuatro carabelas se reparten ahora en dos. El primero de mayo abandonan el abrigo de la costa y ponen rumbo norte. Diez días después llegan a Jamaica. El 25 del mismo mes, deben abandonar ambas naves y establecerse en la costa, donde residen por un año. En conjunto con los indígenas del lugar, deciden realizar una travesía en canoa hasta La Española, para pedir socorro. El viaje se hizo muy duro, pero logran llegar a la isla y solicitar ayuda al gobernador Ovando.
El final. Viajes de Colón.
Cristóbal Colón y sus famosos viajes. Biografía.
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Tras
la increíble hazaña de la travesía en canoa desde Jamaica a La Española por parte de Diego Méndez y Bartolomé Fieschi (dos de sus más fieles seguidores), trataron de convencer al gobernador Ovando para que enviara una nave al rescate de los náufragos. Pero éste, temeroso de que Colón solicitara ser restituido en su cargo, prefirió dejarlo en Jamaica, y a pesar de tener un par de barcos anclados en el puerto de Santo Domingo, nada hizo por el rescate.
Mientras tanto, el grupo leal padecía las penurias del hambre. Sin embargo, el buen trato con los nativos fue determinante, y por fin, lograron que los mismos le proveyeran la comida necesaria. Colón intentó un diálogo con los marinos rebeldes, que resultó infructuoso, terminando en un ataque de los sublevados a la villa donde se encontraba Colón. Fue una verdadera batalla campal, donde los amotinados intentaron hacerse de los restos de las embarcaciones, pero fueron finalmente vencidos y hechos prisioneros. Salvo los cabecillas, los hermanos Porras, todos fueron perdonados.
A fines de marzo, una carabela fletada por Ovando se acerca a la costa de Jamaica, pero tiene la orden expresa del Gobernador de no rescatar a nadie. Su misión consistía en averiguar el estado de Colón y qué era lo que estaba haciendo, con la finalidad de informarlo. Una muy menguada provisión de alimentos les fue descargada, pero lo mejor que recibieron de la nave, fue el mensaje de Méndez, el que estaba en Santo Domingo tratando de fletar una nave para ir a su rescate.
Finalmente, a fines de junio de 1504, una pequeña carabela en estado ruinoso pudo llegar a la costa de Jamaica, donde fueron embarcados los náufragos. La travesía de regreso a La Española fue muy dura, dada las condiciones de la nave, lo que incluso los hizo temer lo peor. Una vez en Santo Domingo, fletó otra nave, también en malas condiciones, aunque no tanto como la primera, y el 22 de septiembre emprendió su regreso a España. También esta travesía oceánica resultó extremadamente dificultosa. Tardaron 56 días en llegar a España.
Una vez en España, esperó con impaciencia ser citado por la Corte, con la finalidad de informar de su cuarto viaje, pero Isabel la Católica se encontraba muy enferma (enfermedad que a la postre la llevaría a la muerte el 26 de noviembre de 1504) y nunca tuvo una buena relación con el rey Fernando, quien tenía un mal concepto de Colón. La reina Isabel había sido la gran protectora de Colón, lo había liberado de su condena tras el tercer viaje y le había restituido privilegios. Con ella, moría toda esperanza de Colón de obtener el reconocimiento de sus derechos.
Contrariamente al mito, Colón no sufrió miseria, ya que trajo de España una buena cantidad de oro que había obtenido en sus viajes anteriores. Además, el agente que había enviado a cobrar la deuda que Bobadilla había contraído con él, había logrado sobrevivir al huracán de 1502.
De allí en más, su salud comenzó a empeorar. El 19 de mayo de 1506 redactó su testamento ante el escribano de la Corte, Pedro de Inoxedo, para morir rodeado de sus hijos, hermanos y algunos de sus fieles marinos, como Diego Méndez y Bartolomé Fieschi. “Yo constituí a mi caro hijo don Diego por mi heredero de todos mis bienes e ofiçios que tengo de juro y heredad, de que hize en el mayorazgo, y non aviendo el hijo heredero varón, que herede mi hijo don Fernando por la mesma guisa, e non aviendo el hijo varón heredero, que herede don Bartolomé mi hermano por la misma guisa; e por la misma guisa si no tuviere hijo heredero varón, que herede otro mi hermano; que se entienda ansí de uno a otro el pariente más llegado a mi linia, y esto sea para siempre. E non herede mujer, salvo si non faltase non se fallar hombre; e si esto acaesçiese, sea la muger más allegada a mi linia” reza parte de su testamento.
Su muerte y funeral fueron muy sencillos, sin grandes autoridades civiles ni eclesiásticas. Su cuerpo fue sometido al tratamiento de la excarnación, consistente en retirar toda la carne de los huesos. Sus restos fueron sepultados en Valladolid, aunque posteriormente su cuerpo fue exhumado y llevado al Monasterio de la Cartuja, en Sevilla. Posteriormente, en el año 1542, sus restos fueron trasladados por su hijo Diego a Santo Domingo. Tras la invasión francesa a la isla en 1795, sus restos fueron llevados a Cuba, y tras la independencia de esta isla, fueron llevados sus restos a España en 1898, donde descansan ahora en la
La gran controversia desatada sobre cuál es la última morada del Almirante (la República Dominicana reclama que sus restos se encuentran en ese país), se zanjó con un estudio de ADN que reveló que los restos sepultados en Sevilla son los de Colón.
Si bien repartió algunos bienes entre sus descendientes, su gran herencia es el descubrimiento del Nuevo Mundo, merced a su gran perseverancia y sus grandes dotes de marino. Sin du
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