La
barraca es un edificio típico de la Comunidad Valenciana y la Región de
Murcia que servía de vivienda a los labradores, por lo que se sitúa en
las zonas de huertas de regadío.
Existen ejemplos de barracas en la zona costera
de la Comunidad Valenciana (aproximadamente coincide con la actual zona
costera de la provincia de Valencia) si bien es mucho más frecuente en
las comarcas que rodean a la albufera de Valencia (Huerta de Valencia,
la Ribera Alta y la Ribera Baja), aunque con la paulatina pérdida de
importancia del sector agrícola en la economía valenciana su uso ha
disminuido bastante.
Otra
zona donde la barraca es un hábitat tradicional y del que quedan
algunos ejemplos es la comarca alicantina de la Vega Baja del Segura.
También existen barracas en la comarca tarraconense del Montsiá, siendo
la barraca el hábitat tradicional en el Delta del Ebro.
Debido a la proximidad geográfica con la
Región de Murcia también existe el concepto de barraca. En la Vega Media
del Segura, a su paso por Murcia había también una
fructífera, y la vivienda conocida en la huerta era la barraca. Hoy en
día desaparecida, se alude a ella en la festividad del Bando de la
Huerta.
Existen dos tipos principales, la barraca de huerta y la barraca de pescadores. No obstante, este último
está casi desaparecido, existiendo sólo algunos ejemplares en la zona
de la albufera, donde se entremezcla con la barraca de huerta debido a
que dicha zona reúne las dos características.
El
edificio es de planta rectangular, de unos nueve por cinco metros, con
cubierta triangular con un marcado ángulo para desaguar las
precipitaciones torrenciales tan típicas de dicha zona, con un caballete
perpendicular a la entrada (usualmente orientada al sur) que está
situada en uno de los lados menores.
La distribución es siempre parecida: una
puerta en la fachada sur que da acceso a un amplio pasillo que recorre
toda la edificación hasta la fachada norte, donde se habilita otra
puerta que permite la circulación de aire. Este pasillo es utilizado
como cocina, comedor y almacén. En la otra crujía se habilitan los
dormitorios, habitualmente tres. Al piso superior se accede mediante una
escalera de mano y antiguamente era utilizado para la cría del gusano
de seda.
Para su construcción se utilizan
materiales fácilmente accesibles en la zona tales como el barro, las
cañas, los juncos o los carrizos. Por ello las paredes son construidas
con ladrillos de adobe y la cubierta se realiza con cañizo y paja.
La barraca valenciana ha sido
tradicionalmente más rica que la barraca oriolana debido a las
diferencias en cuanto a la propiedad de la tierra: mientras en la Huerta
de Valencia el agricultor era el dueño de la huerta que cultivaba, en
la Vega Baja normalmente era arrendatario ya que las tierras pertenecían
al clero o a la aristocracia de Orihuela.
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