viernes, 11 de enero de 2013

El paisaje minero

El paisaje minero de esta zona está caracterizado por la presencia de una serie de elementos antrópicos que modifican más o menos profundamente el relieve natural: Pantanos o balsas de lodos, escombreras o terreras, escoriales de fundición o gacheros,  y diversos tipos de excavaciones: cortas, zanjones, socavones, acompañados de una serie de ingenios mineros como pozos, castilletes, chimeneas, hornos y lavaderos de mineral.
En la primera parada de este recorrido se presentan estos elementos
a) Pantano de lavadero  o Balsa de lodos.- Una balsa de lodos es un depósito de sedimentos  de granulometría muy fina, limos-arcillas, constituidos por los residuos del proceso de lavado y concentración del mineral extraído de las minas. En el caso más general se trataba de separar los sulfuros metálicos de los demás componentes mineralógicos que integran el mineral bruto. Este proceso de separación siempre es imperfecto, por lo que los residuos resultantes o estériles, no son tal sino que siempre contienen una proporción relativamente importante de compuestos metálicos, cuya lixiviación por las lluvias puede tener una cierta incidencia medioambiental. Por otra parte, la fina granulometría de los materiales y el proceso de sedimentación de esos pantanos, da como resultado unos depósitos perfectamente estratificados, que los estudiantes de geología, no conocedores de la zona, confunden normalmente con  materiales sedimentarios naturales.
Nos encontramos ante la balsa de lodos, también llamada por los mineros "pantano de macos”, procedente del lavadero de las minas Pablo y Virginia. El sistema constructivo de estas balsas consistía en preparar sobre el suelo una fila de tablas que forman el perímetro de la balsa, y unas estacas que de forma escalonada dan formar prismática a la balsa.

b) Horno (H-17).- Se observa uno de los numerosos hornos  para tostación del mineral que existían en la sierra. La referencia corresponde al inventario de elementos arqueoindustriales o arqueomineros de la sierra. Foto núm. 1.
 
c) Gachero.- Un gachero es un depósito de las escorias procedentes de la fundición de sulfuros de plomo en un horno de fundición. Estos depósitos son muy abundantes en todo el término de La Unión, donde a principios de siglo llegó a haber 17 fundiciones.
Foto núm.1.- Horno de tostación de minerales de finales del siglo XIX.
d) Surgencia.- En muchos casos las labores mineras penetran bajo el nivel piezométrico y pueden dar lugar a surgencias de agua. Eso ocurre en la galería situada cerca del horno H-17. La evaporación de estas aguas deja unas fuertes coloraciones sobre el camino, por la precipitación de sulfatos de hierro
4.2.- PARADA Nº 2.-  INICIO DE LA CUESTA DE LAS LAJAS: ASPECTOS DEL ZÓCALO PALEOZOICO DE LA SIERRA
El substrato Paleozoico de la sierra, normalmente cubierto por un espesor importante de materiales Permotriásicos, Triásicos y Miocenos, aparece aflorante en todo el paraje de Las Lajas debido a la estructura en horst de ésta. Se trata de observar aspectos litológicos y estructurales de este Paleozoico, formado principalmente por esquistos grafitosos negros y cuarcitas  grises fuertemente plegados. A destacar en particular un pliegue tumbado claramente observable sobre el talud de la carretera.


Foto núm. 2.- Chimenea serpentín de la fundición “Trinidad de Rentero”
Aprovechamos también esta parada para observar, mirando hacia el oeste, una gran estructura serpentiforme de obra (foto núm. 2), que se apoya sobre el monte, y que corresponde a la chimenea-serpentín de condensación de humos de una fundición de plomo que existía cerca de  la factoría de La Maquinista de Levante, llamada Trinidad de Rentero.
4.3.- PARADA Nº 3: ROMPECANTOS
Debido a la gran curva que describe la carretera hacia el este, se sale del Palozoico y discurre por materiales de la cobertura Alpujárride formado por filitas a la base y rocas carbonatadas al techo, en parte reemplazadas por minerales de hierro, de ahí los tonos ocres del terreno y el nombre con el que se conoce este paraje “Lomas de los Coloraos”.
Como la toponimia local indica  “Rompecantos” corresponde a una zona de grandes cantos o bloques. Son dolomías triásicas pertenecientes a la unidad Alpujárride inferior  o de San Ginés, intensamente fracturadas y con  aspecto de bloques caóticamente amontonados. Foto núm. 3

Foto núm. 3.- “Rompecantos” Caos de bloques de dolomías.

El estado de las rocas fragmentadas es natural, y obedece a un proceso  de subsidencia del terreno, provocado por la oxidación de masas de sulfuros próximos a la superficie (o primer manto de los mineros). Este cambio de sulfuro a óxido conlleva una disminución de volumen rocoso por lo cual se produce una subsidencia, y en consecuencia la rotura de las rocas de la cobertera.
4.4.- PARADA Nº 4: Junto al pozo M-160 (453) OBSERVACIÓN DE UNA MINERALIZACIÓN ESTRATIFORME OXIDADA
Se trata de observar el afloramiento del principal cuerpo mineralizado de la sierra, el llamado “segundo manto”, de carácter estratiforme, que aparece en superficie bajo forma oxidada, y en profundidad en forma de sulfuros complejos, con pirita, esfalerita, galena calcopirita, etc. Estratigráficamente se sitúa a la base de la unidad Nevado-Filábride superior, descansando sobre los materiales Paleozoicos del Nevado-Filábride inferior ya descritos.
El afloramiento, sobre el que hay excavadas unas galerías y un pozo, destaca por los vivos colores ocres, rojos, amarillos (foto núm. 4). Los tonos amarillos son de Jarosita [(SO4)2KFe3(OH)6], Los tonos ocres y rojos son Goethita (FeOOH), hematites y jaspes hematíticos.
Foto núm. 4.- Afloramiento de mineral estratiforme oxidado.


El manto de mineral buza hacia el Este (hacia el monte) y sobre este afloramiento se puede observar una falla, sobre la que se abre una galería, que desplaza al manto hundiendo el bloque sur respecto al bloque norte.
La concesión minera donde nos encontramos se denomina “Pablo y Virginia”.
4.5.- PARADA Nº 5.- EXPLOTACIONES DE ESTAÑO DE LA MINA REMUNERADA
Las mineralizaciones de Estaño que aparecen en La Cuesta de las Lajas y en La Crisoleja, constituyen un tipo de yacimiento muy particular totalmente diferente de los demás yacimientos estanníferos de la Península Ibérica, que están asociados a granitos Hercínicos (Galicia, Extremadura, Sistema central, etc.), o bien a depósitos volcano-sedimentarios de sulfuros, como en la Faja Pirítica Ibérica.
A diferencia de esos casos, el estaño  de la Sierra de Cartagena se encuentra asociado a domos y diques de rocas volcánicas ácidas (dacitas y traquiandesitas) post-Mioceno, con una fuerte alteración hidrotermal, y presenta una particular paragénesis: casiterita xiloide, hematites, pirita y cuarzo. Esta casiterita xiloide o estaño de madera, variedad de SnO2 de baja temperatura, está intensamente entrecrecido con la hematites y no es posible generalmente distinguirla a simple vista. Es preciso recurrir al microscopio sobre sección pulida y con nícoles cruzados para diferenciarla claramente de otros componentes, por su color marrón acaramelado, su zonalidad  y su textura fibroso radiada, como se puede apreciar en la microfotografía adjunta correspondiente a una muestra de la mina Remunerada(foto núm. 5).



Foto núm. 5.- Casiterita xiloide en una brecha de cuarzo y limonita. (NCx150) (A.Arribas)
Este tipo de yacimiento, así como difiere totalmente del resto de los depósitos estanniferos españoles, guarda en cambio grandes analogías con yacimientos de Sn americanos como los de Durango (México) o los del distrito de Oruro y Llallagua (Bolivia).
Foto núm. 6.- Contacto entre el dique-brecha y el Paleozóico
Asociados a los diques de roca volcánica de esta zona de Cuesta de las Lajas y de La Crisoleja, en la parte más alta de la sierra, aparecen unas formaciones rocosas conocidas como diques brecha  o  breccia pipes,  que como su nombre indica son formaciones rocosas constituidas por gruesos fragmentos poligénicos de roca, formados por la acción  compresiva de las intrusiones de magma y el posterior efecto de colapso de las rocas encajantes. Un sondeo realizado por la SMMPE en la parte alta de esta brecha confirmó que en profundidad bajo ella había un dique de volcanitas. En esta parada se observa muy bien uno de estos diques brecha que corta a los materiales paleozoicos.
 
Las mineralizaciones de Sn se encuentran diseminadas y en reticulaciones dentro de la brecha, pero sobre todo en el contacto entre ésta y  los esquistos y cuarcitas del Paleozoico (foto núm.6).
 

La explotación minera se hizo sobre todo a lo largo del ese contacto, parte en subterráneo y parte a cielo abierto, siendo el resultado una enorme zanja o tajo, a cuyo interior se puede acceder a través de una galería (foto núm. 7). La explotación tuvo lugar principalmente entre 1920 y 1940. El mineral se trataba en lavadero para separar la casiterita de la hematites, y otras gangas. Esta separación se hacía por gravimetría, aprovechando la mayor densidad de la casiterita. La mina se reabrió sobre 1950 durante unos años, sin mucho éxito económico, ya que entre la dificultad de conseguir concentrados limpios, y la escasa potencia de los filones (centimétricos) que forzaba a trabajar en ratoneras, la operación no resultaba viable.
 
En el interior de la mina resaltan unas coloraciones blancas y otras amarillas. El
Foto núm.7.- Explotación de estaño a tajo abierto.Mina “Remunerada”
 
mineral de color blanco es alunita  [(SO4)2KAl3(OH)6],  y el de color amarillo es jarosita [(SO4)2KFe3(OH)6], minerales típicos de yacimientos hidrotermales de baja temperatura.
4.6.- PARADA 6. COLADERO DE MINERAL
Se trata de un sistema de transporte del mineral, utilizado para salvar las fuertes diferencias de cota entre la bocamina y el lavadero, aprovechando la fuerza de la gravedad. Consta de un punto de descarga o tolva, excavada en la roca (cuarcitas del Paleozoico) que permite que el mineral caiga sobre un canal de fuerte pendiente, o semichimenea, excavada en la roca, en cuyo extremo inferior se abre una galería subterránea que sirve para almacenar y regular la salida del mineral, para alimentar al lavadero. Se advierte que es peligroso asomarse a estas tolvas pues la caída sería mortal, recomendándose la máxima prudencia.
4.7.- PARADA 7. MINA PABLO Y VIRGINIA
Al llegar a esta mina, lo primero que nos encontramos es con la parte inferior de una tolva donde se cargaban los minerales. En el interior de encuentran eflorescencias de un mineral de color amarillento, se trata de melanterita ( SO4 Fe. 7H2O) que procede de la oxidación de la pirita (S2Fe), que como puede observarse se encuentra abundantemente, debido a que a finales de la década de los 60 esta mina explotaba pirita.
 
A la parte superior de la tolva se accede por unas escaleras, y allí encontramos un túnel de entrada a la mina (foto núm. 8). Siguiendo una senda, hacia el sur encontramos otro túnel que es la entrada principal de esta mina. Esta explotación se puede hacer visitable al público pero sería imprescindible una serie de actuaciones para garantizar la seguridad de los visitantes, ya que existen zonas con desprendimientos, coladeros o tolvas en el suelo, etc.
Foto núm. 8.- Túnel de entrada a la mina “Pablo y Virgínia”
4.8.- PARADA Nº 8 - LA CRISOLEJA
Tras culminar la subida y alcanzar el collado de Las Lajas, dejamos a nuestra izquierda un camino, conocido como la Cuesta del Gato, que conduce a la mina La Cuarta que tuvo una importante producción de estaño, y continuamos por la carretera del 33, ahora bajando suavemente hacia el sur  y llegamos a la zona denominada La Crisoleja. Como es habitual la toponimia del lugar nos da una síntesis de su aspecto: lugar donde se han fundido metales. Los colores predominantes en La Crisoleja son el pardo rojizo, y los ocres de diversos tonos, que junto al atormentado relieve minero nos pueden hacer evocar lo que bien
 
Foto núm. 9.- Panorámica de “La Crisoleja”
pudiera ser la superficie del planeta Marte, salvo por la vegetación, cuyos verdes contrastan con gran belleza sobre los ocres de las rocas. En las fotos 9 y10 se muestran algunos aspectos del paisaje de La Crisoleja.
Foto núm.10.- Un aspecto parcial de “la Crisoleja”.
 
Las características de esta zona están ligadas a la existencia de un gran domo volcánico(dacitas y traquiandesitas post miocenas), acompañado de un cortejo de diques  volcánicos, en relación con los cuales se produjo una intensísima alteración hidrotermal, acompañada de mineralizaciones, fundamentalmente de Fe, y en mucha menor importancia de Pb, Ag, Cu, Sn, etc. Tan fuerte es la alteración de las rocas que en muchos casos es casi imposible determinar con certeza cuál era la roca original. Una de las consecuencias de la actividad hidrotermal fue la piritización-silicificación de las rocas encajantes del domo volcánico, lo que posteriormente tras un proceso de oxidación dio lugar a un enorme gossan o montera de óxidos, formada por una costra ferruginoso-silícea que llegaba a superar los 40 metros de espesor en algunas zonas. Por debajo de esta montera, tanto en la roca volcánica como en las rocas encajantes se desarrolló un
stockwork o reticulado de vetillas mineralizadas, en algunos casos con estaño (la casiterita xiloide ya citada). En la figura núm. 3 se representa, en sección, un esquema geológico del domo volcánico de La Crisoleja y de las mineralizaciones epitermales asociadas. Para poder observar bien ese domo, se debe tomar un camino que va hacia el oeste, a la antigua mina de “Segundo Carbonato”
Estas mineralizaciones dieron lugar a dos tipos de explotaciones mineras: por una parte pequeñas excavaciones muy selectivas (ratoneras), para buscar el estaño, el plomo y la plata; y por otro lado grandes
explotaciones a cielo abierto o canteras, para extraer el mineral de Fe de la montera.
Figura núm. 3.- Esquema geológico del domo subvolcánico de “La Crisoleja” con las mineralizaciones epitermales asociadas.Tomado de G. Ovejero (1976)
Las explotaciones de Fe de la Crisoleja tuvieron gran importancia a finales del siglo pasado y principios de éste, especialmente entre 1875 y 1902, con producciones del orden de las 300.000 toneladas año. La más importante fue la mina La Lucera, desde donde se construyó una instalación de cable aéreo o funicular para transportar el mineral de Fe hasta la bahía de Portmán, donde con ayuda de largos pantalanes atracaban los barcos mineraleros que exportaban el mineral.
Hacia 1914 se abandonaron estas explotaciones de Fe ya que sus bajas leyes, del orden del 30% de Fe, no las hacía competitivas frente a los yacimientos del norte de España.  La foto número 11 es una fotografía de la época, de la mina Lucera en actividad.
 
Desde la Crisoleja se puede disfrutar de unas magníficas panorámicas sobre la bahía de Portmán.
 
Foto núm. 11.- “Mina Lucera” en actividad.
 
Una vez visitada esta zona se proponen dos opciones. La primera consiste en  retroceder hasta el collado de la Cuesta de las Lajas y de allí regresar hacia La Unión por lo que fue la primitiva senda, anterior a la carretera del 33, que va por la vaguada y pasa por los antiguos lavaderos de mineral. La segunda opción, sólo para quienes tengan buenas piernas, es continuar hacia Portmán. En este segundo caso seguiremos el descenso de la carretera del 33 hacia el sur, con la dificultad que implica la interrupción de la carretera por la corta San José.
OPCIÓN 1: RETORNO A LA UNIÓN
4.9.-  PARADA Nº 9.- COLLADO DE LAS LAJAS. CUELLO VOLCÁNICO
Cuando llegamos al collado tomamos el camino que sale a nuestra izquierda y baja por la vaguada y  que constituye el primitivo camino de La Unión a  la Cuesta de las Lajas. Se trata de un camino bastante angosto e incómodo, pero enormemente interesante.
 
Comenzamos observando los micropliegues tumbados que afectan a los materiales paleozoicos, especialmente bien visibles en las capas de cuarcitas (foto núm.12). A continuación podemos observar los indicios de actividad hidrotermal en la roca, manifestados por la presencia de alunita y jarosita en juntas y diaclasas.  Descendiendo unas decenas de metros por ese camino llegamos al cuello volcánico. Se trata de un afloramiento ovalado de roca volcánica (dacitas-traquiandesitas), rodeado de los esquistos negros y cuarcitas del Paleozoico, a modo de ojal. Se observa que en el contacto entre la roca volcánica y las rocas encajantes hay una brecha formada por fragmentos de esquistos y cuarcitas paleozoicos, y de roca volcánica, producida por el efecto mecánico de la ascensión magmática.
Foto núm. 12.- Micropliegues en las cuarcitas N.Filábrides
La erosión de la vaguada ha permitido el afloramiento de este cuello de roca volcánica, ya que originalmente esta apófisis magmática no llegó a alcanzar la superficie. Ver esquema geológico de la figura 4.
 
 
 
 
Figura núm. 4.- Esquema geológico del cuello subvolcánico junto al collado de “Cuesta de las Lajas”.
El afloramiento es enormemente didáctico y muy fácil de observar debido al contraste de aspecto entre la roca volcánica, masiva y de color crema, y los materiales paleozoicos de color negro y esquistosidad muy patente (foto núm.13).
 
Sobre la traquiandesita se pueden observar distintos tipos de alteración hidrotermal con partes sobresalientes, silicificadas y otras de mayor extensión con menor relieve y de color blanquecino que están caolinizadas. La presencia de un pozo sin brocal cerca del extremo norte del afloramiento, hace preciso que se tomen precauciones con esta visita en tanto no se proteja con el preceptivo brocal por parte de quien corresponda.
 
 
 
 
Foto núm. 13.- Contacto entre la roca volcánica y el Paleozóico
4.10.- PARADA Nº 10 .-  DIQUE BRECHA
Continuamos el descenso por la primitiva senda de Las Lajas, senda que va tallada en la roca lo que nos permite observar la naturaleza de la misma.  Comprobamos que una buena parte de la senda discurre excavada en un gran dique brecha, lo que da al camino el falso aspecto de estar empedrado, a modo de antigua calzada romana. La brecha está formada por grandes bloques de esquistos y cuarcitas paleozoicas, y está producida al parecer por el efecto compresivo de una intrusión magmática subyacente y el posterior efecto distensivo de colapso.
Foto núm. 14.- Contacto entre brecha volcánica y los esquistos y cuarcitas paleozóicos
En la foto número 14 se aprecia el contacto  neto entre la brecha y la serie de cuarcitas y esquistos grafitosos del Paleozoico. Es éste un afloramiento de gran rareza y  de enorme interés científico.
4.11.- PARADA Nº 11 .-  ANTIGUOS LAVADEROS DE MINERAL
 Continuando el descenso se llega al pie de la sierra, donde existían una serie de lavaderos de mineral, cuya última etapa de actividad se sitúa entre 1946 y principios de los años 60. En total fueron cinco los lavaderos ubicados en esta vaguada al pie de la Cuesta de Las Lajas: Uno para mineral de cobre, llamado lavadero San José, propiedad de D. Vicente Plazas. Tres lavaderos para mineral de estaño, cuyos nombres eran los siguientes: Lavadero “La Murciana”, propiedad de D. Eduardo Torralba, lavadero “Sol vella” propiedad de D. Manuel Cánovas y lavadero “Barranco del Infierno” propiedad del Sr. Jiménez. El quinto lavadero de esta zona era para sulfuros(galena, blenda y pirita) su nombre era “San Isidoro” y pertenecía a la empresa Minera Celdrán.
Los lavaderos para mineral de estaño empleaban el método gravimétrico o de separación en base a la diferencia de densidad entre la mena(casiterita) y las gangas(hematites y goethita, cuarzo y silicatos). Para ello se utilizaban unos dispositivos llamados “rumbos” consistentes en unas estructuras de obra, circulares, donde el mineral finamente molido en agua,  se hacía girar, a modo de una centrifugación lenta, con lo que los materiales menos densos se desplazaban a los bordes y los más densos se concentraban en el centro, entorno al eje del rumbo. En la foto número 15  se puede ver uno de estos rumbos cuando estaban en actividad.
El lavadero para sulfuros empleaba la técnica de flotación, mediante la cual en base a las propiedades superficiales de los distintos minerales, y con la adición de ciertos reactivos químicos, colectores y depresores, después de haber molido muy finamente el mineral, se consigue en las llamadas celdas de flotación, separar las menas (que flotan en el agua, de las gangas, que se hunden.
Dejando atrás los lavaderos, seguimos la senda que se dirige a la estación de ferrocarril de FEVE de La Unión, donde termina nuestro recorrido. Antes de llegar a aquélla dejamos a nuestra izquierda los restos de la fundición de plomo, llamada Trinidad del Rentero, cuyas escorias, conocidas localmente como “gachas”, aún se pueden ver en grandes piladas.
 
Foto núm. 15.- Instalaciones de “rumbos” en un lavadero de estaño.
 

OPCIÓN 1I: CONTINUACIÓN DE LA RUTA HASTA PORTMAN
                            4.12.- PARADA EN LA CORTA " SAN JOSÉ"
 
Tras dejar atrás el paraje de La Crisoleja, continuamos por la ruta hacia el sur hasta llegar al borde de la corta San José. La carretera  original está cortada en esta zona por las pistas  de acceso  a esta explotación. Se puede llegar al borde de uno de los bancos de la corta para contemplar el enorme hueco dejado tras la explotación a cielo abierto del mineral (foto núm. 16).
Foto núm. 16.- Aspecto de la cantera “San José”.
Sería deseable habilitar en ese punto un mirador y arreglar un poco el acceso hasta él, para mayor comodidad y seguridad.
Existió aquí un grupo de minas, originalmente subterráneas, de nombres Lolita, Constancia, Amable, San José, Balsa, Depositaria, etc., en las que se explotaba mediante cámaras y pilares, una mineralización estratiforme (el "segundo manto" de los mineros), que en unas zonas era básicamente de pirita (manto piritoso) y en otras muy rico en blenda. La explotación subterránea, con la compañía Zapata-Portman, cesó en los años 60. Posteriormente la nueva compañía que absorbió a la anterior, Peñarroya-España, S.A., reconvirtió estas antiguas explotaciones subterráneas en una gran explotación a cielo abierto, que permitió el aprovechamiento integral de las reservas de la zona, acabando su explotación en 1987.
En toda esta zona de la vertiente sur de la sierra, la actividad minera a cielo abierto, ha producido un impresionante impacto sobre el paisaje, más que por las cortas en sí, por las enormes escombreras, procedentes del desmonte de aquéllas. En la actualidad la legislación minera no permite tales actuaciones y exige la restauración del entorno después de una actividad minera; con lo cual las escombreras deben ser integradas en el  paisaje, a base principalmente del suavizado de taludes y de la revegetación de las escombreras.
 
Para continuar hacia Portmán, aunque la carretera  del 33 está interrumpida por la excavación minera, se puede descender  bordeando por el talud  este  de la corta San José, hasta llegar al extremo sur de ésta, donde reencontramos la carretera original junto a unos antiguos hornos de tostación de mineral (foto 17).
 
 
                                      Foto núm. 17.- Horno de tostación al sur de cantera “San José”
 4.-13  PARADA EN  LA SURGENCIA DE LA RAMBLA DE LA CRISOLEJA
Se desciende por la ruta hacia el sur y a unos 350 metros de los hornos nos encontramos con una  surgencia de agua (foto núm. 18),  muy llamativa en un entorno tan árido, y que está activa incluso en el verano. El agua mana de una galería de mina, excavada en los mármoles Nevado-Filábrides, situada a unos pocos metros por encima de la cota de la carretera. Las aguas de la surgencia, fuertemente mineralizadas, precipitan sales minerales, principalmente sulfatos de Fe y de calcio, que han originado unas coladas de fuertes coloraciones ocres, constituyendo un punto de gran interés didáctico.
Figura núm. 18.- Surgencia de aguas de mina
4.14.- ENTRONQUE CON LA CARRETERA Y FIN DE LA RUTA
Desde la última parada la carretera continúa más o menos rectilínea y con suave pendiente permitiéndonos llegar cómodamente a la carretera de asfalto de La Esperanza a Portmán, donde nos puede esperar un vehículo de apoyo para regresar nuestro punto de origen.

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