viernes, 15 de febrero de 2013

COSICAS DEL VATICANO

  • La verdadera historia de muchos papas católicos

    Domingo, a 2 de Diciembre de 2012 -- Alfredo -Webmaster-
     
    Adolf Hitler, el más grande asesino en masas de la historia, momentos antes de pasar revista a las tropas nazis que invadirán Polonia. En el estrado de las personalidades, Hitler saluda afusivamente al feliz y sonriente primado de Iglesia Católica en Alemania, y le pide su bendición para que la invasión sea un éxito
    Adolf Hitler saluda al Arzobisco de Berlín en un acto de exaltación de los valores arios
    El cardenal primado de Alemania, feliz y sonriente, brazo en alto, pasa revista a los soldados del Escuadrón Muerte de las SS nazis

    Mientras preparo una actualización de este post, actualización en la que incluiré la tremenda historia del Partido Ustasha (nazi) y la Iglesia Católica durante la Segunda Guerra Mundial, vuelvo a pasar a la primera página del blog este detallado relato de la vida, obra y 'milagros' de muchos de los papas de Roma.
    Es, como veréis, una demostración de lo maravillosos que pueden llegar a ser los representantes de un dios en la Tierra. A algunos os sorprenderá: a mí no.  


    La historia de la Iglesia Católica está llena de truculencias y actos de una extrema gravedad, impropia de los que se autocalifican como seguidores de Cristo, cuando en realidad sólo son los sucesores de un sacerdocio pagano.
     
    Muchos de los papas fueron tan depravados en sus acciones que los que no profesaban ninguna religión ni creencia, se avergonzaban de ellos. Pecados como el adulterio, la sodomía, la violación, el asesinato y el abuso extremo del alcohol, han sido cometidos por muchos papas a través de la historia.
     
    Curiosamente, ninguno de los papas del último siglo y medio, desde León XII hasta el actual, Benedicto XVI, repito, ninguno, jamás ha manifestado el más mínimo reproche a esas sórdidas historias que están grabadas en los libros con letras de escarnio y vergüenza.
     
    Repito: ningún papa ha pedido un verdadero y sentido perdón por el pasado, ni tampoco han renegado de esas prácticas deleznables.
     
    Soy consciente de que atribuirle esa clase de pecados (para los que crean en el pecado) a quienes se autoproclaman como los «Santos Padres», los «Vicarios de Cristo», el «obispo de obispos» o el «vicedios», será alarmante para algunos de los lectores de esta bitácora, pero para los estudiosos de la historia del papado es una realidad: muchos descendientes de Pedro han sido de todo, menos hombres santos.
    Empecemos a relatar algunas de las hazañas de estos "anguelitos":
    El papa Sergio II, que reinó del 904 al 911, obtuvo la oficina papal por medio del asesinato. Los anales de la Iglesia de Roma hablan sobre su vida en pecado con Marozia, una conocida prostituta de esa época, quien le engendró varios hijos ilegítimos. Este papa fue descrito por Baronio y otros escritores eclesiásticos como un «monstruo» y por Gregorio como un «criminal aterrorizante». Dice un historiador: «Por espacio de siete años este hombre ocupó la silla de san Pedro, mientras que su concubina, imitando a Semíramis madre, reinaba en la corte con tanta pompa y lujuria, que traía a la mente los peores días del viejo Imperio». Refiriéndose a otra, dice: «Esta mujer -Teodora de nombre-, junto con Marozia, la prostituta del Papa, llenaron la silla papal con sus hijos bastardos y convirtieron su palacio en un laberinto de ladrones».
     
    Y así, comenzando con el reino del papa Sergio, vino el período (904-963), conocido como «el reinado papal de los fornicarios».
     
    Teodora hizo papa a Juan X (914-928). Este había sido enviado a Ravena como arzobispo, pero para satisfacer sus deseos carnales, lo hizo volver a Roma y lo hizo nombrar papa. Su reinado tuvo un fin súbito, cuando Marozia lo asesinó.
     
    Marozia quería deshacerse de Juan X para, de esta manera, poder llevar a León IV (928-929), al oficio papal. Su reinado fue muy breve, pues éste también fue asesinado por Marozia cuando ella se enteró de que este había entregado su cuerpo a una mujer más descarada que ella.
     
    Poco después llevó a su propio hijo ilegítimo (de Sergio III) al trono papal. ¡El muchacho era todavía un adolescente! Tomó el nombre de Juan XI. Pero durante un altercado con los enemigos de su madre fue azotado y puesto en prisión, donde lo envenenaron y murió.
     
    En el año 955 el nieto de la prostituta -después de varios encuentros sangrientos- pudo tomar posesión del trono pontificio bajo el nombre de Juan XII. Llegó a ser tan corrompido que los cardenales se vieron obligados a hacer cargos contra él. Este rehusó a presentarse para contestar a las acusaciones y en vez de esto, ¡los amenazó con excomulgarlos a todos! Aun así le hallaron culpable de varios crímenes y pecados, incluyendo los siguientes: hizo prender fuego a varios edificios, bebió un brindis dedicado al demonio, jugó a los dados e invocó la ayuda de los demonios, obtuvo dinero por medios injustos y fue enormemente inmoral. Tan viles fueron sus acciones, que incluso el notable obispo católico romano de Cremorne, Luitprand, dijo de él: «Ninguna mujer honesta se atrevía a salir en público con él, porque el papa Juan no tenía respeto a mujeres solteras, casadas o viudas, puesto que él faltaba al respeto aun a las tumbas de los santos apóstoles, Pedro y Pablo». Levantó la ira del pueblo al convertir el Palacio Laterano en «una casa de prostitución pública» y fue descrito por el Liber Pontificalis con las siguientes palabras: «Pasó toda su vida en adulterio». Finalmente, su vida terminó mientras cometía adulterio: el furioso esposo de la mujer con las que copulaba, lo mató.
     
    El papa Bonifacio VII (984-985) mantuvo su posición a través de cuantiosas distribuciones de dinero robado. El obispo de Orleans se refirió a él (y también a Juan XII y León VIII), como «monstruos de culpabilidad, llenos de sangre y suciedad», y como «Anticristos sentados en el templo de Dios». Además, Bonifacio fue un asesino. Hizo que el papa Juan XIV fuera encarcelado y envenenado. Cuando el papa Juan murió, el pueblo romano arrastró su cuerpo desnudo por las calles. La sangrienta masa de carne humana que había sido un papa, fue dejada a los perros. A la mañana siguiente, sin embargo, algunos sacerdotes lo enterraron secretamente. Bonifacio asesinó al papa Benedicto VI estrangulándolo. El papa Silvestre II lo llamó «un horrendo monstruo que sobrepasó a todo mortal en su maldad». Pero, evidentemente, el papa Silvestre no era mucho mejor, pues la Enciclopedia Católica dice que «... el pueblo le consideraba como un mago pactando con el diablo».
     
    Enseguida vino el papa Juan XV (985-996), quien dividió las finanzas de la Iglesia entre sus familiares, lo que le trajo la reputación de ser «codicioso, de torpes ganancias y corrompido en todas sus acciones».
     
    Benedicto VIII (1012-1024) «compró el oficio de papa por medio de chantaje». El siguiente papa, Juan XIX (1024-1033), también compró el papado y pasó por toda la escala de títulos eclesiásticos reconocidos en un solo día. Después de esto, Benedicto IX (1033-1045) fue elegido papa, siendo apenas un niño de 12 años, por medio de arreglos monetarios con las poderosas familias que manejaban a Roma. Este papa-niño creció en la maldad y «cometió homicidios y adulterios en pleno día; hizo robar a peregrinos en las catacumbas de los mártires». Fue un horrendo criminal a quien el pueblo desterró de Roma.
     
    Finalmente, la compra y venta del cargo papal se hizo tan común y la corrupción tan pronunciada que los gobernantes seculares tuvieron que intervenir en el nombramiento de los papas. Enrique III, emperador de Alemania, eligió a Clemente II (1046- 1047), que era un clérigo alejado de la corte papal porque «ningún sacerdote romano pudo ser hallado limpio de corrupción de simonía y de fornicación», declaró un historiador.
     
    Muchos de los papas fueron asesinos, pero sin duda alguna Inocencio III (1194-1216) sobrepasó a todos sus predecesores en homicidios. Durante su reinado, Inocencio (el cual era todo menos «inocente»), hizo asesinar a más de cien mil supuestos «herejes». El promovió la más infame y diabólica acción en la historia de la humanidad: la Santa Inquisición. Por espacio de más de 500 años, los papas usaron la Inquisición para poder mantener el poder. No se tiene constancia del número de personas inocentes fueron asesinadas al no estar de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana. De momento, ningún papa ha pedido perdón por la Santa Inquisición.
     
    El papa Bonifacio VIII (1294-1303) -otro de la negra lista medieval- practicó la brujería. Llamó mentiroso e «hipócrita» a Cristo, profesó ser ateo, negó la vida futura y fue un homicida y un pervertido sexual. Oficialmente dijo lo siguiente: «El darse placer a uno mismo o con mujeres, es tan pecado como frotarse las manos». Y -aunque parezca imposible- él fue quien escribió la bula Unam Sanctum, en la cual declaró oficialmente que la Iglesia Católica es la única y «verdadera» Iglesia, ¡fuera de la cual nadie puede salvarse! Fue este inmoral papa quien declaró oficialmente: «Nosotros afirmamos y declaramos definitivamente que es necesario, para la salvación, que todo ser humano sea sujeto al pontífice de Roma».
     
    Fue durante el reinado de este papa, cuando Dante visitó Roma. Describió el Vaticano como el «alcantarillado de la corrupción», y puso a Bonifacio (junto con los papas Nicolás III y Clemente V) en «las profundidades del infierno».
     
    Durante el período de 1305 a 1377, el palacio papal estuvo situado en Avignon (Francia). Durante esta época, Petrarca declaró que dicho establecimiento papal era un lugar de «violación, adulterio y toda clase de fornicación». Y debido a que los papas eran tan inmorales, no debemos sorprendernos de que los sacerdotes no fueran mejor que ellos. Como consecuencia, en muchas parroquias los feligreses insistían en que los sacerdotes tuvieran concubinas «como protección para sus propias familias».
     
    Durante la larga celebración del Concilio de Constanza, llegaron a existir hasta tres papas a la vez, y algunas veces cuatro, que se insultaban todas las mañanas acusándose los unos a los otros de anticristos, demonios, adúlteros, sodomitas, enemigos de Dios y del hombre. Uno de estos «papas», Juan XXII (1410- 1415), compareció ante el Concilio para dar cuenta de su conducta. «Fue acusado por 37 testigos (obispos y sacerdotes, en su mayoría) de fornicación, adulterio, incesto, sodomía, hurto y homicidio» Y se probó con una legión de testigos que había seducido y violado a 300 monjas. Su propia secretaria, Niem, dijo que en Bolonia mantenía un harén donde no menos de doscientas muchachas habían sido víctimas de su lujuria. Por todo ello el Concilio lo halló culpable de 54 crímenes de la peor categoría; le depuso del papado, y, para no verse condenado a lo que se merecía, el indigno papa optó por huir.
     
    El registro oficial del Vaticano ofrece de este hombre esta información sobre su inmoral reinado: «Su señoría, el papa Juan, cometió perversidad con la esposa de su hermano, incesto con santas monjas, tuvo relaciones sexuales con vírgenes, adulterio con casadas y toda clase de crímenes sexuales... entregado completamente a dormir y a otros deseos carnales, totalmente adverso a la vida y enseñanzas de Cristo... Fue llamado públicamente el Diablo encarnado». Para aumentar su fortuna, el papa Juan puso impuestos a todo, incluyendo la prostitución, el juego y la usura. Se le ha llamado con frecuencia «el más depravado criminal que se haya sentado en el trono papal».
     
    Del papa Pío II (1458-1464) se dice que fue el padre de muchos hijos ilegítimos. «Hablaba en público sobre los métodos que usaba para seducir a las mujeres, aconsejaba a los jóvenes y hasta ofrecía instruirlos en métodos de autoindulgencia». Pío fue seguido de Pablo II (1464-1471), quien mantenía una casa llena de concubinas. Su tiara papal estaba tan cuajada de joyas, que sobrepasaba el valor de un palacio.
     
    Vino después el papa Sixto IV (1471-1484); éste tuvo dos hijos ilegítimos de su manceba Teresa a los cuales hizo cardenales. Financió sus guerras vendiendo posiciones eclesiásticas al mejor postor, y «usó el papado para enriquecerse él y sus familiares. Hizo cardenales a ocho de sus sobrinos, aunque algunos de ellos siendo aún niños. En cuanto al lujo y extravagancias, rivalizó con los césares. El y sus familiares sobrepasaron a las antiguas familias romanas tanto en riquezas como en pompa».
     
    El papa Inocencio VIII (1484-1942) tuvo dieciséis hijos de varias mujeres. No negó que fueran sus hijos ni que fueran engendrados en el Vaticano. Como muchos otros papas, multiplicó los oficios clericales y los vendió por vastas sumas de dinero. Incluso permitió corridas de toros en la plaza de San Pedro.
     
    Vino más tarde Rodrigo Borgia, quien tomó el nombre de Alejandro VI (1492- 1503) Y ganó su elección al papado mediante chantajes con los cardenales, práctica común en aquellos días. Antes de ser papa, cuando aún era cardenal y arzobispo, vivió en pecado con una mujer llamada Vanozza dei Catanei y después con la hija de ésta, Rosa, con la cual tuvo cinco hijos. En el día de su coronación nombró a su hijo -joven de temperamento y hábitos viles- como arzobispo de Valencia. Vivió en incesto público con sus dos hermanas y con su propia hija y era el padre y amante de su hija Lucrecia, de quien se dice tuvo un hijo. El 31 de octubre de 1501 realizó una orgía sexual en el Vaticano, que no ha tenido parangón alguno en los anales históricos de la humanidad.
     
    En cuanto al papa Pablo III (1534-1549), incluso la revista de signo católico Life dijo que siendo cardenal había tenido 4 hijos y en el día de su coronación celebró el bautismo de sus dos bisnietos; que eligió a dos de sus sobrinos adolescentes como cardenales, realizó festivales con cantantes, bailarinas, bufones y buscó ayuda de astrólogos.
     
    El papa León X (1513-1521) fue elegido para 27 oficios diferentes clericales antes de tener 13 años de edad. Fue enseñado a considerar los cargos eclesiásticos sólo como un medio de ganancia. Con su producto compró el cargo y declaró que el quemar a herejes era una orden divina.
     
    Fue durante esos días que Martín Lutero, siendo aún sacerdote de la Iglesia Romana, viajó a Roma. Al ver por primera vez la Ciudad de las Siete Colinas, cayó al suelo diciendo: «Santa Roma, te saludo». No había pasado mucho tiempo en dicha ciudad, cuando pudo darse cuenta de que Roma era todo menos una ciudad santa. Pudo ver que la iniquidad existía en todas las clases del clero. Los sacerdotes contaban chistes indecentes y usaban palabras profanas, incluso en la misa. Lutero describió a los papas de la época como peores en su conducta que los emperadores paganos y explica que los banquetes de la corte papal eran servidos por doce mujeres desnudas. «Nadie puede imaginarse los pecados tan infames y los actos que son cometidos en Roma -dijo-; tienen que ser vistos y escuchados para ser creídos». Tanto es así, que se acostumbra a decir: «Si hay un infierno, Roma está construida sobre él».
     
    Un día, durante la visita de Lutero a Roma, vio una estatua en una de las vías públicas que conducen a San Pedro, que le llamó la atención, pues era de una papisa, y junto con el cetro y la mitra papal, tenía un niño en sus brazos. Era la estatua de la papisa Juana. «Estoy sorprendido -dijo Lutero- de cómo los papas permiten que la estatua permanezca allí». Cuarenta años más tarde, después de la muerte de Lutero, dicha estatua fue quitada por orden del papa Sixto V.
     
    ¿Quién fue este papa femenino al que la estatua representaba? Se dice que nació en la tierra del Rhin, en Ingleheim. Fue aclamada en Mainz por su sabiduría y más tarde se disfrazó de hombre para entrar en el célebre monasterio de Fulda (entre Frankfurt y Bebra). Se dice que también estudió en Inglaterra y Atenas y después recibió la posición de profesora de la Schola Grrecorum de Roma, antiguo colegio de diáconos. Allí ganó tanta influencia como hombre, que fue elegida papa. Sin embargo, después de un pontificado de dos años, un mes y cuatro días, fue descubierta su condición de mujer: mientras formaba parte de una procesión, dio a luz a un niño y murió. Fue en este sitio donde se erigió la estatua del papa femenino.
     
    En tiempos recientes, la historia de la papisa Juana ha sido discutida. Por razones obvias, Roma ha tratado de ocultarlo; sin embargo, antes de la época de la Reforma, la cual expuso tanto pecado en la Iglesia Romana, la historia era parte de las crónicas y conocida por obispos e incluso por los mismos papas. El papa Anastasio, por ejemplo, la menciona en su escrito "Historia de los pontífices romanos". De hecho, todos los libros de historia de antes de la Reforma mencionan a la papisa Juana en el texto o en el margen. Se discute que hasta el siglo XV los papas tenían que pasar por un examen físico para que el caso de la papisa -el papa femenino-- no se volviera a repetir. Obviamente, la idea de un papa femenino rompe la doctrina católica de la «sucesión apostólica» y, por lo tanto, es natural que la Iglesia Romana trate de ocultar esta historia.
    Al llegar al final de este tema habiendo mencionado la gran inmoralidad que ha existido en la vida de algunos papas, no queremos dar la impresión de que todos los papas han sido tan malvados como éstos.
    Sin duda, los que describí aquí fueron los peores, pero ha sido necesario referirme a ellos para demostrar que la afirmación católica de que el papado es una «sucesión apostólica» es totalmente falsa. Tal declaración significaría que todos estos papas, incluyendo a los más ignorantes y perversos, habrían de ser tomados en cuenta en la línea de sucesión desde el apóstol Pedro y hasta habría que considerarlos infalibles, algo a todas luces absurdo.
     
    Bibliografía
     
    • "El sacerdote, la mujer y el confesionario". Rev. Charles Chiniquy, pags. 138, 139.
    • "Italia medieval", H.B. Cotterill, págs. 331, 336, 349 y 392.
    • Manual Bíblico de Halley, pág. 774, 775, 778, 779 y 688.
    • Patrologine Latinae, Jacques Paul Migne, tomo 136, pág. 900; tomo 2, pág 246.
    • El otro lado de Roma, John P. Wilder, págs. 114 y 115.
    • Enciclopedia Católica, edición 1913.
    • Sacrorum Conciliorum, John Mansi, tomo 19, pág 132; tomo 14, pág 372; tomo 27, pág 663.
    • Liber Pontificalis, tomo 2, pág 246.
    • Annali d´Italia, Louis A. Muratori, tomo 5, pág 498.
    • Historia de los Concilios de la Iglesia, tomo 40, art. 697.
    • Historia de la Civiliazación, Will Durant, tomo 6, pág 10, 13 y 332.
    • Historia de la Reforma, J. H. Merle d´ Aubigne, pág 11, 56 y 59.
    • Diarium, tomo 3, pág 167.
    • Revista Life, 5 julio 1963.
    • Ecumenismo y Romanismo, Peter J. Doeswyck, pág 59 y 60
    • Historia de los Papas, Bowers, tomo 1, págs 128, 226 y 1338.
     
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    Historia del Celibato en la Iglesia Católica

    Siglo I
    Pedro, el primer Papa, y los apóstoles escogidos por Jesús eran en su gran mayoría hombres casados. El Nuevo Testamento sugiere que las mujeres presidían la comida eucarística en la Iglesia primitiva.
    C'est l'âge du gnosticisme : lumière et esprit sont bons , ténèbres et choses matérielles sont mauvaises. Une personne ne peut être mariée et être parfaite. Cependant, la plupart des prêtres étaient mariés.
    Siglos II y III
    Edad del Gnosticismo: la luz y el espíritu son buenos, la oscuridad y las cosas materiales son malas. Una persona no puede estar casada y ser perfecta. No obstante ello, la mayoría de los sacerdotes eran hombres casados.
    Siglo IV
    Concilio de Elvira del año 306, España, Decreto 43: todo sacerdote que duerma con su esposa la noche antes de dar misa perderá su trabajo.
    Concilio de Nicea, año 325: se decreta que una vez ordenados, los sacerdotes no pueden casarse. Se proclama el Credo de Nicea.
    Concilio de Laodicea, año 325: las mujeres no pueden ser ordenadas. Esto sugiere que antes de esta fecha se realizaba la ordenación de mujeres.
    Año 385: el Papa Siricio abandona a su esposa para convertirse en Papa. Se decreta que los sacerdotes ya no pueden dormir con sus esposas.
    Siglo V
    Año 401: San Agustín escribe que "Nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre como las caricias de una mujer"
    Siglo VI
    Año 567: El Concilio de Tours II establece que todo clérigo que sea hallado en la cama con su esposa será excomulgado por un año y reducido al estado laico.
    Año 580, Papa Pelagio II: Su política fue no meterse con sacerdotes casados en tanto no pasaran la propiedad de la iglesia a sus esposas o hijos.
    Año 590 a 604: El Papa Gregorio, llamado "el Grande" dice que todo deseo sexual es malo en sí mismo (¿quiere decir que el deseo sexual es intrínsecamente diabólico?).
    Siglo VII
    Francia: los documentos demuestran que la mayoría de los sacerdotes eran hombres casados.
    Siglo VIII
    San Bonifacio informa al Papa que en Alemania casi ningún obispo o sacerdote es célibe.
    Siglo IX
    Año 836: El Concilio de Aix-la-Chapelle admite abiertamente que en los conventos y monasterios se han realizado abortos e infanticidio para encubrir las actividades de clérigos que no practican el celibato.
    San Ulrico, un santo obispo, argumenta que basándose en el sentido común y la escritura, la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen.
    Siglo XI
    Año 1045: El Papa Bonifacio IX se dispensa a sí mismo del celibato y renuncia al papado para poder casarse.
    Año 1074: El Papa Gregorio VII dice que toda persona que desea ser ordenada debe hacer primero un voto de celibato: "Los sacerdotes [deben] primero escapar de las garras de sus esposas".
    Año 1095: El Papa Urbano II hace vender a las esposas de los sacerdotes como esclavas y sus hijos son abandonados.
    Siglo XII
    Año 1123: Papa Calixto II: El Concilio de Letrán I decreta que los matrimonios clericales no son válidos.
    Año 1139: Papa Inocencio II: El Concilio de Letrán II confirma el decreto del anterior Concilio.
    Siglo XIV
    El Obispo Pelagio se queja de que las mujeres son aún ordenadas y administran confesiones.
    Siglo XV
    Transición; 50% de los sacerdotes son hombres casados y como tal, aceptados por la gente.
    "El celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo." Declaración del Papa Juan Pablo lI en julio de 1993.
    Siglo XVI
    1545 a 1563: El Concilio de Trento establece que el celibato y la virginidad son superiores al matrimonio.
    1517: Martín Lutero.
    1530: Enrique VIII.
    Siglo XVII
    Inquisición. Galileo. Newton.
    Siglo XVIII
    1776: Declaración de Independencia de los Estados Unidos.
    1789: Revolución Francesa
    Siglo XIX
    1804: Napoleón.
    1882: Darwin.
    1847: Marx, Manifiesto Comunista.
    1858: Freud.
    1869: El Concilio Vaticano I establece la infalibilidad del Papa.
    Siglo XX
    1930: Papa Pío XI: el sexo puede ser bueno y santo.
    1951: Papa Pío XII: un pastor luterano casado es ordenado como sacerdote católico en Alemania.
    1962: Papa Juan XXIII: Concilio Vaticano II; vernáculo; el matrimonio es equivalente a la virginidad.
    1966: Papa Pablo VI: dispensas al celibato. Década de 1970: Ludmilla Javorova y otras mujeres checas son ordenadas para atender las necesidades de las mujeres prisioneras de los comunistas
    1983: Nueva legislación canónica.
    1980: Se realiza la ordenación de pastores anglicanos y episcopales casados como sacerdotes católicos en los Estados Unidos; en 1994, esto también sucede en Canadá e Inglaterra.
    Papas que fueron casados
    San Pedro, Apóstol
    San Félix III 483-492 (2 hijos)
    San Hormidas 514-523 (1 hijo)
    San Silverio (Antonia) 536-537
    Adriano II 867-872 (1 hija)
    Clemente IV 1265-1268 (2 hijas)
    Félix V 1439 1449 (1 hijo)

    Papas que fueron hijos de otros papas u otros miembros de clero

    Nombre del Papa Papado Hijo de
    San Damasco I 366-348 San Lorenzo, sacerdote
    San Inocencio I 401-417 Anastasio I
    Bonifacio 418-422 Hijo de un sacerdote
    San Félix 483-492 Hijo de un sacerdote
    Anastasio II 496-498 Hijo de un sacerdote
    San Agapito I 535-536 Gordiano, papa
    San Silverio 536-537 San Hormidas, papa
    Marino 882-884 Hijo de un sacerdote
    Bonifacio VI 896-896 Adrián, obispo
    Juan XI 931-935 Papa Sergio III
    Juan XV 989-996 León, sacerdote
     

    Papas que tuvieron hijos ilegítimos después de 1139

    Nombre del Papa Papado Hijo de
    Inocencio VIII 1484-1492 varios hijos
    Alejandro VI 1492-1503 varios hijos
    Julio 1503-1513 3 hijas
    Pablo III 1534-1549 3 hijos, 1 hija
    Pío IV 1559-1565 3 hijos
    Gregorio XIII 1572-1585 1 hijo

    Bibliographía:

    Oxtord Dictionary ot Popes;
    H.C. Lea History of Sacerdotal
    Celibacy in the Christian Church 1957;
    E. Schillebeeckx The Church with a Human Face 1985;
    J. McSorley Outline History of the Church by Centuries 1957;
    F.A.Foy (Ed.) 1990 CatholicAlmanac 1989;
    F.A.Foy (Ed.) 1990 CatholicAlmanac 1989;
    D.L. Carmody The Double Cross - Ordination, Abortion and Catholic Feminism 1986;
    P.K Jewtt The Ordination of Women 1980;
    A.F. Ide God's Girls - Ordination of Women in the Early Christian & Gnostic Churches 1986;
    E. Schüssler Fiorenza In Memory of Her 1984;
    P. DeRosa Vicars of Christ 1988.

    Mitos y hechos reales

    Mito: Todos los sacerdotes realizan un voto de celibato.
    Hecho: La mayoría de los sacerdotes no hacen un voto de celibato. Es sólo una promesa hecha ante un obispo.
    Mito: : El celibato no es la razón de la falta de vocaciones.
    Hecho: Una encuesta realizada entre las iglesias protestantes durante 1983 muestra un excedente de miembros del clero; solamente la iglesia Católica tiene carencia de sacerdotes.
    Mito: : El celibato eclesiástico ha sido norma desde el Concilio de Letrán II, celebrado en 1139.
    Hecho: : Los sacerdotes y hasta los Papas continuaron casándose y teniendo hijos durante varios siglos después de esa fecha.
    De hecho, la Iglesia Católica Oriental todavía tiene sacerdotes casados. En la Iglesia Latina, un sacerdote puede ser casado si:
  • primero fue pastor protestante; o
  • si ha sido católico durante toda su vida pero promete no tener nunca más relaciones sexuales con su propia esposa.
Mito: La falta de vocaciones se debe al materialismo y la falta de fe.
Hecho: Investigación (legado Lilly 1985): "no hay ninguna evidencia que sostenga que la falta de fe ocasiona la falta de vocaciones... los ministerios en las universidades y entre voluntarios jóvenes están floreciendo".
Nosotros creemos que los sacerdotes debieran estar autorizados a casarse, y que las mujeres tienen iguale derecho a demostrar la veracidad de su llamado al sacerdocio junto con los candidatos hombres.
Nosotros creemos que el celibato es un don del Espíritu, tal como lo es la vocación de matrimonio y la vocación a permanecer soltero. Los dones no pueden ser obligatorios, por eso es que con un profundo respeto por el don del celibato solicitamos que se lo decrete opcional, y no se lo imponga sobre aquellos que no han sido llamados a permanecer en ese estado.

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