lunes, 18 de febrero de 2013

RELATOS

Me levanté como todos los días para ir a trabajar, siempre a la misma hora, a las tres y media de la madrugada, me duché para despejarme, encendí una pequeña radio que utilizo para escuchar las buenas o malas noticias mañaneras, pero sentí algo raro, siempre oía la misma emisora y no sé por qué no presté atención.
Ya que era temprano me puse a terminar un trabajo que debía entregar al día siguiente, pero algo no estaba bien, no había ruido, hasta que miré la radio, no emitía sonido alguno. Busqué distintas emisoras haciendo girar el dial de un lado a otro sin conseguir resultados. Esa mañana me iría sin saber el pronóstico.
Terminé el trabajo, miré por la ventana y vi el cielo con un aspecto raro, como si fuera a llover todo el día; me puse la gabardina y la bufanda, me calcé el sombrero y salí. Caminé las ocho cuadras que separaban mi casa del lugar de trabajo. Encendí un cigarrillo y comencé a caminar como lo hice toda mi vida, es más me agradaba caminar a todos lados, no me cansaba, por el contrario me daba más fuerzas.
Con la última bocanada del segundo cigarrillo llegué al trabajo, me despojé de mis abrigos, me coloque el guardapolvo y preparé los libros para comenzar a trabajar con los estudiantes. La escuela que era hoy había sido un museo de Ciencias Naturales. Como era temprano me preparé un café y encendí la pipa con la que me deleitaba todas las mañanas; creo que me adormilé porque se mezclaron imágenes de la escuela y el museo, podía verme tomando lista a los alumnos, pero el salón no era un salón de clases y no veía a mis colegas docentes.
Pasé toda la mañana con ellos, pero cómo podía ser que cuando yo hablaba ellos me ignoraban? Parecía como si no estuvieran conmigo y eso me hacía sentir raro ¡Cómo si nunca hubiésemos trabajado juntos! Ni yo me acordaba de sus nombres.
Sé que estaba con ellos, pero recordaba otras caras, otras voces, también se me confundían sus rostros con otros, como si fueran filmaciones del pasado. Me pareció oír un ruido y me despabilé.
Transcurrió ese día y yo seguía con esas visiones, imágenes del viejo museo se alzaban ante mí. Tocó el timbre para que salieran los alumnos, nos abrigamos y ya en la calle despedimos a los chicos. Arreciaba una tormenta de viento, me calcé el sombrero hasta las orejas, les grité un ¡hasta mañana! A mis colegas y no recibí contestación ninguna.
Desande el camino de las mañanas y ya en mi hogar el clima era apacible, volví a encender la radio y no logré escuchar ninguna emisora. Tomé un plato de sopa caliente y me senté con mi pipa a leer un libro sobre mineralogía, pero poco a poco me fui deslizando en el sillón, volví a tener el mismo sueño de la mañana aunque me despertaba a cada rato temblando y sudando. Ya vencido por el sueño me fui a la cama para relajarme y volver a trabajar al otro día. Esa noche no pude dormir bien, pensaba en por qué se me mezclaban las caras y los momentos transcurridos ¿ qué me pasaba que me costaba recordar nombres?
Al sonar el despertador casi brinqué de la cama, había tenido un sueño real pero inexplicable, me vi dando clases de minerales (tema que había estado leyendo esa noche) pero no divisaba los rostros de los alumnos, hablaba y no obtenía respuestas de ellos.
Comencé con mi rutina temprana; el día se presentaba sin lluvia pero muchísimo más frío que el anterior, el viento doblaba las ramas de los árboles y se hacía sentir en la cara como cuchillas de afeitar. Llegué al trabajo comencé el nuevo día, muy parecido a los anteriores, idéntico diría.
Nuevamente al término de la jornada despedí a los colegas y nuevamente no obtuve respuesta, estarían enojados conmigo...no presté atención y seguí camino a casa esperando ese calor de hogar. Subí pesadamente las escaleras, abrí la puerta , me quité el abrigó, hice un café y encendí la radio, ese día una emisora trasmitía cosas que yo sabía habían pasado, pero... por qué?
Me desparramé en el sillón y volví a soñar, me veía caminando por los pasillos del museo para ir a dar la clase, borrador y tiza en mano, me dirigí al aula dije -Buenos días! Y nadie contestó, el preceptor seguía tomando lista y vi a una persona frente a la pizarra, quién comenzó a dictar clase, los alumnos enseguida comenzaron a escribir en sus carpetas, entonces di media vuelta y salí del salón.
Me desperté transpirado, con frío, para volver a caer en un sopor, no me podía despertar y el sueño me seguía trasladando al mismo lugar.
A la mañana no me sentía bien cumplí mi rutina pero estaba agobiado, de camino al aula noté algo extraño y me escondí detrás de unos frascos, para ver si algo de lo que escuchara podía darme un indicio de lo que ocurría en verdad. Para observar mejor desde mi escondite corrí unos frascos y delante de mi a pocos metros vi una placa de bronce sulfatada por el paso del tiempo, me acerqué a ella y con el puño de mi traje logré limpiarla, me paralizó el corazón.
En la placa decía " A NUESTRO QUERIDO PROFESOR DE CIENCIAS, TUS ALUMNOS NUNCA TE OLVIDARÁN" -JUNIO 1910 NOVIEMBRE 1950-
Entonces recordé que antes de morir, pedí que se esparcieran mis cenizas en el laboratorio.
Desde entonces soy la sombra que ronda el colegio como una especie de sereno permanente en ese establecimiento.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&      El devorador de ilusiones podría decirse que era una especie de monstruo del que no se sabía bien su origen. Algunos atribuían la aparición de este nuevo ser despiadado y egoísta a la maldad reinante, fruto de la cual se suponía se había ido engendrando.

           No sólo era un devorador de ilusiones sino que robaba los sentimientos de amor, bondad, filantropía, sentimientos que brotaban espontáneamente dentro de los niños , así como sus pretensiones y deseos de compartir cosas, hacer amigos etc.

           De tal forma las cosas ocurrieron así que los niños pronto comenzaron a desilusionarse y entristecerse y hasta intentaban ocultar o reprimir sus sueños de alcanzar sus anhelos más nobles para así, evitar que se los quitaran.

            Esto había producido entre la población infantil, el pasar de tener una visión dulcificada de la realidad a ver en ella una dimensión agrisada en todo lo que les rodeaba y se les presentaba y donde no cabía ningún atisbo posible de optimismo.

           Pronto el desencanto se generalizó y esos chicos pasaron de esa ingenuidad que les caracterizaba, esa inocencia que era el valor más preciado en ellos a la más desoladora frialdad de sentimientos en sus relaciones con quienes les rodeaban a la vez que exhibían una desgana inhabitual y ostensible a la hora de emprender cualquier tarea, cualquier juego.

Pero el devorador de ilusiones al contemplar el daño y la desazón que estaba provocando dejó de alimentarse de lo que era felicidad en los más jóvenes, porque aunque se alimentara de ella nunca podría albergar en él lo que en otros era un fruto genuino. Más aún, cuando observaba lo que conllevaba el saciar así su perverso instinto, comenzó a sentirse culpable por cuanto sucedía, comenzó a sentirse conmovido. Pensó en devolver a todos y cada uno lo que era de ellos y en realidad les pertenecía.


           Pronto las personas recobraron las ganas de vivir, llegando a considerar en mayor medida y aprecio todo cuanto tenían, querían, todo cuanto aspiraban. Todas estas cosas residían en ellos, por eso empezaron a su vez a respetar y valorar más sana y positivamente este caudal ,sin que esto fuera causa de desagrado ya que en tantos era motivo de alegría.

           Así el devorador de ilusiones se desvaneció en el tiempo como un mal sueño que es preferible olvidar por todos.

De este modo, la armonía y la buena voluntad se extendieron por toda la humanidad, despertando de nuevo sus nobles sueños.
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Uno de los momentos que más disfruto de los encuentros con mis amigas son las conversaciones de sexo. Entre otras cosas porque la risa está asegurada. Por descontado. Hace un par de días quedamos para cenar y tomar algo. Después de un par de botellas de vino, los chupitos imprescindibles para digerir la cena, y algún mojito que otro, la conversación empezó a pasar de interesante a hilarante. Mi amiga Patricia tuvo mucho que ver al contarnos cómo su chico se vuelve loco cuando ella le hace el Makelele.
-Tía pero ¿Qué me estás contando?- le pregunté yo sin poder reprimir una carcajada. –Makelele jugaba en el Madrid.
Y no, no busquéis en Wikipedia a ver si sale algo más: el único resultado que he encontrado es la biografía del ex futbolista francés. Resulta que la técnica consiste en sentarse encima de tu pareja y moverse de todas las formas posibles con mucha rapidez y brusquedad, incluyendo algún cambio de dirección inesperado, hasta que se consigue su éxtasis total. Algo que, por lo que nos contó, está garantizado en muy poco tiempo.
Del Makelele y sus diferentes versiones pasamos a los juguetes sexuales y a comentar el partido o poco partido que le hemos sacado a todos los artilugios adquiridos en nuestra última reunión de tuppersex. La palma se la lleva Lara que tiene aún a su “Paco”  – un consolador negro de tamaño descomunal –sin estrenar, recluido en el último cajón de su armario. -Eso sí- nos dice levantando la mano y cerrando los ojos mientras coge aire - la crema esa de frío y calor que te untas en la “pipitiña” sí que me la pongo. Me la dio Vero porque no la usaba.
Más risas. Y como no, enseguida aparece la estrella de todas las conversaciones eróticas que se precien. El sexo oral.
-A mí no te creas que me hace mucha gracia cuando me lo hacen-dijo Diana. Todas la miramos con los ojos como platos.
-¿Queeeeee diiiiices Di?- exclamó Lara. Si cuando bajan al pilón es lo mejor que hay. Eso es porque eres más vaginiana que clitoriana.
-Será eso tía. El caso es que a mí sí me gusta hacérselo- contestó Diana- Pero yo necesito penetración. Si no, no llego.
-Pues yo lo paso fatal cuando toca Karaoke - confesó Julia.
-¿Y eso?- le pregunté yo, intrigada.
-Porque aguanto muy poco. Se ve que tengo la mandíbula como desencajada o algo y me canso enseguida.
Cuando nos recuperamos del ataque de risa colectivo y el flato nos dejó volver a hablar abrimos un debate sobre los tipos de orgasmos que hay y Patricia se quedó boquiabierta con la capacidad de llegar al clímax de Nuria, que nos contó cómo ella normalmente no bajaba de los 4. También descubrimos que a pesar de ser multiorgásmica, el 69 no le pone nada. Momento, eso sí, de alivio colectivo, porque ahí hubo consenso. Algo que no acabo de entender dada la capacidad innata que tenemos las mujeres para hacer dos cosas a la vez.
-Yo es que no puedo de verdad- dijo Nuria moviendo la cabeza de un lado a otro. - Si hay que hacerlo pues lo hago, porque a él le pone malo, pero es que no hay manera, no me centro ni en una cosa ni en la otra.
Salimos del pub irlandés donde estábamos ya camino a casa renovadas de tanto reír. Fue una noche para recordar. La verdad es que cuando estamos juntas hablamos prácticamente de todo. Pero casi siempre las conversaciones acaban siendo de sexo de alguna u otra forma. A lo mejor resulta que las teorías de Freud eran ciertas y todo tiene una motivación sexual. A lo mejor simplemente tenemos las hormonas muy alteradas. En cualquier caso es una lástima que Makelele ya no esté en activo .O no.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% Hace siete meses estuve ingresado dos semanas en un Hospital Psiquiátrico. La principal razón fue que llevaba varios meses sin dormir bien ya que me habían cambiado la medicación (antipsicóticos) por una que decían que iba ser menos sedante, pero no funcionó no dormía las horas suficientes para estar descansado, antes del ingreso llevaba dos días sin dormir y el día del ingreso tampoco dormí. Anteriormente a mi ingreso estuve viendo la serie rebelde y la deje de ver, ya que se me hacía muy pesada, demasiados capítulos, justo cuando aparece la canción del canto del loco y Amaia Montero, puede ser, la canción habla de soledad, luego la oía habitualmente por el youtobe y eso ocurrió en el ingreso, me sentía que me iba a quedar solo, que toda la gente iba a dejar de hablarme, todo se agravó porque mi hermano ese día tuve muchas llamadas de teléfono, me dejaba solo en el coche y él se iba hablar por teléfono, eso hacía que tuviera más sensación de soledad y sensación de abandono. He visto la serie Candi-Candi, donde un personaje Albert hace de ermitaneo en una parte de la serie, vaga por los bosques con varios animales que son sus amigos. Tengo un amigo que tira las cartas de tarot y la carta que más me sale es la del ermitaneo, esa carta no es mala trata de una persona solitaria, reconozco que lo soy, que va buscando una verdad, esos eran mis pensamientos ese día que iba ser un ermitaneo y que iba vagar solo por el bosque. Sobre mi ingreso añadir una cosa más en días anteriores internet funcionaba mal saltaba de una página a otra, el día del ingreso encendí el ordenador, estaba bloqueado ponía por la Dirección General de Policía, al final se trataba de un virus, pero me puse peor porque había realizado compras por internet e hizo que me asustara más. El móvil tenía mensajes con voz ininteligible, como psicofonías, y de repente se apagó y no encendía, esto agravó aún más la situación, cuando volví del internamiento vi que el móvil tenía mal colocada la tarjeta, al final lo que iba ser una visita al médico para dormir se convirtió en un ingreso psiquiátrico, pero mereció la pena ahora me encuentro mucho mejor con el ajuste de la medicación y duermo perfectamente. Hablando de otra cosa me siento perseguido y es que han pasado algunas cosas. Una de ellas es que en un parque apareció una señora que no había visto antes, me dijo si era de Orense, yo le pregunte como lo sabía, me dijo que era bruja, luego me dijo más cosas pero no le entendía ya que era extranjera y un día en el trabajo me llamaron por teléfono preguntaron por mí, yo no estaba, le dijeron quien llamaba y les contestó la persona que no podía dar su nombre.      no pongo mas cosas devido a lo poco que nos informan cuando estamos dentro
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Los pastizales se mecían empujados por el viento. En el cielo, pequeños grupos de nubes se desplazaban sobre la montaña, hacia el oeste. Círculos de aves vigilaban el imponente acantilado, y a dos figuras humanas que venían bajando lentamente por un sendero y entraban al pastizal. El aire estaba húmedo y tibio, en pocas horas se desataría la tormenta. El antropoide metálico se detuvo un momento y apuntó hacia el acantilado. La mujer que lo acompañaba asintió, desconsolada, y ambos comenzaron a andar en esa dirección.
- Todavía puedes recapacitar – dijo el antropoide con una voz emitida en muy baja frecuencia – nadie habrá notado nuestra ausencia aún.
- Ya no hay vuelta atrás – le respondió la joven. Sus ojos se llenaron de lágrimas. –Le dirás a él que lo amo…
- Sí
La inexpresiva voz del antropoide hizo recobrar ánimos a la mujer, que siguió con paso firme rumbo al acantilado. El sol había declinado y una espesa nube negra cubría la montaña y amenazaba al valle con sus explosiones eléctricas. El viento arreció, ofreciendo resistencia al desplazamiento de la mujer, que empezó a caminar con dificultad. El poderoso antropoide no la ayudaría hasta que ella se lo pidiera expresamente, cosa que no hizo.
El acantilado era imponente, y estaba coronado por una majestuosa caída de agua que manaba de las rocosas pizarras del frente. Finas e insistentes gotas de lluvia bajaron a mezclarse con la bruma de aquella monstruosa cascada. Había caído la noche; arriba brillaba una luna clara. La mujer caminó hacia el borde del precipicio. El antropoide la dejó avanzar sola.
- Espera un poco – dijo la metálica voz – Grábale un mensaje de despedida.
La mujer estaba llorando, y pensaba qué más podría decirle, aparte de que lo amaba profundamente. El antropoide la tomó de la mano y la atrajo a sí, para evitar un mal paso a causa del viento que soplaba con furia. Le extendió un dispositivo para que ella dijera un mensaje para él. Ella hizo un esfuerzo por contener el llanto, y habló con voz serena, pero a la vez muy triste. Le dijo que lo amaba, pero sabía que su amor era imposible, a pesar de ser ella hija de Maestros, y todo por causa de esta absurda guerra de razas. Para ella, el deseo de su amor no cumplido era la muerte. Ahora dejaría que el acantilado se la tragara para acabar con sus sufrimientos y dejar el camino libre para que él siguiera con la farsa que salvaría la honra de su especie. La joven elevó los ojos al cielo. Una fuerte lluvia comenzó a caer sobre el valle.
- ¿Sabes que esto traerá consecuencias? – dijo el antropoide.
- Lo sé
- Él morirá también
- ¡No! El vivirá, estoy segura.
Una cálida esencia de tiempos pasados, de alegrías ausentes y eternas, invadió el corazón de la mujer. La noche se hizo más oscura y más fría, envolviéndolos en un vacío tenebroso y hostil. Ella vaciló, tenía miedo, pero su voz no tuvo miedo.
- Empújame al acantilado – le ordenó al antropoide, y este obedeció con frialdad mecánica, arrojando sin dificultad a la joven hacia el vacío. El cielo pareció romperse a pedazos, el aire temblaba mientras caía una lluvia aceitosa, pesada y abundante. El antropoide avisaría a los padres de la joven. A la mañana siguiente encontrarían el cuerpo en alguna parte, a orillas del río.
El antropoide intuye que este suceso incrementará el odio entre las masas, como siempre ocurre tras la inmolación de alguien considerado un semidiós. La guerra podría extenderse hasta las costas, ocasionando la ruina y sembrando la peste por doquier. Pero ella no supo ver más que la pena de su amor frustrado. Cada uno es dueño de su vida. ¿Quién se lo podría reprochar? Era tan hermosa, piensa el antropoide al subir la montaña, silencioso. Siente pena, pero no se da cuenta.
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Suspiro nuevamente mirando aquel peculiar cielo, sus colores alguna vez me resultaron interesantes pero el hecho de verlos a diario produjeron que se volvieran monótonos y descoloridos para mí.
No puedo evitar que aquella sonrisa burlona se forme en mi rostro ya que el simple hecho de pensarlo me causa gracia: <<Que bello es el caos>> para muchos aquel pensamiento puede resultar macabro y altivo pero es mi realidad, desde mi vista aquello llamado caos es lo más hermoso que he visto en mi aburrida vida.
¿Por qué? Porque he pasado entre él tanto tiempo que puedo decir que la imagen de una langosta sobre un monociclo no es lo más extraño que veras aquí. En este lugar las cosas son verdaderamente irreverentes volviendo completamente loco a cualquiera que ponga un pie en este infernal lugar, aunque yo he sido la excepción a esa regla no me he salvado de vivir en este lugar abrumado por la locura de sus habitantes.
Suena arrogante decirlo, pero me he convertido en el único fragmente cuerdo de este lugar viendo con otros ojos sus alrededores. Si las personas normales piensan que vivir en lo ordinario y rutinario es algo horrible, vivir en lo discordial no es un sueño, si una plática normal les parece simple y aburrida, intentar entablar una conversación coherente con estas personas es totalmente imposible.
Para ellos el trabajo, el sudor y el esfuerzo son su pan de cada día, aquí la irreverencia, lo descabellado y lo extravagante son la vida de cada quien.
Sus coloridas y distorsionadas viviendas son para ellos su dulce hogar  cuando yo nunca vi en ellas el calor del dulce hogar, sus mullidos suelos jamás me resultaron acogedores y cómodos, su extravagante y colorido cielo dejo de ser impresionante, y sus habitantes se volvieron simplemente personas dementes.
Sí, el caos es hermoso, hermoso para volverse aburrido. ¿Y qué es exactamente este lugar? Es el Jardín Anti-Fantástico, el lugar al que van a parar todas las desgracias y locuras de la humanidad convirtiendo a este lugar en lo que es, un simple agujero que traga toda la basura que las personas arrojan volviéndose más grande con intentos de devorar mas allá que su simple basura; cada día parece acercarse más a su meta pero como siempre ocurren los imprevistos irrumpiendo con su ansiado destino.
Hubo un momento en el que desee salir de este lugar con todas mis fuerzas pero aquellos deseos se extinguieron con mis esperanzas, al saber de la forma más cruel que salir de este lugar era imposible resignándome a vivir entre la locura y forzarme a aceptarla.
La única persona en este lugar que no esta tan loca como para hablar con él es el soberano de esta tierra, por muy desesperado que llegue a estar jamás me atrevería a confiar en él como lo haría con cualquier otra. Las ventajas de estar en este lugar es el hecho de que todos están completamente locos, diles algo y lo olvidaran de inmediato volviéndose así los mayores confidentes de todos, tiene sus inconvenientes pero he llegado a acostumbrarme a ello.
Tal vez termine igual que ellos, loco de irreverencia, pero hasta que llegue viviere bajo mis reglas y no bajo las de este reino demente, después de todo desde que lo supe me he empeñado en mantenerme lo mas cuerdo que he podido con el único propósito de volver a verla, a aquella peculiar humana. Como simple acto de desahogo he de decir que aquella humana ha sido la única luz que he podido ver en este oscuro lugar, siempre sonriéndome tras esa espesa pared de cristal que divide mi mundo con el suyo, va vestida de costumbre con ropas color pastel esperándome tras esa pared para entablar el contacto conmigo.
Ahora tal vez haya una semilla de esperanza en este vacío y duro corazón, esperando a florecer para convertirse en una realidad y así alcanzar su ansiado sueño.
Mientras espero ese día permaneceré como de costumbre, recostado sobre el espeso y esponjoso pasto de este caótico pero bello jardín, porque ahora sé que saldré de este lugar, para finalmente saborear lo que es la libertad.
                                       FIN

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