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Nueva York, Nueva York, la Gran Manzana, es
un verdadero orgullo de la humanidad. De todas las ciudades que el
camino nos ha permitido visitar, incluyendo nuestro Miami, Nueva York es
la más cosmopolita de todas. Donde no sólo viven personas oriundas de
todos los rincones de nuestro planeta, sino donde se celebran todas las
culturas. Una inmensa exposición de todo lo colorido y bello que hemos
logrado alcanzar.
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Caminando por sus aceras lo mismo
encontramos un restaurante de comida paquistana que unos jóvenes tocando
música andina tal y como los oímos en las peñas de La Paz. No importa
si hace frío o calor, todos los días hay algún evento, alguna fecha que
conmemorar, algún espectáculo que ver y de una forma u otra festejar. Es
tan grande y tan variada esta ciudad que sencillamente el aburrimiento
no es posible allí.
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Hace dos años estábamos listos para
presentar a Nueva York en Caminando sin Rumbo. Cuando ya lo teníamos
todo encaminado sucedieron los dolorosos sucesos del 11 de septiembre.
Aquel acto tan inhumano nos impidió el poder ver a esta ciudad tan
hermosa con otros ojos que no fueran los de puro dolor. Hemos tenido que
esperar hasta el presente, fines del 2003, para poder enseñar nuestras
experiencias como de verdad son en esta ciudad. Tratando de ser justos y
en lo que podamos compensar por la terrible desgracia, hemos preferido
no sólo presentar a Nueva York, sino hacerlo en Navidades cuando todos
los colores brillan con más intensidad. Porque si Nueva York de por sí
es encantadora, en estos primeros días de invierno llega a ser
maravillosa.
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Si algún día logra llegarse hasta
Manhattan, no se asombre o intimide por la cantidad de personas que allí
va a ver. Las aceras, que son bien amplias, tienen más que suficiente
espacio para usted y todas las demás personas. Los taxis continuamente
recogen y dejan pasaje en todas partes. Los autobuses no cesan de pasar.
Por supuesto, si desea hacer las cosas como de verdad se hacen,
entonces el subway (metro) sería lo ideal. En ningún lugar le van
atropellar o maltratar, al contrario, la atención que nosotros siempre
hemos recibido ha sido de mucha cortesía y como que todos se complacen
en orientar al que no es de allí.
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Con respecto al costo de la estancia, no se
tiene que atormentar, esta ciudad es para todos los presupuestos. Nueva
York es una ciudad real, no una trampa para los turistas, donde viven
millones de personas de todos los niveles económicos. Los precios de los
hoteles son bien adecuados de acuerdo a la categoría del
establecimiento. Los restaurantes son aun más flexibles, desde un
delicioso perro caliente en una esquina hasta un plato exquisito en uno
de los restaurantes más exclusivos del mundo. Realmente no importa lo
que su apetito desee o su bolsillo pueda pagar, en Nueva York lo va a
encontrar.
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¿Qué ver en Nueva York? realmente la
pregunta es ¿qué no ver en Nueva York? Es tanto lo que esta ciudad
brinda, no sólo para los miles de visitantes que recibe diariamente sino
para los millones de residentes que tiene, que hay muy poco que allí no
haya. Pero bueno, Central Park es entretenido donde puede caminar en
compañía de las ardillas y disfrutar de un paseo en coche. En Broadway
puede ir a ver las mejores obras de teatro de todos los Estados Unidos,
por cierto no deje de ver el show de Radio City a media cuadra del
Centro Rockefeller. Little Italy (La Pequeña Italia) es un buen lugar
donde ir a cenar. Puede tomar una lancha o bote para ir a la isla donde
se encuentra la Estatua de la Libertad, símbolo tan grandioso de la
humanidad. Puede subir a alguno de los rascacielos para que le chiflen
los oídos y desde allá arriba ver la gente en la calle del tamaño de
hormiguitas. Los museos de Nueva York, junto con los de Washington D.C.,
se consideran los mejores de la nación.
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Pero nos falta lo más importante; aparte
del simple hecho de caminar y caminar y en el proceso ver todas las
banderas del mundo y todas las curiosidades conocidas y todas las no
imaginables, lo que más atrae al visitante a esta ciudad son las
tiendas. Sea una mesa en la acera donde alguien expone su mercancía o
una de las tiendas más selectas que existen, es en Nueva York a donde se
va de compras. Los precios de la ropa de última moda, según aquellos
que saben de esas cosas, son muy razonables. Los efectos electrónicos,
las prendas, los adornos, las antigüedades, sea lo que sea, si no lo
encuentra en esta ciudad es muy probable que sea porque no existe.
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Pero todo lo mencionado es insignificante
con la verdadera magia de Nueva York. No importa cuanto uno se niegue a
ir a esta ciudad, no importa todo el miedo injusto que las películas
infundan o cuanta crítica se le haga, aun hasta daño físico, Nueva York
sigue tranquila, esperando con toda la calma del mundo. Entre aquella
cantidad incontable de personas o la gritería de algunos alborotosos, la
ciudad permanece callada, segura de sí misma, sólida como una roca.
Porque sabe que tarde o temprano todo caminante por ella tiene que
caminar.
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En Memoria |
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