martes, 29 de enero de 2013

CABALLEROS CECLEBRES DE CARTAGENA ESPAÑA



Isaac Peral y Caballero


Isaac Peral y Caballero (Cartagena, 1 de junio de 1851 - Berlín, 22 de mayo de 1895) fue un científico, marino y militar español, teniente de navío de la Real Armada e inventor del primer submarino torpedero, el Peral (1885).

Tuvo una breve pero intensa carrera en la Armada Española, interviendo en la Guerra de los Diez Años en Cuba y en la Tercera Guerra Carlista, acreditando pericia y valor, por lo que fue felicitado y condecorado. También destacó en trabajos y misiones de carácter científico: escribió un "tratado teórico práctico sobre huracanes", trabajó en el levantamiento de los planos del canal de Simanalés (Filipinas) y en 1883 se hizo cargo de la cátedra de Física-Matemática de la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada.

En 1885, tras la denominada crisis de las Carolinas, en la que Alemania intentó arrebatar este archipiélago a España, Isaac Peral se consideró en la obligación de comunicar a sus superiores que había resuelto definitivamente el reto de la navegación submarina. Tras un riguroso análisis de su proyecto, por parte de los más cualificados científicos de la mencionada Escuela de Ampliación, éstos dieron su aprobación para que fuese trasladado al ministro de Marina, Almirante Pezuela, quien recibió el proyecto con caluroso entusiasmo. Por desgracia, los sucesivos ministros que le sucedieron, demostraron indiferencia o abierta hostilidad (Almirantes Rodríguez de Arias y Beránger).

Gracias al apoyo de la Reina Regenta Dª María Cristina, el submarino fue finalmente botado el 8 de septiembre de 1888. Sin embargo, a pesar de éxito de las pruebas de la nave, las autoridades del momento desecharan el invento y alentaran una campaña de desprestigio y vilipendio contra la persona del inventor, al cual no le quedó más remedio que solicitar la baja en la Marina e intentar aclarar a la opinión pública la verdad de lo sucedido.

Finalmente, el genial inventor falleció a causa de la meningitis en 1895.


Ricardo Codorniu y Stárico


Fue uno de los ingenieros que iniciaron en España los trabajos hidologico-forestales. Su trabajo mas importante lo realizó en la murciana Sierra de Espuña, repoblandola y creando caminos.Fue Presidente en Real Sociedad Española de Historia Natural, fundador de la Sociedad de Amigos del Árbol, y director de España Forestal , entre otras.

Nació en Cartagena el 6 de junio de 1846. Comienza la carrera en Villaviciosa y la termina en San Lorenzo de del Escorial el 1 de abril de 1871. Fue uno de los ingenieros que iniciaron en España los trabajos hidrológico-forestales. Las grandes Cruces de Isabel la Católica y del Mérito Agrícola y la Encomienda de Número de Alfonso XII, que le fueron concedidas en vida, fueron costeadas por miles de ciudadanos.

Al celebrar sus bodas de oro matrimoniales, el Papa BENEDICTO XV le felicitó. En 1926 se le inauguró un monumento en el parque de El Buen Retiro de Madrid.

Su trabajo mas importante lo realizó en la murciana Sierra de Espuña, repoblándola y creando caminos. En ella, tras su muerte, se le erigió un gran monumento, costeado por todo el sector forestal: ingenieros, ayudantes y guardas.
Fue presidente de la Real Sociedad Españo-la de Historia Natural, fundador de la Sociedad de Amigos del Árbol y director de España Forestal. Miembro de la Academia de Ciencias de Barcelona y fundador de la Sociedad Española para la propagación del esperanto.

Su obra es la siguiente.

o Cultivo de secano en el campo de Cartagena, 1877.
o Tablas gráficas taquimétricas, 1890.
o Construcción de tablas gráficas para operaciones abreviadas, 1894.
o Apuntes relativos a la repoblación forestal de la Sierra de Espuña, 1900.
o Consejos prácticos para siembras y plantaciones forestales en la cuenca del Segu-ra, 1906.
o Crecimiento y fructificación de algunas especies arbóreas, empleadas en la repo-blación de la Sierra de Espuña, 1908.
o Los montes, su aprovechamiento, sus productos, 1909.
o Alianza de España con el árbol, 1909.
o Trabajos hidrológico-forestales, 1910.
o Ligera idea de los trabajos hidrológico-forestales que efectúa el Estado, 1910.
o Asociación de árboles forestales a los cultivos agrícolas de la vertiente mediterránea, 1911.
o Clasificación bibliográfica decimal y extracto de las tablas empleadas en el repertorio bibliográfico universal para uso del personal facultativo de montes, 1911.
o Efectos de algunos trabajos hidrológico-forestales realizados en España, según los datos de los ingenieros de Montes que los proyectaron y dirigieron, 1913.
o El pino carrasco, 1922


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Luis Calandre Ibañez



Médico (1890-1961). Se le considera el instructor de las técnicas modernas de la cardiología y fue vicepresidente del Comité Central de la Cruz Roja.
Estudió Fisiología en Berlín (1912) y se especializó en cardiología, en la que llegó a tener fama internacional. Fue discípulo de Nicolás Achúcarro (1880 - 1918). En España se le considera el instructor de las técnicas modernas de la cardiología. Se relacionó con figuras como Santiago Ramón y Cajal, Francisco Giner de los Ríos, Cossío, Pittaluga, etc. Fundó la revista Cardiología y Hematología (1921 - 1936) y dirigió el Laboratorio de Anatomía Microscópica de la Residencia de Estudiantes y el Servicio de Cardiología del Hospital de San José y Santa Adela (1925 - 1933), de Madrid. En su última etapa fue jefe del Departamento de Cardiología de la Cruz Roja de Madrid.

Isidoro Máiquez

Isidoro Maiquez pintado por Goya

(Cartagena 17 de marzo de 1768 - Granada 18 de marzo de 1820)
Actor español del tránsito entre el siglo XVIII y el XIX, considerado el mejor de su época.



José Casaú Abellán

(Lorca, 14 de mayo de 1889 - Cartagena, 1973)

Nació en el barrio de San Cristóbal de Lorca, en el seno de una modesta familia con pocos recursos económicos, que siendo él muy pequeño, se trasladó a Cartagena en busca de nuevas oportunidades de progreso.

A los seis años ya trabajaba como repartidor de carbón, o meneando la cola en una carpintería de la calle Paraiso, y a los siete recorría los pueblos entre Almería y Alicante como buhonero del Tío Perete. Tras dejar a éste, entró a trabajar en un horno de la calle San Fernando y después, en diversas panaderías, entre ellas la del Arco de la Caridad y la de Vicente Sánchez. Animado por un amigo suyo, quiso probar suerte en el mundo de los toros como maletilla, llevando el nombre de José de Cartagena. Tras fracasar en su intento de ser torero, hacia 1910, comienza a vender tarjetas postales iluminadas por los cafés y sitios de reunión, no sólo del centro de Cartagena, sino también de los barrios de extramuros, La Unión, El Algar y los poblados y caseríos de la sierra minera.

Un año después, con las ganancias obtenidas, alquila un pequeño local que estaba en el nº 13 de la calle Mayor, llamado “Blanco y Negro”, donde continúa la venta de postales. Un día adquirió casualmente de un cliente, una máquina fotográfica con la que empezó a hacer fotos de cuantos buques atracaban en el puerto, para vendérselas a sus tripulantes. Al poco tiempo tenía en su establecimiento material fotográfico, una nueva máquina adecuada a su misión, y una clientela tal, que le obligó a pensar en montar una galería, que al fin tomó en traspaso, en la calle del Cañón. A partir de aquí, se convirtió en el fotógrafo semi-oficial de la Marina, el Arsenal y el Club de Regatas, ampliando su radio de acción a la prensa gráfica, mientras su galería recogía la mejor clientela de la ciudad.

Un hecho aislado, pero con gran resonancia, influyó en el auge de sus negocios al fotografiar, en una arriesgada acción, al buque alemán U-35, que en plena Primera Guerra Mundial se había refugiado en el puerto de Cartagena. Este hecho le dio fama a nivel nacional, lloviéndole multitud de proposiciones de trabajo. Desde ese momento no hubo acontecimiento, por insignificante que pareciera, que no quedara registrado en las fotos de Casaú, desde procesiones a corridas de toros, pasando por bautizos y comuniones.

Algunos reportajes destacados, que le dieron gran fama en toda España, fueron: el de la cogida y muerte de "Corchaito" en la Plaza de Toros de Cartagena en 1914. El de los de los diputados que formaban parte del comité de huelga del año 1917, encarcelados en el Penal de Cartagena. El de las inundaciones del día de San Miguel de 1919. El de la coronación de la Virgen de la Caridad, en 1923. El de la inauguración por los Reyes de España del Monumento de los Héroes de Cavite y Santiago de Cuba, en 1923. La visita de los Reyes en 1927, en el que muestra las mejoras que se han producido en la ciudad durante el mandato del Alcalde Torres. Su último reportaje conocido fue el que cubría la visita del Buque-Escuela peruano “Independencia” a la ciudad de Cartagena, en 1965.

Entre sus múltiples facetas sociales destacaron la presidencia del Cartagena F.C. y el ser, durante años, empresario de la Plaza de Toros y del Teatro Principal. También fue un personaje sumamente caritativo, que no olvidaba sus orígenes humildes, gran favorecedor de la Casa de Misericordia.

Su curiosa personalidad queda reflejada en un par de detalles: siempre iba vestido con chaqueta y sombrero (su inseparable “Ricardito”), tanto en invierno como verano, y se jactaba de que, con sólo poner en los sobres como destinatario “Compare e mi arma”, le llegaban las cartas. Su tarjeta de visita, que no tenía desperdicio, rezaba lo siguiente:


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RAMÓN SERRANO SUÑER



Cartagena, 12 de septiembre de 1901 - Madrid, 1 de septiembre de 2003. Fue un abogado y político español, seis veces ministro de los primeros gobiernos franquistas entre 1938 y 1942, ocupando las carteras de Interior, Gobernación y Asuntos Exteriores. Máximo dirigente del partido único, FET de las JONS durante la etapa filogermana. Fundador de los medios de comunicación Radio Intercontinental (1950) y Agencia Efe (1939), así como también de la organización no gubernamental ONCE (1938).

Conocido popularmente con el sobrenombre del Cuñadísimo (al ser marido de la hermana de Carmen Polo, esposa de Francisco Franco), Ramón Serrano Súñer fue uno de los principales artífices del Régimen en sus primeros años, tanto en lo jurídico como en lo político. Reconocido por su germanofilia, promovió el envío de la División Azul para luchar contra la Unión Soviética, como unidad militar integrada en la Wehrmacht, tras su destacada labor diplomática durante las negociaciones con el gobierno alemán que culminaron con el encuentro de Franco con Hitler en Hendaya del 23 de octubre de 1940.



EL Chipé

Esta fotografía me la pasó una persona a la que le dijeron que se trataba del Chipé, según reza el reverso de la foto. No se si será o no el tal Chipé, pero de todas maneras si que es un personaje pintoresco el de la imagen.


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(El siguiente texto lo saqué de algún sitio, pero no me acuerdo de donde)

El paseo del Chipe

El era un icue. Vivía o se arrastraba por San Antón, pero no era más que un icue. Casa no tenía; ocupaba tan solo un trozo de aquel bajico ruinoso de las afueras, cerca de las escuelas, en donde también se acogían otros cuantos tan potentados como él. Allí tenía su rincón y los demás le respetaban el montoncico de paja cubierto de un saco en donde dormía todas las noches acompañado de su perro canelo.

Cada mañana se despertaba temprano, salía a escarbar por los montones de desperdicios y se arrimaba a la cerca de las escuelas en donde no dejaba de contemplar a diario la entrada de los niños que tenían casa. Cuando los dejaba recogidos en las aulas ya no tenía más que mirar y se largaba para donde corría el aire. Unos días hacia la Media Sala, otros por la rambla abajo, otros al puerto.
Era bien recibido en todos los barrios por su carácter jovial. No era protagonista de nada, pero tampoco armaba peleas. Le llamaban "El Perejil" porque estaba en todas las salsas. También andaba en todas las matanzas de chinos de los alrededores, a las que acudía con su plato de aluminio y su cuchara para que le invitasen a probarlo. La navaja que usaba no servía para pinchar barrigas; solo para cortar el pan y la longaniza.
Corría el año 1936. Estaban terminando la nueva cárcel en San Antón y todos los de su panda solo esperaban que trasladase, a ella los presos que llenaban la cárcel vieja, junto a la iglesia, para invadirla, antes de que la derribasen. Siempre se estaría mejor en ella que en las ruinas del bajico; además, confiaban en que dejarían en el edificio abandonado algunos enseres que lo hiciesen más habitable. Alguna cama, colchonetas, cazuelas, mesas o sillas desvencijadas. A una cárcel tan chula no irían a llevar las miserias, comidas para las ratas. que ahora estaban usando los fascistas después del follón del Jueves Santo en la calle Mayor.

Bajaba la cuesta de la iglesia silbando y dándole patadas a las chapas de las cervezas, cuando vio venir, corriendo por la Alameda, al "Chipén" que, a la entrada de su barrio se metió por los callejones con mucha prisa. Se notaba bien que iba escapando de alguien. No le extrañó, porque el "Chipén" se la iba buscando desde hacía mucho tiempo. Era un chulo y un matón, pero nunca usaba pistola. Bien estaba que se ganaba la vida echando bravatas y abusando de su desplante gitano, pero venderse a los carcas por cuatro perras eso no estaba bien. En las elecciones de febrero él estuvo a sueldo de los pandorgos, para proteger a los muchachos que iban pegando carteles electorales. Siempre alguien tenía que defender a los que hacían la propaganda pero los rojos también eran duros y tenían pistolas para defender la calle mientras se pegaban los carteles. El "Chipén" había discutido muchas veces con los chulos contrarios, pero siempre al sacar la navaja habían huido; era muy borde este Chipén y muy ligero al pegar la puñalá trapera.
Al poco llegó un coche a todo gas; era un folitraque, pero venía lleno de guardias de Asalto. Se notaba que iban persiguiendo al gitano y por eso, al verlo cerca, echaron pie a tierra y lo rodearon. El Chipén, al verse acorralado se entregó sin resistencia. Le apuntaron con las tercerolas, pero él gritó con las manos abiertas que no llevaba armas. "¡Claro que no las llevas!. Te dejaste la navaja en la calle Honda y venimos a devolvértela. Has apuñalado a dos camaradas y te vamos a dar "p'al pelo"."

"Yo me tuve que defender -gritó el gitano- Las J.S.U. me la habían jurado y aquellos dos venían por mí. Bajaron de la plataforma del tranvía y me pidieron cuentas, pues habíamos luchado en la campaña electoral y se querían cobrar la vez que les dí yo a ellos. Me llamaron carca y yo no lo soy; tan solo me ganaba la vida. No me dio tiempo nada más que de sacar la navaja"
"Has matado a uno, Chipén, y el otro está muy grave. Tienes a toda la gente detrás de ti. Te conviene entregarte para que te protejamos".

"Ya os digo que no llevo aneas. La navaja la tiré junto al tranvía. Me entrego, pero no me peguéis".
Lo subieron al coche y salieron para Comisaría, pero al Perejil le dio tiempo para encaramarse en el portaneumáticos de la trasera y así salió con ellos Alameda para abajo. Cuando llegaron al caserón de la subida de San Diego ya se estaban congregando ante su puerta un centenar de personas gesticulantes que recibieron el coche con gritos amenazadores, agolpándose sobre los guardias de Asalto que protegían al preso con las culatas de sus mosquetones. El Perejil se apeó y se unió a la plebe, que continuaba presionando en sus intentos de entrar en la Comisaría, cuyo paso lo impedía una fuerte guardia que despejaba la puerta.

Se corrió la voz de que el Chipé había sido apresado y acudieron masas de indignadas gentes a la Comisaría. Ya eran miles de personas las que llenaban la calle y ensordecían con sus gritos de "¡Muerte al Chipé!". Avisaron al alcalde. César Serrano, que se dirigió al pueblo recomendando calma y prometiendo que el asesino sería llevado a los tribunales. Pero la gente arreciaba en sus alaridos insistentes de "¡Muera el Chipé!", Intentando forzar la entrada para apoderarse del preso. Tanto presionaba la masa que los guardias se veían comprometidos para no lesionar a nadie en el rechazo, por lo que arriba acordaron sacar al preso por la puerta posterior y llevarlo en un coche a la cárcel para protegerlo mejor. Pero esta intención fue conocida por la plebe, que rodeó el edificio.

Cuando los guardia, conduciendo al Chipé, intentaron subirlo al automóvil que tenían preparado en la calle de Saura, se vieron rodeados por cientos de energúmenos que, agarrando al gitano, se lo arrebataron a la fuerza pública y lo derribaron, dándole golpes, garrotazos y patadas hasta producirle la muerte. Entonces, no contentos con tal castigo, le ataron una cuerda al cuello y tirando todos de ella lo arrastraron por la calle de San Fernando hasta la Plaza de España y de allí, por la calle del Carmen, Puertas de Murcia y calle Mayor hasta el Muelle.

Eran las mujeres las que más gritaban y se ensañaban con el cadáver y así lo llevaron por delante del Ayuntamiento hasta arrojarlo al mar siempre colgado de la cuerda, con la que luego lo izaron, arrastrándolo de nuevo hasta la gasolinera de las Puertas de San José, rociándolo con gasolina y prendiéndole fuego. Bailaron alrededor, echándole en cara sus noches en el café "La Puñalá" con Carmen La Naranjera y don Paco Pemartín.

Nunca el Perejil había contemplado barbaridad más gorda y, comentándola con sus compinches, se volvió por toda la Alameda de San Antón, aunque al poco se subieron en los topes del tranvía, haciéndole rabiar a Moisés. Tenían prisa por llegar, porque de tanta gente que estaban deteniendo ya no había sitio bastante en la cárcel vieja y habían abierto la nueva, que tenía el yeso tan fresco en sus paredes que los presos cogerían reuma con la humedad, que rezumaba.

"¡No tendrán tiempo de coger reuma porque van a empezar los paseos -dijo un grandullón que venía de husmear en el Frente Popular. En efecto, ya empezaron a pasar coches con letreros de "¡Irás y no volverás!", Erizados de fusiles que sobresalían por ambos lados. Se fueron a la cárcel nueva para ver llegar los coches y descargar los presos. Aquello era un jubileo. Todo lo más empingorotado de Cartagena estaba invitado para la inauguración de aquel edificio. El Perejil cambió su puesto de observación de las escuelas a la cárcel y de la mañana a la tarde...
Victor Beltrí y Roqueta

Víctor Beltrí


Víctor Beltrí y Roqueta nació el 16 de abril de 1862 en Tortosa (Tarragona), en el seno de una familia humilde y con pocos recursos económicos. El padre del futuro arquitecto fue el escultor, dibujante y músico José María Beltrí Belilla (1829-1898) y su madre la profesora Mª Carmen Roquetas Estampres (1829-1887). Era el mayor de cinco hermanos: Víctor, Julián Vicente, José María, María Cinta Dolors e Ignacio Carlos. El ambiente intelectual de la familia ejerció una influencia decisiva en los primeros años del futuro arquitecto.

En su juventud formó parte de un grupo de jóvenes artistas tortosinos aspirantes a pintores o escultores, entre los que destacaba el escultor Domingo Agustín Querol y Subirats (1860-1909), siendo la primera inclinación de Beltrí la pintura.

En septiembre de 1880 se traslada a Barcelona para matricularse de forma simultánea durante dos cursos en la Escuela de Arquitectura, la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y en la Escuela Oficial de Bellas Artes. A partir del curso 82-83 sólo se matricula en la Escuela de Arquitectura. Aquí recibe las enseñanzas de un grupo de profesores encabezados por su director Elías Rogent y Amat (1821-1897), entre los que destacaban Augusto Font y Carreras (1845-1924), Lluis Domenech i Montaner (1849-1923) y José Vilaseca y Casanovas (1848-1910). En la Escuela recibió una formación ecléctica en la que se concedía gran importancia, junto a la técnica, a la preparación artística.

Para poder costearse los estudios tuvo que trabajar en el estudio del propio Augusto Font, en donde llega a alcanzar el puesto de delineante jefe. Durante estos años en Barcelona trabajó con Antonio Gaudí y Cornet (1852-1926), aunque no está claro en que consistió su colaboración. Buen alumno, finalizó la carrera diciembre de 1886.

A la terminación de sus estudios se traslada a Tortosa para ejercer como Arquitecto Municipal entre 1887 y 1890, año en que por avatares políticos se ve obligado a presentar la dimisión junto con otros profesionales del consistorio. Lo más destacado de su paso por esta ciudad va a ser la ordenación de los Ensanches, la reforma del Mercado de Abastos (1886-87), la Audiencia de lo Criminal y Juzgados (1888) y el palacio Montagut (1889), así como numerosas intervenciones en obras públicas (puentes, carreteras..) y urbanísticas (calles, plazas, alcantarillado..).

En 1890 se traslada a Gandía (Valencia) para ocupar la plaza de Arquitecto Municipal. El Ayuntamiento le encarga una serie de trabajos importantes tales como el diseño del proyecto del Ensanche del Grao (1891-92), la Iglesia del Grao (1891), el Mercado (1892) y el Matadero Municipal (1893), las Escuelas públicas y Oficinas de Correos y Telégrafos (1893). Ninguna de estas obras fue construida a pesar de ser aprobadas, probablemente por ser proyectos demasiado avanzados para los regidores de la villa. De su paso por esta ciudad hay que resaltar además su labor pedagógica y social, ya que allí fundó unas clases gratuitas de dibujo para obreros.

Cansado de esta situación a mediados de 1893 presentó la dimisión tras ganar una plaza como Arquitecto Inspector técnico de la Hacienda de la provincia de Murcia, instalándose en su capital. En 1895 se traslada a vivir a Cartagena, dentro de la misma provincia, que en aquellos momentos era una ciudad en plena reconstrucción tras la sublevación cantonal, con una economía floreciente como consecuencia del auge experimentado en estos momentos por la industria minera. A principios de 1897 Beltrí abandona su puesto de Arquitecto Provincial de Hacienda para dedicarse exclusivamente al ejercicio libre de la profesión, realizando importantes obras para los acaudalados propietarios mineros.

En Cartagena realiza lo mejor de su producción entre 1897 y 1920. destacando entre otras muchas obras: Casa Cervantes (1897), reforma del Casino (1897), Palacio Aguirre (1898), Casino de San Antonio Abad (1898), Colegio del Patronato del Sagrado Corazón de Jesús (1899), reconstrucción de la Catedral de Santa María la Vieja (1899), reforma del Casino del Círculo Militar (1900), Edificio Conesa (hacia 1900), Edificio Marango (1900-1926), dirección de la obras de la Casa Consistorial (1903), Casa Dorda Bofarull (1903), Edificio de Calle del Carmen 76 (hacia 1903), Edificio Castelló Gironés (1904), Edificio Alvarez del Valle (1904-1905), Edificio de Puertas de Murcia 14 (1906), Edificio Berruezo Céspedes (1906), Edificio Alessón (1906), dirección de obras de la Casa Maestre (1906), Edificio Carmen Linaza (1906), Edificio Avenida Colón 61 (hacia 1906), reforma del Palacio Escaño (1906-1910), reforma de la Iglesia de San Diego (1906), Almacén y oficinas de la Sociedad “El Día” (1906), Casas de los Catalanes (1907), Casa Dorda (1908), Real Club de Regatas (1911), Gran Hotel (1912), Casa Llagostera (1913), Casa del Niño (1917-1929), Edificio de Calle del Carmen 19 (hacia 1918), Casa Blas Davía (1918), Fundición Frigard (1918) y Edificio Torres (hacia 1920).

También durante esos años realiza numerosas casas unifamiliares, tanto en los alrededores de la ciudad como en el Ensanche: Hotel Barrington (1900), Villa Versalles (hacia 1900), Chalet Hernández Vidal (1902), Torre Catá (hacia 1903), Torre José (1904), Casa Beltrí (1904-1905), Torre Valeriola (hacia 1906), Villa Carmina (1906-1907), Villa Victoria (hacia 1908), Casa Zapata (1909-1910) y Huerto de las Bolas (1918).

Dignas de mención son otras obras realizadas durante esta época fuera de Cartagena, tales como: el proyecto del Mercado Público de Abastos (1901), la Casa Rentero (1897-1902) y la Casa Cortés (hacia 1906) en La Unión (Murcia); el Casino (1908) y la Casa del Pueblo (1913) en el Llano del Beal (Murcia); la Casa del Tío Lobo (1913) en Portmán (Murcia) y el Palacete París (hacia 1908) en Gandía (Valencia).

Arquitectónicamente se decantó inicialmente por un eclecticismo de corte clasicista, al que le fue añadiendo elementos modernistas de forma progresiva. Durante su primera etapa se adivina la influencia de sus profesores de la Escuela de Arquitectura de Barcelona (Rogent, Font). Posteriormente, y hasta mediados de la segunda década del siglo XX, cada vez se encuentran en él más influencias modernistas tanto de Gaudí, como de otros de sus profesores de la Escuela de Barcelona tales como Lluis Doménech y sobre todo José Vilaseca, del que fue uno de sus más importantes discípulos. A partir de 1909 incorpora con bastante acierto el estilo de la escuela vienesa siguiendo a Otto Wagner (1841-1918). Destaca el concepto global de sus edificios, consiguiendo en sus obras la perfecta integración de todas las artes aplicadas, dentro del más puro espíritu modernista. Con Beltrí nos encontramos ante el mejor representante de esta corriente en la Región de Murcia y en el sureste español.

A partir de los años veinte, y con un afán de estar al día, se incorpora arquitectónicamente a otras corrientes del momento tales como la casticista, llegando incluso al racionalismo, a veces con detalles de un tardío modernismo. Entre 1924 y 1929, ejerció como Arquitecto Municipal Auxiliar de Cartagena. Durante estos años en que ejercía de Alcalde D. Alfonso Torres, se ejecutan numerosísimas obras públicas y de ornato, en las que interviene Beltrí.

De esta época destacan: Edificio de Plaza del Rey 20 (1920), Edificio Rodríguez Yufera (1923), Casa de Misericordia (1923-1929), Parque Torres (1924), reforma del Huerto Ruano en Lorca (1925), reforma de la Iglesia de Santo Domingo (hacia 1925), fachada y torre de la Iglesia del Barrio de Peral (1926), Escuelas Municipales de Cartagena (1926), Hospitalidad de Santa Teresa (1926), Escuelas de La Palma (1927-1928), Asilo de la Concepción (1927), Casa de Pedro Marín (1927), Escuelas Graduadas de El Algar (1929), Edificio de Calle del Cañón 1 (hacia 1925), Edificio de Plaza de San Francisco 2 (hacia 1925), Edificio de Plaza del Rey 17 (hacia 1928) y Edificio de Plaza de San Agustín (1928). También ejecuta numerosas viviendas unifamiliares entre las que destacan: Villa Pilar de la Ctra. de Murcia (hacia 1925), Villa Pilar del Ensanche (hacia 1926), Villa Asunción (hacia 1926), Hotel Enriqueta Sánchez Llamusí (1927) o Villa Flora (1927).

Acaba sus días usando un estilo ecléctico en el que combina los mejores hallazgos de su vida profesional, llegando hasta el decó (Hotelito Azul). Entre 1929 y 1932 realizó más de cien obras en la ciudad de Murcia y en sus pedanías entre las que destacan el Casino de La Ñora (1931) y algunos grandes edificios. En Cartagena realiza, entre otras muchas obras, el Hotel José Mª Meca (1930), la Casa de Pedro Marín (1931), el Hotel Teófilo Alvarez (1932), el Edificio de Puertas de Murcia 5 (hacia 1933), el Edificio Cuesta de la Baronesa 1 (hacia 1933), el Edificio Calle de Muralla del Mar 4 (1933), la Escuela de Los Dolores (1934), el Edificio de Calle del Duque 31 (1934) y el Hotelito Azul en Los Urrutias (1935), así como la Casa Cachá en Lorca (1929).

Gran urbanista, además de los proyectos urbanísticos ya mencionados de los Ensanches de Tortosa y Gandía, realizó numerosos trabajos para cooperativas y sociedades en Cartagena, tales como la “Cooperativa La Conciliación” y la “Sociedad La Edificación”, así mismo múltiples obras de reformas y alineaciones de calles entre las que destacan la Calle Real y la Calle Gisbert.

También realizó bellos panteones en Cartagena entre los que sobresalen los de la Familia de Camilo Aguirre (1906), la Familia Hinojal (indeterminada), los Camilleros de la Cruz Roja (1919), la Familia de Celestino Martínez (1921) y el del ilustre hijo de Cartagena, Isaac Peral (1926), así como el de la Familia de Pedro Salmerón en La Unión (1905).

A su vez hizo proyectos muy destacados para la ciudad de Cartagena que finalmente no se ejecutaron, tales como las que diseñó para Lonja de Pescado (1904), Mercado de La Zuda (hacia 1915), Mausoleo de La Zuda (hacia 1915), Mercado de la Maestranza (1921), Mercado-Lonja de Alfonso XIII (1925-1927), fachada de la Iglesia de Santa María (1931) o para un Ateneo.

Sorprende su obra por la enorme cantidad de proyectos y obras ejecutados durante su vida profesional, ya que hasta la fecha se tiene constancia de que realizara más de 1.000, así como por su variedad. Desde su primera etapa va a realizar múltiples trabajos de toda índole, incluyendo algunos más propios de un urbanista o de un ingeniero, que de un arquitecto. Con frecuencia sus obras tienen un fuerte contenido benéfico y social.

Además de los cargos anteriormente mencionados, durante su vida profesional ejerció como Profesor titular de Dibujo de la “Escuela Superior de Industria” de Cartagena, fue fundador del “Colegio profesional de Arquitectos” de la Delegación de Murcia, Arquitecto de la “Junta de Protección a la Infancia y Represión a la Mendicidad”, Arquitecto de la “Asociación de Propietarios”, Arquitecto de la “Cámara Oficial de la Propiedad Urbana” y Arquitecto de “Obras del Puerto”. También fue vocal de la “Junta de Fomento y Mejora de Casas Baratas”, inspector de las “Casas Baratas” y fundador del “Patronato Antituberculoso”.

A pesar de que muchas de sus obras están catalogadas y gozan de diversos grados de protección tales como B.I.C. (Bienes de Interés Cultural), e incluso como Monumento Nacional, un buen número de ellas desparecieron víctimas de la especulación de los años 60-70, de la desidia de los políticos, y algunas pocas como consecuencia de la Guerra Civil.

Algunas calles y plazas llevan su nombre en localidades de la Región de Murcia: “Calle Víctor Beltrí” en Torre Pacheco y Portmán y “Plaza de los Arquitectos Cerdán y Beltrí” en La Unión, aunque en Cartagena todavía no le ha dedicado el homenaje que justamente se merece.

Casado con Maria Teresa Villaseca Zanetti (Barcelona 1864-Murcia 1937) tuvo cuatro hijos: Carmen, José Luís, Matilde y Guillermo. Falleció en Cartagena el 4 de febrero de 1935.


Sandalio Alcantud Oliver



Sandalio Alcantud Oliver fue a finales del siglo XIX y primeros del XX una de las personas más importantes e influyentes en la esfera de empresarios de Cartagena.
Había nacido en un pueblo de Albacete, pero muy joven abandonó el hogar familiar y salió a conocer mundo.
Llegó a Cartagena con apenas 12 años y, en muy poco tiempo, se convirtió en poseedor de sus propios almacenes. Se trataba de un hombre con un don especial para los negocios, que realizó transacciones incluso con países como Holanda o Alemania.
En los primeros años del siglo XX construyó para su familia un gran palacete en la que sería la nueva zona residencial para parte de los adinerados cartageneros, el Barrio Peral.
A su casa la nombró como la mayor de sus hijas, Villa Esperanza, y en ella viviría ampliando sus negocios y realizando buenas obras para todos los vecinos del Barrio.

MARCOS JIMENEZ DE LA ESPADA



Marcos Jiménez de la Espada (* 1831-1898) fue un zoólogo, explorador y escritor español natural de Cartagena (Murcia), aunque pasó gran parte de su vida en Madrid, donde murió. Fue padre del niponólogo, orientalista y traductor Gonzalo Jiménez de la Espada.
Es conocido por participar en la llamada Comisión Científica del Pacífico, la mayor realizada por España en América después de perder la mayor parte de sus colonias en este continente, el cual recorrieron Jiménez de la Espada y sus compañeros entre 1862 y 1865. También publicó trabajos sobre la Geografía e Historia.


Jiménez de la Espada y la comisión del Pacífico

La Comisión Científica del Pacífico fue la expedición ultramarina española más importante durante la época isabelina y una de las tres grandes expediciones enviadas a América a mediados del siglo XIX desde Europa. La auspiciada por el Imperio Austro-húngaro en 1857 y la Comisión Científica de Méjico organizada por Francia en 1964 fueron las otras dos. En realidad, a finales del siglo XVIII, Francia e Inglaterra tuvieron una intensa actividad expedicionaria en las costas del Nuevo Mundo. El deseo de España de no quedar a la zaga de otros grandes países europeos, unido al interés de los gobernantes españoles de la época por los asuntos científicos, fue un acicate para que la monarquía española dedicara una gran cantidad de medios económicos a impulsar el desarrollo científico del país.

España, durante el siglo XVIII, ya había organizado varias expediciones científicas importantes al continente americano. La primera, en 1777 al Virreinato del Perú; se trató de una expedición botánica que duró diez años y fue dirigida por Hipólito Ruiz y José Pavón (botánicos). La segunda, en 1783, al Nuevo Reino de Granada y fue dirigida por el sacerdote Celestino Mutis y Bosio (médico, botánico y matemático). Y por último, en 1787, al Virreinato de Nueva España dirigida ésta por un medico y botánico español, Martín de Sessé, y un botánico mejicano llamado José Mariano Moziño. A éstas, hay que sumar la que llevó a cabo Alejandro Malaspina en 1789.



Jiménez de la Espada fue, al parecer, el más crítico de todos los miembros de la expedición con los aspectos concernientes a la organización del viaje. Junto a Issern fue el miembro más activo y audaz. Llevó a cabo arriesgadas excursiones a los volcanes Chimborazo, Pichincha, Antisana o Sumaco. En una de ellas, la realizada al Pichincha, estuvo perdido durante tres días. Su compañero Almagro lo recuerda así: "... el volcán Pichincha, en cuyo inmenso cráter se perdió el señor Espada, quedando cuatro días sin comer, sufriendo aguaceros, nevadas y temblores de tierra; su salvación fue providencial".



Dos fragatas nuevas de hélice, la 'Resolución' y la 'Triunfo', formaban la escuadra enviada por el Gobierno al Pacífico. Los ocho componentes de la expedición embarcaron en la Triunfo y de ellos sólo cuatro, Francisco de Paula Martínez y Sáez, Jiménez de la Espada, Juan Isern y Manuel Almagro, intervinieron hasta el final. El resto abandonó cuando surgieron los primeros problemas con la escuadra. Esta expedición científica quedó en el olvido durante muchos años a pesar de la gran cantidad de información que aportó a la ciencia en aquel momento.

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- En 1871 cofundó la Sociedad Española de Historia Natural.
- En 1876 fue socio fundador de la Sociedad Geográfica de Madrid.
- En 1883 es nombrado miembro de la Academia de la Historia.
- En 1893 fue elegido miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
- En 1895 presidió la Sociedad Española de Historia Natural.
- En 1898 presentó su tesis doctoral siendo nombrado en julio del mismo año catedrático de Anatomía Comparada de la Universidad Central.

Juan López Pinto 1788-1831

Biografía de Juan López Pinto, ilustre cartagenero, miembro del Cuerpo de Artillería a comienzo del siglo XIX. Escrita por el cartagenero Juan Antonio Gómez Vizcaíno dentro de la "Editorial Áglaya".



Los apellidos López Pinto han dejado profunda huella en el ámbito de la milicia en Cartagena, desde que aquellos cuatro hijos del Regidor Victoriano López Llanos decidieran inclinar su vida hacia la carrera de las armas.

Todos ellos participarán en la Guerra de la Independencia combatiendo al invasor y encontrando muerte el mayor de ellos, Dionisio, en la batalla de Espinosa de los Monteros. Pero la vida más apasionante, romántica y entregada a la lucha por la libertad será la de otro hermano, Juan, que le seguirá en el sacrificio de su vida al caer fusilado junto al general Torrijos en las playas de Málaga.

Es este ilustre cartagenero uno de los hombres que constituyeron la pléyade de miembros del Cuerpo de Artillería que vivieron los turbulentos años de comienzos del siglo XIX, debatiéndose entre la profesión y la política.

Años llenos de inquietudes políticas, conspiraciones y luchas que marcan el paso del Antiguo al Nuevo Régimen, con la visión romántica de unos hombres curtidos en la lucha patriótica de los campos de batalla y con unos conflictos posteriores que marcaron los orígenes del constitucionalismo español.

Siguiendo los pasos de su vida, en esta biografía podremos revivir el ambiente en la Cartagena de los comienzos de la Guerra de la Independencia, los ecos de las sublevaciones liberales de Mina, Porlier, Richard, Lacy, Vidal y finalmente Riego en Cabezas de San Juan, de la que será firme partidario, exiliándose tras haber estado en el año 1823 en la defensa de Cartagena junto al general Torrijos.

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Apunte de Juan López-Pinto, cartagenero para la historia (tomado de la interpretación del personaje que Gisbert hiciera en su cuadro "El fusilamiento de Torrijos y sus compañeros", 1888).
CARTAGENA
Un arquitecto recordado en el Barrio Peral
Nacido en Murcia en 1827, Mancha está considerado el introductor del eclecticismo del XIX


Carlos Mancha, según escribe F. Javier Pérez Rojas en su obra Cartagena 1874-1936 (Transformación urbana y arquitectura), fue el primer arquitecto de Cartagena formado en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Había nacido el 17 de agosto de 1827 en La Raya (Murcia), siendo su padre administrador del marqués de Montealegre y después secretario administrador del Instituto Provincial. En Murcia, Carlos Mancha asistió al instituto marchando a Madrid para cursar estudios en la Escuela de Arquitectura, donde obtuvo el título en 1854.

Recién terminada la carrera, Mancha buscó la seguridad estatal y fue nombrado, por oposición, ayudante de Obras Públicas. A las órdenes del ingeniero Almazón, trabajó en la construcción de la carretera de Albacete a Cartagena. En octubre de 1856, Mancha fue nombrado de manera interina, arquitecto municipal de Cartagena y en enero de ese año, era arquitecto de propiedad de dicha plaza. A los tres años ya está situado en un puesto estable y altamente reputado en la ciudad. El índice de la construcción iba en alza en Cartagena, pues eran los años en que se iniciaba el crecimiento de los centros mineros.

En Cartagena debió identificarse rápidamente con el ambiente de la ciudad, pues fue hermano mayor de la Cofradía California, para la cual construyó el trono de San Juan. Siendo Mancha hermano mayor de la cofradía eran mayordomos de ésta Ricardo Spottorno, Justo Aznar, José Crespo, Pedreño, Sanz de Andino y Leopoldo Cándido, entre otros. Durante la epidemia de cólera de 1865, le fue concedida por sus servicios una Cruz de 2ª clase de la Orden Civil de Beneficencia. Desempeñó el cargo municipal, sin interrupción, hasta el 3 de febrero de 1870 en que cesó voluntariamente, si bien en 1872 regresó a Cartagena, donde siguió desempeñando el puesto hasta 1887, en que a título honorífico fue nombrado arquitecto consultor. Ese año murió en Cartagena.

VÍNCULOS CIUDADANOS

Académico de la de San Fernando
Mancha, según Pérez Rojas, estuvo vinculado a numerosas organizaciones e instituciones. Fue académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, individuo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Cartagena. Como arquitecto lo fue, aparte de municipal, del Parque de Artillería, de los establecimientos de Beneficencia, de la empresa del ferrocarril del Mediodía y de la Comandancia de Carabineros de la provincia y fue, además, inspector facultativo designado por el municipio de las obras del tranvía, en 1874.

En Cartagena, la obra de Carlos Mancha supuso la primera introducción al eclecticismo arquitectónico de la segunda mitad del siglo XIX. El mayor acierto de la arquitectura de Mancha fue armonizar, dentro de una claridad y simplicidad compositiva extremas, los ideales aristocráticos de la burguesía isabelina y las pretensiones ostentosas de la burguesía ascendente de los primeros años de la Restauración.

Mancha construyó mucho, sin embargo no tuvo la posibilidad de realizar grandes obras. La casi totalidad de sus edificaciones en Cartagena, en especial en el periodo 1874-1887, son casas muy sencillas de mampostería, construidas para la clase media y baja. Además de estos edificios de una o dos viviendas este arquitecto levantó en Cartagena los primeros edificios plurifamiliares de varios pisos y gran volumen.

Su obra más apreciada es la Casa Pedreño, actual sede de Cajamurcia, edificio del acaudalado Andrés Pedreño (1872). Mancha fue también autor de numerosos proyectos para Cartagena y otras poblaciones, entre ellas La Unión. El Ayuntamiento, para perpetuar la memoria de un hombre que dejó tan honda huella con su importante aportación urbanística, acordó dar su nombre a una calle en el Barrio Peral, que tiene su entrada por la del Obispo Salgado y salida por la de la poetisa Rosalía de Castro, el 11 de noviembre de 1983. Y es que el espíritu de Carlos Mancha sigue latiendo en los edificios proyectados por él en las calles de Cartagena.





Nació en el año 1788. En 1804 fue nombrado cadete del Cuerpo de Artillería.
Con el grado de alférez fue destinado al Regimiento de Artillería de guarnición en Cartagena, lugar donde le sorprendió la Guerra de la Independencia.
En 1812 fue hecho prisionero por los franceses al capitular Valencia.
Expulsados los napoleónicos, y ya durante el Sexenio Absolutista (1814-1820), López Pinto fue destinado en comisión de servicio, junto con otros jefes y oficiales, al Museo de Artillería de Monteleón, en Madrid.
López Pinto impartió clases en Monteleón a los cadetes de las academias de Infantería, Caballería y Artillería, y también a los futuros oficiales de las Guardias Walonas.
Cuando el movimiento liberal triunfó en el año 1820, el valiente artillero fue el único que pidió el cese en su destino, para dedicarse por entero al servicio de la causa que sentía; quedando, en un principio, asociado a la Comisión de Instrucción Pública y, más tarde, al mando político de Calatayud, población en la que realizó meritorias reformas administrativas en la que obró con extrema honradez con los caudales públicos.
Durante aquel periodo, manejó con igual acierto la pluma que la espada. Por ello fue declarado por el gobierno Benemérito de la Patria.
Cuando Cartagena fue sitiada por los Cien Mil hijos de San Luis en 1823, fue uno de sus defensores más destacados y uno de los últimos que partió tras el acta de capitulación.
Durante la primera parte de su exilio en Francia, se ganó el sustento impartiendo clases de dibujo durante muchas horas diarias y en pésimas condiciones.
Se sumó en 1931 al grupo liberal que, bajo el mando de Torrijos preparaba un pronunciamiento en Gibraltar, el cual tendría como punto de partida Málaga.
Nunca le gustó a Juan López Pinto el llamado “plan Viriato”, sospechando que tras él se escondía una celada. Pero aún así, por honor y fidelidad a Torrijos y, sobre todo, por no manchar una vida en defensa de la libertad y los derechos constitucionales, partió de Gibraltar.
No se equivocó, y aquella digna decisión le llevó a la muerte junto a sus demás compañeros, el 11 de diciembre de 1831, en las playas de Málaga
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 isidoro Valverde Alvarez

(Cartagena, 12 de febrero de 1929 - 28 de marzo de 1995) fue un escritor y periodista español.

Cursó estudios primarios en el Colegio Patronato del Sagrado Corazón de Jesús. Estudió Derecho en la Universidad de Murcia, obteniendo el premio extraordinario de Licenciatura en 1952; ingresó en la Escuela Naval Militar de Marín en 1953 y posteriormente se graduó en Periodismo en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid en 1971; diplomado en orientación familiar por el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Navarra en 1975.

En el año 1953 ingresó en el Cuerpo Jurídico de la Armada, alcanzando el empleo de Coronel Auditor; tras una larga carrera militar en la que ocupó diversos destinos en los departamentos marítimos de Cádiz, Ferrol y Cartagena. Durante su estancia en este último fue nombrado Cronista Oficial de Cartagena en el año 1978. Al ser destinado a Madrid en 1980, renunció a dicho nombramiento.

En la década de los 60 fue concejal y Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Cartagena.

Fue nombrado académico de la Real Academia Alfonso X el Sabio .Condecorado con dos cruces del Mérito Naval de 1ª clase, Cruz del Mérito Aeronáutico de 1ª clase, Cruz y Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, Medalla de Paz y Víctor de bronce del SEU Sindicato Español Universitario.

Al pasar a la situación de reserva se estableció en Cartagena, siendo nuevamente nombrado Cronista Oficial de la ciudad en abril de 1991, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento.

Su actividad literaria fue enorme, distinguiéndose por sus amenas conferencias y sus obras escritas:

Cartagena entrañable, 1966.
Cartagena abonico, 1967.
Los cantonales, 1971.
Cali o marra, 1973.
El Cantón murciano, 1973.
Seis Cartageneros (Discursos), 1976.
Las desventuras del Efesé y alguna que otra ventura, 1982.
La Actividad Naval Militar (influencia en su entorno), 1990. (Co-autor)
El Lago, mi nostalgia, 1993.

Publicó centenares de artículos periodísticos en diversos diarios. Además de numerosas conferencias, fue autor de las charlas Apuntes sobre el Habla de Cartagena, que tuvieron un gran éxito y fueron grabadas.
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Había olvidado por completo este hilo, con lo interesante que es. Otra aportación, que para vergüenza de ciertos políticos, aún no poseé ni una miserable calle:


ARTURO PÉREZ REVERTE



[i]Arturo Pérez-Reverte Gutiérrez (Cartagena, 25 de noviembre de 1951) es un novelista y periodista español. Desde el año 2003 es miembro de la Real Academia Española, elegido (T) el 23 de enero de 2003, tomó posesión el 12 de junio de 2003.

Licenciado en periodismo, durante los tres primeros años de esta carrera cursó a la vez estudios de Ciencias Políticas. Ejerció como reportero de guerra durante 21 años (1973-1994), primero en el Diario Pueblo (donde permaneció 12 años) y luego en Televisión Española. En 1977, durante su estancia en el diario, y junto a su compañero Vicente Talón, fundó la revista Defensa, que vio la luz en los quioscos en abril de 1978, y de la que fue redactor jefe hasta que sus compromisos como corresponsal le obligaron a dejar la editorial.

Tras la desaparición de Pueblo ejerció como reportero de los Servicios Informativos de Televisión Española durante otros nueve años, hasta 1994. A principios de los años 90 presentó en RNE La ley de la calle, un programa de radio, en horario nocturno, en el que se daba cabida a numerosos personajes de diversos ámbitos, la mayoría de las veces, marginales, y que fue clausurado por Jordi García Candau, director de RTVE. Entre 1993 y 1994 presentó el programa sobre la actualidad de la crónica negra Código Uno, también en Televisión Española, que pasó a la posteridad por dar a conocer a José Tojeiro. De este programa renegó públicamente ("contiene basura", afirmó en una conferencia) antes de presentar su dimisión, lo cual hizo con una durísima carta al director del Ente que repartió por las mesas y clavó en los tablones de anuncios de Torrespaña.

Tal como expuso en Territorio comanche, se despidió asqueado, por la falta de medios y por la politización de la televisión. Como corresponsal de guerra, cubrió conflictos armados en Chipre, Líbano, Eritrea, el Sáhara, las Malvinas, El Salvador, Nicaragua, Chad, Libia, Sudán, Mozambique, Angola, el Golfo Pérsico, Croacia, Bosnia, entre otros. Una experiencia que habría de marcarlo fue la Guerra de Eritrea, en la cual anduvo desaparecido varios meses y consiguió sobrevivir a duras penas gracias a sus amigos de la guerrilla; en esa ocasión, hubo de defender su vida con las armas.

Inició su carrera de novelista en 1986 con la publicación de El maestro de esgrima, aunque ya había publicado, con discreto éxito, la novela corta El húsar. En 1994 abandonó su profesión de reportero y se dedicó en exclusiva a la literatura. Desde 1991 es columnista en el suplemento dominical El Semanal. Ha publicado hasta el momento dieciocho novelas y varias colecciones de artículos. Sus novelas El maestro de esgrima, La tabla de Flandes y El club Dumas han sido adaptadas al cine con éxito, esta última con el título de La Novena Puerta por Roman Polanski. Ingresó en la Real Academia Española el 12 de junio de 2003, para ocupar el sillón T, vacante desde el fallecimiento del filólogo Manuel Alvar en 2001.

En 2006 se estrenó la película Alatriste de Agustín Díaz Yanes, basada en su serie de novelas de El capitán Alatriste, y en 2007 La carta esférica, dirigida por Imanol Uribe.

Es Pérez-Reverte, el primer doctor 'honoris causa' de la Universidad Politécnica de Cartagena, desde el 18 de febrero de 2004

Está casado con Blanca y tiene una hija, Carlota, que participó en el primer libro de la serie del Capitán Alatriste.

2 comentarios:

  1. Saludos, Tuico. Excelente investigación (y ardua, seguramente) sobre los personajes de la historia local de Cartagena. ¿Te importaría si utilizara la información que tan buenamente has recolectado para crearle a estos caballeros sus respectivos artículos en Wikipedia?

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    1. miguel no porque lo que yo quiero es difundir nuetro pueblo un abrazo miguel

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