suiza el pais mas lindo del mundo
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La geografía suiza
Suiza es un país de asombrosos contrastes topográficos y climáticos. La cordillera del Jurá, la Planicie central y los Alpes forman las tres principales regiones geográficas del país.
El clima y el tiempo son muy variados en Suiza. Según región y temporada, el tiempo puede variar entre dos extremos: siberiano y calor mediterráneo.
Las ciudades principales tienen su propio carácter distintivo. Terrenos edificables son escasos, pero el objetivo de la planificación territorial consiste en conservar el aspecto de ciudades y pueblos.
La población suiza
Suiza tiene 7,78 millones de habitantes, de los cuales un 22 por ciento son residentes extranjeros. El envejecimiento demográfico se ha acentuado en Suiza por la creciente esperanza de vida y la baja natalidad. Los estilos de vida cambian, a la par que los suizos se adaptan a las nuevas exigencias.
Las creencias religiosas han perdido adeptos en los últimos años, pero el paisaje religioso se ha diversificado.
Suiza tiene cuatro idiomas geográficamente desigualmente distribuidos y una gran riqueza en dialectos.
Igualdad de género
Las suizas tienen hoy los mismos derechos que los , por lo menos en teoría. La igualdad de derechos entre los sexos está garantizada por la Constitución Suiza desde 1981. En 1988 se estableció la Oficina Federal para la Equiparación de la Mujer con el Hombre. Desde 1996 existe además una ley que prohíbe cualquier forma de discriminación, también en el mundo laboral.
No obstante, Suiza se queda atrás en muchos aspectos en materia de igualdad de sexo respecto a la gran mayoría de los países de la Europa occidental.
En el Índice de las Diferencias de Género, una encuesta realizada en 115 países de todo el mundo y publicada por el Foro Económico Mundial en 2006, Suiza se sitúa en el trigésimo quinto lugar.
Tabaco
El consumo de tabaco está bastante difundido en Suiza. En el 2003, la Oficina Federal de Salud Pública estimó el número de fumadores entre 15 y 65 años de edad en un tercio de la población. Los datos de la Organización Mundial de la Salud para el año 2002 mostraron que los suizos fuman entre 6 y 8 cigarros al día. En Europa occidental sólo los irlandeses fuman la misma cantidad y sólo los neerlandeses y españoles fuman más.
No obstante, el consumo de tabaco tiende generalmente a disminuir. El consumo anual y per cápita de tabaco entre los suizos mayores de 16 años de edad fue decreciendo de 2.644 cigarros en 1996 a 2.036 en 2005.
Expertos de la salud atribuyen esta disminución a una conciencia más generalizada de los riesgos sanitarios y al alza de los precios.
Campañas antitabaco están en alza. Los Ferrocarriles Federales Suizos prohibieron fumar en los trenes en diciembre de 2005, y en marzo de 2006 el Tesino fue el primer cantón suizo en introducir una prohibición de fumar en lugares públicos.
El tema se debatió tan extensiblemente en 2006 que el término alemán «Rauchverbot», que significa «prohibición de fumar», fue declarado palabra del año en la Suiza germano-parlante. Fue elegida por un jurado de periodistas de entre más de 2.000 sugerencias presentadas por el público.
También la gente joven empieza a fumar menos. Una encuesta publicada en 2007 demuestra que un 15 por ciento de los quinceañeros fumaban al menos una vez por semana, cifra que descendió de 23 unidades en 2002.
Algo más que la mitad de los fumadores tiene la intención de dejar de fumar en el futuro.
Idiomas en Suiza
Letrero bilingüe (alemán y francés) de una parada de autobus en Biena (nueva ventana)
Letrero bilingüe (alemán y francés) de una parada de autobus en Biena© swissworld.org
Señal de alerta en cuatro idiomas (nueva ventana)
"Tala de madera": una señal de aviso en cuatro lenguas.
En Suiza hay cuatro comunidades lingüísticas con grandes diferencias en el número de hablantes.
Alemán
La parte germano-hablante de Suiza es la región lingüística más extensa del país. Casi tres de cuatro suizos viven en esta región. En 19 de 26 cantones el alemán es la lengua predominante.
Francés
La parte occidental del país es de habla francesa. El francés es el idioma minoritario más hablado en Suiza. Cuatro cantones son francófonos: Ginebra, Vaud, Neucastel y el Jurá. Tres cantones son bilingües: en Berna, en Friburgo y en el Valais se habla el francés y el alemán.
Italiano
El italiano se habla en el Tesino y en algunos valles en el sur de los Grisones, cerca de la frontera con Italia.
Romanche
El cantón de los Grisones es multilingüe. Allí se habla alemán, italiano y el idioma retorrománico, que es una lengua de origen latina. Sólo el 0,5 por ciento de la población suiza habla el romanche. Dentro de esta lengua hay una diversidad notable de modalidades idiomáticas. Existen cinco grupos lingüísticos: sursilvan, sutsilvan, surmiran, puter y vallader.
Desde el año 1982 existe además el rumantsch grischun, un lenguaje culto que reúne las características de las cinco modalidades retorrománicas y que es hablado casi exclusivamente en las emisiones de las cadenas públicas de radio y televisión.
Otros idiomas
A la variedad idiomática del panorama lingüístico suizo contribuyen, además, los residentes extranjeros. Hoy en día, el número de personas que hablan idiomas extranjeros (idiomas no nacionales) supera incluso el número de italiano-hablantes (ver cuadro).
Idiomas en Suiza
Fuente: Oficina Federal de Estadística 2002
Alemán 63,7%
Francés 20,4%
Italiano 6,5%
Romanche 0,5%
Otros idomas 9 %
La emigración suiza en la historia
A pesar de ser hoy uno de los países más ricos del mundo, la vida en Suiza no fue siempre fácil. Hasta el estallido de la II Guerra Mundial en 1939, este pequeño país alpino había sido un país de emigración. La mayor parte de la gente que dejó Suiza, huía de la pobreza y algunos emigrantes suizos consiguieron enriquecerse en el Nuevo Mundo.
Entre 1400-1848 muchas unidades militares suizas entraron (temporalmente) al servicio como tropas mercenarias en las filas de divisiones extranjeras. La potencia de los soldados suizos era célebre y muy temida en toda Europa. Algunos estiman que en esos casi 450 años de resplandor militar, más de dos millones de mercenarios suizos combatieron en conflictos armados en Europa.
En el siglo XIX ya no eran tanto los soldados, sino más bien gente común y corriente que buscaba su fortuna en la emigración, como por ejemplo los fabricantes de productos queseros. Tilsit, uno de los más conocidos quesos suizos, fue creado por queseros suizos que habían emigrado a Rusia, dándole a su nuevo producto el nombre de la ciudad en la Prusia oriental (hoy Sovjetsk) en la que se habían acomodado.
La emigración comienza a partir del siglo XVI, cuando los suizos empezaron a exiliarse por razones religiosas. La persecución de los protestantes dio lugar a un vasto flujo de migración en todo el Viejo Continente. Los anabaptistas, protestantes radicales de diversos países europeos, abandonaban sus tierras a medida que la represión religiosa contra ellos iba intensificándose. Los anabaptistas viven, todavía hoy, en comunidades religiosas en Estados Unidos, donde son muy conocidas las órdenes amish o las comunidades menonitas.
En total fueron cerca de 400.000 suizos que emigraron entre 1850-1914. En algunas regiones de Norteamérica y Latinoamérica fundaron colonias suizas a las que dieron los nombres de sus lugares de origen. Para hacer un ejemplo: en EE.UU. existen 16 localidades con el nombre de la ciudad y del cantón de Lucerna.
El fabricante de chocolate Milton Hershey (1857-1945) fue descendiente de menonitas suizos. Su ascendencia no está del todo clarificada, pero sus raíces las tiene muy probablemente en Appenzell de donde huyeron muchos miembros de la familia Hirschi a Pensilvania en los albores del siglo XVIII. El fundador de la comunidad amish fue el suizo Jacob Ammann que rompió en 1693 con los menonitas cuya interpretación de la Biblia no era lo suficiente estricto para él. El y sus partidarios se habían refugiado en las montañas suizas antes de la emigración a América.
En Suiza, las parejas se casan bastante tarde. La formación y la profesión tienen prioridad.
Hoy es habitual que una familia regular tenga de 1 a 2 hijos.
Las parejas jóvenes no tienen más porque no se lo pueden permitir. Las viviendas grandes son caras y muy escasas las guarderías infantiles a buen precio.
La familia suiza
Fuente: Oficina Federal de Estadística (2005)
Edad de casamiento 31 (varones) / 28,7 (mujeres)
Divorcios 52,6%
Hijos por madre 1,42
Edad de la madre después del primer parto 29,5
Cultura y arte en Suiza
Suiza posee una próspera escena artística. Sobre todo algunos arquitectos destacados se han ganado renombre internacional.
La vida cultura en Suiza se caracteriza por la situación geográfica específica del país, una sociedad multilingüe, la pluralidad de confesiones y una gran variedad de costumbres locales y regionales.
Todo ello se traduce en una notable diversidad de la producción literaria, artística, arquitectónica y musical.
Pintura y estatuaria
Max Bill «Albert Einstein», un monumento
Max Bill «Albert Einstein», un monumento© Max Bill Foundation
Famosos pintores suizos del siglo XIX y comienzos del XX fueron Albert Anker, Arnold Boecklin y Ferdinand Hodler. Unas de las figuras más importantes del arte en el siglo XX, fueron el tesinés Alberto Giacometti (1901-1966), conocido por sus esculturas y sus alargadas estatuas con formas humanas, y el pintor alemán Paul Klee (1879-1940), que vivió casi toda su vida en Berna.
Suiza puede enorgullecerse además por ser la patria del escultor Jean Tinguely (1925-1991) que creó numerosas y espantosas instalaciones metálicas, y cuya filosofía economizadora dio un sentido práctico incluso a chatarra presumiblemente inútil.
Otro escultor suizo y amigo de por vida del ya fallecido Tinguely ha sido Bernhard Luginbühl (1929-2011) que también utilizó quincalla usada para fabricar sus figuras esbeltas.
En los años 1950, el diseñador y arquitecto Max Bill (1908-1994), un discípulo de la Escuela de Ulm (Baden-Wurtemberg), desarrolló y popularizó un nuevo método de creación, el estilo Konkrete Kunst o «arte concreto» (como estilo opuesto al arte «abstracto»), al que también se le atribuyen los apelativos «constructivista», «estructural» o «concretista».
Este nuevo estilo surgió del movimiento abstracto-geométrico del Bauhaus y del Still. Sus criterios técnicos son el uso moderado de materiales, la funcionalidad y una estética sencilla. En palabras de Bill, el arte concreto es «la expresión pura de medidas y proporciones armoniosas».
No es de sorprender que un estilo, como el del Arte Concreto, se haya desarrollado en un país en el que se aprecia tanto el orden y la utilidad pública.
Por otra parte, Zúrich fue la patria del movimiento dadaísta que fue precursor del surrealismo y que surgió del disgusto y de la desilusión producida por la Primera Guerra Mundial. Uno de sus representantes más destacados en Zúrich fue Hans Arp. Algunas de sus obras se pueden ver en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York.
Arte Concreto es un término acuñado durante el periodo de entreguerras para designar una tendencia de la abstracción que reivindica la objetividad y la autonomía de su lenguaje plástico y su capacidad para crear una realidad nueva, fuera de toda referencia o evocación de la realidad del mundo exterior.
Autores de habla alemana
Evidentemente, Heidi es más famosa que su creadora, la escritora suiza Juana Spyri. Heidi es, sin lugar a dudas, uno de los caracteres más conocidos de la literatura suiza en general y de la literatura infantil en particular. No es sólo una figura literaria, una invención pasajera de la ficción, es más, es la encarnación alegórica, aunque quizás también algo hiperbólica de la sociedad suiza. El personaje principal de esta obra de Spyri forma parte del amplio surtido de elementos tópicos de Suiza como el chocolate, el queso, los relojes o los bancos. Además, Heidi representa la naturaleza intacta de los Alpes suizos con sus praderas, montañas y paisajes idílicos.
El canon de los clásicos de la literatura suiza-alemana incluye las obras del pastor y escritor Jeremias Gotthelf (1797-1854) que describió la vida rural del Emmental (Cantón de Berna), notablemente en la obra «Die Schwarze Spinne» (La araña negra). La vida de la clase media en el Nuevecientos fue retratada por el novelista Gottfried Keller (1819-1890), que se resistió a la idea de una literatura nacional suiza, insistiendo que cada escritor tenía que ser fiel a su propia lengua materna. En su opinión, su obra pertenecía a la literatura alemana.
La figura dominante de la literatura suiza de la primera mitad del siglo XX fue el escritor Robert Walser (1878-1956) que es considerado hoy un vanguardista de la literatura modernista europea, a pesar de haber estado a la sombra de autores como Franz Kafka, Robert Musil o Hermann Hesse (Siddhartha, Narciso y Goldmundo). En 1919, el escritor suizo Carl Spitteler fue galardonado con el Premio Nóbel de literatura por su obra épica con el título «Olympischer Frühling» (Primavera olímpica) que consta de cinco tomos voluminosos
Pero la literatura contemporánea suiza cuenta, desde luego, con otros excelentes escritores de expresión alemana. Indiscutiblemente, los grandes autores suizos del siglo XX son Max Frisch (1911-1991), cuya obra incluye títulos como «Homo Faber», «Biedermann und die Brandstifter» (Los incendiarios) y «Stiller» (No soy Stiller), y Friedrich Dürrenmatt, cuyas obras más destacadas son «Die Physiker» (Los físicos) y «Das Versprechen» (La promesa), que Hollywood estrenó en el año 2001.
El cine suizo
Suiza no posee una gran industria del cine. La producción cinematográfica suiza es muy dependiente de fondos estatales, como es el caso en muchos otros países pequeños en Europa. Sea como sea, la cinematografía suiza no dispone de fuentes de inversión suficientes como para alimentar una industria competitiva al nivel de las grandes productoras europeas.
Los filmes suizos no son muy conocidos en el mundo, aparte quizás de un puñado de cineastas expertos. Pero ¿qué es lo que define una película suiza como tal? ¿Da igual si se trata de una producción Hollywood, realizada por un director suizo, o si se trata de una película con actores y realizadores suizos, rodada en Suiza?
En los años 70, directores de la Suiza francófona, como Alain Tanner y Jean-Luc Godars, hicieron una labor pionera al llamar por primera vez la atención de Occidente sobre el cine suizo. Godard, hijo de una familia suiza asentada en París, pasó los primeros años de su infancia en territorio suizo, pero regresó a Francia, donde pudo realizar mejor su carrera cineasta porque pudo disfrutar de la larga tradición cinematográfica de la Grande Nation. Sin embargo, otros directores de cine, como Rolf Lyssy, Daniel Schmid, Fredy Murer o Yves Yersin, tomaron como punto de arranque para sus realizaciones la realidad de la vida social en Suiza.
La película suiza más popular de todos los tiempos es un film de R. Lyssy del año 1978 con el título «Die Schweizermacher» (Los nacionalizadores). Se trata de una comedia satírica que se la toma con los procedimientos discriminatorios y partidarios de la naturalización en Suiza. «Beresina, or the Last Days of Switzerland» (Beresina o los últimos días de Suiza) del director D. Schmid, que se estrenó en 1999, es otra comedia negra, que tuvo bastante éxito incluso al otro lado de las fronteras nacionales.
Una de las producciones más famosas de F. Murer lleva el título «Höhenfeuer» (Hogueras alpinas) y trata el tema del incesto en una remota población alpina. «Les Petites Fugues» (Las avenas salvajes) de Yersin, editada en 1979, fue valorada como mejor película suiza de todos los tiempos por el dictamen de una comisión de expertos del periódico nacional SonntagsZeitung en 2001. El film cuenta la historia de un labrador, que se compra una motocicleta y emprende con ella un viaje para explorar el mundo, descubriendo con el tiempo los secretos de su propia existencia.
La película «Journey of Hope» (Viaje de la esperanza), dirigida por Xavier Koller, ganó en 1991 el Óscar para la mejor película en lengua extranjera en las entregas de premios en Los Ángeles. El film narra la crónica de la fuga espectacular de una familia kurda en busca de una vida más tranquila y sin preocupaciones en Suiza.
Música folklórica
"Schwyzerörgeli", un pequeño acordeón folklórico suizo (nueva ventana)
"Schwyzerörgeli", un pequeño acordeón folklórico suizo© Imagepoint.biz
El yodel y la trompa alpina son componentes esenciales de la música folklórica alpina, tanto en Austria como en Suiza. Sin embargo, se cree que los orígenes del canto tirolés no se hallan en los países alpinos, sino más bien en Polonia.
Según cuentan las leyendas suizas, el yodel surgió para facilitar la comunicación a larga distancia. Gracias al yodel, los ganaderos alpinos conseguían mantener juntos sus esparcidos animales gregarios y comunicarse con los demás pastores.
La trompa alpina tampoco es un invento suizo, tiene sus orígenes en el Asia septentrional y fue introducida en Europa por tribus nómadas. Originalmente, la trompa era un instrumento para dar señales y comunicar a larga distancia, y sólo a partir del siglo XIX se comenzó a utilizar como instrumento de viento.
Instrumentos como el «Schwyzerörgeli» o acordeón suizo (una especie de acordeón en miniatura), el «Hackbrett» (clavicémbalo) o el «Trümpi» (arpa judía) completan el conjunto instrumental del folklore musical helvético.
«Helvetitud» -
En Suiza hay cuatro lenguas nacionales, pero sólo el romanche es un idioma autóctono. En la parte occidental del país se habla francés. La Suiza francófona está estrechamente vinculada con la cultura y la literatura francesas. Las relaciones con el Hexágono son muy profundas. Algunos cantones francófonos, como Ginebra por ejemplo, están aún más ligados a Francia que al resto del país.
La misma cosa ocurre en el Tesino, el cantón de habla italiana. Evidentemente, sus habitantes prefieren leer los periódicos italianos y favorecen los programas de la televisión italiana antes que los periódicos y las emisiones de la Suiza germano-hablante.
La lengua es, desde luego, el medio que mejor se presta para el intercambio cultural. Este plurilingüismo es una de las características más reveladoras del país. A diferencia de las grandes naciones culturales como Francia o Alemania, Suiza es ante todo una nación política, no cultural.
Las áreas lingüísticas no sólo se distinguen por el idioma, sino también por diferentes tradiciones y costumbres. La Confederación nunca ha sido un país uniforme. Los cantones siempre poseían la plena soberanía en su dominio. Sin embargo, algunos territorios dependían de otros. Hasta finales del siglo XVIII algunos cantones, como Vaud o Argovia, estuvieron bajo el patrocinio de otros, más poderosos.
Sólo después de la intervención napoleónica en 1798, cuando las tropas revolucionarias alteraron de forma radical la situación política en todo el continente, los subcantones pudieron independizarse y adquirir los mismos derechos y privilegios que los demás (1803). De modo que ahora, doscientos años más tarde, la fundación de la República Helvética, que sustituyó la antigua Confederación, no se conmemora en todos los cantones.
Suiza, una nación-voluntad
A veces los suizos tienen dificultad en describir los rasgos que los unen con sus compatriotas de las otras regiones lingüísticas. En este contexto, los suizos suelen invocar el mito de la «nación-voluntad» (término acuñado por Renan), al afirmar que el Estado suizo es el producto de un pacto perpetuo de la comunidad política.
Este mito es el credo político de los suizos y expresa la razón de ser de este país. En otras palabras, la nación suiza es, a diferencia de otras naciones europeas, las llamadas «naciones-Estado», un país que ha sido formado por la propia voluntad de sus habitantes, o sea, desde abajo y no impuesto desde arriba; una voluntad no étnica de la comunidad política pluricultural. Esa «comunidad de voluntad» exprime, además, la voluntad o el deber cívico de cada uno de los conciudadanos de ser y permanecer independientes, soberanos y libres con respecto al mundo exterior.
«Las razones de un miembro del grupo alemán, francés o italiano para preferir permanecer siendo suizo a integrarse en la nación que habla su lengua son muy importantes. En primer lugar, el suizo no sufre traba alguna en las relaciones culturales que desee mantener con Berlín, París o Roma. En segundo lugar, goza de un nivel de autonomía y participación políticas de los que no puede disfrutar en Francia, Italia y Alemania –y esto es especialmente cierto respecto de períodos recientes de la historia de Alemania–. En tercer lugar participa de importantes ventajas desde un punto de vista estratégico y económico en razón de su pertenencia a un Estado neutral en la intersección de las más importantes rutas comerciales con la prosperidad que ello implica.»
Adviento y Navidad
Edificio decorado de calendario de Adviento
Durante las cuatro semanas que preceden Navidad suele haber muchas ventanas decoradas como las ventanitas del calendario de Adviento.
Pesebre en una tienda en Lucerna. La venta de decoraciones y regalos de Navidad en mercados forma parte de la tradición en Suiza.©
El Adviento empieza el cuarto domingo antes de Nochebuena. Comprende las cuatro semanas anteriores a la Navidad, es el tiempo de la liturgia cristiana, en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo. Es tradicionalmente la época en la que los creyentes se preparan para el advenimiento de Cristo.
Particularmente durante el siglo XIX se consideraba esta fase de espera antes de Nochebuena como un método pedagógico idóneo para inculcar a los niños paciencia antes de recibir la recompensa.
Para que los niños puedan soportar mejor el tiempo de espera antes de Nochebuena, día del reparto de regalos, los padres suelen comprar un calendario de Navidad con 24 ventanitas (una para cada día de diciembre hasta Nochebuena) que abrevian la impaciencia de los niños hasta el añorado día de Navidad.
Estos calendarios de Adviento forman parte de las tradiciones navideñas suizas, al igual por otra parte como las coronas de Adviento con sus cuatro velas, una para cada domingo de Adviento.
La caza de Nicolás
La tradición del Klausjagen («ir a la caza de Nicolás») tiene lugar el 5 de diciembre en las regiones católicas de Suiza, sobre todo en Küssnacht del Rigi (Cantón de Schwyz).
Ya no se trata tanto de una simple caza, sino más bien de una representación viva y ruidosa con luces, cuernos y látigos. Hasta doscientos hombres llevan camisas blancas y barbas postizas y en la cabeza una gran mitra de obispo (ínfulas) de papel transparente colorado. Los disfrazados saltan por las calles saludando a la gente de confianza con una reverencia.
Nicolás por su parte aparece al final de esta procesión, escoltado por varios asistentes (Schmutzli) y portadores de antorchas. Éstos a su vez son acompañados de centenares de hombres (los denominados «cazadores de Nicolás») que llevan camisas blancas de labriegos y grandes cencerros que balancean en sus caderas.
San Nicolás
A San Nicolás (Nicolás de Mira, santo padrón de los niños) se le llama comúnmente Samichlaus en el área germano-parlante de Suiza. No aparece sólo en Nochebuena y en Navidad, también se le puede ver el día 6 de diciembre, día de San Nicolás. Ese día los niños salen corriendo a la puerta para recoger la bota de Nicolás que suele contener mandarinas, naranjas, nueces y galletas. Nicolás tiene una barba blanca y lleva un abrigo rojo con capucha.
En sus visitas a casas privadas, escuelas y guarderías, Nicolás suele ser secundado de Schmutzli, sobre todo en los cantones de la Suiza central. Es el asistente de Nicolás y más bien un personaje oscuro y tenebroso que lleva una palmeta (Rute) y un saco de yute con regalitos.
Para el día de San Nicolás, los niños aprenden un refrán de memoria para presentárselo a San Nicolás, que los premia dándoles golosina, cacahuetes, mandarinas, panes de especias, chocolate, etc. El asistente de Nicolás, Schmutzli, es tradicionalmente el encargado de castigar a los niños malos con una vara. Hoy en día, sin embargo, ya no se usa la palmeta como instrumento de castigo, desde luego; pero en tiempos no demasiado lejanos todavía se amenazaba con llevar a los niños al bosque encerrados en un saco si no obedecían a sus padres.
En el Tesino y en algunas zonas de la Suiza francófona existe una pareja femenina de San Nicolás: se llama Befana en la Suiza italiana (Tesino) y Chauche-Vieille en la Suiza de habla francesa. En el Tesino los niños cuelgan un calcetín en la víspera del 6 de enero (la palabra «Befana» es un derivado de epifanía). Si el calcetín contiene golosinas en la madrugada del 6, entonces los niños se portaron bien durante el último año; pero si en cambio contiene un pedazo de carbón, entonces se portaron mal.
Nochebuena
Nochebuena es en Suiza una fiesta familiar. Es el día de la reunión de todos los miembros de la familia y culmina con la cena festiva, los villancicos y el reparto de regalos. Un elemento irrenunciable de la fiesta es el árbol de Navidad que alumbra en todo su esplendor.
En Suiza es muy común el uso de velas verdaderas para el árbol de Navidad en lugar de usar luces eléctricas. Desafortunadamente esto implica que suele haber muchos incendios por descuido.
Muchas familias suizas van después de la cena a la misa del gallo (en regiones católicas) o al servicio divino de medianoche (en regiones protestantes). En las iglesias suele haber mucha gente que en el resto del año no suele asistir al culto.
Gracias a su plurilingüismo y su posición céntrica en Europa, Suiza dispone de una gran variedad de villancicos.
El ocio en Suiza
Los suizos se han merecido la reputación de ser trabajadores duros, pero también ellos disfrutan del tiempo de ocio como lo hacen gente de otras naciones. Las actividades del ocio abarcan toda una gama que llega desde los deportes extenuantes al descanso con la familia y los amigos. Muchas personas también dedican una parte de su tiempo libre a trabajos voluntarios en beneficio de la comunidad.
Los suizos suelen trabajar mucho, pero también saben cómo disfrutar del tiempo libre. Leer, pasear y encontrarse con amigos están entre las principales diversiones de los suizos, según ha revelado una encuesta de la Oficina Federal de Estadística del año 2003.
Más que la mitad de la población suiza practica al menos una actividad deportiva una vez por semana.
Hacer un curso de perfeccionamiento o tocar un instrumento musical fueron las actividades menos mencionadas en el estudio.
En la lista de la Oficina Federal de Estadística falta una entrada muy importante, una actividad para la cual los suizos se reservan mucho tiempo: la televisión.
Según una encuesta realizada por la Sociedad Suiza para la Investigación Social Práctica del año 2004, un 80 por ciento de la población suiza mira la tele una hora cada día. Este sondeo reveló además que a los suizos también les gusta mucho ir de compras o simplemente descansar sin hacer nada.
futbol
Suiza recuerda con orgullo su larga tradición futbolera. En Suiza tienen sus sedes dos de las organizaciones más importantes del fútbol internacional: la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación) en Zúrich y la UEFA (Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol) en Nyon.
La Asociación Suiza de Fútbol, fundada en 1895, organiza el fútbol nacional y regional. Aúna en su seno a 1.414 clubes, 12.887 equipos y aproximadamente 231.000 jugadores.
En 1905, la selección nacional suiza disputó en París su primer encuentro oficial contra Francia y vivió en los años siguientes una época gloriosa que culminó con la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 1924.
En 1954, Suiza organizó la Copa Mundial de Fútbol. Por primera vez se retransmitieron en directo los partidos en televisión. Con ello comenzó una nueva era en la información deportiva. La final de la Copa Mundial disputada en Berna aún reverbera en la memoria colectiva de los alemanes que la recuerdan como el “Milagro de Berna”. Alemania ganó la final por 3 goles a 2 contra el equipo húngaro que entonces era el gran favorito del torneo. El “Milagro de Berna” reforzó la moral de una nación entera que aún tenía que superar las consecuencias de la II Guerra Mundial.
Tras décadas de estancamiento, la selección suiza volvió al escenario del fútbol mundial. En 1994 y 2006 se clasificó para los Mundiales, y en 1996 y 2004 para el Campeonato Europeo de Fútbol. En 2008 el conjunto helvético se midió con las mejores selecciones europeas. Suiza co-organizó junto con Austria la Eurocopa de 2008.
2010 será otro gran año futbolístico para Suiza. La selección nacional participará en el primer Mundial de Fútbol organizado en el continente africano. Millones de teleespectadores suizos dirigirán sus miradas a Sudáfrica entre el 11 de junio y el 11 de julio.
roger federer
Roger Federer (nacido el 8 de agosto de 1981) es el deportista más conocido y con mayor número de títulos del deporte suizo. Lideró la clasificación de la Asociación de Tenis Profesional (ATP) del cuadro masculino durante cuatro años y medio. El 18 de agosto de 2008 y el 6 de junio de 2010 fue destronado por el español Rafael Nadal. A finales del mes de febrero de 2007 consiguió un nuevo récord, se quedó número uno mundial durante el período más largo jamás registrado hasta ahora. El récord previo de 160 semanas del año 1977 lo había ostentado Jimmy Connors.
Roger Federer ha ganado todos los torneos de Grand Slam por lo menos una vez. En los últimos años dominó sobre todo los certámenes de Wimbledon y Cincinnati. En 2007 ganó el torneo londinense por quinta vez consecutiva, un triunfo que sólo dos tenistas habían conseguido desde el año 1906, siendo el último el sueco Björn Borg en 1980. En septiembre de 2008 salió de la cancha de Madison Square Garden como el «rey de Queens»: se llevó el título del US Open por quinta vez consecutiva, una hazaña que no se repetía desde 1924.
El 2008 no parecía ser el año de Roger Federer. Una enfermedad y muchas derrotas inesperadas lo debilitaron. Sobre todo la final de Wimbledon, que entró en la historia del tenis como uno de los partidos más legendarios, fue un golpe duro: Federer perdió el partido tras una lucha de casi cinco horas contra su contrincante mallorquín, Rafael Nadal.
En los Juegos Olímpicos de Pekín quedó eliminado en el cuadro individual. Parecía que se iba a desvanecer el sueño de una medalla olímpica, pero el 16 de agosto de 2008 ganó con Stanislas Wawrinka el oro en dobles. Fue un momento decisivo. A pesar de que tuvo que ceder el liderazgo en el ranking ATP a Rafael Nadal, consiguió el título del Abierto de Estados Unidos semanas más tarde.
En 2009 ganó por primera vez el torneo de Roland Garros en París. Y en julio conquistó el Grand Slam de Wimbledon. Con sus 15 «Grandes» superó la plusmarca de Pete Sampras y entró en los anales del deporte blanco como mejor tenista de la historia.
Actividades de voluntariado
Un cuarto de la población suiza trabaja como voluntarios en asociaciones, federaciones y clubes, en organizaciones benéficas y en uniones políticas o entes públicos.
Los hombres superan en número a las mujeres en uniones deportivas, asociaciones culturales, grupos de interesados, en entidades del servicio público y en federaciones políticas, mientras que las mujeres son más numerosas en organizaciones benéficas y religiosas.
Suele haber menos benévolos en el trabajo familiar voluntario, como por ejemplo el cuidado de niños o familiares adultos o en la ayuda a amigos o parientes. Las mujeres superan de largo en número a los hombres en esta clase de trabajo voluntario.
La geografía suiza
Suiza es un país de asombrosos contrastes topográficos y climáticos. La cordillera del Jurá, la Planicie central y los Alpes forman las tres principales regiones geográficas del país.
El clima y el tiempo son muy variados en Suiza. Según región y temporada, el tiempo puede variar entre dos extremos: frío siberiano y calor mediterráneo.
Las ciudades principales tienen su propio carácter distintivo. Terrenos edificables son escasos, pero el objetivo de la planificación territorial consiste en conservar el aspecto de ciudades y pueblos
Recursos hídricos
El Rhin en Turgovia (nueva ventana)
El Rhin poco después de su efusión del Lago de Constanza.
A Suiza se le considera el depósito acuífero más grande en Europa. Su territorio conserva un 6 por ciento del total de los recursos de agua dulce de toda Europa. Tres de los ríos europeos más importantes nacen aquí: el Rhin, el Inn y el Ródano. Desembocan en tres mares distintos: en el Mar del Norte, el Mar Negro y el Mediterráneo.
Las Cataratas del Rhin, algunos kilómetros río abajo de Escafusa, son las más grandes de Europa; poseen una anchura de 150 metros y una altura de 23 metros.
Además, Suiza posee más de 1.500 lagos. Los dos más grandes, el de Constanza y el de Ginebra, hacen frontera con los países colindantes. El Lago de Ginebra o Lago Lemán hace frontera con Francia, y el Lago de Constanza con Austria y Alemania. El Lago Lemán, que se encuentra en la cuenca del Ródano, es el depósito de agua potable más grande de Europa Central.
Con una superficie de 218,4 km2 el lago más grande enteramente situado en territorio helvético es el de Neucastel. Pero el lago más famoso es el Lago de los Cuatro Cantones en la Suiza central; su superficie abarca 113,7 km2.
Geografía
Con una superficie de 41.285 kilómetros cuadrados, Suiza abarca tan sólo el 1,5 por mil de la superficie terrestre habitada.
El Jurá, la Planicie y los Alpes constituyen las tres principales zonas geográficas del país.
Un total de 7,7 millones de habitantes o el 0,1 por ciento de la población mundial vive en Suiza.
Suiza es un país densamente poblado. En el 2008 vivían 193 personas por kilómetro cuadrado en el área productiva. Sin embargo, la distribución de los habitantes en del país es muy desigual; en la zona alpina sólo vive el diez por ciento de la población.
La Planicie central
La región Emmental en la Planicie bernesa (nueva ventana)
La región Emmental en la Planicie bernesa© imagepoint.biz
Paisaje urbanizado en el cantón de Lucerna (nueva ventana)
Paisaje urbanizado en el cantón de Lucerna
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La Planicie se extiende entre el Lago Lemán en el suroeste y el Lago de Constanza en el noreste. La altitud promedia de esa región céntrica es de 580 metros. Gran parte de la industria y de la agricultura se concentra en la Planicie.
Ocupa alrededor del 30 por ciento de la superficie del país; en ella viven dos tercios de la población nacional. Es una región densamente poblada: en 1 km2 viven 450 personas. Hay pocas regiones en Europa con mayor densidad poblacional.
Paisaje urbanizado
Si uno atraviesa la Planicie desde el Lago de Ginebra hasta el Lago de Constanza es casi imposible encontrarse con zonas deshabitadas. El paisaje revela en cualquier rincón la presencia del hombre. Al viajar de una ciudad a otra se pasa por un gran número de lugares y villas que se suceden a corta distancia, a veces sin que se puedan divisar bien las localidades entre sí. La Planicie es la zona más poblada y, por tanto, el cinturón urbano del país.
El terreno agrícola: verde e intensamente cultivado
El verde intenso del paisaje es lo que salta a la vista cuando se viaja por la Planicie. Quizás la segunda impresión que se tiene es que todo está muy bien colocado y alineado, casi como si hubiese sido diseñado con la regla. Los campos dominan el paisaje, y éste está dividido por una densa red de carreteras.
Todo está bien organizado y ordenado. El viajero jamás se encontrará con campos extensos sin fin. Al contrario: los campos cultivados se alternan con prados, de vez en cuando separados por pequeñas parcelas de bosque. La poca tierra de la que se puede sacar provecho, se cultiva de forma intensiva.
La explotación de la tierra
En la Planicie, los centros urbanos y las áreas industriales están en continua expansión. Debido a este crecimiento urbano, el espacio de las tierras de cultivo disminuye sin cesar.
Desde de los años ochenta, los terrenos en Suiza fueron devorados por el cemento a un ritmo de un metro cuadrado por segundo. Esta expansión ha afectado sobre todo a las aglomeraciones. Tres cuartos de los arroyos han sido canalizados y el 90 por ciento de los pantanos drenados.
Incluso fuera de las áreas urbanizadas hubo cambios drásticos. Las huertas desaparecieron y fueron sustituidas por cultivos que pueden ser cosechados mecánicamente. En el período de 1984 a 1995, por cada cuatro árboles tallados se plantó sólo uno nuevo. No obstante, la longitud total de los setos vivos ha aumentado y se hicieron esfuerzos para renaturar los cauces naturales de las aguas corrientes que en las décadas previas habían sido cubiertos y encauzados.
No se desperdicia ningún esfuerzo para satisfacer los intereses de distintos grupos para garantizar que el campo mantenga su diversidad y para evitar daños irreparables en los hábitats de la flora y la fauna.
BERNA
Berna es la capital de Suiza y del cantón del mismo nombre.
Berna es la sede del Gobierno, de los ministerios (departamentos) federales y de otras instituciones federales como el Banco Nacional. También es la sede internacional de la Unión Postal Universal (UPU) que es una de las agencias especializadas de las Naciones Unidas.
Además es sede de servicios públicos como los Correos Suizos (la oficina postal estatal) y de los Ferrocarriles Federales Suizos.
La ciudad también dispone de un pequeño aeropuerto internacional en la localidad de Belp en el sur de la capital. A pesar de que Zúrich es el centro ferroviario más grande del país, Berna posee enlaces directos a las ciudades principales de Suiza y a ciudades europeas como París, Berlín, Barcelona y Milán.
Historia
La ciudad es una fundación de los duques de Zaringia del siglo XII. Sus cimientos fueron asentados en una lengua de tierra rodeada en tres de sus lados por el río Aar. Sin embargo, la primera colonización del terruño se remonta a la época prerromana.
La ciudad se convirtió en un centro del comercio en la Planicie central y, por subsiguiente, fue adquiriendo cada vez más poder político y militar que utilizó para poner bajo su control varios territorios sometidos. Fue uno de los miembros más poderosos de la Antigua Confederación Helvética.
En 1798 la invasión francesa puso fin a la hegemonía bernesa, pero Berna consiguió mantener una posición privilegiada dentro de la Confederación. En 1848 fue designada capital permanente del nuevo Estado federal suizo.
En torno al nombre de la ciudad surgieron toda una serie de leyendas fundadoras. Puede ser que derive de Brenodor, el nombre de un antiguo asentamiento celta que se encontraba en el sito. Sin embargo, la leyenda más popular sostiene que el topónimo «Berna» tenga que ver con el nombre alemán para oso (Bär), supuestamente el primer animal cazado por los fundadores de la ciudad, el duque Bertoldo V de Zaringia, cuando fueron a cazar en los entornos de la ciudad. El oso se asociaba desde hace mucho tiempo con la ciudad que desde el siglo XV posee una fosa de los osos.
Cantón: Berna
Superficie: 51,6 km2
Población (ciudad): 178.526 habitantes (finales de 2004)
Población (aglomeración): 349.096 hab. (diciembre de 2000)
Altitud: 540 m s.n.m.
Lenguas: dialecto bernés del alemán suizo, alemán estándar
Las urbes y el espacio rural
Dos tercios de la población suiza viven en zonas urbanas y cerca de un tercio en las conurbaciones de las cinco ciudades más grandes: Zúrich, Ginebra, Basilea, Berna y Lausana.
Las ciudades suizas mantienen —a pesar de ser zonas urbanas— un aire provincial. No poseen un horizonte impresionante. Sus dimensiones permanecen controlables y abarcables. Las ciudades suizas son fiables y seguras, están bien organizadas y administradas.
Los centros de las villas y ciudades han crecido a lo largo de los siglos. Zúrich, por ejemplo, pasa revista a una historia de dos mil años y el casco antiguo de Berna está registrado en el índice de Naciones Unidas para el patrimonio cultural de la humanidad.
Tendencias recientes
En las cinco ciudades más grandes del país vive un tercio de la población suiza. Pero últimamente se han registrado importantes cambios migratorios: cada vez más gente deja la ciudad para irse a vivir en los suburbios que, generalmente, están mejor diseñados para la familia.
Antes la gente de las regiones alpinas solía emigrar a las ciudades en busca de trabajo. Hoy, sin embargo, las zonas montañosas están de nuevo muy pobladas. La gente de ciudad se pasa un fin de semana, a veces incluso las vacaciones, en los Alpes para descansar. Con el crecimiento turístico llegó el progreso, y con el progreso se empezaron a renovar edificios antiguos y a construir nuevas viviendas de alquiler u otras edificaciones infraestructurales.
Medio ambiente
Por razones topográficas, la Planicie central es la región más densamente poblada de Suiza. La industria, la agricultura, el transporte y el sector del ocio rivalizan con las áreas residenciales por los escasos espacios edificables. Todas estas fuerzas contribuyen potencialmente a la contaminación.
Sobre todo el espacio montañoso es muy frágil. Con el cambio climático se agudiza todavía más la amenaza de desprendimientos de tierras e inundaciones que a su vez ponen en peligro la importante industria del turismo.
El sistema forestal suizo
Suiza es una de las naciones con más zonas forestales en Europa: el 31% de su territorio está cubierto de bosques. Hoy día dependen alrededor de 90.000 empleos en Suiza de una u otra forma de la madera.
Suiza no posee vastas zonas arboladas, pero casi ninguna región carece de bosques. Los bosques caducifolios (hayas y robles) crecen en altitudes de hasta 1.300 metros, los bosques de coníferas (abetos, píceas y pinos silvestres) llegan incluso hasta el límite de 1.900 metros sobre el nivel del mar. Los castaños sólo crecen en la franja sur de los Alpes.
Los bosques desempeñan un papel importante en la preservación de la naturaleza. Las raíces de los árboles estabilizan el suelo, impiden el corrimiento de tierras o la erosión hídrica. La entera vegetación forestal funciona como una esponja superdimensional, porque reduce el riesgo de inundaciones al absorber el agua. Además, los troncos de los árboles detienen rocas y avalanchas, refrenan el impacto de las ráfagas de viento y purifican el aire.
Durante siglos, los árboles suizos tenían además una función importantísima como materia prima para la construcción de casas y para la calefacción del hogar. Suiza es muy pobre en materias primas, pero entre éstas pocas, una de las más importantes es la madera. En la época de la industrialización se usaba la leña para encender los hornos altos en las fábricas de metal y de vidrio. La madera suiza también se usaba en la fabricación de grandes buques, incluso en las tradicionales naciones marítimas de Europa (sobre todo en los Países Bajos).
Calidad del agua
En Suiza los recursos hídricos se explotan para fines distintos como el suministro de agua potable, la producción de energía eléctrica, la navegación, la irrigación de cultivos y actividades recreativas.
La Oficina Federal del Medio Ambiente (OFMA) es el organismo estatal responsable para proteger esos recursos de la contaminación y de la sobreexplotación. También asume la responsabilidad para la prevención de riadas y diluvios.
La protección de las hidrovías es una obligación estatal que postula la Constitución de la Confederación.
La calidad del agua se controla de manera continua. La OFMA ha puesto en marcha dos programas con las que supervisa estos controles. El Seguimiento Nacional Continuo de los Cursos de Agua (NADUF) controla la calidad del agua en los ríos y la Red Nacional para la Observación Cualitativa del Agua Subterránea (NAQUA) inspecciona los manantiales freáticos.
El agua que sale de grifos suizos es tan pura como el agua mineral embotellada —y cuesta quinientas veces menos
Contaminación atmosférica
La contaminación atmosférica sigue preocupando porque afecta a la salud y es perjudicial para el medio ambiente, así como para edificios y monumentos.
Contaminante importantes son el dióxido de nitrógeno (NO2) y compuestos orgánicos volátiles. El transporte vial (sobre todo motores diesel) y la industria son los principales causantes. Otros contaminantes son benceno, dióxido de azufre, monóxido de carbono y amoniaco.
Avances tecnológicos han contribuido a la reducción de las emisiones de contaminantes en las dos últimas décadas. Pero la notable reducción de los gases de escape conseguida por la industria ha sido desbaratada casi por completo por el aumento del tráfico vial.
El transporte es el causante para el 31% de los gases invernaderos producidos en Suiza en el año 2000.
Particularmente acusado fue el incremento de las emisiones de gases invernaderos en el tráfico aéreo entre 1990 y 2000, tanto a escala nacional como internacional.
carburantes convencionales
El tráfico motorizado es el principal causante de las emisiones de gases invernaderos en Suiza. Según datos del 2000, produce un 31% del total de emisiones. Los gases más relevantes son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O).
Cada suizo produce un promedio de seis toneladas de dióxido de carbono al año, de las cuales 2,6 toneladas recaen sobre el transporte vehicular. El promedio mundial es de 4 toneladas; un estadounidense, sin embargo, gasta una media anual de 20 toneladas.
En Suiza un automóvil suele consumir dos litros por cada 100 kilómetros, algo más que en los países vecinos, donde la media suele disponer de un motor de 1,6 litros/100 km, como apuntan las cifras publicadas por la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA). El Gobierno suizo sopesa la introducción de incentivas para convencer a los automovilistas de la compra de coches limpios.
A los conductores de automóviles se les aconseja apagar el motor si tienen que esperar delante de un semáforo durante un breve período de tiempo.
El Gobierno suizo ha propuesto una ley para reducir la carga fiscal sobre los carburantes que producen menos emisiones nocivas para el medio ambiente y de abolirlas íntegramente sobre los carburantes de recursos renovables.
Se están elaborando proyectos en distintas instituciones científicas suizas para desarrollar un nuevo fuel más ecológico.
Combustibles tradicionales
Desde los años 1970 se ha reforzado la legislación respecto a la composición de los carburantes. Se ha reducido sobre todo el contenido porcentual del plomo en la gasolina y del azufre en el gasóleo.
Casi un 30% de los coches nuevos en Suiza disponen de un motor diesel. El número de coches diesel en las carreteras suizas se triplicó entre 1990 y 2005. Para confinar la contaminación atmosférica, se ha introducido en 2007 una ley que dispone que todos los automóviles nuevos tengan que estar equipados obligatoriamente con un filtro de partículas.
No obstante, el gobierno ha sido criticado por no haber aplicado esta ley de manera sistemática. En 2006, los 16.000 camiones diesel del ejército federal todavía circulaban por las carreteras sin filtro.
Residuos domésticos
Los suizos son campeones en el reciclaje. En el 2003, el 47% del total de los desechos urbanos fue reciclado, un nuevo record suizo. Reciclaron el 70% del papel, el 95% del vidrio, el 71% de las botellas de plástico, el 85-90% de las latas de aluminio y el 75% de la hojalata.
Pero no sólo personas individuales se ocupan del reciclaje, también empresas grandes como los Ferrocarriles Federales Suizos (FFS) contribuyen al reciclado de la basura. Para garantizar la limpieza en los trenes, los FFS emplean en total a 1.500 personas que se encargan de limpiar los vagones. Los desechos son separados y, si es posible, reciclados.
Cada año son:
- 2,5 millones de botellas de plástico (que recicladas proporcionan material prima para 276.000 camisetas y 39.500 sacos de dormir)
- 2 millones de latas de aluminio (que recicladas proporcionan 116 toneladas de bauxita)
- 1 millón de botellas de gas (que son recicladas y reutilizadas)
- 3.600 toneladas de periódicos y revistas (50 kilos por compartimiento de tren y año)
Por mucho que los suizos reciclen, siempre sobran desechos que hay que eliminar de alguna manera. Existen dos tipos de residuos: residuos sólidos municipales y desechos peligrosos. Los residuos sólidos se componen básicamente de basura doméstica e industrial; los desechos peligrosos son residuos químicos, contagiosos o, simplemente, basura tóxica.
Existen dos procedimientos para eliminar los residuos: se queman (combustión o incineración) o se amontonan (escombrera). La basura es examinada y separada para luego ser transportada a la planta de combustión en el caso que se incinera, o bien a los vertidos de residuos en el caso que se deposita.
Residuos municipales
Desde enero del 2000, todos los residuos no reciclables y la basura combustible deben ser quemados en especiales plantas de combustión. En el año 2004, la capacidad de combustión de las plantas existentes en Suiza alcanzó 3,29 millones de toneladas anuales. Esto significa que ya no se necesitan escombreras públicas en Suiza para el depósito de desechos. Hay suficientes plantas incineradoras para satisfacer la demanda.
En los últimos años, la industria basurera ha conseguido reducir considerablemente la emisión contaminante de las plantas de incineración, mejorando por tanto el impacto ambiental de la incineración en Suiza.
Generando energía de la basura
En Suiza, las empresas eliminadoras de basuras también producen energía: las 28 plantas en Suiza generan energía eléctrica suficiente para 250.000 hogares. Esto supone un ahorro energético de unas 215.000 toneladas de gasóleo de calefacción por año.
Pero no sólo la incineración de residuos municipales contribuye a la producción de energía ecológica en Suiza. La industria de cemento, por ejemplo, elimina combustibles industriales como el petróleo usado o disolventes, que resultan de la producción del cemento, para cubrir gran parte de sus propias necesidades energéticas.
Sin embargo, el marco legal para estos procedimientos autoabastecedores de energía es muy restrictivo, ya que define con estricta claridad qué tipos de basuras pueden quemarse y cuáles no.
Historia de Suiza
Un rasgo característico y de importancia continua para la Historia de Suiza es la situación estratégica del país en el eje norte-sur del tráfico continental y la difícil accesibilidad de los valles en el interior. Los pasos alpinos fueron objeto de codicia para las grandes potencias europeas: el control de los puertos fue motivo de guerra y conquista para romanos y alamanes en la Antigüedad, los Habsburgo en el Medioevo y la Francia de Napoleón en la Modernidad.
La Confederación Suiza se transformó a lo largo de los siglos de una laxa unión tripartita de las comarcas forestales en 1291 (juramento de Rütli) en un Estado federal moderno con 26 cantones. Hubo momentos en la Historia de Suiza en los que la unión confederal hubiera podido quebrantarse por intereses divergentes de sus Estados miembros, un peligro que sólo se pudo vencer definitivamente con la fundación del Estado federal en 1848.
guerra civil
La liga separatista de los cantones católicos acabó en una guerra civil de muy corta duración y casi sin derramamiento de sangre en noviembre de 1847.
Las tropas federales, lideradas por el general conservador, Henri Dufour, desearon intervenir lo más rápido posible para anticipar una posible intervención por parte de las monarquías continuistas europeas. La batalla decisiva tuvo lugar en Lucerna. Tras la victoria del ejército confederal, los miembros de la liga se rindieron.
Alarmados por el éxito conseguido por los liberales, los regímenes conservadores en Francia, Austria y Prusia advertían a Suiza para que no cambiara su constitución unilateralmente. Pero, afortunadamente para los suizos, una oleada revolucionaria empezó a bañar las capitales de los grandes países vecinos a principios del año 1848: fue el comienzo de las grandes revoluciones burguesas en Europa.
Al tiempo que la situación europea se aclaró, la federación suiza ya estaba demasiado bien asentada para poder volver al pasado. Junto con la constitución representativa del Piamonte, la constitución del nuevo régimen federal suizo fue la única carta magna europea que sobrevivió la Revolución del '48.
Dufour es uno de los personajes históricos más presentes en la memoria colectiva suiza por sus éxitos como capitán general durante la guerra civil, pero además de esto fue un matemático, ingeniero y cartógrafo excepcional. Procedía de una familia modesta: sus padres eran artesanos.
Cuando inició su carrera profesional asumió la responsabilidad para la construcción de un terraplén en el paseo marítimo de Ginebra, y colaboró también en el diseño del primer puente de suspensión de cable alambrado en 1823 en la misma ciudad. En 1838, fundó la Oficina Federal de Topografía, que todavía hoy es la autoridad responsable para la producción de mapas, y fue en 1865, cuando, bajo su égida, se publicó el primer mapa topográfico que cubrió toda la superficie de Suiza, cosechando alabanzas internacionales. La montaña más elevada de Suiza lleva desde entonces su nombre: el Pico Dufour alcanza una altitud de 4.634 metros sobre el nivel del mar.
Tiempos prehistóricos
Las huellas humanas más antiguas en Suiza tienen 150.000 años, y los primeros sílex encontrados en este país tienen una antigüedad de casi 100.000 años.
El sitio prehistórico más antiguo y más conocido se encuentra en Cotencher en el Cantón de Neucastel, donde los cazadores Neandertales dejaron herramientas cortantes de sílex en una cueva hace unos 60.000 años.
La agricultura llegó a Suiza desde el Mediterráneo en el sexto milenio antes de Cristo. Las pueblas agrícolas más antiguas en Suiza son las que se hallaron en Gächlingen en el Cantón de Escafusa, datan de 5300 a.C.
Los primeros metales de cobre fabricados por manos humanas en Suiza son del año 3800 a.C., los primeros de bronce –un metal más duro y sólido que es una aleación de cobre y estaño– son ya de 1.500 años más tarde. La Edad de Hierro empezó en Suiza en torno al año 800 a.C.
Aunque se encontraron minerales de cobre en algunos lugares, se tuvieron que importar estaños. Esto es un indicio que demuestra que el comercio se había desarrollado ya muy pronto en tierras helvéticas.
El denominado «Arquero Amesbury» o el «Rey de Stonehenge», sepultado en el sur de Bretaña cerca de 2.300 a.C. y redescubierto en 2002 vino probablemente de tierras suizas.
link: http://www.youtube.com/watch?v=RvMvWjo4Gwo
link: http://www.youtube.com/watch?v=wsECDTn2N5w
link: http://www.youtube.com/watch?v=x8BE_5H54n4
link: http://www.youtube.com/watch?v=vudSTDSc0no
link: http://www.youtube.com/watch?v=tdxDSt12o8w
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