lunes, 8 de julio de 2013

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Katrin Rohde (1948)


Nació el 4 de junio de 1948 en Hamburgo (Alemania). Estudió en Oxford (Reino Unido) y abrió su primera libreria en su país natal a la edad de 24 años. Siempre fue una viajera incansable y con mucho interés por descubrir países nuevos y culturas diferentes. Katrin Rodhe tenía una vida tranquila y cómoda en Alemania, regentando varias librerías con éxito, hasta que tras un primer viaje a África en 1989, decidió dar un giro radical a su existencia.
El impacto que le causó la situación de las niñas y los niños huerfanos de Ouagadougou la conveció de que debía dedicar el resto de su vida a luchar por ellos. A los 44 dejó su país, cerró su negocio y se trasladó a vivir a Ougadougou, capital de Burkina Faso, para ayudar a los niños más desfavorecidos de este país del Sahel.
En Ougadougou descubrió el mundo de los niños de la calle, huérfanos que malviven con hambre y miseria a base de drogas y delincuencia. Lo que empezó en 1996 como un pequeño proyecto personal se ha convertido 13 años después en una sólida organización que cuenta con la ayuda de muchas personas solidarias dentro y fuera del país.
En 1996 fundó el orfanato para niños y dos años después fundó el orfanato para niñas. En 1997 abrió un servicio de enfermería para personas necesitadas y niños de la calle, en 1999 el segundo orfanato femenino. En 2002 abrió una casa de acogida para madres con el virus del VIH. Actualmente ayuda a más de 100 chavales en los orfanatos a los que da educación, cobijo, comida y atención, ayudándoles además a encontrar trabajo y a enfrentarse a su futuro una vez cumplen la edad requerida para abandonar el orfanato.
Desde 1998 también ayuda a jóvenes disminuidos a través de un taller de manualidades y organiza clases de educación sexual para prevenir enfermedades venéreas y embarazos no deseados entre las jóvenes más desfavorecidas
Todas estas acciones las realiza a través de la organización AMPO (Asociación Managré Nooma para la Protección de los Huérfanos), totalmente privada y que sobrevive gracias a donaciones de particulares y al frente de la cual se encuentra Katrin Rohde. En muchas ocasiones, esta organización ha topado con problemas debido a enfermedades que han azotado a los niños de los orfanatos por ejemplo, o a las dificultades burocráticas con las que las autoridades del país han complicado la tarea filantrópica de Rohde.
En 2001, su país natal, Alemania, le concedió la Cruz del Mérito. En 2005, Katrin Rohde fue propuesta como candidata al Premio Nobel de la Paz por la Asociación Mujeres de Paz del Mundo. Estoy segura que en los años venideros oiremos hablar más de ella y se le otorgarán muchos más premios, que básicamente lo que hacen es dar a conocer su causa.
En 2005, Katrin publicó su historia en un libro que es imprescindible, en mi opinión. En este libro, Mama Tenga(apelativo cariñoso con el que la conocen los niños de sus orfanatos) relata sus enormes esfuerzos, pero también sus logros, su vida en medio de la pobreza y la vida cotidiana en el orfanato de Burkina Faso, y nos hace partícipes de sus fiestas y alegrías.
En un relato vivo y apasionante, la autora nos ofrece una fascinante imagen del continente «olvidado» y de los africanos, así como una gran lección de humanidad. Gracias a personas como Mama Tenga, los niños de Burkina Faso vuelven a tener un futuro
Katrin Rohde tiene un hijo adulto que se quedó a vivir en Alemania cuando ella se trasladó a África. En Burkina Faso volvió a casarse.
Para saber más, podeis acceder a su web(que sólo está en alemán, francés y checo) y leer su libro, Mama Tenga, editado en 2005 por la editorial Maeva. Lo podeis comprar en cualquier librería un poco grande o en Casa del Libro online.
En este enlace podéis leer una entrevista con esta valerosa mujer.


viernes, 27 de noviembre de 2009

Sojourner Truth (1797 - 1886)


Nació como Isabella Bomefree (convertido en Baumfreemás tarde) en 1797 en Ulster County, estado de Nueva York, en el seno de una familia de esclavos con 13 hijos. Sin embargo no pudo convivir con sus hermanos, puesto que todos fueron vendidos como esclavos a muy corta edad, al igual que ella. Los amos de sus padres eran la familia Hardenbergh. En su vida, Isabella tuvo 5 dueños distintos, hasta el 4 de julio de 1827, cuando la esclavitud se abolió en el estado de Nueva York:
- En 1806 fue vendida a los Neeley (junto a un a rebaño de ovejas), por 100 dólares.
- En 1808 a los Shriver por 105 dólares.
- En 1810 a los Dumont por 300 dólares.
- En 1828 a los Van Wagener, quienes compraron a Isabella y a su hija Sophie para liberarlas

Isabella habló solo holandés hasta que a los 11 años tuvo que aprender forzosamente inglés al ser vendida a un nuevo amo. Jamás se desprendió de su acento holandés y jamás aprendió a leer ni escribir en ninguno de los dos idiomas.

En 1817, Isabella se casó con otro esclavo, llamado Thomas, con quien tuvo hijos. Dumont, su amo por aquel momento no tenía ninguna intención de liberarla a pesar de la ley del estado de Nueva York que pretendía abolir la esclavitud en el año 1827; Isabella huyó y encontró refugio en el matrimonio Van Wagener quienes la compraron para liberarla. Fue entonces cuando Isabella se metió de lleno en un mundo espiritual que le cambió la vida: desde ese momento Isabella aseguraba que podía comunicarse directamente con Dios.
En esa misma época Isabella protagonizó otro capítulo que la iba a hacer ganarse un nombre en la historia: fue la primera mujer negra en la historia de Estados Unidos en ganar un juicio a un hombre blanco. Llevó a juicio a un terrateniente blanco del estado de Alabama por haber comprado ilegalmente a su hijo Peter. Y sorprendentemente ganó el caso con la ayuda de un buen abogado.

Después de eso se mudó a la ciudad de Nueva York con su hijo Peter recién recuperado de la esclavitud, y se unió a Elijah Pierson, extraño personaje que se hacía pasar por profeta y que reunió a su alrededor a varias personas de características místicas y poseedoras de una fe extrema, como Isabella. otro iluminado llamado Mathias se unió al grupo y juntos formaron una comunidad religiosa en la ciudad de Sing Sing en el suroeste de Nueva York. Corría el año 1833. En esos años nuestra protagonista se vió envuelta en varios asuntos turbios: finalmente el mesias Mathias fue acusado del asesinato del Profeta Elijah Pierson, e Isabella fue acusada de cómplice. Los Folgers, otros miembros del grupo religioso la acusaron de intentar envenenarlos. Fue declarada inocente en el caso del asesinato de Pierson y una vez más rompió barreras legales al convertirse en la primera mujer negra en poner un juicio por perjurio a personas blancas (los Folgers) y además ganarlo! 

Después de esos encontronazos con la justicia, Isabella se vuelve a mudar a la gran ciudad y vive sirviendo en una casa acomodada. Su hijo Peter, después de una adolescencia tormentosa, se convierte en marino y marcha a trabajar en un barco ballenero. En 1843 Isabella decide que su misión en el mundo es predicar la palabra de Dios y decide dedicarse a esa tarea, al mismo tiempo que cambia su nombre por el de Sojourner Truth. Con la palabra de Dios como bandera, Sojourner viajó por todo el este de Estados Unidos, sobreviviendo como podía hasta que decidió unirse a la Northampton Association, una comunidad del estado de Massachussets y fundada en las ideas de la igualdad y la libertad. Ahí Sojourner conoció a otras figuras esenciales en la lucha por la igualdad, como Frederick Douglass. Eran tiempos donde el tema de la esclavitud estaba muy candente en los Estados Unidos, y la lucha se hacía necesaria pero muy complicada. Por eso hacían falta personas como truth, quien durante las década de los 50 se dedicó a dar charlas y discursos contra la segregación. Viajó hacia el oeste del país, donde conoció a muchas mujeres envueltas en la lucha a favor de los derechos de las mujeres y del abolicionismo. Entonces su lucha se duplicó: se dió cuenta que no sólo lo tenía difícil por ser una antigua esclava de color sinó también por ser mujer, ya que eso le impedía votar y participar en los cambios del país.
Uno de los discursos de Sojourner Truth más apreciados y recordados fue el que pronunció en 1851 en la Convención de Derechos de las Mujeres en Akron, Ohio. Aunque no existe un registro de ese discurso, varios testimonios que lo escucharon han dejado sus impresiones en artículos, libros, etc. La frase "Ain't I a Woman" (¿Acaso no soy una mujer?) pronunciada por Truth en ese discurso se ha convertido en un lema para la lucha de los derechos de las mujeres. Uno de los testigos de esa convención lo transcribió años después de este modo:
"A esa convención acudieron varios ministros que no disimularon sus opiniones sobre la superioridad del hombre respecto a la mujer, despertando agitación entre las mujeres presentes. De repente, Sojourner se dirigió al estrado para hablar, y en su tono de voz fuerte y con ese peculiar acento que la caracterizaba habló: Ese hombre dice que a las mujeres hay que ayudarlas a subir a los carruajes, y que hay que ayudarlas a pasar los charcos, y hay que cederles siempre el mejor puesto. A mi nadie me cede el mejor puesto. ¿Acaso no soy una mujer? Miradme! Mirad mis brazos! He labrado, le plantado y he cavado con mis propios brazos. Y ningún hombre me ayudó. ¿Acaso no soy una mujer? Puedo trabajar tanto como un hombre, y puedo comer tanto como un hombre (cuando consigo comida, claro) y he soportado también los latigazos. ¿Acaso no soy una mujer? He dado a luz a hijos y he visto como han sido vendidos como esclavos y cuando he gritado como una madre, solo Jesús me ha escuchado. ¿Acaso no soy una mujer?
Las mujeres del público aplaudían y animaban a la ponente. Ella continuó:
Él habla de eso que tienen en la cabeza, ¿cómo lo llaman?
Intelecto, contestó una de las mujeres del público.
Eso es, chica, eso es. ¿Qué tiene que ver el intelecto con los derechos de las mujeres o con los derechos de las personas de color? Si en mi copa cabe medio litro y en la tuya cabe sólo un cuarto, ¿no me dejarías a mi tener mi copa media lleno? No tengáis miedo de que tomemos más derechos de los que nos pertocan, cogeremos los derechos que quepan en nuestra copa.
Ese hombre de ahí dice que las mujeres no podemos tener los mismos derechos que los hombres porque Cristo no era una mujer. ¿Y de dónde vino Cristo? Cristo vino de un Dios y una mujer, ningún hombre tuvo nada que ver en su creación! Si la primera mujer que Dios creó fue capaz de poner el mundo patas arriba, todas estas mujeres juntas pueden ponerlo patas arriba y volverlo a poner en su lugar, así que ahora que os lo están pidiendo, hombres, será mejor que las dejéis hacerlo.
En esa misma década, Sojourner publicó una autobiografía que tuvo buena acogida. Ese libro y sus frecuentes y exitosos discursos a lo largo y ancho del país le ganaron una reputación y unas ganancias que ella invirtió en una casita en Battle Creek, Michigan. Durante los años 60 del siglo XIX, con ocasión de la Guerra Civil Americana, Sojourner visitó a las tropas para ofrecerles su apoyo, también consiguió reunirse con el presidente Abraham Lincoln en 1864 y trabajó en el estado de Virginia ofreciendo sus consejos a esclavos negros recién liberados.

Después de la Guerra, Sojourner siguió luchando a favor de la integración de las personas de color. Muy significativo fue su trabajo en la ciudad de Washington, donde encabezó todo tipo de protestas después de romperse un brazo al caer de un tranvía del que fue arrojada por el propio conductor por ser negra. Siguió muy activa hasta casi los últimos momentos de su vida, cuando ya su salud se resintió y no le permitía seguir con ese ritmo de viajes y apariciones públicas. Se retiró a su casa de Battle Creek, donde murió el 26 de noviembre de 1886 con casi 90 años de edad.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Ada Lovelace (1815-1852)


Ada Byron, Condesa de Lovelace fue, como tantas otras mujeres que os voy a ir presentando en este blog, una pionera. Ser pionera en algún aspecto en el siglo XIX tenía mucho más mérito que serlo hoy en día, ya que no olvidemos que las mujeres en aquella época tenian vetado prácticamente todo lo que no fuera casarse y ocuparse de las labores del hogar, incluyendo el cuidado del marido y los hijos.

Pero Ada tenía de su parte pertenecer a la alta aristocracia británica, lo cual le aseguraba poder disponer de una posición económica holgada y le permitía tener acceso a estudios superiores y tener contactos con las ciencias y las artes. Ada y su madre se codeaban en el Londres victoriano con personajes ricos que dedicaban su tiempo a investigar áreas como la botánica, la astronomía o la geología y ese hecho contribuyó a que Ada se formara como una mujer libre e intelectual.

Ada Augusta Gordon nació el 10 de diciembre de 1815 hija única del poeta romántico George Gordon, más conocido por todos como Lord Byron y de Anne Isabella Milbanke. Aunque en realidad Ada vivió siempre con su madre ya que su padre se trasladó a vivir a Grecia cuando ella tenía 4 meses y falleció 8 años después, así que no tuvieron prácticamente contacto. Anne Isabella Milbanke también fue matemática y decidió que su hija dedicara su capacidad intelectual a algo práctico y lógico en contraposición al mundo creativo y excéntrico en el que vivía su padre. La joven Ada demostró desde muy pequeña una habilidad especial para las matemáticas, además de aprender música, idiomas (era totalmente bilingüe en francés además de su inglés materno), astronomía y otras ciencias de la mano de ilustres científicos de la época.

Estudió matemáticas con el profesor Charles Babbage desde 1833, cuyos estudios sobre la "máquina diferencial" y la "máquina analítica" se consideran precursores del ordenador moderno. Babbage fue el mentor de Ada y en 1844 la ayudó a ingresar en la Universidad de Londres para proseguir sus estudios. Babbage nunca escribió sobre sus importantes proyectos y en cambio fue un ingeniero italiano quien en 1842 los describió en detalle pero publicando sus textos en francés. Fue Ada quién tradujo esos importantes textos del francés al inglés, añadiendo notas y completando el texto ya que ella estaba muy familiarizada con la obra de su mentor. Firmó el escrito simplemente con sus iniciales, para evitar problemas por el hecho de ser mujer.

Por ese análisis de la obra de Babbage y sus propias contribuciones al campo de los algoritmos, se reconoce a Ada Lovelace como la madre de la programación informática ya que describe el lenguaje de programación interpretando las ideas de Babbage pero sin robarle la autoría ni el mérito. Hay que decir también, que no todas las fuentes están totalmente de acuerdo en asignar a Ada Lovelace este mérito.

Por su contribución a la informática, esta dama victoriana da nombre a un lenguaje de programación: en 1979, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos creó un lenguaje de programación basado en Pascal llamado Ada en su honor.

En lo personal, Ada se casó en 1835 con el barón William King, nombrado más tarde Conde de Lovelace, título nobiliario que nuestra protagonista adoptó como nombre de casada y con el que se la conoce. Ada era asmática y tuvo una salud muy débil: durante unos años sufrió una parálisis en las piernas que la mantuvo en cama inmovilizada; gracias a su esfuerzo y tesón, además de las antiguas técnicas medicinales con sanguijuelas, pudo volver a caminar.

Los últimos años de su vida estuvieron marcados por una vida agitada y varios escándalos. Ada mantuvo una relación tormentosa con el corredor de apuestas John Crosse, que la llevó a la deshonra personal y al caos económico, ya que a causa de su influencia, tanto Ada como su mentir Charles Babbage se lanzaron a apostar en las carreras de caballo sin mesura, perdiendo la fortuna familiar. Además, debido a sus cada vez más graves problemas de salud, Ada se dejó llevar por el alcohol y las drogas (tomaba una mezcla de cerveza, brandy, opio y morfina).

Ada Lovelace fue madre 4 veces. Sus tres primeros hijos (Bryon Noel Byron, Annabella y Ralph Gordon) fueron fruto de su matrimonio con William King. Pero además Ada dió a luz a otra niña, llamada Scherezada, fruto de una relación amorosa con David Brewster, responsable en la invención del caleidoscopio.

Ada murió el 27 de noviembre de 1852 víctima de un cáncer uterino a la misma edad que su padre, 36 años; los restos de ambos yacen enterrados en la misma tumba.

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