viernes, 28 de junio de 2013

TUICO Y LA MUERTE DEL CHIPE

Son muchas las voces que han tratado de oscurecer y transformar la realidad de aquel trágico acontecimiento. Pero, tal vez, sean pocas las que ha intentado esclarecer la verdad de los hechos.
Que mejor escenario, y que gran excusa, para hablar del caos español que la Cartagena republicana. No es mi intención estar en posesión de la verdad, pero si pretendo llamar a las cosas por su nombre.
Por ello diré que hay una historia muy negra, una crónica triste pero, a su vez, misteriosa y también apasionante, desde el punto de vista de la investigación.
En aquellos momentos la prensa estaba sometida a la previa censura gubernativa, por lo que nunca pudieron relatar fidedignamente todo lo acontecido. Por eso yo, casi 75 años más tarde, pretendo desvelarles claves inéditas, hasta ahora desconocidas, sobre la innecesaria muerte y arrastre macabro de un derrotado gitano.

Juan Vicente Fernández murió a la edad de 33 años y no a la edad de 36 como otros piensan o como muchas fuentes apuntaron. Parece ridículo discutir sobre esto, pero en los periódicos de la época como: “Cartagena Nueva”, “El Provenir”, “El Noticiero”, “La Tierra”, “El Eco de Cartagena” en sus ediciones relacionadas con el Chipé, todas han situado el nacimiento del gitano en 1901.
Yo, como investigador de este oscuro caso, contradigo a la prensa aportando una prueba legalmente admitida por nuestro derecho. Tengo el certificado de defunción, con fecha 22 de julio de 1936, en el que se dice que murió a la edad de 33 años. Esta prueba es de carácter fehaciente y tiene fuerza probatoria suficiente. En consecuencia podemos afirmar que nació en 1903 y murió en 1936.

Se ha discutido, en muchas ocasiones, la autenticidad de la fotografía del Chipé – anexo 2 –. En este segundo enigma, vamos a tratar de demostrar la veracidad de la anterior instantánea y de otra que ha sido hallada.

anexo 1
La primera imagen (anexo 1) ha sido confirmada por mi testigo Miguel Peña Reyes de 91 años. El conoció en persona al Chipé, aunque nunca tuvo una relación directa con tal vil personaje. D. Miguel Peña trabajaba de mozo en una tienda de comestible que había en su barrio. Su jefe, llamado Ramón García, tenía varias casas arrendadas por Cartagena. Una de ellas estaba situada en las cuevas de Santa Lucía y casualmente su inquilino era el Chipé y una señora que vivía con él. Por tal motivo, Miguel era el encargado de ir a cobrar todos los meses, las 15 pesetas correspondientes al mes de arriendo. Este humilde y sincero caballero, afirma categóricamente que esta fotografía se corresponde con tal gitano. En añadidura, comentarles que coincide perfectamente con la descripción que siempre se ha realizado acerca de tal sujeto.
El fotógrafo cartagenero e investigador Ángel Roig analiza lo siguiente:
Entre 1.60 y 1.65 de altura, el Chipé va de gitano. Con bigote quevediano y rizos que asoman bajo el sombrero muy al estilo del actor de moda Miguel Lijero. Además de sombrero, viste chaleco oscuro desabrochado y fajín sobre la cinta, camisa blanca y pantalón oscuro con costura vertical en ambos lados, la camisa va cerrada en el cuello con un amplio lazo de raso, calzado negro acaso botas.
De pié, apoyando su brazo izquierdo en la barra de mármol del bar, donde bajo el puño de la camisa entrevé un reloj de pulsera, el brazo derecho dejado caer a lo largo de su cintura, nos deja insinuar que su apretada mano derecha parece sujetar una navaja invisible. La pierna izquierda cruzada levemente sobre la derecha de apoyo y el pie suavemente levantado.
Se trata de una fotografía hecha por un profesional, centrada y con posado del protagonista. Con cierta iluminación natural del interior del bar ayudada co el flash artificial de la cámara del fotógrafo. El autor de la fotografía podría ser muy posiblemente Juan Sáez Tomell, muy dado a retratar a personajes de la época, en plena calle o fotógrafos al servicio de José Casaú como Torregrosa o Martínez Blaya. El posado alfo forzado y sumiso del Chipé no está muy de acuerdo con su sanguinaria personalidad, indudablemente conocía al fotógrafo y le hizo caso a las indicaciones de este.
El rizado y enmarcado blanco del anverso de la fotografía y la marca del papel fotográfico Negtor grabada en el reverso, se corresponde a papel comercial fotgráfico usado desde mediados los años 30 hasta los 50 y 60, usado por ambos fotógrafos. El estudio antropomórfico de la cabeza, mentón y pómulos se corresponde con la cabeza del Chipé cadáver que levantan los camilleros de la otra foto. Por último destacar que la fotografía fue realizada entre 1935 y 1936, el texto anónimo del reverso fue escrito con posterioridad, a principios de los años 40.

anexo 2
La segunda fotografía (anexo 2) es la típica foto del chipé donde sale vejado, abrigado y con tres hombres a sus espaldas. Partiendo de la base que nadie tiene la verdad absoluta sobre este personaje - como apuntaba el escritor cartagenero Aniorte –. Yo estoy completamente seguro de que sí es él. Mis razones son las siguientes:
Primero, porque al compararla con la otra fotografía – anexo 1 – se percibe el mismo mentón y misma expresión en ambas fotografías.
Segundo, se ha tratado de invalidar esta fotografía con el escueto y débil argumento de que tenía ropa y que eso era imposible en el mes de julio. Pues, señores, les digo que estuviese vestido y muy abrigado no significa nada, porque tal argumento también sería válido para decir que es verano, puesto que los tres jóvenes que están situados a sus espaldas, tienen las mangas remangadas y visten con un suéter algo fino. Perfectamente pudo ser vestido a posteriori, debido – por ejemplo – a una posible mutilación. En consecuencia, he de afirmar que el argumento de las vestiduras no tiene fuerza probatoria ninguna.
Tercero el rostro de los tres hombres representa la satisfacción y la justificación por el crimen cometido. Se ha hecho justicia social, se sientes héroes, por ello están los tres situados en una posición elevada al cuerpo sin vida y en ningún momento – aunque tal vez de forma inconciente – están colocados a la misma altura y por lo tanto no comparten jerarquía. Significando esto que el desprecio a la victima fue máximo y por ello le corresponde un lugar de inferior rango.
Cuarto la imagen tiene claramente unos 75 años, su deterioro, el tipo de impresión y su posterior reconstrucción hacen que se convierta en una imagen de tal época.
Quinto que se desprende de las cuatro anteriores: ¿Si no es el chipé, entonces, quién es? En el caso de que no fuera, ¿Qué ha ocurrido? si esa muerte fue acometida en Cartagena, ¿De quién se trata? He de precisar que ni los archivos policiales – inexistentes en su mayoría – ni la prensa del momento, ni ningún testigo atribuyen esa fotografía a otra persona. Por lo tanto volvemos a afirmar que sí es Juan Vicente Fernández, alias el Chipé.

Siempre se ha comentado que el Chipé fue asesinado de un tiro en la base del cráneo, lo cual parece lo más lógico. Son varias las razones y dos las vertientes principales:
En primer lugar parece obvio que el concejal de seguridad le disparase, puesto que el fue el que lo trasladó al penal de San Antón. Lo que nunca se pudo averiguar con certeza es si el tiro se lo pegó dentro del vehículo policial en que se encontraba, lo cual a mi me parece lo más probable, debido al perfil del quién ejecuta la acción y por el momento del hecho. Muchos dijeron que ejecutó alChipé para evitar su linchamiento, pero eso es totalmente falso ya que, simplemente, aprovechó la ocasión para ser el justiciero del momento. A mi juicio, fue un claro verdugo que actuó sin juicio previo, un oportunista, un radical de la CNT sin escrúpulos ningunos.
También cabe la posibilidad, aunque es menos probable, debido a los que increpaban el vehículo policial y exigían la muerte del chipé que se le aplicará la Ley de Fugas, es decir que le dijesen “vete y continua tu camino” a lo que el chipé en vez de correr para intentar escapar y ser libre, se abrazó a las piernas del concejal y le suplicó que no le matara. Ante tal hecho el concejal le pegó un tiro en la base del cráneo.
Todos esto parece lógico y con mucha certeza una de las dos versiones son ciertas. He de comentaros que la voz populis, afirma rotundamente ambas vertientes. A lo que me quiero referir con toda esta argumentación es que en el certificado de defunción, al referirse a la causa de la muerte no dice que fue muerto por herida de bala, sino que indica que fue de un traumatismo craneoencefálico. Lo cual rompe todos los esquemas. Por dos razones:
  • La primera, la más habitual, tratando de salvar el principio de buena fe que rige en las actuaciones de los funcionarios o autoridades públicas, sería un error de quien lo escribía. Mas Yo no comparto esta teoría.
  • La segunda, se trato de maquillar el certificado de defunción y en consecuencia la causa de la muerte fue manipulada.

Nunca se ha podido averiguar con precisión y veracidad por donde fue arrastrado el Chipé. He de afirmar, y siempre tenemos que tener claro, que en los delitos en donde intervienen las masas nunca hay una verdad absoluta, y menos aun cuado se tratan de averiguar por los sitios por donde fue arrastrado un cuerpo sin vida. Resulta difícil pensar que alguien acompañara al cadáver, en macabra procesión, desde el principio de la ruta hasta el momento final en que fue abandonado el cadáver. Y en el caso que si lo hiciera, esas personas ya no viven y además su verdad esta fuerte contaminada por la multitud que habló sin conocimiento del hecho en cuestión. Es difícil estimar cuanto tiempo duro el arrastre, pero tal vez no bajara de las cuatro o cinco horas. Aun siendo conciente que es imposible conocer la verdad, mis investigaciones me conducen a la siguiente teoría:

Haga click sobre la imagen para ampliar
Unos pensaron que el Chipé besó el suelo del Paseo de Alfonso XIII en dirección a la plaza de España. Otros que desde laAlameda de San Antón fue llevado a casa del veterinario Ramón Mercader. Pero yo les aseguro y me atrevo a decirles, sin temor a equivocarme, que ni una cosa ni la otra son ciertas; por las siguientes razones:
Según el callejero de la ciudad en 1936 y aplicando la lógica tuvo que ser conducido por la calle de la Roca en dirección a la Cuesta del Maestro Francés, situada en el emblemático barrio del Molinete y pasando por la calle Lizana. Es sin duda el camino más recto y que nos conduce directamente a la Calle Balcones Azules justo donde el Chipé había apuñalado, esa misma mañana, a los dos jóvenes socialistas. Parece obvio, que como símbolo de justicia social quisieran llevarlo al lugar donde había cometido su última fechoría.
A partir de ahí fue conducido a la Calle Mayor donde se situaban los mandamás de la ciudad, a los que el gitano presuntamente protegía. Tras llegar al puerto, donde hoy se encuentra el restaurante “La Patacha” fue arriado al mar.
Tras tener el cadáver en el agua durante largo tiempo, fue izado y conducido a la terraza de los Hermanos Sánchez. Allí fue colgado para exponer públicamente lo que le ocurriría a los criminales que maltrechasen el nombre de la república.
La ira continuaba haciendo mella entre los radicales y, como no tuvieron bastante, lo siguieron arrastrando por el muelle de Alfonso XII en dirección a la Cuesta del Batel, con la finalidad de rociarlo de gasolina y prenderle fuego. Nunca pudieron, ya que estaba mojado y no ardió.
Ante la desesperación de los linchadores, y tras ser saciados sus ánimos de venganza, fue abandonado en la puerta de San Joséjunto a la emblemática Posada de los Habaneros.
Días más tarde, concretamente el día 22 de Julio, fue enterrado.
Sin intención de agotar el tema señalaré, por último, la forma en que comenzó la ruta:
El 19 de julio de 1936, El Chipé tras ser sacado por la puerta de atrás de comisaría, fue conducido en el coche celular en dirección a la nueva cárcel de San Antón. Nada más salir, a la altura del actual club de Santiago, la multitud detuvo al vehículo. En ese mismo lugar el sanguinario concejal Manuel Martínez Norte le pegó un tiro en la nuca ante la presión de los que balanceaban el vehículo. Fue en ese instante, cuando el concejal abrió la puerta del coche y tiró al gitano, ya sin vida, para que el pueblo hiciese su particular justicia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario